Cuando se habla de contaminación, inmediatamente pensamos en basuras vertidas de forma incontrolada, en emisión de humos a la atmósfera o en vertidos tóxicos en ríos o mares. Pocas veces pensamos en el ruido, otra forma de contaminación que altera la salud de las personas
Todos hemos sufrido alguna vez la exposición a un ruido molesto. En la sociedad actual, sin embargo, son muchas las personas que están expuestas a ruidos intensos una gran parte del día.
En la mayoría de las ciudades, el tráfico es el máximo responsable de la contaminación acústica. Como otros mucha problemas medioambientales, este puede solventarse parcialmente fomentando el uso del transporte público.
La intensidad del sonido se mide en belios (B), o en un submúltiplo, el decibelio (dB). Esta unidad se llama así en honor a Graham Bell, inventor del teléfono.
Vivimos en un mundo de sonidos.
La voz humana, la música, los medios de transporte, las máquinas... Prácticamente todo lo que nos rodea está emitiendo sonidos casi de forma ininterrumpida.
Hay determinados grupos de personas más expuestas a los ruidos intensos:
Para evitar los daños producidos por ruidos intensos pueden adoptarse diversas medidas:
La exposición a un ruido excesivo tiene consecuencias dañinas para la salud:
Además, estudios modernos han detectado que las personas expuestas a ruidos intensos y prolongados se muestran,en general, menos dispuestas a ayudar a los demás.
Sonidos armónicos: la música.
El sonido que produce un instrumento musical se caracteriza porque tiene una frecuencia única bien definida que corresponde a un movimiento vibratorio periódico.
Sonidos inarmónicos: el ruido.
El ruido producido por los vehículos en la calle se caracteriza por no tener una frecuencia única, sino que es una mezcla de frecuencias.
Las personas que trabajan junto a los aviones están expuestas a sonidos que superan el grado de tolerancia.
Determinadas actividades como en las bibliotecas requieren un silencio casi absoluto