Justo inició su mandato condicionado por la grave recesión económica que aún no presentaba signos de recuperación. Estos recién empezaron a advertirse hacia 1934 debido al aumento de los precios agropecuarios y al retorno de inversiones extranjeros.
En el aspecto político contaba con el control del Congreso y de las provincias ya que el conjunto de partidos que lo apoyo (la Concordancia) agrupaba a la mayoría de las provincias, excepto Santa Fe y Entre Ríos, y de los parlamentarios. Este hecho se vio reforzado en julio de 1932 con la concordancia parlamentaria que allanó cualquier oposición en el Congreso.
El radicalismo promovió levantamientos en diciembre de 1932 y en enero y diciembre de 1933 pero fueron reprimidos mediante la implantación del estado de sitio y la detención y deportación de sus dirigentes. Alvear, Ricardo Rojas, Pueyrredón e Yrigoyen estuvieron entre ellos.
Dentro del propio radicalismo surgió un grupo de disidentes a la dirección alvearista. Criticaban su escaso empeño en defender la independencia económica frente a lo que llamaron "el coloniaje británico" que soportaba la República. Propiciaban un retorno a los ideales Yrigoyenistas y alzaron sus voces de protesta criticando las reformas financieras y de la Joven Argentina; F.O.RJ.A., contó entre sus primeros hombres a del Mazo, Luis Dellepiane y en una segunda etapa a Scalabrini Ortiz y Arturo Jauretche.
En el plano económico, durante la gestión de Justo se pueden distinguir dos etapas, correspondientes a la gestión de dos ministros distintos. La primera, de 1932 a 1933 con el ministro Ernesto Hueyo en Hacienda y Antonio De Tomaso en Agricultura, la segunda, de 1933 a 1935 con Federico Pinedo y Luis Duhau en los ministerios respectivos. Estos últimos, bajo la dirección de Pinedo llevaron adelante el llamado "Plan Económico Nacional" con el que se logró conciliar el reclamo de distintos sectores sociales asumiendo el Estado un rol dirigista, especialmente en el plano económico.
Bolivia y Paraguay sostuvieron una sangrienta guerra entre 1932 y 1938 por la posesión de territorios limítrofes en la zona chaqueña.
La Argentina junto con otros países americanos propiciaron un arreglo pacífico que se debatió en la Conferencia Interamericana celebrada en Montevideo. En ella tuvo una destacada actuación el ministro de relaciones exteriores de Justo, el doctor Saavedra Lamas.
Los méritos de su actuación fueron reconocidos por la comunidad internacional cuando en 1936 obtuvo el Premio Nobel de la Paz.
Ese mismo año se realizó en Buenos Aires la Conferencia Interamericana para la consolidación y el mantenimiento de la paz. El presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt y su secretario de Estado participaron de ella.
El gobierno de Roosevelt planteaba la formación de una comisión interamericana para mediar en los conflictos. El gobierno argentino reivindicó una política más activa y planteó que la intervención de dicha comisión quedase subordinada a la solicitud de los países en guerra.
El tratado Roca - Runciman dio protección a los grandes ganaderos e invernadores asociados a los frigoríficos extranjeros en perjuicio de los pequeños productores. Esta situación dio origen al famoso debate parlamentario conocido como "debate de las carnes". Se inició en septiembre de 1934 cuando el senador Lisandro de la Torre propuso la creación de una comisión investigadora para establecer cual era la situación del comercio de exportación de carnes argentinas y verificar si los precios pagados por los frigoríficos a los productores guardaban relación con sus precios de venta en el exterior.
La comisión investigadora presentó dos despachos, uno por mayoría en el que se afirmaba que los precios pagados eran justos y uno por minoría que presentó de la Torre el 18 de junio de 1935. En él probaba que la exportación de carnes argentinas producía ganancias solo a los intermediarios. Los frigoríficos extranjeros evadían impuestos llevando una doble contabilidad (el Anglo) y también evadían los controles cambiarios reservando divisas para negociarlas en el mercado libre, que era más alto que el oficial, con lo cual compensaban las pérdidas producidas en sus dominios. También acusó a los ministros Pinedo y Duhau de tergiversar la información y recibir prebendas.
El debate tuvo un fin trágico cuando el 22 de julio de 1935 el senador electo por Santa Fe, Enzo Bordabehere, amigo de la Torre fue asesinado dentro del recinto parlamentario. Desde ese momento Lisandro de la Torre abandonó la lucha política.