La Dirección General de Fabricaciones Militares fue concebida por el general e ingeniero militar Manuel Savio (1892-1948), para actuar como motor de la industria pesada argentina, en coincidencia con la necesidad de proveer al país de los bienes de estas ramas industriales, al cesar su importación a causa de la segunda guerra mundial, fue creada en 1941 y conducida por Juan Savio, la DGFM puso en funcionamiento una media docena de fábricas de armas y se asoció al capital privado para constituir una serie de compañías mixtas en los campos minero, químico, siderúrgico, y metalúrgico.
En conversación con un grupo de personajes que sostenía el imperativo de la neutralidad a todo vapor, expuso Castillo algunas de sus aspiraciones en materia económica. "Mi gran aspiración —dijo—, aparte de mantener la posición internacional del país, es la de iniciar antes de la expiración de mi mandato la explotación minera en gran escala y el fomento de las industrias extractivas. En el mundo moderno, las industrias son la base de la liberación económica y de la autonomía nacional. Los países exclusivamente ganaderos y agrícolas están destinados a la servidumbre; eso es ya cosa del pasado. Necesitamos carbón, hierro, cobre, metales diversos, etcétera . .".
El 16 de octubre de 1941 nombró al coronel Manuel Savio director general de Fabricaciones Militares, la entidad creada hacía poco para promover las fábricas de armamentos y las industrias vinculadas con la defensa. Desde esas funciones fomentó Savio una acción persistente de desarrollo económico, minero e industrial, aunque el objetivo primero consistía en la producción de armas y municiones para las fuerzas armadas. Decía en 1942:
"Una situación de producción de acero restringida, que es a la vez de dependencia del extranjero, no puede prolongarse. Ella constituye un índice que no es posible desfigurar con ideas, suposiciones, teorías económicas, y la experiencia de que ese índice sería en tal caso lo siguiente: La República Argentina no puede salir de su situación de país agrícolaganadero. Industrialmente no tiene ponderación, no tiene influencia".
Fue autor de la ley 12.709 de 1941 , que disponía la creación de la Dirección General de Fabricaciones Militares, de la que fue designado director. En esa función creó Altos Hornos Zapla, en Jujuy, aprovechando los yacimientos ferríferos allí presentes. Bajo su dirección, el 11 de octubre de 1945 (Presidencia Edelmiro Farrell), se realizó la primera colada de arrabio. En julio de 1943, a menos de siete años de su establecimiento como organismo autárquico y siempre con la conducción del General Savio, Fabricaciones Militares contaba ya con doce plantas.
Y también:
"Puede decirse que hasta ahora hemos desechado sistemáticamente todos nuestros yacimientos de minerales. Además, ha sido un gran error atenerse a que ellos podrían entrar en acción esporádicamente, como ha ocurrido, sólo cuando sus actividades encontrasen amplia compensación de altas cotizaciones extranjeras. De tal manera, hemos visto tomar rumbo al extranjero, a grandes cantidades de minerales en el mínimo grado de concentración compatible con las tarifas de transporte; hemos anotado en nuestras estadísticas un valor que acrecentaba los ingresos ponderados en oro; pero, sin dejar el efecto saludable que hubiese podido proporcionar el trabajo de su industrialización, y, como un saldo de balance, sólo debemos consignar un egreso de riqueza, una disminución de potencial, pues no estamos en el caso de la carne y los granos, que se reproducen permanentemente. Del trabajo de esta especie de minas dormidas muy poco, pues, es lo que ha quedado como beneficio, fuera de miserables jornales de extracción".
Fue durante el gobierno de Castillo cuando, después de un estudio del contrato-concesión del puerto de Rosario por el ministro de obras públicas, Salvador Oría, se declaró la caducidad del mismo, dejando la empresa concesionaria, el derecho a cualquier reclamo ante los tribunales del país. Así quedó incorporado el puerto a la jurisdicción nacional.