Pedro Ríos más conocido como el Tambor de Tacuarí, fue un niño que participó como soldado en el ejército de las Provincias Unidas del Río de la Plata, al mando de Manuel Belgrano, destacándose en la batalla de Tacuarí, donde murió en combate, tocando el tambor que alentaba a las tropas; de allí toma su apodo por el cual es conocido en la historiografía argentina.
El entonces coronel Manuel Belgrano, fue designado al mando de la expedición militar a Paraguay, con el fin de instalar en el país un gobierno revolucionario bajo autoridad argentina, aunque resultó ser un fracaso. Hacia el destino tuvieron que pasar por el pueblo de Yaguareté-Corá, donde pararon unos días e incorporaron más soldados al ejército. En ese momento se presentó Ríos con 12 años recién cumplidos y solicitó insistentemente unirse al ejército.
En un primer momento Belgrano se negó, pero al mantener una conversación con el padre del joven, este le manifestó: "No solo doy mi consentimiento, sino también ruego que lo acepte, porque yo con mis 65 años de existencia soy un hombre anciano y la entrega de mi hijo es la única ofrenda que puedo hacer a la Patria".
Tras estas palabras, el niño Ríos se incorporó al mando del capitán Celestino Vidal, a quien sirvió como lazarillo ya tenia una ceguera temporal fruto de una batalla anterior.
Pedro Ríos (el tambor de tacuari) guiando al mayor Vidal durante la batalla de Tacuarí
El bautismo de fuego de Pedro Ríos, se produjo el 19 de enero de 1811, en la batalla de Paraguarí, donde Belgrano sufrió su primera derrota. Cumplió funciones en la retaguardia fortificando las carretas del parque de armas y el hospital de campaña. Como el encargado del tambor se había sumado al combate, a partir de ese momento tomó las funciones de guía con el tambor
Ya en marcha, el tamborilero iba a la vanguardia de la infantería y como niño que era, ignoraba el peligro que corría.
En la batalla de Tacuarí, Pedro Ríos continuó guiando al mayor Vidal y además tocando el tambor. Cumpliendo sus funciones, fue alcanzado por dos proyectiles de fusil en el pecho, cayendo herido de gravedad y falleciendo minutos después. Vidal dijo: «Lo recuerdo y me estremezco. Me parece estar viéndolo impasible avanzar a mi lado. Yo lo he visto caer y abandoné la lucha para socorrerlo. Murió de dos disparos en el pecho. Estoy seguro de que su muerte fue mi salvación, porque al detenerme, no caí como cayeron casi todos los del ala donde estábamos nosotros»