Por medio de viajeros llegados a comienzos de junio a Santiago del Estero, se supo lo ocurrido en Buenos Aires antes de que llegara el 10 de junio la información oficial.
Entre los patriotas dispuestos a secundar la revolución, figuraban José Cumulat de Espolla, C. F. Borges, Germán Lugones, Díaz Gallo, J. A. Gorostiaga, M. A. Taboada, M. Santillán, José de Frías, Yramain, Ibarra, etcétera.
La reunión del cabildo tuvo lugar tan sólo el 25 de junio; se leyeron en ella las comunicaciones de Buenos Aires y Córdoba, es decir, de la revolución y la contrarrevolución.
Los cabildantes, inclinados a la causa realista, resolvieron esperar el ejemplo de Salta, de la que dependía Santiago del Estero en lo político. Pero como Salta se había manifestado en favor de la Junta el 19 de junio, no quedó otro remedio que convocar el cabildo abierto para el 29 y los realistas se vieron obligados a nombrar diputado en la persona del bachiller Juan José Lami.
Pero el partido patriota en Santiago del Estero era fuerte, y estaba compuesto por hombres de gravitación local y lograron que la provincia fuese baluarte de la causa de la independencia, ofreciendo víveres, cabalgaduras, donaciones en dinero y un batallón de patricios santiaguerios.
Cuando entró en Santiago el ejército expedicionario, fue recibido con aclamaciones por la población, esta adhesión a espaldas de Córdoba fue un golpe para el foco contrarrevolucionario encabezado por Gutiérrez de la Concha y Liniers, pues ponía en peligro sus comunicaciones con el norte y eventualmente comprometía la retirada prevista en dirección a Salta.