Nació en la Ciudad de Buenos Aires, en la actual esquina de Suipacha y Lavalle, el 26 de junio de 1821 y fue bautizado en la Iglesia de San Nicolás.
Hijo de Ambrosio Estanislao de la Concepción Mitre y Josefa Martínez Whertherton, sus hermanos fueron Emilio y Federico.
Su padre descendía del veneciano de origen griego Ventura Demetrio Mitropoulos —apellido original de la familia— que había llegado a Buenos Aires a fines del siglo XVII.
Con su familia se trasladaron cuando aún era niño a Carmen de Patagones. Su padre se desempeñó como tesorero del fuerte hasta mediados de 1827 cuando tras finalizar la Guerra contra el Imperio del Brasil en esa zona decidieron volver a Buenos Aires.
En 1829 se alojó en la estancia de Gervasio Rosas, hermano de Juan Manuel de Rosas y amigo de su padre; aunque el objetivo de la familia era que se formara como hombre de campo, este se interesaba más en los libros; al poco tiempo Gervasio Rosas lo devolvió a su casa con estas palabras:
"Dígale a Don Ambrosio que aquí le devuelvo a este caballerito, que no sirve ni servirá para nada, porque cuando encuentra una sombrilla se baja del caballo y se pone a leer."
En 1831 se trasladó con la familia a Montevideo, donde en 1836 se inscribió en la Escuela Militar de Montevideo. Allí estudió artillería alcanzando el grado de alférez en 1839. También publicó sus primeros poemas y escritos periodísticos en varios diarios, entre ellos El Iniciador, de Andrés Lamas y Miguel Cané quienes se contaban entre los proscriptos por el régimen de Rosas. Perteneció al Partido Colorado y en diciembre de dicho año participó en la batalla de Cagancha en las filas de Fructuoso Rivera.
La familia Mitre se trasladó a la ciudad de Canelones, donde el padre fue nombrado Tesorero General por el gobierno provisional de Uruguay.
El 6 de diciembre de 1842, ya capitán, estuvo entre los derrotados de la revolución de Rivera en la batalla de Arroyo Grande.
Participó del sitio grande de Montevideo, oportunidad en la que conoció a Giuseppe Garibaldi, a quien admiró.
En 1846 un conflicto con Rivera lo obligó a huir de Montevideo y se dirigió a Bolivia, donde fue contratado para armar y organizar la artillería del ejército. Mitre se sumó al círculo social y político del presidente General José Ballivián como jefe de su Estado Mayor, y actuó en varias ocasiones contra la oposición. Su actuación fue destacada y al respecto el presidente dijo:
Ha trepado con sus cañones a eminencias que hasta ahora solo las águilas han visitado
Luego el gobierno de Bolivia declaró al jefe argentino benemérito en grado heroico y eminente de la República. Pero finalmente Ballivián fue derrotado y Mitre terminó expulsado con un plazo de dos horas para salir del país.
En la segunda mitad de 1847 se trasladó nuevamente a Bolivia pero en 1848 fue deportado por Manuel Isidoro Belzú al Perú, donde fue nuevamente deportado ahora a Chile. Allí fue corredactor de Juan Bautista Alberdi, director del periódico El Comercio de Valparaíso y publicó Manuel Blanco Encalada y Thomas Cochrane.
A su labor en “El Comercio”, Mitre agregó, estando en Santiago de Chile, un nuevo trabajo como redactor del periódico de Domingo Faustino Sarmiento “El Progreso”, desde donde pregonó la indivisibilidad territorial de la soberanía americana, defendió el derecho de pensamiento de los extranjeros (siempre que no atentasen contra la soberanía de los países que los acogían) y la democracia en un sentido integral, y emprendió campañas para mejorar social y económicamente al pueblo. Más tarde se convirtió en el nuevo dueño del periódico y desde sus páginas participó del debate político en ese país. En 1851 apoyo la revuelta de los liberales contra el presidente electo Manuel Montt, lo que le valió ser expulsado del país.
Regresó después del derrocamiento de Rosas, fue uno de los líderes de la oposición porteña contra el Acuerdo de San Nicolás, que determinaba la forma en que se sancionaría la Constitución argentina de 1853; fue expulsado por Justo José de Urquiza; de regreso a Buenos Aires, lideró el alzamiento de la provincia de Buenos Aires contra el sistema federal que la Constitución, patrocinada por Urquiza, iba a imponer.
Tuvo un lugar destacado en la defensa contra el sitio que impuso a la ciudad el ejército federal entre 1852 y 1853, ocasión en que fue herido en la frente: un proyectil impactó en la escarapela de su quepis, que había sido cosida por su esposa Delfina, amortiguando el golpe y salvándole la vida.
Ocupó los cargos de miembro de la Legislatura provincial y ministro de Guerra, de Gobierno y de Relaciones Exteriores en el gobierno del Estado de Buenos Aires.
En mayo de 1855 organizó una campaña contra los indígenas, buscando las tolderías de los mismos más allá del arroyo Tapalqué, en el sur de la provincia, al frente de una división de las tres armas desde Azul, pero el ataque nocturno que había planeado terminó en un combate diurno, en que los indígenas aprovecharon la táctica de retirada fingida para obtener una victoria. El ejército de Mitre, sitiado por los indígenas, debió huir de noche y a pie, abandonando la artillería y gran parte de los caballos, y habiendo sufrido 17 muertes y 234 heridos.
En enero de 1856 Mitre y sus hombres persiguieron a partidarios de Urquiza dentro del territorio santafesino —cerca de la actual Villa Constitución— en un acto que fue considerado como una invasión y que reactivó los conflictos del Estado de Buenos Aires con la Confederación.
En 1859, siendo ministro de Guerra, comandó el ejército provincial; la Legislatura le ordenó invadir la provincia de Santa Fe,8 ocasión en que enfrentó al general Urquiza en la batalla de Cepeda.
El ejército porteño operaba desde San Nicolás de los Arroyos; contaba con 9000 hombres –de los cuales, 4700 infantes y 4000 jinetes– con 24 piezas de artillería,9bajo el mando de Mitre, ministro de guerra.n. 1 Las fuerzas porteñas estaban muy disminuidas porque gran parte de sus fuerzas debían proteger la frontera de su provincia de las invasiones de los indígenas, algunos de los cuales –como Juan Calfucurá– eran aliados de Urquiza y sus incursiones formaban parte de la estrategia de este.
El ejército de la Confederación, dirigido por Urquiza, inició la campaña hacia Buenos Aires desde Rosario; estaba formado por 14 000 hombres –de los cuales 10 000 de caballería y 3 000 de infantería– con 35 cañones y obuses;11 varias divisiones de indígenas ranqueles figuraban como auxiliares.
El 23 de octubre se inició la Batalla de Cepeda: la ventaja inicial favoreció a la infantería porteña, pero un hábil uso de la caballería por parte de Urquiza le permitió tomar la ofensiva, e incluso tres batallones porteños fueron destruidos. Una maniobra de flanco ordenada por Mitre desorganizó toda la formación, y la noche detuvo la batalla cuando la victoria de la Confederación era ya evidente.
Los porteños tuvieron 100 muertos, 90 heridos y 2000 prisioneros, además de perder 21 cañones. Los nacionales tuvieron 300 bajas fatales.
En medio de la noche, Mitre comandó una ordenada retirada hacia San Nicolás, adonde llegó pasado el mediodía siguiente con solo 2000 hombres. Carlos D'Amico relata que —si bien jamás ganó una batalla— lo cierto es que las retiradas de Mitre, heroicas algunas, como la de Cepeda, salvaron muchas vidas.
A continuación embarcó todo su ejército, y –tras un breve combate– logró trasladarlo a Buenos Aires. Al llegar a la ciudad, arengó al pueblo con una notoria falsedad:
Os devuelvo intactas las legiones que me confiasteis.
Mitre se puso al frente de la defensa, pero el avance de Urquiza sobre Buenos Aires resultó imparable; gracias a la mediación de Francisco Solano López, hijo del presidente del Paraguay, se logró la renuncia del gobernador Valentín Alsina y la firma del Pacto de San José de Flores, por el cual Buenos Aires se reincorporaba a la Confederación, reservándose el derecho de proponer reformas a la Constitución.
La reforma constitucional de 1860 sancionó la forma en que la provincia se reincorporaría a la Nación.
En 1860, Mitre fue elegido gobernador de la provincia de Buenos Aires, con el encargo de terminar el proceso de incorporación de la provincia en la Nación. Presionó sobre el presidente Santiago Derqui y obtuvo una modificación de las cláusulas del Pacto de San José de Flores, en junio de 1860, por el que Buenos Aires conservaba el manejo de la Aduana por un tiempo determinado, pero se comprometía a entregar 1500000 pesos mensuales a la Confederación. Derqui mantuvo relaciones muy cordiales con el gobernador porteño, e incluso incorporó dos de los ministros de este –incluido el de Hacienda, clave en las circunstancias que atravesaba su gobierno– a su gabinete nacional. Incluso prometió a Mitre permitir a Buenos Aires la elección de sus diputados nacionales de acuerdo a la ley porteña, y no de acuerdo a la Constitución y la ley nacional. También otorgó a Mitre el grado de general de la Nación.
En 1861, el presidente Derqui ordenó la intervención federal en la provincia de San Juan, debido al asesinato del gobernador. La intervención terminó con la derrota militar de los insurrectos y el fusilamiento del gobernador rebelde, Antonino Aberastain.
El gobierno y la prensa de Buenos Aires –que habían festejado la muerte del gobernador legal derrocado– exigieron a Derqui el castigo del interventor federal, Juan Saá, y la reposición de los liberales en el gobierno sanjuanino. Mitre calificó el episodio como "el último estertor de la barbarie y la violencia."
Las relaciones entre Buenos Aires y el gobierno nacional se cortaron abruptamente, y los ministros porteños se retiraron del gobierno.
El gobierno porteño dejó de pagar las contribuciones –que estaba cumpliendo con mucho retraso– a que se había comprometido, con lo cual pensaba ahogar económicamente a la Nación.
No obstante los diputados por la Provincia de Buenos Aires, elegidos por circunscripciones uninominales, tal como disponía la ley porteña, se presentaron a incorporarse al Congreso.
Pero el 13 de abril, los diputados porteños fueron rechazados por no haber sido elegidos según la ley nacional. Inmediatamente se retiraron también los senadores electos, y Mitre anunció que no realizaría nuevas elecciones.
Derqui se instaló en Córdoba, donde organizó un ejército. Los dos bandos se prepararon para la guerra; Mitre se puso al frente del ejército porteño: quería la guerra a toda costa, ya que creía contar con fuerzas suficientes para triunfar; había incorporado a las mismas un gran número de mercenarios, reclutados en Europa por Hilario Ascasubi, y a la mayor parte de las fracciones de indígenas ranqueles.
Las fuerzas porteñas estaban mejor armadas y más disciplinadas que las nacionales, y su inferioridad numérica no parecía excesiva: 15400 porteños contra 17000 nacionales.El 22 de agosto de 1861 las relaciones entre Buenos Aires y la Confederación se rompieron. El 17 de septiembre de 1861 Mitre, se preparaba y esperaba en la estancia de la familia Rueda, en la Provincia de Santa Fe.
El 17 de septiembre tuvo lugar la batalla de Pavón; la caballería nacional arrolló las dos alas de los porteños, mientras la infantería porteña desplazaba a la nacional. Sin haber utilizado su reserva –formada por las mejores fuerzas entrerrianas– Urquiza abandonó el campo de batalla, y dos días después cruzó el río Paraná, regresando a Entre Ríos.
Mitre se retiró hacia San Nicolás, como dos años antes; solo varios días después se convenció de su triunfo, no debido al resultado bélico sino a la retirada de Urquiza.Mientras tanto, Derqui trataba de reunir sus tropas en Rosario; cuando supo que no lo lograría abandonó todo y huyó a Montevideo.
Pedernera asumió el gobierno, mientras las fuerzas porteñas ocupaban Rosario y enviaban desde allí varias divisiones hacia el interior. El general Venancio Flores destruyó al resto del ejército federal en la Matanza de Cañada de Gómez, y en los primeros días de diciembre entró en la ciudad de Santa Fe. Por su parte, otra división porteña al mando de Wenceslao Paunero avanzó hacia Córdoba, donde el coronel Marcos Paz se hizo nombrar gobernador.
En Corrientes, la noticia de la victoria porteña de Pavón alentó a los liberales, que en noviembre se lanzaron a la revolución con apoyo económico y armamento de Buenos Aires. Una breve guerra civil terminó con la renuncia del desmoralizado gobernador autonomista.
Los porteños más exaltados incitaron a Mitre a desconocer la Constitución Nacional y dictar otra, que estableciera un régimen unitario. Pero el gobernador porteño tenía un plan más realista, que llevó adelante exitosamente: declaró en plena vigencia la Constitución del 53, mientras enviaba al interior varias divisiones a deponer a los federales más exaltados, cuyas legislaturas reasumirían la autoridad delegada en el gobierno nacional y a continuación delegarían esta misma autoridad en el gobernador porteño.3839 Entre los primeros en desconocer al gobierno federal estuvo el propio Urquiza, que también declaró que reincorporaba la ciudad de Paraná a su provincia.
El 12 de diciembre, cuando hacía ya varios días que la mayor parte de los legisladores habían abandonado Paraná, Pedernera declaró en receso el gobierno nacional.
Luego de la Batalla de Pavón el gobierno de la Confederación Argentina colapsó y Mitre tomó de facto el gobierno el 12 de diciembre de 1861, bajo el título de Gobernador de Buenos Aires Encargado del Poder Ejecutivo Nacional.
Ya desde antes de la campaña de Pavón, una guerra civil intermitente sacudía a Santiago del Estero, Tucumán y Catamarca; la noticia de la victoria de Pavón permitió al caudillo unitario Manuel Taboada imponer la victoria del partido porteño en todas las provincias del norte.
Una división comandada por Ignacio Rivas y Sarmiento, se dirigió a Cuyo y derrocó a los gobernadores de San Luis, Mendoza y San Juan. Sarmiento fue elegido gobernador de su provincia natal.
En La Rioja, el caudillo federal Ángel Vicente Peñaloza impidió el avance de las tropas porteñas y de sus aliados, iniciando una complicada guerra civil en esa provincia y las vecinas que duró tres meses, hasta que –tras el sitio de San Luis por las fuerzas del Chacho– se firmó la Paz de la Banderita, del 4 de junio, por la cual Peñaloza reconoció la autoridad nacional de Mitre.
A lo largo de la primera mitad de 1862 se celebraron elecciones de diputados y senadores en todo el país, y el nuevo Congreso de la Nación se reunió oficialmente a fines de mayo en Buenos Aires.
Uno de los mayores problemas que enfrentaba Mitre, como presidente de facto de la Nación, era la indefinición sobre la capital federal del país, que impedía tener un lugar donde establecer el gobierno federal. La Constitución de 1853 había establecido que la ciudad de Buenos Aires era la capital federal de la Nación Argentina. Buenos Aires sin embargo, no había sido parte de esa Constitución, se organizó como Estado autónomo separado de la Confederación Argentina y se negaba a perder su ciudad principal. La "cuestión capital" llevó a la guerra a la Confederación y el Estado porteño. En una primera etapa de la guerra, la Confederación al mando del general Urquiza, venció en la Batalla de Cepeda a las tropas de Buenos Aires al mando del coronel Mitre. Urquiza sin embargo, no exigió la rendición incondicional del Estado de Buenos Aires y aceptó firmar el Pacto de San José de Flores, que reconocía a Buenos Aires su derecho a preservar la integridad territorial y a que cualquier decisión sobre la federalización de la ciudad-puerto, contara con la autorización de la legislatura porteña.
El Pacto de San José de Flores, fue formalizado con la Reforma constitucional de 1860, que entre otras muchas reformas eliminó la cláusula que establecía la capital federal en Buenos Aires e hizo posible de ese modo que Buenos Aires ingresara a la federación. Pero al no poder establecerse una capital federal, el gobierno nacional se quedó sin un lugar donde instalarse.
Elegido presidente por unanimidad de los electores, en cuanto asumió la Presidencia, Mitre logró que el Congreso Nacional aprobara una ley federalizando toda la provincia de Buenos Aires. Pero la Legislatura de Buenos Aires no dio su aprobación, como era indispensable según la norma incluida en la Constitución por la reforma de 1860.
El 7 de junio de 1862, Mitre envió un mensaje al Senado de la Nación solicitando la ley de Capital de la República y el 20 de agosto el Congreso votó la ley federalizando todo el territorio de la provincia de Buenos Aires. Inmediatamente después, Mitre, como gobernador de la provincia y presidente de la Nación, le solicitó a la Legislatura de la provincia de Buenos Aires, que aceptara la federalización de la misma, pero los diputados provinciales rechazaron de plano la ley nacional.
El intento de federalizar la provincia intentado por Mitre, causó la división del Partido Unitario de Buenos Aires en dos: el Partido Nacionalista –liderado por Mitre– y el Partido Autonomista, cuyo líder era Adolfo Alsina; este último defendía la integridad territorial y la autonomía política de la provincia. Los mitristas fueron conocidos como "cocidos" y los opositores como "crudos". En 1865, Alsina sería elegido gobernador de la provincia de Buenos Aires.
El conflicto sólo fue solucionado por medio de la Ley de Compromiso del 3 de octubre de 1862, sancionada nueve días antes de que Mitre asumiera constitucionalmente el cargo de presidente de la Nación, que ya ostentada de facto desde el año anterior. La Ley de Compromiso aplazaba la discusión sobre la "cuestión capital" por cinco años, mientras permitía al gobierno nacional residir en la ciudad de Buenos Aires y recaudar los derechos de aduana, garantizando al gobierno porteño su presupuesto anual. Buenos Aires conservaría su Guardia Nacional, destinada a la defensa de la frontera con los indígenas.
En agosto se realizaron las elecciones de electores presidenciales y el 5 de octubre se reunió el Colegio Electoral, eligiendo por unanimidad a Mitre como presidente constitucional de la Nación. Como vicepresidente fue elegido Marcos Paz, elegidos por el colegio electoral el día 5 de octubre.
La presidencia de Mitre fue la cuarta de la presidencias constitucionales y la primera de las tres que suelen denominarse presidencias históricas. Estas presidencias históricas, que —junto con las de Justo José de Urquiza y Santiago Derqui— fundaron el Estado argentino moderno y restablecieron la hegemonía política de Buenos Aires sobre el resto de las provincias, perdida luego de la Batalla de Caseros. En conjunto, estas cinco presidencias suelen reunirse con el nombre de Organización Nacional.
Mitre asumió la presidencia el 12 de octubre de 1862. Tres de los cinco ministros que lo acompañaban eran porteños; los otros dos eran provincianos que residían en Buenos Aires desde hacía cinco y cuarenta años, respectivamente.
Organización del Estado
En mayo de 1869 asumió como senador nacional. Luego de la culminación presidencial, Mitre compró las instalaciones del diario La Nación Argentina y lo rebautizó como diario La Nación el martes 4 de enero de 1870.
Ese mismo año se suicidó en Brasil su hijo mayor, Jorge. Al año siguiente enfermó y sobrevivió a la terrible epidemia de fiebre amarilla. Fue también miembro de la convención reformadora de la convención provincial, cargo al que renunció en abril de 1872.
Entre junio y noviembre de 1872 fue enviado por el presidente Sarmiento al Brasil, para negociar el apoyo de ese país a las exigencias argentinas sobre límites con el Paraguay.
Al año siguiente representó a su país en una misión en Asunción del Paraguay, durante la cual descubrió que el Brasil no apoyaba las reclamaciones argentinas, y apenas admitía que se fijara el límite sobre el río Pilcomayo.
La Revolución de 1874
En febrero de 1873 fue postulado como candidato presidencial por el Partido Nacionalista para las elecciones del año siguiente. Fue derrotado por Nicolás Avellaneda. Acusando al gobierno de haber falseado los resultados, los partidarios de Mitre se prepararon para la revolución. La misma estalló 23 de septiembre de 1874, cuando Mitre estaba en Montevideo.
Los jefes militares de la revolución —generales Ignacio Rivas y Juan Andrés Gelly y Obes— se trasladaron al sur de la provincia de Buenos Aires, reuniendo voluntarios en los pueblos de la campaña hasta sumar casi 5000 hombres. No obstante, eran casi enteramente de caballería y estaban mal armados. El 26 de octubre —había esperado que Sarmiento descendiera de la presidencia— Mitre tomó el mando de la revolución.
Por su parte, el general José Miguel Arredondo sublevaba la frontera sur de la provincia de Córdoba y -tras ocupar brevemente la capital provincial- avanzó hacia Mendoza, ocupando esa ciudad. Luego marchó hacia Buenos Aires, pero fue derrotado por Julio Argentino Roca el 7 de diciembre en la batalla de Santa Rosa.
Suponiendo que Arredondo aún dominaba Córdoba, Mitre marchó hacia el norte. El 26 de noviembre atacó a la pequeña fuerza del teniente coronel José Inocencio Arias, en la batalla de La Verde; la caballería de Mitre fue destrozada por la infantería de Arias, excelentemente armada, parapetada y comandada. Una semana más tarde, Mitre se rendía en Junín.
Mitre, Arredondo y sus oficiales fueron arrestados, sometidos a consejo de guerra y dados de baja del Ejército.
La oposición
En 1876, poco después de haber salido de la cárcel por su participación en la revolución de 1874, Mitre inició la escritura de su primera obra maestra historiográfica: la Historia de Belgrano o de la Independencia Argentina.
El juicio en su contra fue suspendido por una amnistía promovida por el presidente Avellaneda, pero su partido se lanzó a una oposición sistemática a todas las iniciativas presidenciales mientras se abstenía de participar en las elecciones. La crisis económica logró reunir a los partidos en la "concertación de los partidos" promovida también por Avellaneda, a la que Mitre prestó su colaboración, quedando en un segundo plano. Fue elegido diputado nacional en 1878.
En 1880 apoyó una nueva revolución, durante la cual el gobernador Carlos Tejedor se pronunció contra la victoria de Roca en las elecciones presidenciales. Tras la derrota de las fuerzas porteñas, este lo nombró comandante de las fuerzas provinciales, con el único fin de pactar un alto el fuego. Logró firmar con el presidente Avellaneda un acuerdo por el cual se otorgaba una amplia amnistía a los rebeldes, se aseguraba la renuncia de Tejedor, el reconocimiento de la elección presidencial de Roca y la federalización de Buenos Aires si el Congreso así lo decidía.
En 1882 falleció su esposa Delfina de Vedia, y al año siguiente realizó un viaje a Chile, para estudiar los campos de batalla de la campaña de José de San Martín, que estaba terminando de relatar en su segunda gran obra: Historia de San Martín y de la Emancipación Americana, a la que dedicaría los restantes años de esa década. En 1883 murió su hijo Jorge.
En 1890 volvió a los primeros planos políticos cuando se fundó el partido opositor Unión Cívica; el prestigio de Mitre le permitió ser uno de sus dirigentes más destacados; no participó en la Revolución del Parque, pero la apoyó ostensiblemente. Tras la caída de Miguel Juárez Celman, en 1891 una maniobra del expresidente Roca —que prometió a Mitre apoyarlo en su candidatura presidencial— permitió la división de la Unión Cívica entre la Unión Cívica Radical y la Unión Cívica Nacional, dirigida esta última por Mitre. Lograda esta división, finalmente la candidatura de Mitre fue dejada de lado.
El 22 de agosto de 1892, en la Respetable Logia Unión N° 17 de la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, se realizó un acto en el cual Bartolomé Mitre entregó dos ejemplares de Historia: uno de Manuel Belgrano y el otro de José de San Martín, con una emotiva dedicatoria, destinada a la biblioteca de la Logia.
En 1894 fue electo nuevamente senador nacional. Pasó sus últimos años dedicado a la dirección de La Nación y a la traducción de La divina comedia, de Dante Alighieri.
Recorría el centro de la ciudad a pie, y resultaba inconfundible por el permanente uso de su chambergo —que cubría la herida en la frente del 53— y las manos casi constantemente dentro de los bolsillos rectos —que por un tiempo se conocieron como bolsillo «mitre»— de su pantalón.
Falleció el 19 de enero de 1906; como consecuencia de una colitis que lo puso en cama y reagravada con la resistencia de su organismo a asimilar los alimentos.132Una multitud acompañó sus restos hasta el Cementerio de la Recoleta, donde descansan sus restos hasta hoy.
Fue uno de los personajes más homenajeados en vida en la historia argentina; la calle Mitre fue llamada así en su honor en una ceremonia que él mismo presidió; al bajar de la presidencia, una suscripción popular permitió la compra de una casa que le fue obsequiada. Allí funciona en la actualidad el Museo Mitre.
El diario La Nación ha continuado siendo uno de los más influyentes de la Argentina hasta la actualidad, y siempre ha sido dirigido por sus descendientes.