Durante la presidencia de se estableció el Banco Nacional, que eventualmente abrió más de 20 sucursales, la mayoría en las capitales de las diferentes provincias de la nación.
Fue constituido por ley del 5 de noviembre de 1872, y recibió el derecho de realizar operaciones de descuentos de letras, depósitos en cuenta corriente, y a plazos, así como préstamos al gobierno nacional y a los provinciales. Disfrutaba del privilegio de emitir billetes al portador, convertibles a la vista y admitidos en todas las oficinas públicas; en principio, dicha emisión debía estar respaldada por una reserva en metálico y no podía exceder el doble del capital realizado, aunque pronto se dejaron de respetar estas reglas. Además, como agente del Estado en todas sus operaciones financieras, tenía privilegios especiales, siendo la institución preferida para los depósitos fiscales y judiciales y para el descuento de letras del gobierno.
El Banco Nacional era una institución mixta: el gobierno nacional poseía aproximadamente 10% de capital original (20 millones de pesos moneda nacional), y tenía derecho a nombrar tres de sus doce directores. Su desarrollo en sus primeros años fue limitado por la crisis económica de los años 1873-76 pero posteriormente se convirtió en rival del Banco de la Provincia de Buenos Aires ya que llegó a controlar las cuentas del gobierno federal y a manejar una gran cantidad y variedad de cuentas privadas en todo el país. El Banco reemplazó con sus billetes convertibles las diversas monedas que circulaban en el interior, pero el carácter mixto de la institución, la injerencia gubernamental en su directorio, el abuso del crédito por los gobiernos y municipalidades y la mala administración contribuyeron a su ruina, será reemplazado en 1891 por el Banco de la Nación.
Sobre el Banco Nacional fundado por Sarmiento José Antonio Terry escribió al respecto:
"El Banco Nacional surgió como una necesidad. Por la ley de coexistencia el gobierno nacional actuaba en capital ajena, y en materia de crédito dependía en gran parte de un banco también ajeno. De esta situación anómala surgió la idea de fundar un banco como medio de fortificar el poder nacional y de concluir también con la anarquía monetaria interior.
"Se creó un banco con capital de 20 millones de pesos fuertes en acciones de 100 pesos (por ley de 1876 se redujo este capital a 8 millones). El gobierno suscribía 20.000 acciones con fondos públicos del 5 por ciento, y el sindicato iniciador y el público el resto de las acciones. Además de todas las operaciones bancarias, podía emitir billetes pagaderos a la vista y al portador y podía además hacer préstamos a los gobiernos nacional y provinciales y abrir créditos a las municipalidades" ...
Billetes del Banco Nacional emitidos durante la epoca de Sarmiento en 1873
En el campo financiero, hay que señalar la instalación del Banco Hipotecario de la Provincia de Buenos Aires, en 1871; el Banco de Italia y Río de la Plata, en 1872, y el Banco Nacional, en 1873.
Los presupuestos ordinarios de gastos aumentaron considerablemente. De 14.458.000 pesos en 1870 llegaron a 28, 25 y 23 millones en los años subsiguientes siendo constantes los déficit fueron constantes.
La renta aumentó también, salvo el año 1871, a causa de la epidemia; de 12.678.000 pesos en 1869, llegó en los años 1872, 1873 y 1874, a 18, 20 y 16 millones respectivamente.
La deuda consolidada el 31 de diciembre de 1874 era de 68.416.000 pesos, figurando en esta cifra 21 millones de deuda interna y además los empréstitos ingleses de 1824, 1868 y 1871-72.
Mariano Varela, en Londres, con la intervención de los banqueros Murrieta y Cía., contrató un empréstito que permitió equilibrar el nivel financiero trastornado por los levantamientos internos, la conclusión de la guerra del Paraguay y la epidemia de fiebre amarilla.