El sitio de Montevideo

En 1839 estalló la Guerra Grande (1839-1851). El conflicto se extendió entre el 10 de marzo de 1839 y el 8 de octubre de 1851. Los beligerantes fueron, por un lado, los blancos de Uruguay, encabezados por Manuel Oribe, aliados de los federales argentinos, liderados entonces por Juan Manuel de Rosas; y, por otro los colorados, aliados de los unitarios argentinos. El conflicto trascendió ampliamente la colectividad propia de las repúblicas platenses y contó con la intervención, diplomática y militar, del Imperio del Brasil, Francia y Gran Bretaña, además de la participación de fuerzas extranjeras (italianos de Giuseppe Garibaldi, españoles y franceses), algunos de los cuales actuaron en condición de mercenarios.


Antecedentes

De 1839 a 1842 los enfrentamientos se produjeron fuera del territorio oriental. El escenario fue el territorio argentino donde se enfrentaron unitarios y federales. Rosas puso a Oribe al frente del ejército federal y Juan Galo Lavalle hizo lo mismo con Rivera, el cual quedó al mando del ejército unitario. En septiembre de 1840, 17.000 hombres al mando del general Manuel Oribe intentaron hacerle frente a Lavalle, quien al mando de apenas 1.100, se retiró a Santa Fe. Su tropa fue constantemente perseguida y Lavalle fracasó sucesivamente en todos sus intentos de reorganizar su maltrecho ejército. Dicha campaña finalizó con su muerte el 9 de octubre de 1841 durante un tiroteo con una avanzada de las tropas federales en la ciudad de San Salvador de Jujuy, capital de la provincia de Jujuy.

El Sitio de Montevideo

La segunda etapa, de 1842 a 1851, se produjo en el territorio uruguayo. Después de su victoria en la batalla de Arroyo Grande (Entre Ríos), el ejército de Oribe cruzó el río Uruguay y el 16 de febrero de 1843 comenzó el sitio de Montevideo. Sería este el tercero de los sitios en que él participara y el más largo de todos, ya que duraría ocho años y medio, hasta el 8 de octubre de 1851.

Oribe organizó un gobierno, conocido como Gobierno del Cerrito, como si nada hubiera ocurrido desde el 24 de octubre de 1838.

Manuel Oribe

El 16 de febrero de 1843 Oribe puso sitio a la ciudad de Montevideo. Sería este el tercero de los sitios en que él participara, y el más largo de todos, ya que duraría ocho años y medio, hasta el 8 de octubre de 1851.
Fue en esta población que por primera vez se rindió oficialmente homenaje a José Gervasio Artigas, al serle dado el nombre del prócer federal a la principal avenida de Restauración. Dicho nombre le fue dado en vida del prócer (1849) y entre los primeros actos de la administración del riverista triunfante en 1852, con ayuda brasileña, Joaquín Suárez figura el de eliminar tal denominación.

Designó ministros, hubo un parlamento y se dictó una ingente cantidad de disposiciones legales. En esta etapa convivieron en el país dos gobiernos: el de Montevideo, llamado de la Defensa, afín a Rivera, y el de Oribe quien, en las afueras de la ciudad, tenía tres campamentos. Los campamentos se encontraban en el Cerrito de la Victoria, donde se organizaba la milicia, la "capital" estaba en "Restauración", localidad que actualmente es el barrio montevideano de la Unión, donde se manejaba la política, y el puerto en el Puerto del Buceo, donde se dirigía la economía del interior del país y por donde se sacaban los cueros para exportar. 

Gobierno del Cerrito

La sede de su gobierno estaba instalada en el Cerrito de la Victoria, en las afueras del núcleo histórico de la capital, Montevideo. Allí Oribe hizo construir un alto mirador (25 m), a cuya plataforma superior se ascendía por una escalera de caracol, desde donde podía, con anteojo larga vista, contemplar los movimientos del interior de Montevideo.

El presidente trabajaba en su despacho del Cerrito pero vivía lejos de allí, en la llamada quinta de Ayala, sobre la curva de Maroñas. La sede del gobierno se comunicaba con el Puerto del Buceo (en el que se construyeron un muelle de embarque y el edificio de la llamada “aduana de Oribe”) a través del camino del Comercio, y con la villa del Cardal a través del camino del Maldonado, que luego sería rebautizado como camino del General Artigas.

En 1849 Oribe decretó que el caserío del cardal fuese transformado en la villa de la Restauración, que llegó a tener la ciudad de (pulperías, saladeros, boticas, comercios, etc.). Fue la génesis del actual barrio de la Unión. Allí vivían las familias que habían decidido acompañar al presidente en su mayoría de origen patricio y vinculadas largamente a las luchas de la independencia y, en particular, al antiguo liderazgo de Juan Antonio Lavalleja (estaban casi todos los Treinta y Tres Orientales). La primera medida del presidente fue reinstalar las cámaras de Senadores y Diputados que habían sido disueltas por Rivera en 1838, cosa que logro prácticamente.

La nueva troya

El escritor frances Alejandro Dumas en 1850 escribio sobre el sitio de Montevideo La nueva Troya. El relato transcurre en y los pormenores son conocidos: Fructuoso Rivera (unitario) derroca a Manuel Oribe (federal), presidente en ejercicio; éste pide auxilio de Buenos Aires, gobernada por Rosas y se desata la Guerra Grande. Se enfrentan el Estado Oriental con las tropas de la Confederación Argentina y de éste conflicto se deriva el sitio, que mantienen las tropas confederadas, contra Montevideo. Fue un asedio que duró increíbles siete años y que mantuvo en vilo no sólo a ambas orillas del Plata, sino también a Francia, Inglaterra, Brasil y otras naciones de la tierra. En ella se sucedían batallas heroicas, traiciones aberrantes, intereses de las grandes potencias, pasquines, crueldades, ambiciones, mercenarios, y otro sin fin de circunstancias que hacían al conflicto de lo más interesante, y que atraía la atención de muchos. Para escribir la obra, Dumas recibió la activa colaboración de Melchor Pacheco y Obes, enviado especial de Montevideo a Francia, para lograr que esta continuara su guerra contra Rosas y la Confederación Argentina.

Se convocó a elecciones en junio de 1845 para proveer las vacantes el 11 de agosto de ese año. Se reinstaló solemnemente la Asamblea General. Sus primeras resoluciones fueron confirmar a Oribe como presidente legítimo y autorizar la entrada de tropas extranjeras en auxilio de su causa. Oribe escogió como ministro universal al joven abogado Carlos Villademoros, pero poco más tarde reflujo su participación en el gabinete a la cartera de Relaciones Exteriores, y confió la de Gobierno a Bernardo Prudencio Berro y las de Hacienda y Guerra al General Antonio F. Díaz. El 12 de mayo de 1845 instaló el Poder Judicial al crear el Tribunal de Apelaciones del Estado. El gobierno del Cerrito dividió al país en dos grandes circunscripciones militares, al norte y al sur del Río Negro, y las puso respectivamente al mando de los generales Servando Gómez e Ignacio Oribe. Los departamentos estaban a cargo de comandantes militares. La vida política del cerrito fue menos agitada que la de la Defensa, pero se suscitaron algunos conflictos graves, motivados por la oposición entre el elemento militar y caudillesco, que priorizaba los esfuerzos para ganar la guerra, y los intelectuales. De todas formas, la presencia de Oribe, líder carismático y autoritario, terminaba por constituir en el factor decisivo en la toma de resoluciones. Durante el lapso del Sitio Grande, y a partir de 1843, se publicó un periódico, "El Defensor de la Independencia Americana", que aparecía cada tres días. Especial obsesión personal de Oribe fue la instalación de un sistema de enseñanza lo más moderno y completo posible. Así, la Comisión de Institución Pública, que integraban Eduardo Acevedo Díaz, Bernardo Prudencio Berro y José María Reyes, fundó una Escuela Normal para la formación de maestros, y funcionó la llamada Universidad Menor de la villa de la Restauración; Ramón Massini creó una escuela de primeras letras en 1843, y el educacionista español José María Cordero hizo lo mismo poco después. En 1847 el gobierno erigió un amplio edificio en el que funcionó otra escuela, dirigida por Cayetano Rivas, y en 1849 el sacerdote Lázaro Gadea abrió una escuela de pupilaje. Las escuelas servían a los niños de la villa Restauración, el Paso del Molino y el Buceo. También se construyeron escuelas en las ciudades de Maldonado, Paysandú, Canelones, Mercedes, Las Piedras, etc.

Medidas legislativas tomadas por el Gobierno del Cerrito

Por decreto de junio de 1845 se autorizó la expropiación de los bienes de personas que luchaban en el bando enemigo, como respuesta a la decisión similar adoptada por el Gobierno de la Defensa. La obra legislativa del gobierno del Cerrito tuvo características innovadoras como la abolición total e irrestricta de la esclavitud en 1846, cuya aplicación fue celosamente supervisada por Oribe. Estas medidas legislativas fueron abordadas por la obra El Gobierno del Cerrito de Mateo Magariños.

La influencia de Rosas

Motivo de constante polémica ha sido la valoración de la influencia de Rosas sobre el gobierno del Cerrito. Aunque la vinculación de Oribe con el “restaurador” era notoria (incluso en el nombre escogido a la villa homónima, y en el pregón que daba mueras a “los salvajes unitarios, los asquerosos franceses y el pardejon Rivera”), el presidente oriental fue en extremo celoso en la salvaguardia de su independencia del criterio y la libertad de la decisión. Algunos historiadores alegan, que Oribe junto a Rosas pretendían la anexión del Uruguay a la Confederación Argentina, aunque otros afirman que no existen documentos que corroboren dicha suposición.

Jose Maria Paz

El general José Maria Paz se encargo de las obras de defensa de Montevideo, la fortificación consistió en un parapeto, con su banqueta, un foso, un glacis y estacadas. Una vez terminada, el muro, que comenzaba en la plaza de la Aguada y llegaba al cementerio, medía 1.500 metros, con una altura de siete pies, revestido de ladrillo; el foso era de nueve pies de boca. Por el lado exterior del parapeto se había formado un glacis, que era un amontonamiento de tierra; la estacada se instaló a unos 25 pasos del glacis, con duelas de pipa o barril; el espacio entre el glacis y la estacada se cubrió con vidrios y restos metálicos ofensivos. La defensa se completó con dos lanchas anilladas en el fondo de la bahía y otras dos fondeadas cerca de la costa para mantener el contacto con el Cerro, donde se emplazaron varias piezas de artillería; éste quedó a cargo de Tomás Iriarte. A pesar de las dificultades abrumadoras, sesenta días después de haberse hecho cargo de la defensa de la plaza, el 18 de febrero de 1843, cuando llegó al Cerrito la vanguardia de Oribe, Montevideo era inexpugnable.

Gobierno de la Defensa

Se denomina Gobierno de la Defensa al gobierno que usurpó la legalidad en Uruguay durante la Guerra Grande. Este gobierno duró 8 años y fue administrado por los colorados, liderados por el caudillo Fructuoso Rivera. El Gobierno de la Defensa, durante los 8 años que estuvo en vigencia, desde 1843 hasta 1851, controló únicamente la capital, Montevideo. Su nombre tan particular se debe a que siempre se mantenía a la defensiva, dentro de las murallas de la ciudad, debido al largo sitio que les propiciaban las tropas blancas, partidarias del gobierno derrocado.

Organización política y administrativa

En 1843 Rivera era aún presidente del Uruguay, pero se hallaba en la campaña reuniendo fuerzas para reorganizar la lucha. El 15 de marzo terminó su mandato y, con casi todo el territorio del país en el poder de las fuerzas de Oribe, resultaba imposible realizar las elecciones. En lugar de las Cámaras se crearon dos organismos que hacían las veces de Poder Legislativo: la Asamblea de notables y el Consejo de Estado, provistos por designación directa. Sin embargo, lejos de legitimar la dictadura, intentaron realmente ejercer sus funciones de contralor del gobierno; los conflictos con el Poder Ejecutivo fueron constantes, de modo que el Parlamento nombró como titular provisorio del Poder Ejecutivo a Joaquín Suárez, hombre de gran prestigio personal por su independencia de criterios, honestidad y su gran sacrificio económico hacia la patria oriental.

Legionarios del extranjero

A comienzos de 1843, los franceses y los italianos de Montevideo son los primeros en intentar organizarse para defender a sus familias y luchar por sus propios medios contra las amenazas de los sitiadores Rosistas y Oribistas en torno a los extranjeros.

Entre los personajes que lo rodearon destacaron con perfiles propios Manuel Herrera y Obes, que ocupó el ministerio de Relaciones Exteriores, Melchor Pacheco y Obes, ministro de Guerra, Francisco J. Muñoz, Nicolás Herrera, y el joven Andrés Lamas, jefe político de Montevideo y más tarde diplomático en Brasil. Hasta su muerte en 1847, también fue influyente la figura de Santiago Vázquez. Eran los herederos directos del antiguo Club del Barón que rodeó a Carlos Federico Lecor durante la Provincia Cisplatina, y representaban al patriarcado urbano inspirado en Europa, imbuido de liberalismo, enemigos de los caudillos y de los autoritarismos personales – pese a lo cual no vacilaron a la hora de procurar su apoyo –. En este esquema, el aceptar y fomentar la ayuda extranjera que no afectaba en absoluto su nacionalismo; antes bien, veían en este apoyo la conmixion de fuerzas civilizadoras en combate contra la barbarie caudillesca y los nuevos señores feudales, los grandes hacendados ecuestres del medio rural de los que Rosas era ejemplo arquetípico. Estaban convencidos de que Oribe era apenas un lugarteniente del tirano de Buenos Aires y que de triunfar la causa que defendía, la independencia del Uruguay habría desaparecido.

Plano de Montevideo

Tropas extranjeras

Durante los ocho años que duró el sitio grande hubo en Montevideo muchos más extranjeros que orientales; soldados franceses, italianos, ingleses y vascos se sumaron a la causa, a veces por identificación con los principios, a veces en carácter de simples mercenarios.
Particular trascendencia tuvo la participación del condottiero Giuseppe Garibaldi, quien, al frente de sus tropas personales, combatió con más entusiasmo que éxito hasta 1848. La grave conmoción que su patria sufría lo obligó a regresar a ella. Si Garibaldi actuó en Montevideo por idealismo o como un simple soldado profesional es un dilema que la historiografía de Uruguay ha abordado con escasa objetividad y notorio embanderamiento.
También ejercieron fuerte influencia los emigrados argentinos, todos unitarios, entre los que se destacaron los generales José María Paz y Juan Lavalle, o civiles como José Rivera Indarte, Florencio Varela (asesinado en marzo de 1848), José Mármol, Juan Bautista Alberdi o Domingo Faustino Sarmiento, que vivió en un breve periodo en la ciudad. En el plano militar fueron destacándose entre los sitiados algunos oficiales jóvenes, que jugarían un papel decisivo en años posteriores: Venancio Flores, Anacleto Medina, César Díaz y Lorenzo Batlle.
Pese a las tareas de defensa militar se realizó una intensa labor de gobierno que incluyó la creación del instituto Histórico y Cartográfico del Uruguay, la inauguración de la Casa de la Moneda, del instituto de Instrucción Pública y la puesta en funcionamiento de la Universidad de la República (18 de junio de 1849), que había sido fundada por Oribe en 1838. En 1843, antes de la formalización del sitio, el gobierno de Rivera había declarado una discutida abolición de la esclavitud que sólo era realmente efectiva para quienes integraban el Ejército.

Garibaldi

El revolucionario italiano peleo al lado de Rivera y tomo la ciudad de Colonia

Decisiones en el gobierno de la Defensa

Particular interés tienen las relaciones entre el caudillo Rivera y el gobierno de la Defensa, que distaron de ser idílicas. En principio todos los integrantes del bando anti-oribista reconocían a Rivera como su jefe natural (eran “colorados”); pero después de la Batalla de Arroyo Grande el jefe derrotado cayó en desgracia y comenzaron a cuestionar su autoritarismo y su escaso respeto a las leyes (el mismo escaso respeto que lo había llevado a la segunda presidencia y había catapultado con altos cargos de gobierno a muchos de los que entonces lo criticaron).
Después de finalizar su período como presidente, Rivera se dedicó a organizar la lucha de la campaña, pero en marzo de 1845 sufrió una catastrófica derrota ante Justo José de Urquiza en la Batalla de India Muerta y se refugió en Brasil. De inmediato el gobierno de la Defensa lo destituyó de sus cargos militares y nombró en su lugar a Anacleto Medina. Se aprobó también una disposición que prohibía el retorno de Rivera a Uruguay, salvo autorización expresa del Ministro de Defensa.
El caudillo fue puesto en prisión por los brasileños, que lo acusaban de conspirar junto a los caudillos riograndenses republicanos y separatistas. El gobierno de Montevideo lo designó entonces representante en Paraguay, con la esperanza de mantenerlo retirado del país al tiempo que hacía algo por su libertad, pero el gobierno de Brasil le negó el permiso para viajar a Asunción al tiempo que lo liberaba y lo embarcaba en la gorleta Perla rumbo a Montevideo. Llegó Rivera a esa ciudad el 18 de marzo de 1846 y de inmediato organizó una rebelión capaz de devolverle la influencia política y militar que había perdido.

Con parte de las guarniciones militares y la numerosa población civil en actitud de insubordinación en favor del formidable caudillo (“Se viene el Patrón”, era la consigna), el gobierno intentó prohibir su desembarco y aun le ofreció un cargo diplomático en Europa, que fue orgullosamente rechazado. En un último esfuerzo por librarse de Rivera el gobierno, por influencia de la Sociedad Nacional (una agrupación de destacados ciudadanos enemigos de Rivera, presidida por Santiago Vázquez), decretó su destierro. No obtante, el 1 de abril se sublevaron el batallón de vascos, los negros libertos que formaban parte de la infantería y otras fuerzas comandadas por César Díaz y Venancio Flores, pidiendo la liberación de Rivera.

El efecto de la sublevación fue inmediato: Melchor Pacheco y Obes dimitió de su cargo de comandante general de armas y se embarcó hacia Europa, los ministros Santiago Vázquez y Francisco J. Muñoz renunciaron y el gobierno anuló su decreto y autorizó el desembarco del caudillo. Rivera descendió del barco en loor de multitudes, del brazo de su esposa (que había sido el centro de la conspiración). El nuevo ministro de Guerra, José A. Costa, lo designó de inmediato general en jefe de ejército de Operaciones, y el gobierno, buscando aliviar sus responsabilidades ante quien era otra vez el “hombre fuerte”, lo nombró gran mariscal de la República. De inmediato se incorporaron a la Asamblea de Notables una serie de personalidades cercanas al caudillo, y dos patricios de rancia estirpe –Gabriel Antonio Pereira y Miguel Barreiro– pasaron a ocupar los ministerios de Gobierno y Hacienda y de Relaciones Exteriores, respectivamente.

La defensa de Montevideo

Mientras Oribe sitiaba Montevideo, los colorados organizaron el Ejército de la Defensa, comandado por el militar unitario argentino José María Paz y el oriental Melchor Pacheco y Obes. A él se sumaron varios grupos de las colectividades francesa, española e italiana que formaron "legiones" que numéricamente superaron en conjunto a los propios efectivos orientales con los que contaban los colorados.

Según observadores extranjeros en la ciudad de Montevideo, como el sanjuanino Domingo Faustino Sarmiento que fue de camino en su viaje alrededor del mundo en 1848, la proporción de habitantes en la ciudad era según el padrón de 1843.:

Habitantes de la ciudad de Montevideo:

  • europeos:.....15.252
  • orientales:....11.431
  • argentinos:.....3.170
  • africanos:.......1.344

Los habitantes se organizaron en milicias por nacionalidades. Ellas eran:

  • legión argentina
  • legión italiana, bajo el mando de Giuseppe Garibaldi
  • legión vasca
  • 2 batallones franceses, bajo bandera oriental
  • 1 batallón de montevideanos
  • 3 batallones de negros libertos

El italiano Giuseppe Garibaldi en esa época se había instalado en Montevideo. En 1842 el gobierno de la Defensa designó a Garibaldi al mando de la flota, librándose el 16 de agosto de 1842 un combate naval en el Río Paraná cerca de la localidad de Costa Brava. Las naves comandadas por Garibaldi fueron derrotadas por las fuerzas de Guillermo Brown. Garibaldi volvió a dirigir una escuadrilla naval, al frente de la cual logró impedir que las naves de Brown ocuparan la Isla de Ratas, en la bahía de Montevideo (que pasó entonces a llamarse Isla Libertad), logrando así impedir el intento de la flota rosista de bloquear Montevideo.

Garibaldi organizó una unidad militar que denominada la Legión Italiana, al frente de la cual se puso al servicio del Gobierno de Montevideo. Entre sus acciones militares se destaca la que tuvo lugar en las afueras de las murallas de Montevideo, llamada el Combate de Tres Cruces, el 17 de noviembre del 1843. Luego de ello -nuevamente embarcado en su flotilla, y apoyando a las escuadras de Francia e Inglaterra-, participó en la ocupación en 1845 de Colonia del Sacramento, de la isla Martín García, de Gualeguaychú y de Salto. Audaz, propuso acciones como el secuestro de Rosas, que no fueron aceptadas por el Gobierno de Montevideo, que temía perderlo con ellas.