Junto al Embalse Ezequiel Ramos Mejía, un espejo de agua de 60 kilómetros de largo por 20 kilómetros de ancho, fueron halladas las huellas de varios dinosaurios las cuales pueden ser observadas desde las pasarelas construidas a tal efecto. También se cuenta con la colaboración de guías especializados. Existen carteles de señalización e interpretación, que ayudan a reconocer a que animal pertenecieron las pisadas de saurópodos, terópodos de todos los tamaños y de iguanodontes. Se han podido registrar 33 caminatas en todo el balneario.

Las huellas han sufrido una compactación, por esa razón se encuentran en rocas duras. Esta zona debió haber sido el borde de una laguna ya que es posible apreciar la marca dejada por el agua en forma de pequeñas olas en la roca. Cada año aparecen huellas nuevas debido a la acción de la erosión. Se sabe que todas las huellas pertenecientes a un mismo nivel de roca, se originaron en un solo día o a lo sumo en dos días. La diferencia entre encontrar huesos fósiles y huellas radica en que, con los restos fósiles se conoce acerca de la muerte del animal, en cambio con las huellas se obtienen datos sobre como se relacionaban estos primitivos animales, si andaban en manadas o si cazaban en grupo.

Al menos una vez por semana, en promedio, algún neuquino presenta, en el museo Parque Cretácico de la Universidad del Comahue, un fósil de dinosaurio.