El enorme peso poblacional y la importancia económica de la ciudad, dotada durante muchos años del único puerto de aguas profundas del país, hacían de ella un factor desequilibrante en las relaciones entre las provincias federadas.
Esta desigualdad se hizo manifiesta ya desde la Revolución de Mayo, tras la cual los porteños fueron renuentes a aceptar a los diputados del interior en la Primera Junta de Gobierno, y se agudizó durante el largo período de inestabilidad política de los Triunviratos y el Directorio.
Los intentos de 1819 y 1826 de dictar una constitución unitaria, que centralizase en Buenos Aires el poder administrativo directo sobre todo el territorio nacional, extremó la situación, y las medidas políticas tomadas por las provincias en los años sucesivos —como el Pacto Federal— estuvieron orientadas a garantizar que una situación así no pudiera producirse.
La Constitución Nacional sancionada en Santa Fe de la Vera Cruz el 1 de mayo de 1853 estableció como capital nacional a la ciudad de Buenos Aires:
Artículo 3: Las Autoridades que ejercen el Gobierno federal residen en la Ciudad de Buenos Aires, que se declara capital de la Confederación por una ley especial.
Luego de la caída de Rosas en 1852 se promulgo la constitución en San Nicolas de 1853 pero ante la pérdida de derechos de aduana que pasaría de un impuesto provincial a uno nacional , Buenos Aires se separo formando un estado autónomo hasta 1861
Sin embargo, la representación equitativa de las provincias en la Convención Constituyente provocó el rechazo de Buenos Aires, a la que la forma federal de gobierno adoptada por la Convención privaría de muchos de sus privilegios, produciéndose la separación del Estado de Buenos Aires del resto de la Confederación y su rechazo a la federalización de la ciudad impidió que se cumpliera el artículo constitucional y el gobierno de la Confederación Argentina se instaló en la ciudad de Paraná, entonces capital de la Provincia de Entre Ríos, que fue federalizada (Territorio Federal de Entre Ríos).
Aunque, para atenuar el conflicto, los convencionales no fijaron en el texto constitucional la condición federal de Buenos Aires, sí lo hicieron por una ley especial, sancionada el 6 de mayo de 1853, pocos días después de la jura de la Constitución.
El desconocimiento de Buenos Aires de la jurisdicción de la Convención llevaría a la provincia a separarse de hecho de la Confederación Argentina hasta 1860, cuando se reincorporó a cambio de varias modificaciones del texto constitucional y la supresión de la federalización.
Despues de la Batalla de Pavón se unificaron el Estado de Buenos Aires con la Confederación Argentina unificándose el poder pero no se logro en ese momento una Capital para la Nación, En Buenos Aires había dos tendencias una hasta quería formar un estado aparte pero gano el ala mitrista que unifico la Nacion pero no pudo conseguir lograr una Capital para la nación
La cuestión capital no estaba resuelta con la llamada ley de residencia, transitoria y de emergencia o de compromiso; un día u otro debía tener una solución. Desde 1866 a 1877 hubo un total de 7 iniciativas en el parlamento; 10 proyectos personales o sea presentados indi-vidualmente por legisladores; 3 proposiciones; 3 proyectos de ley; 4 leyes sancionadas que fueron vetadas, la primera por Mitre, las otras por Sarmiento.
Se propusieron para capital la villa de Fraile Muerto, Rosario, San Fernando, Córdoba, Villa María o Villa Nueva, San Nicolás de los Arroyos y Villa Constitución (Las Piedras). Sarmiento propuso en Argirópolis a Martín García como asiento del gobierno federal.
Había pasado medio siglo desde la revolución de mayo y todavía no disponía el Estado independiente de una capital definitiva. Aunque se reconocía que las autoridades nacionales podían residir en cualquier parte del territorio, eso no entrañaba jurisdicción directa sobre el mismo. Se propició también la fundación de una ciudad nueva, como Washington, que llevaría el nombre de Rivadavia.
Después de frustrada la federalización de Buenos Aires por Rivadavia y de la división de la provincia en 1826, los constituyentes de 1853 acordaron en el art. 39 de la Constitución que la capital definitiva de la República sería Buenos Aires; en 1863 esta provincia propuso reformas, y entre ellas la siguiente: "Las autoridades que ejercen el gobierno federal residen en la ciudad que se declare capital de la república con una ley especial del Congreso, previa cesión hecha por una o más legislaturas provinciales del territorio que haya de federalizarse". La provincia de Santa Fe ofreció reiteradamente durante años y años a Rosario como capital federal; también hicieron ofrecimientos las provincias de Córdoba y Entre Ríos.
En 1862 Mitre pidió a la legislatura de la provincia de Buenos Aires que se declarase a la ciudad de Buenos Aires capital de la República, federalizando al efecto su municipio. El pedido lo firma Mitre con Eduardo Costa y Norberto de la Riestra, sus ministros. La legislatura rechazó la federalización de la capital y se llegó a lo que se llamó compromiso de la Nación y de la provincia hasta 1867. Ese año el poder ejecutivo de la Nación declaró caduca la jurisdicción que ejercía sobre el municipio porteño, pero continuó residiendo en él hasta que se dictase la ley de la capital definitiva.
Por aquel entonces, en una reunión de jefes militares y civiles dirigentes se propuso dedicar un espacio para el ejercicio del tiro de fusil, con lo que se facilitaría la preparación del pueblo para cualquier emergencia. De ahí surgió el establecimiento del Tiro Federal en Palermo, al que concurrieron numerosos ciudadanos entusiastas, con su fusil y municiones. Comenzaron por reunirse los amigos, luego se vio a pelotones crecientes y no tardó en verse desfilar por Buenos Aires, militarmente organizados, con sus jefes, en dirección al Tiro Federal, doce batallones de voluntarios.
La provicina de Buenos Aires tenia poder propio por el ingreso económico de su producción, eso hacia que tuviera milicias de casi el mismo poder de fuego que el ejercito Nacional. Esto se vio en la rebelion de Mitre al finalizar del gobierno de Sarmiento en donde Mitre con tropas provinciales shizo frente a las tropas nacionales manejadas por un joven coronel Rocade
Entre 1860 y 1880, las autoridades federales residieron en Buenos Aires, pero careciendo de autoridad administrativa inmediata sobre el territorio en que se alojaban el incómodo contubernio llevó en 1874, cuando las elecciones consagraron al candidato del interior, Nicolás Avellaneda, al alzamiento de los porteños, encabezados por el derrotado Bartolomé Mitre. Las fuerzas leales al gobierno federal derrotaron a Mitre en la batalla de La Verde el 26 de noviembre, y a su seguidor José Miguel Arredondo en la batalla de Santa Rosa; el gran triunfador de la situación fue el general Julio Argentino Roca, vencedor en Santa Rosa, que consolidó así la influencia que le valdría la llegada a la presidencia en el mandato siguiente.
La relación entre autoridades federales y bonaerenses siguió, sin embargo, siendo hostil; el Partido Nacionalista de Mitre abogó por la abstención electoral, y el gobernador de Buenos Aires, Carlos Casares, endureció la separación entre el poder de policía y administración a su cargo y el poder federal. Avellaneda intentó la reconciliación amnistiando a los insurrectos, pero el gesto no obtuvo grandes resultados.
Cuando, en 1880, las perspectivas de Mitre para alcanzar la presidencia se vieron nuevamente enturbiadas por el apoyo prestado por Avellaneda a Roca, las armas parecieron nuevamente inminentes; el nuevo gobernador de la provincia, el mitrista Carlos Tejedor, hizo alusión en un discurso a la condición de "huésped suyo" del gobierno federal.