El control de la calidad del agua corresponde a los ayuntamientos, que deben velar para que la red de distribución del agua potable se mantenga de forma correcta, el agua llegue con la calidad adecuada y no haya fugas que provoquen su pérdida innecesaria.
Compete a todos los ciudadanos no derrochar el agua de forma innecesaria, no contribuir a su contaminación con sustancias tóxicas o peligrosas y preservar las medios naturales acuáticos para que vivan en ellos o dependiendo de ellos los demás seres vivos.
El agua tiene que ser potable para ser utilizada en el consumo humano. Para ello, se somete a una serie de procesos hasta conseguir que no sea perjudicial para la salud humana: mediante procesos físicos y químicos se eliminan las sustancias contaminantes y por desinfección se eliminan los organismos patógenos. Uno de los agentes desinfectantes más utilizados es el cloro.
Por otra parte, las aguas residuales que proceden de las actividades humanas deben ser tratadas, depuradas, para que restauren su estado natural antes de ser devueltas al medio. La depuración consiste en la eliminación de contaminantes disueltos en el agua como nitratos, metales pesados, pesticidas, aunque nunca se llega a conseguir una depuración total.
El agua debe tener unas propiedades específicas que mantengan su calidad natural (ser transparente, inodora, insípida...), si bien presenta disueltas una serie de sales en cantidades determinadas que la hacen más o menos apreciada para su uso y consumo.
Para poder utilizar el agua natural, los humanos debemos someterla a un conjunto de tratamientos específicos para hacerla potable. Así, el agua potable no debe contener microorganismos patógenos de ningún tipo, ni sustancias tóxicas, no debe tener sabor, ni olor, ni color, ni turbidez desagradable.
El derroche de agua es la principal causa de la escasez.
El consumo medio de los hogares es de 139 litros por persona y día, que se puede reducir con pequeños cambios en los hábitos
El agua mineral embotellada.
La calidad del agua, potable se mide a partir de valores de 23 parámetros, unos físicos, como la turbidez; otros químicos, como el nivel de pH; y otros biológicos, como la presencia de ciertas bacterias.
Planta potabilizadora.
El agua llega a nuestras casas después de ser tratada en plantas potabilizadoras. De esta forma se garantiza que sea adecuada para nuestra salud.
El tratamiento de aguas residuales consiste en una serie de procesos físicos, químicos y biológicos que tienen como fin eliminar los contaminantes presentes en el agua efluente del uso humano.
La solución más extendida para el control de la polución por aguas residuales, es tratarlas en plantas donde se hace la mayor parte del proceso de separación de los contaminantes, dejando una pequeña parte que completará la naturaleza en el cuerpo receptor. Para ello, el nivel de tratamiento requerido está en función de la capacidad de autopurificación natural del cuerpo receptor. A la vez, la capacidad de autopurificación natural es función, principalmente, del caudal del cuerpo receptor, de su contenido en oxígeno, y de su "habilidad" para reoxigenarse. Por lo tanto, el objetivo del tratamiento de las aguas residuales, es producir efluente reutilizable en el ambiente y un residuo sólido o fango (también llamado biosólido o lodo) convenientes para su disposición o reutilización.
Las aguas residuales se generan en residencias, instituciones y locales comerciales e industriales. Estas pueden tratarse en el sitio donde se generan (por ejemplo, fosas sépticas u otros medios de depuración) o bien pueden ser recogidas y llevadas mediante una red de tuberías –y eventualmente bombas– a una planta de tratamiento municipal. Los esfuerzos para recoger y tratar las aguas residuales domésticas de la descarga habitualmente están sujetos a regulaciones y normas locales, estatales y federales (regulaciones y controles). A menudo ciertos contaminantes de origen industrial presentes en las aguas residuales requieren procesos de tratamiento especializado.
El tratamiento de aguas residuales comienza por la separación física de sólidos grandes (basura) de la corriente de las mismas, empleando un sistema de rejillas (mallas), aunque, también, dichos desechos, pueden ser triturados por equipos especiales; posteriormente se aplica un desarenado (separación de sólidos pequeños muy densos como la arena) seguido de una sedimentación primaria (o tratamiento similar) que separe los sólidos suspendidos existentes en el agua residual. Para eliminar metales disueltos se utilizan reacciones de precipitación, que se utilizan para eliminar plomo y fósforo, principalmente. A continuación, sigue la conversión progresiva de la materia biológica disuelta en una masa biológica sólida usando bacterias adecuadas, generalmente presentes en estas aguas. Una vez que la masa biológica es separada o removida (proceso llamado sedimentación secundaria), el agua tratada puede experimentar procesos adicionales (tratamiento terciario) como desinfección, filtración, etc. El efluente final puede ser descargado o reintroducido de nuevo en una masa de agua natural (corriente, río o bahía) u otro ambiente (terreno superficial, subsuelo, etc). Los sólidos biológicos segregados experimentan un tratamiento y neutralización adicional antes de la descarga o reutilización apropiada.
Depuración de Aguas residuales.
Con el incremento de las actividades industriales, se han concentrado los puntos de vertidos a los medios acuáticos. Al crecer las ciudades, han multiplicado sus aguas negras y las explotaciones ganaderas generan cada vez más residuos líquidos. Todo ello nos ha obligado a diseñar mecanismos de depuración para poder mantener los medios acuáticos en condiciones naturales. El más utilizado es el de las plantas depuradoras.