La Liga Patriótica Argentina

La Liga Patriótica Argentina fue un grupo político no partidista argentino que promovía un nacionalismo de derecha fue el grupo fascista más importante de comienzos del siglo XX argentino, al calor del gran ascenso obrero.
Si bien el accionar de la Liga Patriótica data de las huelgas de finales de 1918, su aparición pública tuvo lugar durante la represión ocurrida en la 'Semana Trágica'. La Liga incluía tanto organizaciones paramilitares, como círculos sociales formales; actuando como grupos de choque, hostigando mediante acciones violentas a las organizaciones sindicales y grupos de trabajadores en huelga, ofreciendo mano de obra alternativa para reemplazar a los huelguistas y desarrollando toda una acción social, educativa y de propaganda a favor de un pensamiento nacionalista y opuesto a las tendencias marxistas y anarquistas que se estaban extendiendo entre los trabajadores como consecuencia de la inmigración europea. 

Sus comienzos

El primer nombre tuvo la organización fue el de Comisión pro defensores del orden.5​ Las primeras reuniones de la asociación se llevaron a cabo en la Confitería Paris, y días más tarde se trasladaron al edificio del Centro Naval, en la calles Florida y Córdoba, en la ciudad de Buenos Aires.

En el Centro Naval, el 10 de enero, los por entonces contraalmirantes Manuel Domecq García y Eduardo O'Connor repartieron armas automáticas al grupo de jóvenes. Pero fue recién el 19 de enero, una vez concluida la huelga que dejó un saldo de 700 muertos y 4.000 heridos, que la Liga Patriótica Argentina se constituyó oficialmente, bajo el lema "Patria y Orden". Domecq García ocupó la presidencia en forma provisional hasta el 18 de abril de 1919, cuando fue electo Manuel Carlés como presidente y Pedro Cristophensen como vice.

 Nacido en Rosario, Manuel Carlés era un alto dirigente de la Unión Cívica Radical. Además era profesor del Colegio Militar y de la Escuela Superior de Guerra. Había sido diputado por la Provincia de Santa Fe y fue designado interventor de las provincias de Salta y San Juan en 1918. Su liderazgo estaba afianzado por aquellos vínculos que tenía con diversas facciones políticas y con oficiales del ejército, a quienes conocía por haber sido sus alumnos en la Escuela Superior de Guerra. Como diputado, Carlés había pronunciado un discurso en 1910, durante las celebraciones del Centenario, en el que prefiguraba el pensamiento nacionalista de la Liga: "Si hay extranjeros que abusando de la condescendencia social ultrajan el hogar de la patria, hay caballeros patriotas capaces de presentar su vida en holocausto contra la barbarie para salvar la civilización.

Además buscaba luchar "Contra los indiferentes, los anormales, los envidiosos y haraganes; contra los inmorales, los agitadores sin oficio y los energúmenos sin ideas. Contra toda esa runfla sin Dios, Patria, ni Ley, la Liga Patriótica Argentina levanta su lábaro de Patria y Orden... No pertenecen a la Liga los cobardes y los tristes".​

Manuel Carlés

Manuel Carlés era  profesor del Colegio Militar de la Nación y de la Escuela Superior de Guerra, el 5 de abril de 1921 asumió el cargo de presidente de la Liga Patriótica Argentina una organización fascista que en 1930 participaría del primer golpe de estado, desde esta organización protofascista alentó la persecución de judíos, anarquistas, socialistas y extranjeros.

Integrantes

Entre los personajes más ilustres que pasaron por la Liga se encuentran nombres como los de: Joaquín S. Anchorena, Dardo Rocha, el general Luis Dellepiane, Estanislao Zeballos, Luis Agote, Francisco P. Moreno, monseñor Miguel De Andrea, Ángel Gallardo, Jorge Mitre, Carlos Tornquist, Miguel Martínez de Hoz, Julio A. Roca (hijo), Leopoldo Melo, Lisandro de la Torre, Manuel María de Iriondo, Félix Bunge, el general Eduardo Munilla, Carlos M. Noel, Vicente Gallo, Ezequiel Pedro Paz, José A. Cortejarena, Celedonio Pereda, Saturnino Unzué, Antonio Lanusse , Pastor S. Obligado y Oscar Barroso.

Estos afirmaban que "la civilización nacional engendró la Liga Patriótica Argentina, que nació para reunir a todos los hombres sanos y enérgicos con el fin de colaborar con la autoridad para mantener el orden y vigorizar los sentimientos esenciales del alma nacional, que por lo eterno funda la patria".

Funcionamiento

La Liga funcionaba con una Junta Central y con brigadas - las hubo de trabajadores, de estudiantes, de maestros, de mujeres, entre otras - las que trabajaban tratando de neutralizar las posibles influencias revolucionarias ya sea dictando conferencias que tenían como principal objetivo la difusión de preceptos de moral cívica o bien interviniendo en los conflictos como fuerza paramilitar. La eficacia con que actuaban estas brigadas era reconocida por la institución "mil cuatrocientas […] esparcidas en toda la República, han impedido que el mal y los malos hagan de las suyas, las mismas mil cuatrocientas brigadas han conseguido que el bien y los buenos triunfen...". También llegaron a formar algunos sindicatos paralelos, pero éstos no llegaron a tener trascendencia.

Bajo el lema "Patria y Orden" se propusieron como fines exclusivos: Estimular "sobre todo el sentimiento de la argentinidad, manteniendo vivos y animados en todo momento en el espíritu de los conciudadanos […] el recuerdo del heroísmo y sacrificio generoso de los antepasados, que nos dieron la patria, inculcando […] la noción clara de las obligaciones que pesan sobre todos los argentinos de agradecimiento hacia aquellos antepasados..."

Al margen de los hechos de violencia hacia los huelguistas, por los que se hizo famosa, la Liga también desarrolló toda una labor de asistencia social hacia los trabajadores, que se traducía en la en la organización de talleres, comedores, escuelas, alcancías para los obreros, etc.​

Carlés, una vez asumida la presidencia, se dio también a la tarea de difundir el mensaje de la Liga entre las mujeres visitando iglesias y asociaciones católicas, el ámbito donde con más frecuencia se daba la participación femenina en aquella época, y logró agenciarse el apoyo de muchas de sus organizaciones, especialmente las provenientes de las clases altas. Con el tiempo, las mujeres organizaron sus propias brigadas, destinadas a este tipo de actividades. Para la visión de la Liga, la mujer tenía la importante misión de vigilar y difundir entre sus hijos los valores religiosos, la obediencia, la moralidad, el patriotismo y la reverencia por el trabajo.

integrantes de la liga patriotica

En las fotos se ven algunos integrantes de la Liga Patriótica Argentina fue un grupo político no partidista argentino que promovía un nacionalismo de ultraderecha rozando el fascismo . Si bien el accionar de la Liga Patriótica data de las huelgas de finales de 1918, su aparición pública tuvo lugar durante la represión ocurrida en la "Semana Trágica". La Liga incluía tanto organizaciones paramilitares, como círculos sociales formales; actuando como grupos de choque, hostigando mediante acciones violentas a las organizaciones sindicales y grupos de trabajadores en huelga, ofreciendoEn  mano de obra alternativa para reemplazar a los huelguistas y desarrollando toda una acción social, educativa y de propaganda a favor de un pensamiento nacionalista y opuesto a las tendencias marxistas y anarquistas que se estaban extendiendo entre los trabajadores como consecuencia de la inmigración europea.

Jorgelina Cano, presidente de la Comisión Central de Señoritas, decía: (…) No es nuestro programa la obra filantrópica inspirada en el alivio transitorio del dolor ajeno o el socorro oportuno al afligente que lo reclama. Aspiramos a resolver el hondo problema con un criterio más humanitario, más eficaz y que mire muy adelante el porvenir. Buscamos la educación, de la clase trabajadora, buscamos enaltecerla con el ejemplo de nuestras virtudes, de nuestra actividad y de nuestro espíritu fraternal (…) (Cano; 1922: 35)

Sus propósitos estaban orientados, por un lado, a la moralización de las trabajadoras, quienes debían evitar ser atraídas por ciertos pasatiempos fuera del horario de trabajo, como beber en los bares, coquetear con hombres en las plazas, tomar lecciones de tango, etc. Por otro lado, el objetivo de estas escuelas era el de mejorar la posición de las trabajadoras a través de la enseñanza de habilidades elementales, tales como leer y escribir, o bien brindar instrucción primaria en aritmética, mecanografía, costura, bordado, etc. En cuanto a la formación en los valores, las liguistas buscaban inculcarlos en las trabajadoras inmigrantes en función de construir este mencionado perfil de ciudadano argentino: valores tales como nobleza en el trabajo, obediencia a la ley, paciencia, responsabilidades con la familia y el país, patriotismo, puntualidad, entre otros, eran considerados capitales.
Por otra parte se indicaba que el socialismo y el anarquismo no eran compatibles con las doctrinas de Dios y de la Patria, y que por tanto, resultaban peligrosos por su carácter disolvente. Todo ello sumado a los cursos de economía hogareña, cuidado de niños e higiene, preparaba a estas trabajadoras inmigrantes para ser “verdaderas señoras”. 

Jorgelina Cano

La liga patriótica tenia como  presidente de la Comisión Central de Señoritas, a la Señora Jorgelina Cano , sus propósitos estaban orientados, por un lado, a la moralización de las trabajadoras, quienes debían evitar ser atraídas por ciertos pasatiempos fuera del horario de trabajo, como beber en los bares, coquetear con hombres en las plazas, tomar lecciones de tango, adema brindaba cursos de economía hogareña, cuidado de niños e higiene, preparaba a estas trabajadoras inmigrantes para ser “verdaderas señoras”.  

En un principio, los encuentros entre las brigadas y los vecinos se realizaban en las comisarías de los distintos barrios que prestaban sus instalaciones para que allí se realizaran tales reuniones informativas. Posteriormente, ante las numerosas adhesiones de miembros del Ejército y la Marina a la Liga, que por otras parte eran publicadas en los diarios La Nación y La Prensa , el P.E, por medio de una resolución, les ordena abstenerse de participar en asociaciones de este tipo "ya que para ellos no puede haber ninguna que encarne y realice mejor la asociación patriótica que el propio ejército.. "
 La difusión del nacionalismo era propiciada en todas las expresiones culturales y para ello, la Liga, consideró adecuado el uso del cinematógrafo. Las películas sugeridas debían tener contenidos que apuntaran a motivar a los trabajadores en las labores del campo, que divulgaran el conocimiento de nuestro suelo y de sus riquezas, o que contuvieran escenas relacionadas con la historia argentina. Para estimular a quienes quisieran hacer este tipo de películas, proponían la exención de impuestos.
Asimismo, los liguistas proponían la creación de teatros populares que permitieran a todo el pueblo acceder a las grandes obras del teatro universal; en cuanto a la música, plantearon la necesidad de favorecer la divulgación de la música argentina.

La instalación de bibliotecas en los barrios, en los centros cercanos a las fábricas o en zonas rurales que tuvieran como destinatarios exclusivos a los obreros era sugerida como una de las maneras de alejarlos del peligro que, a su entender, representaban las ideologías de izquierda.


Delegados de la

Delegados de la "Comisión patriota de la juventud" recorriendo las calles para mantener el orden, durante el movimiento de enero de 1919. (Archivo General de la Nación.)

En el Quinto Congreso de la Liga en el  (año 1924), incluso, uno de los exponentes, José Ibáñez propició medidas concretas para que estos desarrollos culturales llegaran más eficientemente a los mismos obreros, especialmente a los más necesitados de instrucción. Ibañez mencionaba que, aun con el avance que representaban estas bibliotecas obreras, muchas veces, aquello no encontraban allí libros que despertaran su interés y aún encontrándolos, había autores que no expresaban su pensamiento con claridad sumado al escaso tiempo que tenían para la lectura.
Para revertir tal situación, consideraba conveniente constituir lugares de lectura en los locales de las Brigadas de la Liga Patriótica. La idea era que se formaran grupos de obreros y al frente de cada uno de ellos una persona, leyera en voz alta capítulos o trozos de libros sencillos y amenos. Aconsejaba, además, formar una comisión especial que redactara una guía bibliográfica de las obras que debían adquirirse y podían leerse. Considerando que el analfabetismo, además del alcoholismo, eran factores que conducían a obreros y peones a adherir a las ideas revolucionarias plantearon a la educación como liberadora de la ignorancia y así fundaron sus propias escuelas con contenidos nacionalistas.

El escuadrón de seguridad patrullando por los alrededores del Congreso,enero dc 1919. (Archivo General de la Nación.)

El escuadrón de seguridad patrullando por los alrededores del Congreso,enero dc 1919. (Archivo General de la Nación.)

Otra medida para desterrar el analfabetismo fue el proyecto de ley que creaba el Registro del Estado Escolar. Un empadronamiento de los niños en edad escolar permitiría, entre otras cosas, un exacto conocimiento de la población infantil: su procedencia, las características de los hogares. Estos datos posibilitarían, según el autor, la prevención de muchos problemas relacionados con la infancia; como la delincuencia, el extravío de ideas por el medio en que vive y hasta problemas de tuberculosis… esto resolvería eficazmente el problema del analfabetismo, y también los problemas relacionados: "nuestros problemas materiales y morales que debe desenvolverse en un ambiente nacionalista…""nuestros problemas materiales y morales que debe desenvolverse en un ambiente nacionalista…"

El fomento del libro nacional, proyecto aprobado en el 9º Congreso (1928), era considerado como una condición necesaria para desterrar la indiferencia que se evidenciaba en el público y permitiría difundir aspectos esenciales de la cultura popular argentina. Su autor se preguntaba el porqué… "de esa apatía hacia el libro [nacional], que es fuente de cultura, y esa preferencia, en cambio, por vicios que conducen irremediablemente al retrogradamiento moral e intelectual del individuo, al delito, a la desvergüenza y a la miseria?"

Además, veía con preocupación la manera en que se arraigaban en los individuos actividades nocivas como lo eran el auge del box, de las carreras, de las quinielas, de la pornografía y la corrupción, y criticaba la pasividad de quienes eran los encargados impedirlo.

Al observar que los libros de lectura, en su mayoría, no se adecuaban a las necesidades del país, uno de los miembros de la liga planteaba crear una colección para la escuela primaria, de primero a sexto grado, que fuera una síntesis de la historia argentina, incorporando gradualmente los símbolos de la Patria, la vida de los próceres, de los poetas, etc.. Recomendaba, además, la lectura de Recuerdos de provincia, de Sarmiento o Mis Montañas de Joaquín V. González. En este caso no fue sólo una propuesta, la llevaron adelante publicando algunos libros de textos encuadrados dentro estos principios. Patria y Belleza, obra de un adherente de la Liga Adolfo Rodríguez que escribía bajo el seudónimo de Gustavo Lenns, era definido como un libro "de lecturas fáciles, elocuentes y siempre interesantes, que en mi concepto han de contribuir, dado el método empleado, a desarrollar eficazmente en los niños, a quienes se destina, el culto y el cariño por las cosas de la Patria." El texto fue aceptado por la Junta Central de la Liga y enviado a través de las brigadas de todo el país a las distintas delegaciones, con una circular que recomendaba la utilidad de su difusión: "Propagar el susodicho libro es una obra que debe interesarnos a todo los que luchamos con ahínco por tonificar el alma argentina a fin de que ella no vaya perdiendo sus coloridos propios ante el avance del exotismo que, inculcando en las mentes ideas subversivas, hace olvidar lo bello y puro que nuestro pasado glorioso simboliza, al extremo de que se leen libros de literatura extranjera desechando la copiosa y sana producción de nuestros autores nacionales".