Después de sostener muchos combates con los salvajes, ocuparon la isla de Choele-Choel, llegaron a la confluencia de los ríos Neuquén y Limay, remontaron el río Colorado hasta sus nacientes y reconocieron el cañadón de Valcheta.
La primera noche de la campaña la pasaron en un campamento que situaron a una legua al suroeste de la laguna de las Perdices, desde donde Rosas escribió a sus amigos de Buenos Aires para pedirle ganado, utilizando también los de su propiedad. Una vez que estos llegaron, se prosiguió la marcha el 31 de marzo hasta acampar en la margen este del arroyo Tapalqué. El 1 de abril se le incorporaron sus aliados tehuelches septentrionales (serranos o pampas) Cachul, Juan Catriel y Reilet con 600 guerreros indígenas, quedando el resto de sus tribus en la zona de Tapalqué, Tandil y Azul. Éstos, junto con los caciques Llanquelén, Fracamán y Cayapan, eran aliados de Rosas desde el parlamento de Tandil, varios años antes. El 2 de abril se incorporaron a la expedición las fuerzas que guarnecían la zona de Tapalqué: Batallón de Libertos de Infantería, escuadrones de línea n.º 2, 3 y Escuadrón n.º 4 de Campaña y un piquete de Infantería del Río de la Plata, con 2 piezas de artillería volante. El 3 de abril dejaron atrás la zona guarnecida y se internaron en el llamado desierto. El día 4 Rosas recibió una carta del cacique Cañiuquir pidiéndole el regreso de la expedición. El 18 de abril acamparon a orillas de la laguna Lafquen Monocó y el 22 en la margen derecha del arroyo Sauce Grande del Sur. El 25 de abril cruzaron el arroyo Napostá Grande, cerca de la bahía Blanca, en donde permanecieron tres días en espera del vestuario remitido, entre otros, por el amigo de Rosas Juan Nepomuceno Terrero. Allí Rosas celebró conversaciones con Cañiuquir (o Cañuquir), quien viajó al efecto desde la sierra de Guaminí. Este mismo cacique, fue muerto en un ataque a Bahía Blanca en 1834, junto a 650 borogas.
El 1 de mayo la expedición continuó viaje siguiendo el río Sauce Chico, acampando a cinco leguas. Desde allí Rosas viajó con su escolta hasta la Fortaleza Protectora Argentina (futura Bahía Blanca), en viaje de inspección de las municiones allí almacenadas y para recoger los pertrechos llegados por barco desde Buenos Aires, para lo que había despachado un día antes las carretas. Allí Rosas recibió noticias: el regreso de la columna del centro, que nada se sabía de la columna de Aldao y que el cacique Chocorí ya estaba alertado de la expedición en su contra. A la fortaleza llegaron también por mar soldados de refuerzo.
Retornó al campamento el 5 de mayo, día en que la expedición continuó hasta Cabeza de Buey, en donde estableció una comandancia militar para servir de apoyo a las comunicaciones. Por la noche se llegó a los Pocitos y en los dos días siguientes la expedición alcanzó el río Colorado. Allí, sobre la margen izquierda Rosas estableció su cuartel general de Médano Redondo el 11 de mayo de 1833, cerca de la actual localidad de Pedro Luro,
En el cuartel Rosas recibió, el 13 de agosto, la visita del científico Charles Darwin, quien en su diario de viaje describió con horror parte de la campaña:
...Los indios formaban un grupo de unas 110 personas (hombres, mujeres y niños); casi todos fueron hechos prisioneros o muertos, pues los soldados no dan cuartel a ningún hombre. Los indios sienten actualmente un terror tan grande, que ya no se resisten en masa; cada cual se apresura a huir por separado, abandonando a mujeres e hijos.(...) Sin disputa, esas escenas son horribles, ¡pero cuánto mas horrible aún es el hecho cierto de que se da muerte a sangre fría a todas las indias que parecen tener más de veinte años! Y cuando yo, en nombre de la humanidad protesté, se me replicó: "Sin embargo ¿que otra cosa podemos hacer? ¡Tienen tantos hijos esas salvajes!".