El 6 de agosto de 1890, una semana después de la rendición, el presidente Miguel Juárez Celman presentó su renuncia, que le fue aceptada de inmediato. En su reemplazo asumió el vicepresidente Carlos Pellegrini, quien nombró a Julio A. Roca como su ministro del Interior.
La revolución fue vencida, pero el gobierno quedó muerto, según las palabras del senador Pizarro. El 6 de agosto, Juárez Celman presentó su dimisión, concebida en estos términos:
"Al H. Congreso de la Nación: He desempeñado durante cuatro arios el cargo de Presidente de la República con lealtad y patriotismo y había consagrado todo mi espíritu y todos mis anhelos a mejorar la difícil situación financiera por que atraviesa el país, inspirándome en los más elevados sentimientos de bienestar común y escuchando el consejo de los primeros hombres de la Nación, cuando un motín de cuarteles ha ensangrentado las calles de la capital y llenado de dolor al pueblo argentino, que descansaba tranquilo en la seguridad de sus altos destinos, creyendo que había proscripto para siempre de su historia esos medios criminales de realizar revoluciones políticas y contraponer ambiciones de círculo o partido. El motín ha sido vencido y una amnistía general y absoluta ha amparado en el olvido a sus autores; y para sellar más eficazmente mis sinceros propósitos de fraternidad nacional y afirmar mi política impersonal, de generosa tolerancia y amplia libertad, he invitado a los hombres más respetables y representativos a formar parte del gobierno, buscando el concurso de sus talentos, de su experiencia y de su patriotismo. Mis nobles esfuerzos han sido inútiles. La República tiene grandes compromisos de honor en el exterior, y en el interior una obra inteligente y laboriosa de administración y de política que no se pueden retardar. Dejo a otros la tarea, confiando en que serán más felices que yo, y presento a vuestra honorabilidad la renuncia del cargo de Presidente de la Nación, haciendo con satisfacción el sacrificio de mi persona, al inspirarme en los grandes intereses del país. No es el momento de discutir los actós de mi gobierno, pero por mi parte descanso seguro en la justicia de los hombres, cuando se hayan apagado las pasiones encendidas y se me pueda juzgar con ánimo tranquilo y levantado".
Carlos Pellegrini fue el décimo primer Presidente de la Nación Argentina por ser el vicepresidente en ejercicio en 1890, cuando asumió la presidencia del país como consecuencia de la renuncia de Miguel Juárez Celman tras los sucesos conocidos como Revolución del Parque, hasta completar el mandato en 1892.
Hubo mayoría en el Congreso en favor de la aceptación de la renuncia, aunque hubo también contrarios a la misma, entre otros Lucio V. Mansilla. Finalmente fue aceptado por 61 votos contra 22.
Juárez Celman se retiró de la vida pública y no intentó siquiera su defensa. Vivió austeramente en Buenos Aires y murió el 15 de abril de 1909. Las murmuraciones sobre si su fortuna fue amasada con peculados y obsequios, no se confirmaron, pues sus bienes fueron adquiridos antes de la presidencia o después de la misma.
Juan Balestra escribió: "Después de caer, calló, hasta su muerte, toda defensa y toda ofensa, aun teniendo en sus manos pruebas no sólo en su favor sino también en contra de quienes lo juzgaban sin respetarlo y sin respetarse.