Los planetas, como todos los demás cuerpos celestes, no ocupan siempre la misma posición. ¿A qué ley física obedecen sus movimientos?
Si observamos durante un día el recorrido del Sol, ¿diríamos que este gira alrededor de la Tierra o que la Tierra gira alrededor del Sol? Ciertamente, el sentido común indicar que es el Sol el que se mueve y que la Tierra permanece en reposo. Esto mismo se ha pensado durante una gran parte de la historia. Desde la Antigüedad se sabía que la Tierra era redonda (Eratóstenes, siglo III a.C.), pero, aunque Aristarco de Samos (en el siglo III a.C.) propuso un modelo heliocéntrico, las observaciones parecían favorecer un Universo geocéntrico. Así, en el siglo I, el griego Ptolomeo ideó un modelo geocéntrico basado en órbitas circulares, pues pensaba que la trayectoria circular era la más perfecta. Para explicar las observaciones, Ptolomeo introdujo órbitas excéntricas, lo que restaba sencillez.
El modelo heliocéntrico de Aristarco cayó en el olvido. Era demasiado adelantado para su época. Además, Aristarco incluso midió distancias y tamaños relativos del Sol y la Luna, y llegó a formular la hipótesis de que debía ser la Tierra el astro que girase alrededor del Sol, pues el diámetro del Sol era mayor y él pensaba que el astro menor (la Tierra) debía girar alrededor del mayor (el Sol), y no al revés.
En el siglo XVI, Nicolás Copérnico retomó el modelo heliocéntrico. Parece que conocía las ideas de Aristarco, pese a que los escritos no se habían conservado. En 1543, justo antes de su muerte, se publicó su obra cumbre, Revoluciones sobre los cuerpos celestes en la que proponía un modelo heliocéntrico, con el Sol en el centro del Universo y los planetas girando a su alrededor.
A Copémico le parecía muy complicado el modelo de Ptolomeo (el rey Alfonso X el Sabio dijo en el siglo XIII, a propósito del modelo de Ptolomeo, que si Dios le hubiese pedido su opinión al crear el Universo, le hubiese recomendado uno mucho más simple). Por ello ideó un modelo más sencillo para explicar las posiciones de los planetas. La aceptación de este modelo supuso décadas más tarde el despegue definitivo de las creencias científicas de los griegos: había comenzado la revolución científica.
Perihelio: Es el punto de la órbita del planeta más próximo al Sol. La velocidad en las proximidades del perihelio es la máxima.
Afelio: Es el punto de la órbita del planeta más lejano al Sol. La velocidad en las proximidades del afelio es la mínima.
La tercera ley, también conocida como armónica o de los periodos, relaciona los periodos de los planetas, es decir, lo que tardan en completar una vuelta alrededor del Sol, con sus radios medios. Para un planeta dado, el cuadrado de su periodo orbital es proporcional al cubo de su distancia media al Sol. Esto es:
Donde:
Como consecuencia de esta ley, los planetas se mueven tanto más despacio cuanto mayor es su órbita. El valor concreto de la constante k será estudiado cuando hayamos introducido la ley de la gravedad formalmente. De momento si que señalaremos que su valor es el mismo para todos aquellos cuerpos que giran en torno a uno determinado. Así, por ejemplo, los planetas del Sistema Solar comparten el valor de k al girar todos ellos alrededor del Sol. También los satélites de un planeta compartirán un valor de k entre ellos. Es por ello que, en ocasiones, esta ley se presenta de acuerdo a la siguiente expresión:
Donde los subíndices 1 y 2 indican los periodos (T) , distancias medias ( r ) y longitud del semieje mayor (a = r ) de las órbitas de dos cuerpos que giran en torno a uno común, por ejemplo, dos planetas cualesquiera alrededor del Sol.
¿Cuándo se pueden usar las leyes de Kepler?
Kepler dedujo estas tres leyes a partir de la observación del movimiento de los planetas alrededor del Sol, y por ello, a lo largo de este apartado hemos enunciado las leyes en relación al Sol y a los planetas. Sin embargo, gracias a ellas podemos estudiar también:
El movimiento de cualquier cuerpo que orbite alrededor del Sol:
Satélites orbitando alrededor de planetas
La revolución galileana
A comienzos del siglo XVII, Galileo Galilei utilizó un sencillo telescopio y observó cuatro pequeños astros girando alrededor del planeta Júpiter: era la primera prueba de que astros que no giraban alrededor de la Tierra. Además, observó fases en Venus, confirmando el modelo heliocéntrico. había
Ya a finales del siglo XVII, Isaac Newton estableció su famosa ley de la gravitación unive que explica los movimientos de los planetas (debido a fuerzas atractivas gravitatorias) y justificó de modo teórico las leyes de Kepler. Se dice que Newton, al observar la caída de una manzana del árbol por su propio peso, pensó que la misma fuerza que obligaba a caer a la manzana era responsable del movimiento de la Luna alrededor de la Tierra y por extensión, del movimiento de los planetas. Todo quedó entonces perfectamente cerrado. Además, con su ley de gravitación univers Newton predijo la trayectoria de los cometas (como el Halley).