Celestino Vidal nacio el 5 de abril de 1780 , fueron sus padres José Francisco Vidal del Sar , español de La Coruña y Rosalía Nicolasa Saravia Cervantes .
Como cadete de la 1ª Compañía de Granaderos del Regimiento Fijo de Infantería, salió de Montevideo con las tropas que reconquistaron esta ciudad en agosto de 1806. También intervino en la defensa de la plaza de Montevideo, siendo herido en el asalto. Se halló en la Defensa de Buenos Aires en la segunda invasión, y en premio a su comportamiento, el 22 de octubre de 1807 era ascendido a teniente de los Granaderos de Liniers. En este cuerpo fue promovido a ayudante mayor el 14 de diciembre de 1808.
Al estallar el movimiento emancipador del 25 de mayo, Vidal forma en las legiones de la Patria y el 1º de julio de 1810 es promovido a capitán de la 2ª Compañía del Regimiento Granaderos de Fernando VII,
En 1811 participó como capitán en la Expedición de Belgrano al Paraguay luchando en Paraguari y Tacuarí. En esta última batalla fue encargado, juntamente con Campos, Sosa y Villegas, de contener el ataque distractivo de las canoas paraguayas que por el río Tacuarí presionaban por el ala izquierda de la posición.
De acuerdo a la tradición, durante la batalla quedó casi ciego y debió ser guiado por el niño soldado Pedro Ríos (12 años) a través del campo de batalla; este niño era el famoso Tambor de Tacuarí, un pequeño que mantuvo la moral de la tropa tocando incansablemente el tambor.
En la batalla de Tacuarí, Pedro Ríos continuó guiando al mayor Vidal y además tocando el tambor. Fue alcanzado por dos proyectiles de fusil en el pecho, cayendo herido de gravedad y falleciendo minutos después.
Lo recuerdo y me estremezco. Me parece estar viéndolo impasible avanzar a mi lado. Yo lo he visto caer y abandoné la lucha para socorrerlo. Murió de dos disparos en el pecho. Estoy seguro de que su muerte fue mi salvación, porque al detenerme, no caí como cayeron casi todos los del ala donde estábamos nosotros. Celestino Vidal
Vidal fue destinado al primer sitio de Montevideo, y luego pasó al Ejército del Norte. Luchó a órdenes de Belgrano en Tucumán, Salta, Vilcapugio y Ayohúma.
A órdenes de José Rondeau, reemplazó como jefe del regimiento n.º 7 a Toribio de Luzuriaga, y combatió en Venta y Media y Sipe Sipe (1815). En agosto de 1816 fue enviado de regreso a Buenos Aires, por orden de Belgrano.
El 1º de setiembre de 1818, Vidal solicitó comprar la casa del finado Juan Bautista Torrens y Villarasa, que estaba en poder del Estado, ofreciendo las 2/3 partes de su tasación; proponiendo pagar $1.500 a fines de 1818, y el resto, de a $1.000 cada año, con “el objeto de recoger en ella a su anciana madre y hermanas que han quedado a su cargo por fallecimiento de su padre” (dos hermanas solteras una de ellas llamada Prudencia).
Participó en varias de las campañas contra los federales de Santa Fe y fue ascendido al grado de coronel. En abril de 1819, fue enviado al frente de una división en apoyo del coronel Juan José Viamonte, sitiado en Rosario; cuando se encontró con este, ya había firmado el tratado de paz de San Lorenzo.
Durante la Anarquía del Año XX fue comandante del Regimiento de Cazadores. Comandó la caballería porteña en la derrota porteña de Cepeda, en que sus fuerzas fueron pulverizadas y dispersadas en minutos. También peleó en Cañada de la Cruz a órdenes del gobernador Soler, y fue el encargado de rendirse a Estanislao López.
Fue uno de los oficiales dados de baja en la reforma de Rivadavia. Fue invitado a participar en la revolución de Tagle, de agosto de 1822, pero denunció al gobierno la conspiración, impidiendo que estallara la revolución. El ministro Rivadavia quiso que ratificara la denuncia por escrito, para poder imputar a alguien. Se negó, y fue arrestado y sometido a juicio, con lo que el acusador se convirtió en el único acusado. De todos modos, recuperó la libertad a los pocos días.
Durante el gobierno de Manuel Dorrego fue diputado por el partido federal, y se opuso a la revolución de Juan Lavalle contra aquél. Tras la derrota de Lavalle, fue diputado por segunda vez y comandó un regimiento de infantería de milicias de la ciudad.
Participó en la campaña de 1831 contra la Liga Unitaria como jefe del Regimiento de Infantería Nro. 1, y fue ascendido a general poco después de la victoria federal.
El coronel Vidal tuvo honrosa actuación en el empeño de apagar un incendio que se produjo el 6 de febrero de 1832 en un depósito de aguardiente en la calle de la Plata (hoy Rivadavia), a 2 cuadras y media de la Plaza de la Victoria, de propiedad de Joaquín Vivanco, mereciendo una mención honrosa por parte del jefe de policía de la Capital, coronel Gregorio Perdriel por esta causa.
El 11 de setiembre de 1832 la Sala de Representantes prestó acuerdo para ascender al coronel Vidal al empleo de coronel mayor. En febrero del año siguiente, el general Vidal formó parte del Tribunal Militar que juzgó al teniente coronel José María Pinedo por su actuación en las Islas Malvinas, al mando de la goleta “Sarandí”, el 3 de enero anterior, cuando tomó posesión de aquellas islas el buque de S. M. B. “Clío”.
Antes de la llamada Revolución de los Restauradores, en octubre de 1833, el general Vidal fue reemplazado en el comando del Regimiento de Patricios de Buenos Aires por el general Félix de Olazábal.
Juan Manuel de Rosas le otorgó nuevamente el mando del Regimiento de Patricios de Buenos Aires por decreto del 5 de febrero de 1840. En el plan de defensa de la Capital que se preparó este último año con motivo de la invasión de Lavalle a la provincia de Buenos Aires, Vidal figuraba en la 1ª División al mando del general Soler.
El general Celestino Vidal fue diputado a la Legislatura de Buenos Aires en 1827 y en 1831, y luego sin interrupción desde 1833 hasta 1844. El 1º de junio de 1843 pasó a revistar en la Plana Mayor Activa, en la que figuró hasta su fallecimiento.
El general Vidal falleció en Buenos Aires, el 28 de setiembre de 1845. Estaba casado con Josefa Juliana Nazar, matrimonio realizado antes de noviembre de 1814.
El general Paz recuerda en sus “Memorias Póstumas”, que una de las primeras visitas que recibió al bajar del carruaje en que llegó a Buenos Aires el 23 de abril de 1839, al ser puesto en libertad de su larga prisión, fue la del general Celestino Vidal, y la del general Lamadrid y Mariano Lozano. El mismo General dice que en la época que actuó Vidal en el Ejército del Norte, era irreprochable en su conducta.
El nombre del pueblo de Coronel Vidal, en la provincia de Buenos Aires honra la memoria de este militar.