La expedicion de Diego de Rojas

La expedición

Formaban el contingente explorador unos 200 hombres entre oficiales y soldados y partió del Cuzco entre mayo y junio de 1543; cuando regresó después de innumerables contingencias no sumaba mis que 80 personas.

La expedición se dividió en tres grupos y siguió el camino de Collasuyo, entró en la estepa que separó siempre la vida incaica de la aimara, pasó por la provincia de Chucuyto, llamada después La Paz, y siguió hasta Charcas, fundada cinco años antes. 

Los expedicionarios recibieron en Charcas armas y pertrechos y algunos refuerzos; cruzaron Cotagaita, Calahoyo y Casabindo; atravesaron la puna jujeña y la región de los ocloyas, pulares, omaguacas y lules y entraron en el espacio comprendido entre la puna de Atacama y el valle de Santa María, en contacto siempre con indios hostiles y numerosos. Fue escogida Chicoana como paradero y desde allí se cambió el rumbo hacia tierras del Río de la Plata.

Los indios se defendían tenazmente y no desdeñaban ningún medio a su alcance para impedir el paso de los españoles, a quienes no dejaban en paz de noche ni de día; los expedicionarios sufrieron todas las calamidades, el clima ardiente, el desierto, el hambre y la sed, pero supieron vencer los obstáculos y entraron en el Tucumán, donde la vegetación era exuberante y el clima más llevadero.

Reagrupada en Tucumán la gente de Rojas y de Gutiérrez, tomó rumbo hacia Santiago del Estero. 

Mientras se exploraba la zona de Salavina para conocer la región y hallar un camino hacia el río de la Plata, Diego de Rojas recibió en enero de 1544, en un encuentro con los juries, una flecha envenenada que puso fin a su vida pocos días después y quedó al frente de la expedición Francisco de Mendoza.

Las discrepancias entre el nuevo jefe y sus compañeros, sobre todo con Felipe Gutiérrez, fueron numerosas, los expedicionarios levantaron un real o campamento en Soconcho y desde allí recorrieron por más de un año la región de los diaguitas del sur, lo que hoy es Catamarca, La Rioja y San Juan.

Francisco de Mendoza no intentó fundar poblaciones; se encaminó nuevamente a oriente, estuvo a punto de perder la vida en las grandes salinas de Córdoba, pero las flanqueó y se detuvo luego en el valle de Calamuchita. 

Levantó en agosto de 1545 un real entre los comechingones, como apoyo en la retaguardia, antes de seguir adelante, dejando en él la mitad de su gente al mando de Heredia y avanzó con el resto hacia el Paraná, a unos 400 km del río Tercero. Penetró en Santa Fe, siguió el río Carcarañá y no tardó en encontrarse en el lugar del antiguo fuerte de Gaboto a la vista de las barrancas del Paraná.

Se proponía Mendoza seguir viaje hasta Asunción y con ese motivo se produjo una agria disputa con Felipe Gutiérrez, que quería regresar al Perú en busca de refuerzos. La rivalidad y la enemistad de ambos capitanes fue en aumento, aunque simulada, pero un día se tramó una conspiración y uno de los complotados apuñaló a Mendoza mientras dormía.

Tomó entonces Heredia el mando de la expedición y se encaminó hacia el punto de partida en el Perú. Los restos de la expedición tuvieron encuentros con los lules al pie de los Andes, cruzaron la quebrada de Humahuaca, pasaron a Charcas, donde se hallaba a la sazón Francisco de Carvajal, teniente de Gonzalo de Pizarro, en lucha contra las tropas reales. Heredia fue ejecutado por Carvajal con otros de sus hombres, en el invierno de 1546.

La expedición de Rojas sufrió grandes desastres y pérdidas, pero a ese alto precio fueron descubiertas las provincias andinas y las regiones del norte argentino. Las expediciones que siguieron lo hicieron con instrucciones precisas para el poblamiento.