Tanto Paraguay como Chile fueron invitados a la Asamblea y en ambos casos no enviaron representantes
Cuando Artigas fue nombrado gobernador del departamento de Yapeyú y jefe de las milicias orientales, después del armisticio con Elío, entabló relaciones confidenciales con Asunción. Tanto Artigas como los paraguayos tenían en esa circunstancias motivos de queja contra Buenos Aires.
El dictador Francia, si por un lado trataba de apaciguar a Buenos Aires, por el otro permanecía fiel a su plan de hacer del Paraguay una nación independiente, rompiendo todo vínculo de sumisión al Triunvirato.
El 6 de marzo de 1813 fue enviado Nicolás Herrera en misión al Paraguay para estrechar vínculos y persuadir de la conveniencia del envío de diputados al Congreso general; al mismo tiempo debía pedir la evacuación de Candelaria.
El 21 de mayo expuso Herrera su misión al gobierno de Asunción; para darle respuesta, Francia convocó a una asamblea de diputados de las provincias, que se reunió el 30 de setiembre con la asistencia de más de 1.100 delegados. Esa asamblea resolvió que el Paraguay no debía enviar diputados a Buenos Aires y creó una nueva forma de gobierno a cargo de dos cónsules, dándose el nombre de Primera República del Sud.
La misión Herrera terminó sin obtener auxilio ni celebrar ninguna alianza o acuerdo comercial.
El 12 de agosto 1813 negoció un tratado con las autoridades bonaerenses que, entre otras cosas, reconocía al gobierno paraguayo; y en diciembre abandonó una vez más la junta, pero fue convocado nuevamente.En octubre de 1813 fue elegido por el congreso para formar un Consulado junto a Fulgencio Yegros. Al año siguiente, el mismo congreso lo eligió dictador por cuatro años, pero antes de que venciera dicho plazo, otro congreso, reunido el 1 de junio de 1816, lo proclamó de forma unánime y "en atención a la plena confianza que justamente ha merecido del pueblo el ciudadano José Gaspar Rodríguez de Francia" se le instituya "Dictador perpetuo de la República".
El 16 de julio de 1810 fue reemplazado en Santiago de Chile el presidente Francisco Antonio Carrasco por el conde de la Conquista; con ese cambio los patriotas chilenos fueron ganando posiciones y el 18 de setiembre crearon una junta de gobierno con la misma apariencia de fidelidad a Fernando VII que la de Buenos Aires y con la declaración de reconocimiento del Consejo de regencia, pero con intención real de convertirse en una nación independiente.
La Junta de Buenos Aires mantuvo relaciones permanentes con Chile; los patriotas chilenos habían enviado a Antonio Alvarez Jonte a comienzos de 1810 para concertar un plan de acción común. Cuando se constituyó la Junta de mayo, fue enviado Gregorio Gómez a Chile con carácter secreto; el conde de la Conquista no vio ningún inconveniente en mantener relaciones oficiales con Buenos Aires, ya que la Junta hablaba en nombre de Fernando VII.
Pero el cabildo de Santiago no tardó en seguir el ejemplo del porteño. Alvarez Jonte volvió a Santiago como delegado de las Provincias Unidas. Por entonces alentaba Juan Martínez de la Roza el propósito de un congreso general americano para deliberar sobre el plan de defensa común; el proyecto no contó con el apoyo de Mariano Moreno, que quería más bien una alianza de ambos países, Chile y las Provincias Unidas.
Al morir el el Gobernador de Chile Luis Muñoz de Guzmán en 1808, considerado por muchas personas, como el mejor gobernante que España tuvo en el país durante los tres siglos de dominación, fué reemplazado por el brigadier de mayor graduación, Francisco Antonio García Carrasco.
La aristocracia chilena necesitaba una autoridad que activara los lazos con España y defendiera con propiedad la imagen hispana. Sin embargo, García Carrasco cometió muchos errores durante su gobierno, por lo que la clase dirigente se sintió desprotegida. Esto llevó a que se le solicitara su renuncia, la cual fue presentada en julio de 1810, y se nombró en su reemplazo a Mateo de Toro y Zambrano, Conde de la Conquista, que se encontraba en la asamblea en su carácter de jefe militar.
Alvarez Jonte trabajó en Santiago por la ruptura con el Perú, pero los chilenos temieron que esa ruptura fuese prematura; propuso también convenios de alianza y comercio para formar lo que se denominaría Primera Unión del Sud, pero algunos vieron en ello una especie de tutela de Buenos Aires sobre Santiago y la iniciativa no prosperó. El emisario de Buenos Aires no se sustrajo a la tentación de intervenir en la política interna y dejó por eso de ser persona grata; fue sustituido el 1" de agosto de 1811 por Bernardo Vera y Pintado, el cual tampoco fue bien recibido, por hallarse casado con una dama chilena y haber residido largamente en Chile. Cuando Buenos Aires, ante amenazas graves del exterior, pidió a los chilenos ayuda, pasaron la cordillera 300 hombres de tropas veteranas; se autorizó el reclutamiento de voluntarios y fueron enviados además a Mendoza 80 quintales de pólvora.
Fue por obra de la mediación amistosa de Buenos Aires como se llegó el 8 de julio de 1811 a la reconciliación de las dos Juntas que se habían formado en setiembre de 1811: la de Concepción, encabezada por Juan Martínez de la Roza, y la de Santiago, encabezada por José Miguel Carrera.
El virrey Abascal dirigió un ultimátum a los chilenos para que aceptasen la constitución nacional española; un ejército realista a las órdenes de Antonio Pareja, en connivencia con grupos disidentes chilenos de Valdivia y Chiloé, se apoderó de Talcahuano y Concepción.
Las tropas patriotas al mando de José Miguel Carrera fueron al encuentro del enemigo y se pidió auxilio a Buenos Aires; el Triunvirato devolvió inmediatamente los 300 hombres veteranos que había enviado Chile en 1811 e insistió en romper con el virrey de Lima por medio de una acción conjunta argentino-chilena. Para concertar una alianza en ese sentido llegó a Buenos Aires Manuel Salas, ministro de relaciones exteriores de Chile, pero en Buenos Aires faltaban todos los elementos para una expedición, barcos, armamentos, etc., y se resolvió dejar para más tarde el intento.
Los chilenos ganaron la acción de Maule, pero el general realista Mariano Osorio intimó la rendición de la plaza de Huasco; ante el peligro de mayores progresos de la ofensiva, el Triunvirato ordenó al capitán Las Heras que estuviese pronto en Mendoza para atravesar la cordillera y en Buenos Aires se aprestaron 200 granaderos para hacer lo mismo. La amenaza de Osorio, sin embargo, no fue más lejos y los auxilios argentinos no fueron necesarios.
Después del fracaso del sitio de Chillan, Carrera se retiró sobre Concepción, donde estuvo a punto de quedar cercado, y ese peligro fue causa del envió urgente de la división auxiliar argentina, el 17 de setiembre de 1813, al mando de Marcos González Balcarce.
Esas relaciones amistosas de Buenos Aires y Santiago de Chile permitieron allanar incidentes de carácter internacional como el desarme de la fragata portuguesa San losé de la Fama en Valparaíso, mediación solicitada por lord Strangford; también intervino Buenos Aires en el inci-dente de la captura de cinco naves inglesas por la fragata norteamericana Essex y su conducción a Valparaíso para vender allí las mercaderías que transportaban, sin ninguna protesta del gobierno de Santiago.
En el período de la Asamblea continuó el gobierno cultivando las relaciones con Chile, y Vera y Pintado fue reemplazado por Pascual Ruiz Huidobro, que falleció en Mendoza, en abril de 1813, antes de cumplir su misión. En vista de ello fue enviado en febrero de 1814 Juan José Paso, que llegó a Chile en febrero de 1814; asistió a la caída de la revolución chilena y tuvo que repasar la cordillera.