La revolución de los apostólicos

Las reformas eclesiásticas implementadas por el ministro Bernardino Rivadavia han venido causando descontento en la población, con una intensidad cada vez mayor. La principal medida cuestionada fue la disolución de las órdenes religiosas y el pasaje de los bienes de la Iglesia católica a manos de la provincia. Las únicas órdenes que quedaron en pie fueron las que contaban con muchos miembros.


Los cabecillas fueron arrestados

Rivadavia suprimió los fueros eclesiásticos y con ellos las cortes de justicia de la Iglesia. Con la creación de la Universidad de Buenos Aires, el colegio de Ciencias Morales y la Sociedad de Beneficencia, también recortó el poder eclesiástico.

La sensación de descontento por estas medidas fue lo que aprovechó el doctor Gregorio García de Tagle, exministro de Juan Martín de Pueyrredón, para encabezar la llamada “rebelión de los apostólicos”.

Fue una reacción clerical contra las medidas de gobierno Tagle ya había iniciado una conspiración el año pasado, pero en esta oportunidad lo secundaron los coroneles Bauzá y Rolón junto a otros militares, curas y civiles. Durante la madrugada del 19 al 20 de marzo último, algunos grupos armados llegaron a la Plaza Mayor al grito de  “¡Viva la religión , mueran los herejes!”.

Tras varias horas de lucha fueron dispersados por las fuerzas del gobierno acuarteladas en el fuerte. Rivadavia le encomendó al coronel Dorrego el arresto de sus cabecillas y por un decreto, éste ofreció dos mil pesos a quien lograse detener a Tagle o denunciase su paradero y doscientos pesos por cada uno de los principales implicados.

Sin embargo, Dorrego le facilitó la huida a Tagle hacia la Banda Oriental. Esta acción es llamativa y a que sabía perfectamente que Tagle era uno de los que habían firmado su expulsión, también hacia la Banda Oriental, en 1816. Dos de los apostólicos rebeldes fueron fusilados, los oficiales Benito Peralta y José María Urien.