Probablemente se puso demasiado el acento en la esfera política, donde es más dificultoso el buen acuerdo; se insistió excesivamente en la pureza del sufragio, en la moral cívica, en el patriotismo abstracto, en la toma del poder político en todos los niveles y se minimizó la trascendencia de problemas del país en que el avenimiento habría sido más fecundo, pues un avance en lo político sin un consiguiente desarrollo en lo económico y en la preparación cultural, en la educación, no ofrecía garantías de estabilidad.
No era nada fácil la orquestación y el dominio de un movimiento tan vasto como el del radicalismo, que no había tenido experiencia práctica en la obra positiva de gobierno.
Ya antes del triunfo nacional de 1916, hubo tendencias que no querían ajustarse a la estrategia del abstencionismo electoral, como la que encabezaba Leopoldo Melo, la fracción de los "azules", de los "galeritas". Después del triunfo, por múltiples causas, personales y otras, se hicieron notar diferencias y desavenencias como las motivadas por un espíritu de autonomía y de independencia ante las directivas del jefe indiscutible del partido.
Manuel J. Menchaca se negó a admitir en Santa Fe nombramientos hechos fuera de la provincia para cargos en el gobierno de la misma. Joaquín Castellanos, electo gobernador de Salta, no mostró condiciones para la obsecuencia y su decisión de marchar por su propio camino lo llevó a situaciones insostenibles hasta que la provincia fue intervenida.
Caricatura alusiva a la actitud independiente de Crotto como gobernador frente a la autoridad política de Yrigoyen en un dibujo de Alonso para la revista Caras y Caretas.
Félix Luna explica los desacuerdos y conflictos internos del radicalismo por el hecho que una vez rotas las normas más éticas que políticas, que habían mantenido a la Unión cívica radical en recogimiento frente a los desbordes y excesos del llamado Régimen, aparecieron en su seno choques y conflictos, productos inevitables de los nuevos objetivos perseguidos por el partido en el poder. Los intereses no habían existido antes y ahora se manifestaban crudamente; se añadió a ello la democracia interna, que permitía la expresión de todas las opiniones y la inconsecuencia de algunos dirigentes que, una vez en altas funciones públicas, traicionaron al antiguo jefe; también la falta de experiencia de gobierno, y por añadidura la infiltración de elementos arribistas y un sector del partido que no se hallaba consubstanciado con la esencia popular, nacionalista y revolucionaria del radicalismo; todo ello contribuyó a producir escisiones, disgustos y perturbaciones de la obra de gobierno de Yrigoyen, el cual, a pesar de su llamado personalismo en la conducción de los asuntos partidarios, fue en más de una ocasión impotente para poner remedio a esos conflictos internos; "lo que demuestra —dice Félix Luna— que la manida sumisión a las directivas del caudillo que se achacaba a los dirigentes radicales, no era tanta ni tan absoluta".
Los santafesinos se fraccionaron en partidarios de Rodolfo Lehnann y partidarios de Enrique M. Mosca para la próxima gobernación de la provincia; y contaban con parlamentarios radicales independientes como Ricardo Caballero. La disidencia santafesina pudo poner en peligro en 1916 la elección presidencial de Yrigoyen, pues los 19 electores de aquella provincia eran el árbitro de la balanza en el colegio electoral.
En la provincia de Buenos Aires habían triunfado los radicales y llevaron a la gobernación a José Camilo Crotto, ex presidente del comité nacional del partido y senador nacional, tenía una vieja amistad lo ligaba a Hipólito Yrigoyen, pero una vez en el gobierno se rodeó de personas extrañas al partido o de elementos recientemente llegados y se imaginó que su poder no tenía límites en la órbita provincial. Adoptó, contrariamente al presidente de la República, una actitud no amistosa para el movimiento reformista universitario y prohibió manifestaciones de opinión aliadófilas.
Yrigoyen tuvo una entrevista con Crotto en febrero de 1919 para examinar la situación creada en la provincia. Los radicales tradicionales bonaerenses se apartaron del gobernador hasta obligarle a renunciar después de una odisea de conflictos que suscitó en su tiempo los más variados comentarios.
Vicente C. Gallo pertenecía a la llamada oligarquía azucarera tucumana, la familia Gallo, que explotaba el ingenio Lujan, Contreras, El Colmenar y el Buenos Aires. El manejo de los ingenios se llevaba paralelamente al negocio de empréstitos a productores tucumanos a tasas que triplicaban a las de otros bancos, que llevó a la quiebra a los ingenios menos abastecidos de tecnología y capital. Para 1890 Gallo tomaba posesión de vastos latifundios del ingenio Los talos, y una década más tarde poseía 186.010 ha. Integró la Unión Cívica Radical desde su inicio, formando parte del grupo de jóvenes que se relacionó con Hipólito Yrigoyen a mediados de la década de 1890. Fue elegido diputado nacional en 1912 y senador nacional en 1919, por la Ciudad de Buenos Aires. Financió la campaña política de Octaviano Vera, que fue costeada, por industriales y terratenientes azucareros, entre ellos, Ramón Paz-Posse, Pedro G. Sal y Vicente C. Gallo. Entre las primeras medidas de Vera, al asumir como gobernador en 1922, fue el nombramiento como abogado de la provincia, en Buenos Aires de Gallo.
El 19 de mayo, comenzó el movimiento de huelgas en el ingenio Santa Ana de la Cía Hileret, en donde los obreros solicitaron mejoras salariales .En consecuencia, fue intervenido el gobierno tucumano, en noviembre de 1923, además hubo un conflicto entre el ministro Matienzo y el interventor federal Gondra, renunciando el primero. Entonces Alvear, designó como ministro del Interior a Vicente C. Gallo. Ya como Ministro de interior y presidente del Centro Azucarero Argentino, se dedico a coordinar medidas con la finalidad de bloquear la legislación obrera de Tucumán que establecía entre otras medidas una jornada de trabajo diaria máxima de once horas y el descanso dominical y la prohibición del trabajo en los ingenios y las cosechas de menores de 14 años. En 1920 fue uno de los miembros fundadores de la Liga Patriótica Argentina, organización de carácter conservador y nacionalista, vinculada a la represión obrera y actos de violencia antisemita, en 1923 fue designado Ministro del Interior por el presidente Marcelo T. de Alvear, renunciando en 1926 cuando el presidente Alvear se negó a apoyar su propuesta de intervención de la Provincia de Buenos Aires para combatir el yrigoyenismo.
Manuel Gálvez describe de este modo el conflicto bonaerense: "El gobernador, locuaz y algo fanfarrón, no deja de 'alabarse' diciendo que en la provincia gobierna él y no Yrigoyen. El presidente no tiene sobre él la menor jurisdicción: el gobernador es el jefe de un estado que se gobierna por sí mismo. Esto, en teoría, porque en la realidad, durante casi todos los gobiernos del Régimen, los jefes de esos estados han obedecido al presidente de la República. Yrigoyen, a pesar de haberse pasado la vida condenando este servilismo, pretende imponerlo".
En Corrientes, el radicalismo que seguía al coronel Ángel S. Blanco quería solicitar del gobierno nacional la intervención en la provincia; el comité provincial rechazó ese modo de ver, pero la convención provincial del partido aprobó la demanda del sector de Blanco. El comité nacional del radicalismo envió varios emisarios, Víctor M. Molina, primero, y luego Tomás de Veyga, para allanar las discrepancias y buscar la armonía partidaria. Se logró reorganizar el partido ya en 1917 y al proclamarse la candidatura a gobernador y vice triunfó por mayoría la que propiciaba a Angel S. Blanco y Mariano Madariaga; pero algunos convencionales, descontentos con esa solución, proclamaron otro binomio: Miguel Susini-J. Hortensio Quijano.
Las disidencias se reanudaron al morir el coronel Blanco y esas circunstancias dieron el triunfo al dirigente liberal J. R. Vidal. El nuevo gobernador correntino mantuvo buenas relaciones con el gobierno nacional y fue respetado; en las elecciones de 1921, los radicales, debilitados por las divisiones intestinas, resolvieron abstenerse.
A comienzos de 1919 se produjo en Entre Ríos un cisma con motivo de las próximas elecciones para la renovación del gobierno provincial. La mayoría de la convención del radicalismo apoyaba a Leopoldo Melo, pero algunos de los delegados resistían a su proclamación. Se exhortó por el comité nacional a la unidad partidaria y se pidió a la convención que se reunía en Rosario del Tala que postergase la proclamación de la fórmula gubernativa hasta llegar a un entendimiento interno.
Enrique M. Mosca fue entre 1920-1924 fue gobernador de la Provincia de Santa Fe, como candidato de Unión Cívica Radical Unificada. Anulo la reforma constitucional provincial de 1921 vetando la Constitución aprobada ese año. En ese período sucedieron importantes huelgas en las plantaciones forestales del norte de la provincia, frente a las cuales su gobierno respondió permitiendo y financiando policías privadas controladas por las empresas.1 Al estallar una huelga obrera en la empresa británica La Forestal Enrique Mosca firma el decreto de creación de la Gendarmería Volante, la tarea de esta fuerza parapolicial va a ser fundamentalmente reprimir a los trabajadores con su secuela de muertos y torturados.2que según el diario La Vanguardia fueron muertos por la fuerza paraolicial financiada por la propia empresa, que era armada y uniformada por el gobierno provincial del gobernador Enrique Mosca ds años más tarde sería abogado de la empresa. Durante la represión murieron entre 500 y 600 obreros. En las elecciones santafesinas de 1924 las denuncias de fraude se suceden, fundamentalmente en los departamentos Vera y General Obligado, del norte provincial, y comprometen el lugar del Radicalismo. El PDP (Partido Demócrata Progresista impulsará con especial fuerza estas denuncias. Entretanto, con la asunción del gobernador Lehmann se crea un clima más propicio para la investigación del fraude. Especialmente cuando la Cámara de Diputados de la Nación, antes de expedirse sobre los diplomas de los diputados electos por la minoría en esas cuestionadas elecciones santafesinas, pide información al ministro de gobierno de la provincia. Finalmente la Cámara decide rechazar tras las pruebas de fraude, a los diputados beneficiados por las irregularidades Tamburini Mosca y Cepeda, pertenecientes al Radicalismo Nacionalista, y reconocer a los diputados por el PDP (Martínez Zuviría y Carrasco) como los legítimos ganadores.Formó parte del sector del radicalismo que a partir de 1924 formaron la Unión Cívica Radical Antipersonalista, pero volvió a la UCR a partir de 1930.
Sin embargo, la convención proclamó la fórmula Leopoldo Melo-Emilio Mihura; como la discrepancia fuese en aumento, el candidato a gobernador renunció y una nueva reunión del partido en Paraná proclamó la fórmula Celestino I. Marcó-Emilio Mihura antes de la llegada de la delegación del comité nacional a la reunión. Se produjeron protestas por la decisión tomada y en la práctica el radicalismo entrerriano siguió una trayectoria desvinculada del radicalismo nacional, bajo la orientación y conducción de Miguel Laurencena.
Santiago del Estero, desde antes ya de la elección presidencial de 1916, fue un semillero de disputas y polémicas, encabezadas por Manuel Cáceres, que había ingresado en la Unión cívica radical cuatro arios antes de su triunfo en las elecciones gubernativas, y por Vicente C. Gallo, cuya fracción, los "negros", había auspiciado la candidatura de Pío Montenegro.
Acerca de la situación explosiva de Mendoza y San Juan se han hecho referencias anteriormente; pero los conflictos y desavenencias no eran menos molestos en Tucumán, en San Luis, en Córdoba, en La Rioja. En La Rioja los radicales constituyeron tres fracciones: los rinconistas, los principistas y los verdaderos, unos adictos a Yrigoyen y otros más o menos críticos de su política y de su persona.
La disidencia más grave es la que condujo al antipersonalismo, al que pertenecían Vicente C. Gallo, Víctor Molina, Luis J. Rocca, Arturo Goyeneche, Leopoldo Melo. Los disconformes crearon una comisión especial para estudiar la situación interna del partido; se protesta por la falta de programa y se disiente de la conducción y la jefatura del mismo por Yrigoyen. Gabriel del Mazo resume las aspiraciones de ese núcleo:1) El radicalismo debe ser independiente de toda fuerza extraña, visible u oculta, sobre todo si es personalista ;
1) El radicalismo debe ser independiente de toda fuerza extraña, visible u oculta, sobre todo si es personalista.
2) la separación del partido y gobierno debe ser absoluta;
3) el partido debe definirse de inmediato frente a los más urgentes e importantes problemas políticos, económicos y sociales. Necesita ' un programa;
4) el ideal radical es asegurar buena administración pública. Será su deber criticar a quienes no llenan esas condiciones. En resumen: creemos que la situación interna y su relación con la opinión independiente, exige una renovación moral que debe buscarse dentro de su propio espíritu tradicional.
Leopoldo Melo fue un importante dirigente de la Unión Cívica Radical y lideró la oposición a Hipólito Yrigoyen, llamada antipersonalista. Fue diputado nacional, dos veces senador por Entre Ríos y presidente provisional de Senado en representación del radicalismo. Desde el 29 de abril de 1920 y el 9 de junio de 1921 se desempeñó como Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Durante dicho mandato formó parte de la Liga Patriótica Argentina, grupo de ultraderecha creado a partir de las huelgas de fines de 1918 y principio de 1919. La Liga incluía tanto organizaciones paramilitares, como círculos sociales formales; actuando como grupos de choque, hostigando mediante el "matonaje" y acciones criminales, a residentes extranjeros, organizaciones sindicales y grupos de trabajadores en huelga. Tuvo una actuación destacada en los hechos conocidos como Semana Trágica, donde la represión dejó un saldo de 700 muertos y 4.000 heridos.