Al asumir el mando el 20 de febrero de 1932, Justo levantó el estado de sitio e hizo un llamado a la conciliación nacional.
"El pueblo quiere el retorno a la armonía, a la concordia —dijo— que al par que hace productivo el esfuerzo lo dignifica; él aspira a la unión de todos los argentinos, porque en el haz resultante de la conjugación de esfuerzos, reside su potencia... Uno de mis primeros deberes consistirá en asegurar no sólo el ejercicio real del derecho del sufragio garantizado por la ley actual, sino el de perfeccionarlo y ampliarlo. Cuento con que tal conducta acabará por hacer comprender a las minorías que reconocer realmente la derrota de los comicios, sin recurrir a maniobras ilegales o a responsabilizar de ellas a los gobiernos, significa cultura política."
Formó su gabinete con Leopoldo Melo en el ministerio del interior; Manuel María de Iriondo en justicia e instrucción pública; Carlos M. Saavedra Lamas en relaciones exteriores; Alberto Hueyo en el ministerio de hacienda; Antonio De Tomaso en el de agricultura, el cual enfermó y murió a los dieciocho meses de su gestión ministerial; Manuel A. Rodríguez, en la cartera de guerra, que falleció en febrero de 1936; Pedro S. Casal, en marina; Manuel Ramón Alvarado en obras públicas.
Hubo algunos cambios en el período presidencial de Justo: renunció Alberto Hueyo y la cartera de hacienda pasó a Federico Pinedo (1933-35), a quien sucedió Roberto M. Ortiz (1935-37), el cual renunció para dedicarse a la campaña electoral que lo llevó a la presidencia; su lugar fue ocupado por Carlos A. Acevedo. En el ministerio del interior se sucedieron Ramón S. Castillo y Manuel R. Alvarado (interino) ; en el de agricultura, sucedió a A. De Tomaso, Luis Duhau, y a éste Miguel A. Cárcano; en justicia e instrucción pública actuaron, en sustitución de Iriondo, Ramón S. Castillo ylluego Jorge de la Torre; en guerra fue designado Basilio Pertiné, y en marina Eleazar Videla (1934-38).
El cambio fue notable hasta en las apariencias; desapareció de la Casa de gobierno la exhibición de fuerzas militares y el gabinete, salvo los ministerios de guerra y marina, fue integrado por políticos de formación jurídica que habían actuado en el Congreso o en gobiernos anteriores, radicales o conservadores. La presencia de Antonio de Tomaso, hijo de un inmigrante italiano, militante del partido socialista y luego, desde 1927, dirigente de los socialistas independientes, daba una apariencia de respaldo popular al gobierno.
Sirvieron al gobierno dos ingenieros de talento, Pablo Nogués, que había sido administrador de las Obras Sanitarias de la Nación, pasó a desempeñarse como administrador de los ferrocarriles del Estado, a los que dio gran impulso, y Justiniano Allende Posse como encargado del programa de vialidad recientemente establecido, base de la red vial nacional.