Corrientes tenía en su haber histórico el antecedente de la rebelión del común, por contagio con los comuneros del Paraguay, en 1731, y la de 1764, injertadas en la herencia de rebeldía heredada por los criollos, hijos de la tierra, contra las pretensiones de superioridad de los peninsulares, en los que se había hecho carne la teoría de que la potestad de gobernar es atribuida al gobernante por el pueblo y que éste puede poner sus condiciones y limitaciones.
Además, el espíritu bélico de los correntinos. les hizo intervenir con distinción en las luchas contra los indios, contra los portugueses y contra los ingleses. Proclamaron en 1764 que se debe obediencia a un gobernador, pero no a un tirano y que el vecindario tenía derecho a nombrar sus autoridades.
Por eso cuando llegó el 15 de junio a Corrientes el coronel José Espínola y entregó al teniente de gobernador y comandante de armas Pedro Fondevila los oficios de la Junta y los impresos de que era portador, no halló ninguna vacilación, sino inmediato reconocimiento.
El cabildo, reunido al día siguiente, admitió con entusiasmo la autoridad de la Junta de Buenos Aires y prometió cumplir todas sus disposiciones como depositaria que era de la autoridad suprema del virreinato. Fue elegido diputado el Dr. José Simón García de Cossio, agente fiscal en lo civil de la Audiencia, que había estudiado en Charcas.
Fondevila hizo todo lo que estuvo en sus manos para merecer la confianza de la Junta, pero sus ocho años de permanencia en el cargo hizo que se le considerase un buen funcionario español, y ante la situación crítica creada por la contrarrevolución de Montevideo y la actitud hostil del Paraguay, con los preparativos que se hacían en Córdoba, se requería en Corrientes una persona más adicta al nuevo orden de cosas. Fue reemplazado Fondevila por el capitán Elías Galván en la esfera militar, quedando la civil en manos de los alcaldes.
En 1810, Fulgencio Yegros había llegado al rango de capitán. Ese mismo año le fue encomendada la defensa de las costas del Paraná en la zona de Paso de Patria.
Galván había mandado como segundo jefe a los cazadores correntinos que lucharon contra las invasiones inglesas. Recibió la misión de impedir por todos los medios las comunicaciones entre Asunción y Montevideo; sus recursos militares eran sumamente reducidos, y Velazco, desde el Paraguay, tenía jurisdicción sobre el territorio de Misiones.
El 30 de setiembre, cinco embarcaciones paraguayas aparecieron frente a Corrientes y una expedición de 500 hombres, al mando de Fulgencio Yegros, llegó a Paso del Rey.
El 19 de octubre se hizo un desembarco en la ciudad y los realistas hicieron oír amenazas, pero se retiraron después de capturar los barcos que había con mercaderías en el puerto, y que Galván había hecho salir y habían anclado dos leguas aguas abajo. Los invasores se retiraron el 3 de octubre después de haber obligado a los correntinos a admitir ciertas condiciones.
Ángel Fernández Blanco secundó el esfuerzo de Galván; armó dos compañías de infantería y tomó el mando de las mismas; Galván, por su parte, reunió también las milicias de campaña y cuando llegó Belgrano en su ruta al Paraguay recibió toda clase de ayuda del vecindario.
A pesar del patriotismo de la población de Corrientes, los realistas no habían quedado totalmente fuera de combate y en abril de 1811, en ocasión de una invasión paraguaya, se unieron a los atacantes y formaron una unidad combatiente; fue la acción de la escuadrilla paraguaya que desembarcó en Corrientes y se apoderó de la ciudad el 17 de abril de 1811, al saber que todo el armamento de la provincia y sus fuerzas organizadas se habían unido a Belgrano y marcharon a la Banda Oriental, donde sirvieron hasta el armisticio de octubre del mismo ario; la compañía de infantería correntina se hallaba al mando de Genaro Perogorría. La ciudad de Corrientes fue reconquistada por Galván el 16 de junio y los sarracenos o realistas fueron puestos definitivamente fuera de combate.