Se denomina contaminación del agua a cualquier actividad natural o humana que modifique sus condiciones naturales.
Cómo se contamina el agua
Podemos distinguir entre contaminación natural y contaminación humana.
Cuando los seres vivos usan el agua, la devuelven al medio con menos calidad, pero la naturaleza dispone de mecanismos que le restituyen su pureza, para que pueda ser utilizada de nuevo. Los seres humanos vertimos a los medios acuáticos grandísimas cantidades de residuos, que hacen imposibles los procesos de reciclaje y depuración naturales de las aguas. Por eso muchos medios acuáticos están contaminados.
Los usos del agua y su impacto ambiental
Utilizamos el agua para muchas actividades. Cada una de estas contamina el agua de forr química, física o vertiendo productos sólidos de muy diferente naturaleza.
En función de su naturaleza, los contaminantes pueden ser de varios tipos, y producen también diversos efectos:
Existe una gran diversidad de industrias que producen residuos, de toxicidad variable, que son vertidos a cursos de agua. Ejemplos de estas industrias son las fábricas de papel, o las químicas. Durante los procesos de fabricación que se siguen en estas instalaciones, se producen sustancias que se eliminan disueltas en agua. Esta agua contaminada se desecha y acaba dirigiéndose a un cauce natural o artificial.
La normativa vigente exige a este tipo de industrias que realicen una depuración de las aguas residuales antes de verterlas. Si bien muchas industrias cumplen la normativa y, cada vez más, los vertidos son más inocuos, es casi inevitable que se produzcan vertidos accidentales, en determinadas ocasiones, lo que pone en peligro los ecosistemas acuáticos cercanos a las instalaciones industriales.
Este tipo de contaminación es química: lo que se vierte a las aguas son sustancias químicas extrañas para los ecosistemas, que tienen efectos diversos y gravedad variable.
Existe otro tipo de instalaciones que producen una contaminación de las aguas de origen diferente.
Es el caso de las centrales térmicas y nucleares, en las que se utiliza agua para refrigerar algunos de los componentes. El agua que sale de estas instalaciones está limpia, pero su temperatura es alta. El riesgo en este caso es la contaminación térmica: el vertido de estas aguas eleva la temperatura de los ríos y los lagos, lo que también afecta a los seres vivos.
Aguas residuales
Las aguas residuales de las explotaciones ganaderas contienen nitratos, que pueden provocar efectos tóxicos en los seres vivos de las aguas sobre las que han sido vertidos.
Residuos nucleares radiactivos
Los residuos nucleares radiactivos son peligrosísimos. Por eso el proceso de almacenaje se debe realizar tomando muchas medidas de precaución.
Aguas contaminadas.
En algunos casos, la contaminación puede acabar con la vida en el agua
Central Nuclear Embalse
La energía nuclear contribuye al cumplimiento del Protocolo de Kioto por su competitividad y por la reducción de emisiones de CO2. Esta fuente de energía no genera gases ni partículas causantes del efecto invernadero, uno de los principales problemas ambientales en el mundo.
Además, las centrales nucleares no tienen dependencia de factores estacionales o climáticos y pueden ser instaladas cerca de los centros de consumo. El combustible que se utiliza, el uranio, es abundante en la naturaleza y no tiene otra aplicación.
Las plantas de energía nuclear están sujetas a un estricto control reglamentario difícil de igualar por otras actividades industriales. Este marco institucional contempla todas y cada una de las fases que componen el ciclo de producción, así como la protección de los trabajadores de la central y del público en general, y el desmantelamiento de la planta al final de su vida útil.