El 12 de octubre de 1886 Roca hizo entrega del mando a su sucesor, Miguel Juárez Celman.
Roca suscribió una gran volumen de créditos con casas europeas, especialmente inglesas, que dejó una deuda de gran magnitud a su sucesor Juárez Celman. En esa compleja trama de acreedores, éstos hicieron recaer sobre el nuevo presidente el peso de los compromisos contraídos por Roca. De modo que cuando Roca, al entregar el mando a Juárez Celman el 12 de octubre de 1886, dijo que lo hacía “en medio de una situación próspera y floreciente, sin incertidumbres ni zozobras”, sus palabras no respondían a la situación real y verdadera del país.