Cuyo es una región geográfica e histórica situada en el centro oeste de la República Argentina, tradicionalmente conformada por las provincias de Mendoza, San Juan y San Luis, cuyos límites coinciden prácticamente con la región geográfica y que comparten una identidad cultural y tradición histórica en común. Desde la firma del Tratado del Nuevo Cuyo a principios de 1988, la provincia de La Rioja se incorporó a la Región del Nuevo Cuyo como nuevo integrante. Sin embargo, debe notarse que pese a la firma del tratado este no ha producido ningún cambio significativo en la consideración social y tradicional, como tampoco en lo institucional, de los cuyanos, que consideran a La Rioja como parte del noroeste argentino.
Limita al Norte con la región del Noroeste, al Este con las sierras Pampeanas y la llanura pampeana, al Sur con la Patagonia andina y extrandina y al Oeste con la república de Chile. Pueden distinguirse tres subregiones:
La zona montañosa, subdividida en Cordillera de los Andes y Precordiliera de La Rioja, San Juan y Mendoza
La diferencia entre la Cordillera y la Precordillera es fundamentalmente geológica: los Andes del geosinclinal son el elemento orogénico más moderno, tratándose de una antigua cuenca marina, angosta y alargada, cuyos sedimentos fueron plegados y levantados hasta las mayores alturas durante el Cenozoico, con acompañamiento de efusiones magmáticas. La Precordiliera está compuesta por sedimentos paleozoicos plegados en esa era y levantados luego por la orogenia andina; hacia el Este está separada de las Sierras Pampeanas por una línea de fractura caracterizada por una intensa actividad sísmica.
Los Andes Áridos o Centrales presentan dos cordones: el occidental, por el cual corre el límite argentino-chileno, es casi continuo presentando pasos de gran altura, lleva la divisoria de aguas naciendo en ellos ríos caudalosos que corren por valles estrechos sembrados de escombros. Desde el Sur de Mendoza y hasta aproximadamente los 37° S, se prolonga en los Andes de Transición que presentan más nieve en las cumbres y mayor vegetación al variar las condiciones climáticas.
El cordón oriental, llamado también cordillera Frontal, se presenta en forma discontínua por estar seccionado por los valles transversales de los ríos que bajan desde el Oeste; en él se encuentran las más altas cumbres (Aconcagua, Tupungato, etc). Una serie de valles estrechos localmente denominados cajones, separan ambos cordones, caracterizados por su gran aridez.
Entre los cerros Aconcagua y Tupungato el aspecto de la cordillera comienza a cambiar, aparecen extensos glaciares y más al Sur volcanes (Overo, Peteroa), acompañados por grandes extensiones cubiertas de escorias y mantos de lava.
Al Este de los Andes áridos se ubican una serie de amplios valles longitudinales (Rodeo, Iglesia, Barreal y otros) en los que predominan materiales gruesos provenientes de la desagregación mecánica de las rocas cordilleranas, pero que poseen sus fondos chatos cubiertos de materiales muy finos.
El Valle de Barreal es una cuenca sin deagüe, cuyo fondo está ocupado por el barreal del Leoncito, mientras que el valle de Uspallata está atravesado por el Sur por el río Mendoza. Se encuentran aquí una serie de oasis de riego, entre los que se destacan Calingasta y Uspallata; estos valles separan a la cordillera andina de la Precordillera. cuyas cumbres carecen de nieves persistentes.
Un reducido número de ríos atraviesan la Precordiliera por valles angostos, al término de los cuales forman extensos conos de deyección conectados con las planicies. Este material fino ha servido de asiento a importantes oasis de cultivo, en la sección Norte se destaca el de Jáchal y más al Sur los principales del área: el de San Juan y el de Mendoza, prolongados en el del Tunuyán. Los ríos que recorren estos oasis han sido aprovechados para la producción energética y la obtención de agua para riego, destacándose el embalse de Ullún.
Los cursos meridionales (Diamante y Atuel) han generado oasis de riego que tienen como centros urbanos destacados a San Rafael y General Alvear. En el río Atuel, las características topográficas permitieron construir el embalse del Nihuil, cuya importante producción energética justifica la radicación en la zona de industrias pesadas.
La superficie de los oasis se destina al cultivo de vid, olivo, frutales y hortalizas. También se siembra alfalfa para alimentar al ganado vacuno, y algunos cereales pero en reducidas extensiones. Aunque en pequeña escala se desarrolla la ganadería extensiva con ciertas formas de trashumancia, llevando a pastar el ganado en verano a la zona montañosa.
La minería es también muy importante, destacándose el petróleo especialmente en Tupungato, explotándose además cobre (El Pachón en San Juan), uranio, plomo, cinc, calizas y mármoles.
Hacia el Este se extienden las planicies de suelos arcillo-arenosos, de gran aridez y reducida pendiente. Las escasas lluvias torrenciales erosionan profundas zanjas que imposibilitan el desplazamiento aún con caballos, conformando las denominadas "huayquerías" o travesías, como las del Tunuyán.
Cañon del Atuel
El cañón comienza en el embalse El Nihuil, a 70 km de la ciudad de San Rafael, y tiene su desembocadura muchos kilómetros río abajo hasta el embalse Valle Grande, que se extiende por 50 km y tiene una profundidad promedio de 260 m.