La capitalización de Buenos Aires

Hubo una idea de federalizar la ciudad de Buenos Aires entre el grupo afina a Urquiza por un lado Derqui y Pujol estaban a favor de poner en vigencia la ley vigente de 1825 el otro grupo en contra de esa decisión estaban Vicente Fidel López, Francisco Pico



La idea de Capitalización

Derqui y Pujol insistían ante Urquiza desde el mes de marzo para que firmase el decreto ya redactado por ellos poniendo en vigencia la ley de capitalización de Buenos Aires, sancionada por el congreso constituyente de 1825, base legal de la administración de Rivadavia y con ello se quería amparar la legalidad de la medida, malograda por la descomposición nacional subsiguiente. 

Consideraban que la ocasión era oportuna, porque el ejército se hallaba acampado en Palermo y estaba en condiciones de sofocar cualquier resistencia que apareciese, muchos provincianos distinguidos cifraban en esa ley de capitalización sus esperanzas, y los unitarios no podían rechazarla porque encarnaba el sentimiento nacional que los había movido en la época de Rivadavia.

Pujol influía en su comprovinciano el coronel Cáceres, ministro de la guerra, y en otros jefes del ejército correntino, y les aseguraba que por medio del doctor Derqui, cordobés como Vélez Sarsfield, y de otras personalidades influyentes, se deseaba el decreto de capitalización y que se declarasen de "propiedad nacional" todos los terrenos baldíos o ilegitimamente donados en Buenos Aires y demás provincias.

Los nuevos federales enarbolaban el programa unitario que sirvió a los federales viejos para derribar a Rivadavia del poder, en ellos pesaba ahora más el temor y la desconfianza contra Buenos Aires, cuyo poderío deseaban cercenar, que el pensamiento de la construcción nacional. En cambio los unitarios de ayer, como Valentín Alsina, entre otros, tomaron la bandera federal, autonomista, porteñista con espíritu no -menos intransigente y apasionado que sus adversarios de otro tiempo.

Pero Vicente Fidel López, Francisco Pico y otros que hablaban todos los días con Urquiza, se oponían a esos planes de capitalización y se resistían formalmente a ellos. Tampoco los acataba Urquiza, pero deseaba contemporizar con las influencias provincianas que los exigían. Para salir del conflicto recurrió al arbitrio de una reunión de notables.

Reunión en Palermo

En la noche del 5 de mayo, en una sala reservada de Palermo, recibió Urquiza a Guido, Alsina, Vélez Sarsfield, Vicente Fidel López, Francisco Pico, José Benjamín Gorostiaga y Juan Pujol. Pidió a los asistentes su opinión sobre el proyecto que había en la mesa. Se trataba del proyecto escrito por Pujol y que leyó Pico que se refería a la declaración de Buenos Aires como capital de la república, según se había resuelto por el Congreso de 1826, que dividía la provincia en dos y organizaba el gobierno provisional de la nación hasta que se reuniese el congreso constituyente.

Unánime rechazo a la capitalización

Los circunstantes guardaron silencio y Urquiza pidió su opinión al general Guido; éste se expresó contrariamente a la resurrección de la ley rivadaviana. Vélez Sarsfield se manifestó también contrario a ella de manera terminante y advirtió que los gobernadores no tenían fa-cultades para dictar sanciones propias sólo de una asamblea legislativa. Alsina atacó el proyecto y dijo que el acuerdo de los gobernadores debía circunscribirse a establecer "dónde, cuándo y cómo se reuniría el congreso general". Propuso la ciudad de Santa Fe como lugar de la reunión dentro de los tres meses siguientes, según la fórmula adoptada por la Constitución de 1826, a razón de un diputado por cada 15.000 habitantes.

Pico, Vicente Fidel López y Gorostiaga se manifestaron abiertamente contra la capitalización, pero no aludieron a la organización del gobierno provisional, que era la última parte de las bases elaboradas en el proyecto de Pujol. Todos hablaron en varias oportunidades; sólo Pujol guardó silencio, a pesar de la coincidencia de los demás en el rechazo de su proyecto.

Pero hubo coincidencia en la necesidad y la ventaja de ligar a los gobernadores por un acuerdo que obligase a concurrir al congreso constituyente.

Urquiza encontró razones ponderables en la oposición al proyecto de Pujol y se manifestó de acuerdo con la tesis sostenida por Alsina y Vélez Sarsfield, pidiendo a Pico que la resumiera para considerarla otro día. También expuso que deseaba que las opiniones expuestas aquella noche y predominantes se concretaran en un proyecto articulado. Vélez Sarsfield y Pico fueron los que abundaron más en torno a la estructura orgánica del acuerdo y eso hizo que Urquiza les encargase la redacción de la fórmula que habría de servir•en San Nicolás para la convocatoria del congreso.

Vélez Sarsfield, Francisco Pico y Vicente Fidel López regresaron de Palermo en el mismo carruaje, comentaron las ideas expuestas en la reunión y convinieron en que Pico les resumiría y las comunicaría a Vélez Sarsfield. Al día siguiente el borrador del proyecto fue enviado a Vélez Sarsfield por Pico y aquel manifestó su total acuerdo, diciendo que no tenía nada que agregar.