Aunque el gobernador ejercía todas las facultades en asuntos financieros y militares, en lo relativo a las relaciones con otras provincias, la Junta de representantes intervino, en particular en la celebración de la paz con Santa Fe, también interpusieron sus buenos oficios dos comisionados de Córdoba.
Martín Rodríguez, para la eventualidad de un fracaso de las negociaciones, reunió tropas en el límite de la jurisdicción de la provincia, en los encuentros fue eliminada toda intervención de Sarratea, Carrera y Alvear en asuntos de Buenos Aires; no se admitió la entrega de armamentos y dinero, y nada se convino sobre la forma de promover la reunión del congreso general en Córdoba. No se quiso admitir el convenio secreto del Pilar, según el cual Buenos Aires se comprometía a hacer un donativo de 25.000 cabezas de ganado y de varios millares de pesos, pero finalmente Rodríguez admitió la entrega de ganado, pero a condición de que esa cláusula no figurase en el convenio de paz.
Estanislao López declaró que aceptaba la garantía personal del coronel Juan Manuel de Rosas para esa entrega. Se firmó así el tratado de paz en la estancia de Banegas el 24 de noviembre, por Mariano Andrade y Matías Patrón, en nombre de Buenos Aires; Juan Francisco Seguí y Pedro T. Larrechea, en el de Santa Fe; José Saturnino Allende y Lorenzo Villegas, en el de Córdoba.
Rosas cumplió el compromiso con ayuda de los hacenda¬dos amigos de la provincia de Buenos Aires, y el gober¬nador Martín Rodríguez apoyó en cuanto pudo el cumplimiento del mismo; Rosas recibió de la provincia 37.500 pesos, que no cubrían todo lo convenido, pero esa suma fue completada por el garante y todo lo pagó la provincia de Buenos Aires. Las entregas de ganado comenzaron en 1821 y terminaron a principios de 1823, y la suma de vacunos entregada superó en varios millares lo estipulado, pues pasó de 30.000 cabezas.
La cantidad de 37.000 pesos se obtuvo por el decreto del 26 de noviembre de 1821 en que le fueron acordados 25.000, y, por el decreto del 22 de diciembre del mismo año, la cantidad de 12.500 pesos, lo que hace la suma mencionada. A esto corresponde agregar la cesión de la estancia del Rey a favor de Rosas, con una superficie de dos leguas de frente y tres de fondo, poblada con 404 cabezas de ganado; todo ello representó otro aporte de Rosas, Terrero y Cía. de 5.754 pesos. Al dar cuenta Rosas al gobierno de haber dado cumplimiento a su cometido, anotaba: "Fui protegido decididamente por V. E. para cumplir superabundantemente el compromiso”.
La Junta de representantes de Santa Fe nombró a Rosas coronel mayor, ciudadano de la provincia con derecho a asiento perpetuo en el cabildo y le concedió tierras en propiedad, de cuatro leguas de frente por ocho de fondo. Rosas puso esas distinciones en conocimiento del gobierno de Buenos Aires para que resolviese si debía aceptarlas, pues él se consideraba hijo de su provincia. Rivadavia, ya en el gobierno, decretó que quedaba en libertad para aceptar las distinciones que tuviese a bien.
En 1820 concluyó la etapa del Directorio con la renuncia de José Rondeau a consecuencia de la Batalla de Cepeda que dio paso a la Anarquía del Año XX. Fue en esa época que Rosas comenzó a involucrarse en la política, al contribuir a rechazar la invasión del caudillo Estanislao López al frente de sus Colorados del Monte. Participó en la victoria de Dorrego en el combate de Pavón pero junto a su amigo Martín Rodríguez se negó a continuar la invasión hacia Santa Fe, donde Dorrego fue derrotado completamente en la batalla de Gamonal. Con apoyo de Rosas y otros estancieros fue electo gobernador de la Provincia de Buenos Aires su colega el general Martín Rodríguez. El 1 de octubre estalló una revolución, dirigida por el coronel Manuel Pagola, que ocupó el centro de la ciudad. Rosas se puso a disposición de Rodríguez, y el día 5 inició el ataque, derrotando completamente a los rebeldes. Los cronistas de esos días recordaron la disciplina que reinaba entre los gauchos de Rosas, que fue ascendido al grado de coronel. Con Martín Rodríguez, el grupo de los estancieros empezó a tener un papel público. También fue parte de las negociaciones que concluyeron con el Tratado de Benegas, que puso fin al conflicto entre las provincias de Santa Fe y Buenos Aires. Fue el responsable del cumplimiento de una de las cláusulas secretas del mismo: entregar al gobernador Estanislao López 30.000 cabezas de ganado como reparación de los daños causados por las tropas bonaerenses en su territorio. La cláusula era secreta, para no «manchar el honor» de Buenos Aires. Así se iniciaba la alianza permanente que tendría esta provincia con la de Buenos Aires hasta 1852.
Artículo 1: Habrá paz, armonía, y buena correspondencia entre Buenos Aires, Santa Fe, y sus Gobiernos, quedando aquéllos, y éstos en el estado en que actualmente se hallan; sus respectivas reclamaciones, y derechos salvos ante el próximo Congreso Nacional.
Artículo 2: Los mismos promoverán eficazmente la reunión del Congreso dentro de dos meses remitiendo sus Diputados á la Ciudad de Córdoba por ahora, hasta que en unidad elijan el lugar de su residencia futura.
Artículo 3: Será libre el Comercio de Armas, Municiones, y todo artículo de guerra entre las partes contratantes.
Artículo 4: Se pondrán en plena libertad todos los Prisioneros que existiesen reciprocamente pertenecientes á los respectivos territorios con los vecinos, y hacendados extraídos de ellos.
Artículo 5: Son obligados los Gobiernos a remover cada uno en su territorio todos los obstáculos que pudieran hacer infructuosa la paz celebrada, cumpliendo exactamente las medidas de precaución con que deben estrecharse los vínculos de su reconciliación y eterna amistad.
Artículo 6: El presente tratado obtendrá la aprobación de los SS. Gobernadores en él dia, y dentro de ocho siguientes, será ratificado por las respectivas Honorables Juntas representativas.
Artículo 7: Queda garante de su cumplimiento la Provincia mediadora de Córdoba, cuya calidad ha sido aceptada; y en su virtud -Subscriben los SS, que la representan, que tanto han contribuido con su oportuno influjo a realizarlo.
Fecho y sancionado en la Estancia del finado Dn. Tiburcio Benegas á las márgenes del Arroyo del Medio el día 24, de Nov. del año del Eor. 1820, II° de la libertad de Sud América.
Rosas cumplió el compromiso con ayuda de los hacenda¬dos amigos de la provincia de Buenos Aires, y el gober¬nador Martín Rodríguez apoyó en cuanto pudo el cumplimiento del mismo; Rosas recibió de la provincia 37.500 pesos, que no cubrían todo lo convenido, pero esa suma fue completada por el garante y todo lo pagó la provin¬cia de Buenos Aires. Las entregas de ganado comenzaron en 1821 y terminaron a principios de 1823, y la suma de vacunos entregada superó en varios millares lo esti¬pulado, pues pasó de 30.000 cabezas.
La cantidad de 37.000 pesos se obtuvo por el decreto del 26 de noviembre de 1821 en que le fueron acordados 25.000, y, por el decreto del 22 de diciembre del mismo año, la cantidad de 12.500 pesos, lo que hace la suma mencionada. A esto corresponde agregar la cesión de la estancia del Rey a favor de Rosas, con una superficie de dos leguas de frente y tres de fondo, poblada con 404 cabezas de ganado; todo ello representó otro aporte de Rosas, Terrero y Cía. de 5.754 pesos. Al dar cuenta Ro¬sas al gobierno de haber dado cumplimiento a su cometido, anotaba: "Fui protegido decididamente por V. E. para cumplir superabundantemente el compromiso-“.
La Junta de representantes de Santa Fe nombró a Rosas coronel mayor, ciudadano de la provincia con derecho a asiento perpetuo en el cabildo y le concedió tierras en propiedad, de cuatro leguas de frente por ocho de fondo. Rosas puso esas distinciones en conocimiento del gobierno de Buenos Aires para que resolviese si debía aceptarlas, pues él se consideraba hijo de su provincia. Rivadavia, ya en el gobierno, decretó que quedaba en libertad para acep¬tar las distinciones que tuviese a bien.