Sarratea recibió la orden de dirigirse apresuradamente al Salto Chico del río Uruguay, instalando su campamento a una legua del de Artigas.
El ejército de Buenos Aires que se hallaba en el campamento de Artigas había relajado su disciplina, recibiendo Sarratea numerosas quejas de los jefes respecto del comportamiento de Artigas. Sarratea dio la orden de que pasaran a su campamento las fuerzas de Buenos Aires:
Disgustados con Artigas, también pasaron al campamento de Sarratea algunas fuerzas orientales:
Quedaron con Artigas:
Artigas exigió la devolución de las fuerzas, pero Sarratea no aceptó.