Se creó una comandancia político militar en Malvinas y un porteño Luis Vernet, que tiene tierras en las islas, es el titular de la delegación.
El 30 de agosto, Luis María Vernet tomó posesión del cargo de comandante político militar de las islas Malvinas e islas adyacentes al Cabo de Hornos, según las previsiones de un decreto suscripto el 10 de junio por el gobernador delegado Martín Rodríguez.
A las 12 se enarboló el pabellón nacional en puerto Soledad, enseña que fue saludada con 21 cañonazos. Luego, Vernet expresó que esperaba que los habitantes se subordinaran a las leyes nacionales, "viviendo como hermanos en unión y armonía a fin de que con el incremento de población que se espera que el Superior Gobierno ha prometido fomentar y proteger, nazca en su territorio austral una población que haga honor a la República cuyo dominio re-conocemos".
El comandante designado decidió constituir residencia en ese puerto junto con su esposa, Marta Sáez, y sus tres hijos, y fue acompañado por un contingente de colonos que incluyó un grupo de criollos dedicados a las tareas del campo, entre ellos, Antonio Rivero. Una de las actividades que aspira promover el novel funcionario es la producción bovina, aprovechando el ganado vacuno cimarrón que vaga libremente por la isla desde los tiempos del primer colono, Louis Antoine de Bougainville.
Luis Vernet fue el primer gobernador-comandante argentino de las Islas Malvinas y adyacentes al cabo de Hornos en el océano Atlántico, antes de la invasión y colonización de la misma por parte del Imperio británico. Previo a su designación como comandante, Vernet fue un hábil comerciante con intereses puestos en la prosperidad del archipiélago de Malvinas, donde invirtió y perdió toda su fortuna.
El decreto a partir del cual fue puesto en funciones Vernet -vecino de Buenos Aires que unos años antes había obtenido la concesión de treinta leguas de tierra en la isla oriental del archipiélago- fue motivado por las denuncias y reclamaciones que él mismo efectuó ante las autoridades competentes, en relación con las prácticas perniciosas de comerciantes extranjeros (especialmente ingleses) consistentes en la matanza indiscriminada de anfibios aun en época de parición.
Las Malvinas y las islas adyacentes son un importante centro de explotación de lobos y elefantes marinos, especies que son sistemáticamente exterminadas a golpe de garrote.
La norma que crea la comandancia ratifica plenamente los derechos argentinos sobre el archipiélago como sucesión de los derechos españoles, fundados en la posesión como "derecho de primer ocupante por consentimiento de las principales potencias marítimas de Europa y por la adyacencia al continente que formaba el Virreinato del Río de la Plata".
Esa ratificación no sólo fue motivada por las reclamaciones de Vernet, sino también por constantes insinuaciones de comerciantes ingleses a la corona británica, que creen que, aprovechando la supuesta debilidad en que quedó la nación por las guerras de la independencia y el apogeo del imperio, pueden ocupar por la fuerza esta región austral. Vernet se comprometió a regular las actividades económicas de las islas y a evitar cualquier tentativa de usurpación, para lo cual solicitó apoyo gubernamental a fin de emplazar un fuerte con artillería defensiva en la isla Soledad. También insistió en que se asigne un pequeño buque de guerra para asegurar el cumplimiento de lo dispuesto por las normas patrias.