Nuevas acciones

Las heridas abiertas a causa del armisticio de octubre del año anterior habían causado una seria diferencia de criterios entre los patriotas orientales y los de Buenos Aires. Como consecuencia de ello, Sarratea y Artigas no pudieron entenderse ni unir fuerzas contra el enemigo común. Esta diferencia marcaría en lo futuro las relaciones entre orientales y porteños y pondría un final inesperado a la campaña.


Fabricación de Armamento

Pero la rendición de Montevideo no era sólo cuestión de su cerco por tierra para impedir las comunicaciones con la campaña, pues tenía libre el dominio de los ríos para aprovisionarse. 

Para ablandar las defensas enemigas hacía falta artillería de sitio y éste hubiese podido ser mantenido solamente por los contingentes orientales.

Se dispuso que Monasterio fundiese piezas de artillería y granadas; desde mayo a agosto de 1812 fueron fundidos dos morteros de bronce de 12 pulgadas, el "Túpac Amaru" y el "Mangoré", y se calculaba que para fundir 5 cañones, 2 obuses más -y confeccionar 300 granadas y transportarlo todo a las inmediaciones de Montevideo harían falta de siete a nueve meses; en ese caso la operación del asalto a la plaza sólo podría realizarse a fines de 1813; y entretanto podía ser reforzada la defensa desde la península.

El ataque de Vigodet

El 31 de diciembre hizo Vigodet una salida que, aunque se conocía por Sarratea como proyecto, tomó por sorpresa a los patriotas.

Tres columnas de la plaza sitiada salieron al amanecer., arrollaron las avanzadas de la caballería enemiga, recha¬zaron a la infantería y continuaron la marcha hacia el Cerrito, donde Rondeau había improvisado un dispositivo de combate. 

Los realistas fueron contenidos y Vigodet tuvo que volver a refugiarse a las 11 de la mañana en Montevideo, dejando 100 muertos, 164 heridos y 30 prisioneros en el campo de batalla; los patriotas tuvieron 130 bajas entre los muertos y heridos y prisioneros; además perdieron un cañón.

cañones

En 1812 Manuel Belgrano estableció una fábrica de cañones en Jujuy pero no prosperó. En mayo de ese mismo año el Triunvirato encargó a Monasterio que instalara una fábrica de cañones en dos naves desmanteladas de la iglesia destechada de la Residencia, situada en las calles Liniers y Núñez (actuales Defensa y Humberto 1°), San Telmo, Buenos Aires. Monasterio sólo había visto fundir cañones una vez en Sevilla pero aceptó el encargo y fue capaz de llevarlo a buen puerto. El 22 de julio de 1812 se fundió un mortero de bronce, de ánima tronco-ojival hacia la recámara (cónico, a la Gomer), de calibre 12 1/2 pulgadas y el 24 se sacó del molde. El teniente coronel Ángel Monasterio fue ayudado por Simón Araoz: el primero aportó sus conocimientos teóricos y el segundo los prácticos.21​ El siguiente mortero fue realizado el 15 de agosto de ese año. Se usaron como moldes unos morteros fundidos en Sevilla en 1724 y 1727. Las armas se bautizaron "Túpac Amaru" y "Mangoré".