La convocatoria de la Asamblea de 1813 fue uno de los objetivos del 8 de octubre de 1812, es decir, de la logia Lautaro y de su portavoz público, la Sociedad patriótica. El Triunvirato formado por el Cabildo recibió la autoridad a condición de que convocase una asamblea general en el plazo de tres meses.
El surgimiento del Segundo Triunvirato como consecuencia de los acontecimientos políticos que se desencadenaron debido al triunfo revolucionario en la batalla de Tucumán, sumados a los esfuerzos de la Logia Lautaro fueron fundamentales para efectivizar la convocatoria de la Asamblea del Año XIII.
Esta Asamblea despertó muchas expectativas, tranquilizó el panorama político, y aunque algunos dudaban de sus alcances y representatividad, las provincias del interior enviaron sus diputados a la misma. José Gervasio de Artigas, aunque se manifestaba descontento con la política localista de Buenos Aires vio en la Asamblea la posibilidad de darle una nueva estructura política al país.
A diferencia de lo que sucedido con los órganos de gobierno anteriormente, los miembros de la Asamblea no juraron fidelidad al rey Fernando VII de España y ésta declaró soberana, es decir superior a cualquier otra autoridad, inclusive al Triunvirato que la había convocado. Pero, lamentablemente, no pudo concluir con ninguno de los objetivos que se había propuesto.