Hacia 1848, París era cuna de inventos y sede de ateliers dedicados al “arte del daguerréotype” y se realizaban 100.000 retratos por año, a un precio promedio de 5 francos, cifra respetable por entonces. San Martín vivía con su familia en la Rue St. Georges cuando estalló el movimiento revolucionario del 23 al 25 de febrero de 1848 que tumbó a Luis Felipe y dio paso a la Segunda República.
La violencia y anarquía en las calles impresionaron al general, que a los 70 años sufría dolores punzantes de reumatismo, gota, cataratas y otras dolencias de la edad. Fue uno de los motivos que determinaron que el grupo familiar decidiera trasladarse a la apacible Boulogne-sur-Mer.
El lugar elegido era la ciudad de Boulogne sur-Mer, en el departamento Paso de Caláis, en la costa norte francesa sobre el canal de la Mancha. San Martín se trasladó hacia allí el 16 de marzo de 1848. Se instalaron en los altos de la casa situada en la Grand Rue 105, propiedad del abogado Alfred Gerard, director de la Biblioteca Pública de la ciudad, quien ocupaba la planta baja del edificio. De su casa parisina sólo llevó los muebles y pertenencias de su dormitorio, que hoy se encuentran expuestos en una sala del Museo Histórico Nacional, respetando la distribución que tuvieron en los altos de Gerard. En Boulogne-sur-Mer se agudiza el mal de cataratas en ambos ojos, que empezó a presentarse en 1845. La ceguera gradual le impidió seguir gozando de dos de sus pasatiempos favoritos: la lectura y la redacción de sus cartas, de lo que se lamenta en reiteradas ocasiones. También lo obligó a espaciar sus paseos vespertinos con sus nietas Mercedes y Josefa. La intervención quirúrgica, que se realizó en 1846, apenas si le restituyó algo de su vista.
Ese mismo año tuvo un nuevo ataque de cólera y recrudeció su gastritis crónica. Al terminar la primavera de 1850 se trasladó, a los baños termales de aguas sulfurosas de Enghien, cerca de París, para atenuar sus dolencias. Permaneció allí hasta el mes de julio, recuperándose parcialmente.
Sobre su estadía allí, su yerno Mariano Balcarce escribió: "no pudo, por el mal tiempo, hacer el ejercicio que le era necesario; perdió el apetito y fue postrándose gradualmente. Aunque sus padecimientos destruían sus fuerzas físicas y su constitución, que había sido tan robusta, respetaban su inteligencia. Conservó hasta el último instante la lucidez de su ánimo y la energía moral de que estaba dotado en alto grado." El día 6 de agosto salió a dar un paseo en carruaje - ya que le era imposible hacerlo a pie - y volvió tan extenuado que debió ser auxiliado para descender del coche y subir las escaleras hasta su dormitorio. En la mañana del 17 de agosto, se mostró con aparente mejoría y pidió pasar a la habitación de su hija y escuchar la lectura de los periódicos. Hacia las dos de la tarde -acompañado por su hija, su yerno, las niñas y Francisco Javier Rosales, encargado de la representación de Chile en Francia- se produjo una nueva crisis de gastralgia y fue recostado en el lecho de su hija: "Mercedes, esta es la fatiga de la muerte...".
Sus últimas palabras fueron para pedir a Mariano que lo condujera a su habitación. A las tres de la tarde expiró. Sus restos fueron depositados en la catedral de Nuestra Señora de Boulogne donde allí reposarían hasta su traslado, en 1861, al panteón familiar en el cementerio de Brunoy.
Dormitorio del general San Martín en Boulogne Sur Mer
En este casa murió el General San Martín el 17 de agosto de 1850, esta ubicada en la ciudad francesa de Boulogne Sur Mer. Hoy es propiedad del gobierno argentino, quien la mantiene y está disponible para visitarla.
El prócer frente a la cámara la única foto de San Martín
Su hija Mercedes Tomasa San Martín de Balcarce decidió llevar a su padre al estudio de un daguerrotipista para plasmar su figura a través de la fidelidad de aquel sistema. La decisión de tomarse un retrato tan costoso en esa época se vinculaba a una fecha o circunstancia importante en la vida de alguien. San Martín cumplió los 70 ese 25 de febrero. Probablemente, para esta única y última sesión fotográfica, San Martín debió posar con paciencia dentro de una extraña casilla aérea tipo invernadero, construida en madera y con una de sus paredes laterales y parte del techo vidriados, pues los daguerrotipos se tomaban sólo con luz natural, que se filtraba y direccionaba a través de cortinados gruesos y finos, siempre de 10 a 15 horas, para aprovechar la luz cenital.
La inauguración del monumento
El 24 de octubre de 1909 se inauguró un monumento ecuestre del General de San Martín en Boulogne Sur-Mer. Fue el primero emplazado en su honor en toda Europa. Unas 10 mil personas asistieron a la ceremonia, que comenzó exactamente a las tres de la tarde.
Para esa ocasión, Argentina envió una flota naval compuesta por la Fragata Sarmiento, las cañoneras Paraná y Rosario, y el barco de transporte La Pampa, que trasladó materiales, un escuadrón de granaderos, un destacamento de fusileros de la Marina, y a varias personalidades civiles y militares invitadas. También llevó caballos que se quedaron en Francia, ya que fueron donados al Ejército galo, que aún hoy cría a sus descendientes.
El soldado argentino conscripto Juan Rabufi protagonizó el episodio más triste de la ocasión: contrajo una neumonía por la que debió ser hospitalizado y falleció dos semanas después, el 9 de noviembre. Sus restos fueron repatriados por la Fragata Libertad en 1967 y descansan en su pueblo natal, Castilla, en el partido bonaerense de Chacabuco.
El poeta argentino Belisario Roldán expresó durante el acto inaugural "No fue Boulogne, por cierto, el sitio donde la muerte le sorprendiera casualmente, sino el rincón elegido por él mismo para vivir sus últimos días de proscrito voluntario"
La leyenda
La ciudad de Boulogne-sur-Mer fue bombardeada en las dos guerras mundiales, pero el monumento apenas fue afectado por unas esquirlas, esta ciudad por su posición estratégica cercana al canal de La Mancha y próxima al puerto de Calais, durante la Segunda Guerra Mundial,.fue ocupada por los alemanes , ademas soportó 487 bombardeos aéreos y gran cantidad de ataques navales en donde desaparecieron barrios enteros, como los de Capécure, Ave María y Saint-Pierre, indudablemente el más castigado y próximo a la estatua del Libertador.
El Día D, el 6 de junio de 1944, los aliados desembarcaron en Normandía para comenzar la liberación de Europa desde Francia. Fue la mayor invasión por mar de un país en toda la historia: unos 250 mil soldados llegaron al norte de Francia con el objetivo de abrir un camino hasta el corazón del Tercer Reich.
Nueve días más tarde, durante la noche del 15 de junio de 1944, unos 300 aviones arrojaron 1.200 toneladas de proyectiles sobre Boulogne-sur-Mer, con epicentro en la base de submarinos instalada a 200 metros de la estatua de San Martín y como el objetivo estaba fuertemente defendido, el ataque se efectuó desde una gran altura, lo que explica que en los alrededores de la base, a una y otra margen del río, la destrucción resultó completa: el barrio Saint-Pierre dejó de existir, los hoteles y construcciones de la calle Saint-Beuve desaparecieron. La hecatombe bélica los había dejado en el recuerdo.
En cada ataque cayeron centenares de casas y edificios. Pero del remolino dantesco de polvo, fuego y humo, sólo una cosa surgió serenamente enhiesta, magníficamente segura, como si estuviera indiferente a tanta locura: la estatua del general San Martín.
Parece imposible explicar por qué quedó en pie. Apenas se lo cubrió con bolsas de arena, porque en Europa -a pesar de la guerra- se trató de preservar los monumentos, y evitar que se hicieran casquillos con el bronce. Aun así, no parece científicamente factible.
Flota naval enviada por Argentina compuesta por la Fragata Sarmiento, las cañoneras Paraná y Rosario para la inauguracion monumento ecuestre del General de San Martín en Boulogne Sur-Mer el 24 de octubre de 1909.
Boulogne-sur-Mer luego de un bommbardeo
La ciudad fue bombardeada una vaez por unos 300 aviones que arrojaron 1.200 toneladas de proyectiles sobre la base de submarinos alemana que estaba instalada a 200 metros de la estatua de San Martín y como el objetivo estaba fuertemente defendido, el ataque se efectuó desde una gran altura, lo que explica que en los alrededores de la base, a una y otra margen del río, la destrucción resultó completa: el barrio Saint-Pierre dejó de existir, los hoteles y construcciones de la calle Saint-Beuve desaparecieron. La hecatombe bélica los había dejado en el recuerdo, luego de cada ataque en donde cayeron centenares de casas y edificios sólo una cosa surgió serenamente enhiesta, magníficamente segura, como si estuviera indiferente a tanta locura: la estatua del general San Martín.