Un consorcio de banqueros ofreció al gobierno un crédito de 100 millones al 5 1/2 por ciento de interés, sin garantía alguna, para que pudiera hacer frente a las premuras iniciales.
En la misma noche del juramento se produjo un tiroteo de fusilería, ametralladoras y artillería en la Casa de gobierno y en sus proximidades y desde el palacio de Correos. Fue debido a una confusión cualquiera no. esclarecida; para algunos fue provocada por grupos radicales y se mencionó a Bidegain como planeador de un ataque a la sede del gobierno. De todos modos, resultaron 7 civiles muertos y 36 heridos, entre ellos dos mujeres, y un muerto y 12 heridos entre los militares; el militar muerto fue el teniente Oliveira Cézar, y el herido el coronel Fasola Castaño.
En la confusión, los que custodiaban el Correo creyeron que se les hacía fuego desde la Casa de Gobierno, y los que custodiaban ésta imaginaron que se les atacaba desde el palacio de Correos. Uriburu ordenó inmediatamente que fuese detenido Yrigoyen y dictó en la misma noche el siguiente bando:
"En vista de las perturbaciones producidas a la tranquilidad pública por civiles armados, y siendo indispensable asegurar el orden y dar las garantías a la vida y a la propiedad, se hace saber que toda persona que se encuentre haciendo ostentación de armas en la vía pública, desde las 18 horas del día 9 de septiembre en adelante, será sometida al rigor de la ley marcial".
Hipólito Yrigoyen a punto de embarcar como prisionero a la isla de Martín García en el guardacostas Manuel Belgrano
El general Justo fue designado jefe del ejército argentino, y el coronel Benedicto Ruzzo jefe de su estado mayor.Lisandro de la Torre, vinculado por vieja amistad con el jefe del gobierno provisional, relata el siguiente suceso:
"El 11 de septiembre me avisaron de la Casa de gobierno que el general Uriburu me pedía que lo visitara al día siguiente a las 10. Fui y me expuso brevemente su plan de reformas constitucionales. No el plan de_reformas que adoptó posteriormente, limitado a simples enmiendas no exentas de razón pero carentes de importancia, sino el plan primitivo, la substitución del Congreso por un cuerpo de composición gremial y la derogación de la ley Sáenz Peña, en todo lo que tiene de bueno. Me sugirió colaboración. No la habría negado tratándose de ideas menos desorbitadas. Le dije categóricamente que por ese camino perdería en quince días la inmensa opinión que lo acompañaba . . . A la salida de su despacho, encontré a su hijo, y le referí con las reservas del caso, y lleno de alarma, las opiniones que acababa de oir, para llamarle la atención sobre el ineludible fracaso del gobierno revolucionario si prevalecían esos errores y si se pensaba realizar una política de fuerza".