Atraído por la extensión de la pampa y los desiertos patagónicos, el explorador realizó observaciones científicas.
En enero de 1833, el bergantín de la Marina Real Británica "Beagle", comandado por el capital Fitz Roy, arribó al territorio argentino con el fin de completar estudios cartográficos e hidrológicos iniciados años atrás en la zona más austral de la región. Un joven naturista de 22 años de edad, llamado Charles Darwin, que también integra la expedición, ha expresado su interés en la investigación de nuestro territorio ya que sostiene que es posible que la relación entre la fauna la flora de lugares hoy distantes guarde relación con un pasado geológico común. Según su concepción, en un territorio desconocido nada es más desesperanzador que el caos de las rocas, pero al registrar la estratificación y la naturaleza de las mismas, la correspondencia de aquéllas y de los fósiles y la relación entre estos y la diversidad de las formas vivientes, se logra comprender el conjunto.
Las peculiares características de la Argentina han despertado la curiosidad y asombro de Darwin, que ha expresado su admiración por la extensa pampa fértil y por los grandes desiertos de la Patagonia. Las montañas cubiertas de bosques de la Tierra del Fuego son, sin lugar a dudas, uno de los paisajes que sobresalen en sus extensas crónicas de viaje. Entre sus observaciones, la presencia de fósiles de grandes mamíferos hoy extintos y restos de bivalvos a varios metros por encima del nivel del mar hallados en nuestro territorio constituyen elementos decisivos en la teoría de Darwin ha venido elaborando
Desde años atrás y que le ha costado serios problemas con la comunidad científica.
Para este naturista, los animales se han ido transformando gradualmente; es decir, han ido evolucionando por acumulación de pequeños cambios, condicionados por las variaciones del ambiente. La riqueza de evidencias que Darwin está acumulando no sólo tiene connotaciones científicas significativas, sino que ha instalado el debate y los límites entre el pensamiento científico y las ideas religiosas. El desafío propuesto lo ha llevado al enfrentamiento con más de un exponente del pensamiento actual que aún sostiene las versiones bíblicas contenidas en el libro del Génesis acerca del origen del universo sostiene las versiones bíblicas contenidas en el libro del Génesis acerca del origen del universo. En lo particular se ha dicho que este tipo de planteos le han costado la relación con el propio Fitz Roy, que ha considerado extravagantes las hipótesis de Darwin