Estaban dados, pues, los instrumentos de las dos Ligas para las futuras hostilidades; solamente faltaba el pretexto para que se produjese el encuentro armado entre ellas, que decidiría, por lo menos momentáneamente, el destino inmediato.
El gobierno de Chile ofreció sus buenos oficios para mediar en el conflicto y se dirigió a los gobernadores de Córdoba y Buenos Aires, dispuesto a fijar las bases de la organización del país y del gobierno que mejor conviniese y aprobase la mayoría de las provincias. El general Paz aceptó el 17 de setiembre de 1830 la mediación ofrecida, pero Buenos Aires se opuso a ella.
A comienzos de 1831 todos los gobiernos de la Liga del interior retiraron al de Buenos Aires la facultad para entender en los asuntos internacionales y el de Córdoba se consideró desligado de los compromisos contraídos el 27 de octubre de 1829.
Rosas no pudo menos que sentirse irritado por ese ataque a facultades que halagaban sus ambiciones; se afirmó en la convicción de que no había otra salida que la destrucción del prestigio creciente de Paz y la disolución de la Liga del interior y eso no se lograría más que triunfando en la guerra con todos los recursos del litoral.
El 25 de febrero de 1830, el general Facundo Quiroga , pese a haber sido derrotado por el general Paz fue recibido por Juan Manuel de Rosas con todos los honores , en el dibujo un soldado con el uniforme de la caballería de Quiroga
Se convino que las fuerzas de Buenos Aires y las de Santa Fe, éstas últimas armadas, equipadas y provistas de medios financieros por Buenos Aires, invadirían Córdoba, mientras Corrientes y Entre Ríos guardarían sus fronteras y conservarían el orden contra las amenazas de los emigrados desde la Banda Oriental; Quiroga atacaría por el sur de Córdoba en dirección a las provincias de Cuyo e impediría así que los destacamentos de la región se movieran para intervenir en la campaña a realizar.
El 14 de enero de 1831 la comisión representativa de las provincias del litoral dio a conocer un manifiesto declarando la guerra al supremo poder militar de Córdoba; el mismo día se designó a Estanislao López general en jefe del ejército aliado del litoral.