A los trece años se enroló en el regimiento de Granaderos a Caballo. Participó en el sitio y captura de Montevideo a órdenes de Carlos MarÃa de Alvear y luchó en Guayabos contra José Gervasio Artigas. Pasó a Mendoza, donde se unió al Ejército de los Andes.
El general José de San MartÃn solicitó personalmente la mano de la patricia Laureana Ferrari en su nombre y fue su padrino de bodas en 1819, asà como del primero de sus hijos. Su mujer fue una de las principales responsables de la confección de la bandera del Ejército de los Andes.
Hizo toda la campaña de Chile, luchando en Chacabuco, Gavilán, Talcahuano, Cancha Rayada, Maipú y BÃo BÃo.
Regresó a Mendoza a órdenes del general José Albino Gutiérrez, y a sus órdenes luchó en Punta del Médano contra José Miguel Carrera. Participó de la complicada historia polÃtica y militar de esa provincia hasta 1823, en que se puso a órdenes de José de San MartÃn en el paso de la Cumbre, a su regreso del Perú, y lo acompañó a Mendoza y luego en parte del camino a Buenos Aires. Participó de una campaña militar contra los indios pehuenches del sur de su provincia, pero fue expulsado por el gobernador Gutiérrez, por cómplice en una conspiración.
Se trasladó a Buenos Aires para unirse a la campaña al Brasil. Luchó en la batalla de Ituzaingó, pero unas semanas más tarde fue tomado prisioneros por los imperiales; fue liberado en un canje de prisioneros. Apoyó la campaña de Fructuoso Rivera, por la que éste logró reconquistar durante algunos meses la provincia de Misiones Orientales.
Acompañó a Juan Lavalle en su regreso a Buenos Aires y en la revolución de diciembre de 1828; éste lo ascendió al grado de coronel por su participación en la batalla de Navarro. Luchó también en la batalla de Puente de Márquez, y fue uno de los oficiales que fracasó en su misión de convencer a San MartÃn que se quedara en la Argentina.
Tras la retirada de Lavalle, permaneció como oficial de la guarnición de Buenos Aires.
En 1833 apoyó una campaña del general Lavalleja contra el presidente uruguayo Rivera, y a su regreso estuvo a punto de enfrentar militarmente la revolución "de los restauradores".
Tras la renuncia del gobernador Balcarce, se retiró a Corrientes, donde dirigió una academia militar en la época de los gobernadores Atienza y Berón de Astrada. En 1838 firmó, en nombre de éste, un tratado de alianza con el cónsul francés, el mismo que sostenÃa la guerra contra Buenos Aires (y contra las provincias que se negaran a aliarse a ellos contra Buenos Aires); y también otro con el dictador uruguayo Rivera, que éste no cumplió. Peleó en el desastre de Pago Largo y se salvó por muy poco de ser capturado y muerto por los entrerrianos, gracias a una veloz huida.
Se incorporó al ejército uruguayo de Rivera, y peleó a órdenes de éste en Cagancha. Después fue jefe de estado mayor de la campaña al norte del RÃo Negro, y en 1842 participó en la invasión a Entre RÃos, y en la derrota de Arroyo Grande. Luego formó parte de la defensa de la ciudad durante el sitio que le impuso Manuel Oribe, y entre 1844 y 1846 estuvo a órdenes de JoaquÃn Madariaga en Corrientes.
Regresó hacia 1850 a Buenos Aires, donde Rosas lo reconoció como coronel de caballerÃa. Después de Caseros, batalla en que no peleó, apoyó la revolución de septiembre y fue comandante de la guarnición de la isla MartÃn GarcÃa. Al poco tiempo se unió a la revolución de Hilario Lagos, al sitio que éste le impuso a la capital entre 1852 y 1853, y al bloqueo impuesto sobre la ciudad por la escuadra federal. Tras el histórico soborno de la misma, se retiró a refugiarse en Paraná, donde fue edecán de los presidentes Urquiza y Derqui.
Después de la batalla de Pavón se retiró a la actividad privada en Entre RÃos, y publicó sus Apuntes Históricos de la Guerra de Independencia en Gualeguaychú; también escribió algunas otras obras sobre San MartÃn y los hermanos Carrera.
Regresó a Buenos Aires al ser asesinado Urquiza y estallar la revolución de Ricardo López Jordán.
Murió en Buenos Aires en 1872. Está enterrado en el Cementerio de la Recoleta.