Al llegar Alvear de Europa, Uriburu le hizo llegar sus saludos y aquél concurrió a la Casa de gobierno a retribuirlos, eran viejos amigos desde la revolución del 90, Uriburu manifestó a Alvear que si quería reorganizar el partido con los elementos sanos del mismo, como los antipersonalistas, no le faltarían garantías para hacerlo; pero si pensaba recurrir a la base yrigoyenista, tendría que contar con la oposición del gobierno. Naturalmente, Alvear respondió que tenía el propósito de reorganizar el partido radical, pero que se debía al partido como conjunto, sin exclusión de cualquiera de sus eventuales. Uriburu comentó posteriormente la entrevista diciendo a un representante de la prensa: "Hay todavía grandes masas de gente que no comprende todo el mal que ha hecho el yrigoyenismo al país y todo el peligro que ha corrido con él. Esto ha sido un verdadero desastre. Yo creo que este pasado no volverá, pero creo también que no solo hay que creerlo, sino tratar por todos los medios de que no vuelva nunca. Solamente teniendo la sensación directa de la realidad como la tenemos nosotros, puede advertirse ese desastre en toda su magnitud. Y este propósito de que le hablo, yo se lo he dicho a Alvear", y resumió su conversación con el ex presidente Alvear: "Mira, Marcelo. Si vienes con el propósito, como espero, de reorganizar tu partido con los elementos sanos que hay en él, me parece muy bien y no te faltarán garantías para su realización. Pero si esa reorganización piensas hacerla a base del irigoyenismo crudo, cuenta con que yo me voy a oponer decididamente".
El expresidente Marcel T de Alvear visita al dictadot Uriburu en la casa de gobierno en abril de 1931. (Archivo General de la Nación. )
Alvear había tenido motivos para disgustarse con Yrigoyen y en ocasión de su destitución hizo declaraciones en París a Eduardo Guibourg, que publicó en Crítica: "Yrigoyen ha jugado con el país. Socavó su propia estatua y deshizo al partido radical, lo que explica que los enemigos más encarnizados del jefe inepto, sean los radicales... Yrigoyen no respetó a las leyes ni a los hombres. Humilló a sus propios colaboradores inmediatos, los ministros. Cuando no se respeta a los otros, se pierde el derecho al respeto ajeno. Si Yrigoyen obtuvo el plebiscito, lo fue porque mi gobierno pacífico consolidó la reputación del radicalismo, pero repitió en la historia el caso del presidente yankee Johnson, quien hizo de su segunda presidencia un asalto sin control... A mí mismo no quiso dejarme gobernar y conspiró contra mí al día siguiente de asumir yo el mando. Si fue neutral durante la guerra,-fue porque para ser neutral no había que hacer nada y ser beligerante exigía una determinación. Hasta para su renuncia puso dilación. Como organizador y director de revoluciones, fracasó siempre, y la primera revolución que se lleva contra él, lo derriba y arrasa".
Una explosión irritada que parece haber dejado de lado para acudir en_ ayuda de su partido y del propio Yrigoyen en desgracia.
Por gravitación natural, en aquellas circunstancias, con la prisión de Yrigoyen y el estado de su salud, Alvear se había convertido en el jefe del radicalismo y concentró a su alrededor a todos los radicales, iniciando una oposición política definida contra el gobierno provisional, y cuando llegó la hora de afrontar la prueba electoral, fue propiciado como candidato a la presidencia de la Nación, acompañado por Adolfo Güemes para el cargo de vicepresidente.