Durante la sesión del 24 de diciembre, y con la propuesta del diputado Manuel Leiva se nombró una comisión para redactar el proyecto constitucional.
En la sesión del 24 de diciembre, a propuesta de Manuel Leiva se nombró una comisión para redactar el proyecto de Constitución. En ella figuraron hombres de diversa ascendencia, pero ninguno de actuación rosista y ninguno comprometido en toda su actuación en una orientación que no fuese republicana; algunos de ellos habían conocido la emigración, el destierro, y todos tenían una personalidad definida en el campo jurídico, en la vida politica, en las letras.
Pedro Díaz Colodrero, correntino; Martín Zapata, de 41 años, hijo del patriota que ofreció todos sus bienes a San Martín para la organización del ejército de los Andes; Juan del Campillo, de la universidad de Córdoba, vinculado a la Asociación de Mayo y autor de la ley de justicia federal de la Confederación; Juan María Gutiérrez, escritor, y José Benjamín Gorostiaga, de 29 años, de ascendencia unitaria, ex ministro de Vicente López en Buenos Aires; Salustiano Zavalía sustituyó a Ferré en la comisión redactora, en la que intervino con autoridad, lo mismo que en los debates del Congreso; Manuel Leiva y Pedro Ferré, federales, antirrosistas, colaboradores en los pactos provinciales del litoral y en la legislación de sus provincias, Santa Fe y Corrientes, respectivamente.
Esa comisión trabajó con dedicación sin dejarse arrastrar por los acontecimientos penosos que se sucedían en Buenos Aires desde noviembre, la contrarrevolución de Lagos, los conflictos en Tucumán, San Juan, Santiago del Estero, Salta, etc.
En El Mercurio de Valparaíso se publicó el 2 de marzo la carta de Martín Zapata a Alberdi, que refleja el ambiente de los constituyentes:
"Dentro de pocos días la comisión de negocios constitucionales acabará y presentará a la discusión del Congreso su proyecto de Constitución cuyo fondo será el de usted. Y como hay el mejor sentido y buenas ideas en la casi totalidad de los miembros de este cuerpo que goza por otra parte de la más completa independencia para dar a la Nación la carta que mejor le parezca, hay mucho de qué lisonjearse sobre esto. Yo me informaré en estos días con el señor del Carril y don Ruperto Godoy y me reservo hablarle más terminantemente sobre este particular más tarde. ¡Qué ingrato y falso es cuanto se ha dicho sobre la influencia en los diputados! Éstos opinan y hablan aquí con la misma independencia y libertad con que pueden hablar ustedes en Valparaíso".