Historia

La región hoy conocida como Santiago del Estero era habitada por numerosas tribus. Unas eran sedentarias, radicadas en forma permanente en el suelo; y otras eran nómades, que vivían de la caza, la pesca y el pillaje. Sobre la base del testimonio de los primeros cronistas, los diaguitas ocupaban la región oeste de la provincia, lo que en la actualidad serían los Departamentos de Río Hondo, Guasayán, Choya y Jiménez. Por sus costumbres se asemejaban a los juríes, sin embargo, eran menos propensos a combatir a sus vecinos. Pertenecían al área andina y su cultura era la más desarrollada de la región. Los lules, tribus chaqueñas, ocuparon la zona donde se encuentran los Departamentos de Pellegrini, Jiménez, Río Hondo y parte de Alberdi, Copo y Figueroa. Eran nómades y muy belicosos, vivían de la caza, de la pesca y del robo.

Pueblos originarios de Santiago del Estero

Cuando llegaron los conquistadores españoles a nuestras tierras, las encontraron densamente pobladas por grupos aborígenes, de procedencia, de vida y lenguas distintas. Sin embargo los confundieron entre sí y los designaron genéricamente «juríes». Este nombre proviene de xuri, voz quichua que significa ñandú, denominación que les dieron a los nativos que vestían con una especie de taparrabos de plumas de avestruz y que se desplazaban en verdaderas «bandadas».

Por ese motivo los españoles llamaron a la región como de «Los Juries». Pero en realidad los pueblos que allí habitaban eran completamente distintos. Los dos grupos más importantes eran los Lules y los Tonocotés.

Con respecto al número de aborígenes que habitaban el suelo santiagueño se consideraba que en 1583 tenía cerca de 12.000 aborígenes y 270.000 naturales para toda la región (El Tucumán).

Lules - Vilelas

Antes de la llegada de los españoles, grupos de pueblos huárpidos chaqueños comenzaron a desplazarse hacia el oeste y hacia el sur, empujando y sometiendo a las tribus allí asentadas. Los españoles encontraron a la comunidad denominada Lule, al sur de Salta, norte de Tucumán y noroeste de Santiago del Estero. Los Vilelas aparecieron recién en las crónicas españolas luego de la expedición al Chaco del gobernador Ángel de Peredo, a mediados del siglo XVII.
Probablemente fueron de la misma familia de los Lules, que no emigraron hacia el sudoeste.

Aspecto físico

Los Lules – Vilelas eran altos y delgados. Los hombres andaban desnudos o usaban una especie de pollerita de plumas de avestruz y las mujeres se cubrían con una especie de delantal tejido con fibra gruesa de chaguar. Usaban el pelo largo y solo se lo cortaban en caso de luto o de enfermedad. Se perforaban las orejas para colgarse de ellas hilos de diversos colores. En las celebraciones, los hombres se pintaban el cuerpo con manchas como el tigre y las mujeres se coloreaban la cara de rojo y negro.

Forma de vida

Eran nómadas y vivían de la caza, de la pesca y de la recolección de frutos y raíces silvestres. Cazaban principalmente el pecarí o chancho del monte, del que utilizaban la carne y el cuero y recolectaban en especial la algarroba que les servía de alimento y con la que fabricaban una bebida fermentada llamada chicha. También recogían de los árboles la miel silvestre o “miel de palo” que les era útil no solo como alimento, sino para elaborar el guarapo, bebida embriagadora.
Sus armas eran el arco, la flecha , la lanza y la macana (especie de machete de madera afilada). Los Lules – Vilelas eran de carácter alegre, cantaban y bailaban con frecuencia. Realizaban fiestas y ceremonias en las que bebían copiosamente hasta emborracharse.

La lengua

La lengua de los Lules – Vilelas (estudiada por el padre Antonio Machoni) son similares, de fonética sencilla y con acentuación por lo general aguda. En la mayoría de los casos el adjetivo se posponía al sustantivo y no tenía número gramatical, aunque el sufijo “il” solía usarse como plural. El sistema de numeración era de raíz doble. Por un lado cuaternario, es decir solo cuatro numerales independientes; el cinco se expresaba con los dedos de la mano, el diez con los dedos de ambas manos y el veinte con los dedos de manos y pies. A partir de allí el sistema era vigesimal.

Situación ante la llegada de los españoles

De espíritu aguerrido, fueron repartidos en grupo a la llegada de los españoles, u organizados en reducciones, instituciones establecidas en Santiago del Estero por los jesuitas, con el objeto de catequizar a los indios e iniciarlos en el trabajo de la tierra y de las artesanías. La primera reducción en territorio santiagueño fue la de Vilelas, fundada en 1728 a orillas del río Salado, a dos leguas y medias del actual Mailín.
En 1762 se estableció la de San José de Petacas, al noroeste (en el departamento Copo), también en las márgenes del Salado y con parte de los aborígenes del reducto anterior. Con la expulsión de los Jesuitas en 1767 empezó la decadencia hasta su total abandono con el correr de los años.

Tonocotés

Los Tonocotés habitaban en la mesopotamia santiagueña comprendida entre los ríos Dulce y Salado, aproximadamente entre los paralelos 26º y 29º de latitud sur. Al norte de estos territorios vivían los Lules, al sur los Sanavirones y al oeste los Cacanos. Otros aborígenes de características y lengua similares a los Tonocotés, los Mataráes, que vivían a orillas del río Bermejo, fueron llevados a Santiago del Estero posiblemente en el siglo XVII. Resulta difícil señalar las diferencias con los Lules – Vilelas, aunque la disparidad residía en la mayor influencia de los Cacanos o Diaguitas respecto de los Tonocotés. Eran de origen brasílido.

Aspecto físico

Poco se conoce de las características físicas de los Tonocotés, pero de acuerdo a los estudios realizados con los restos fósiles encontrados en la zona del río Salado, se infiere que eran de estatura regular, braquicéfalos, de cara ancha y nariz mediana. Vestían con un delantal de pluma de avestruz los hombres, y las mujeres los confeccionaban con fibra de chaguar o de tela de guanaco o llama. Los varones colgaban del cuello un collar, también de plumas de avestruz, y ambos sexos solían cubrirse el torso con mantas, en invierno.

Forma de vida

Los Tonocotés eran sedentarios. Practicaban la agricultura además de la caza, pesca y recolección; cultivaban maíz, zapallo y porotos. Eran muy buenos pescadores. Pescaban con una especie de redes, a lanzazos, o sumergidos en el agua con una soga en la cintura (según relata el padre Lizárraga). Criaban aves domésticas y ñandues y recolectaban algarroba, tuna, mistol y raíces silvestres como la yuca. Los Tonocotés eran hábiles tejedores, hecho que fue aprovechado por los españoles para hacerlos trabajar en los obrajes de paños, cuando se introdujo el algodón en el Tucumán, sometidos al sistema de encomiendas. La industria textil alcanzó un alto grado de desarrollo. Teñían las fibras de vivos colores con tinturas de origen vegetal, animal o mineral.

También fabricaban diversos objetos de hueso como agujas, punzones, flechas y quenas. Vivían en aldeas ubicadas en prominencias artificiales denominadas túmulos, a la orilla de los ríos. Las chozas eran de planta circular o rectangular -según se tratase de Tonocotés o Matacos respectivamente-, con techo a dos aguas. El poblado estaba rodeado de palos a pique como defensa de los ataques de los pueblos invasores. En algunas zonas del río Salado se han encontrado objetos de metal como campanillas, punzones, cuchillos, pectorales, pinzas y otros, que nos hablan del contacto activo de estos pueblos con los de culturas andinas, que conocían la metalurgia.

Sus armas eran el arco, la flecha, las boleadoras y las lanzas. Algunos arcos eran de gran tamaño y las flechas en proporción a los mismos. Las puntas de flechas eran de hueso y piedra, alargadas o triangulares. En algunos casos envenenaban los extremos con una sustancia ponsoñoza, extraida de vegetales. Al igual que los Lules – Vilelas los Tonocotés constituían un pueblo alegre aficionado a cantar, bailar y embriagarse. Preparaban sus bebidas de algarroba y maíz.

Lengua

La lengua Tonocotés fue estudiada por el padre Alonso de Bárzana, pero sus trabajos no se conservan. Nos han quedado algunas palabras que atestiguan su presencia como topónimos Sanagasto o Manogasta. En realidad entre los pocos vocablos que se conocen en esta lengua podemos mencionar, «gasta» que significa pueblo y «gualamba» que quiere decir grande.

Situación ante la llegada de los españoles

Por su sedentarismo y su mansedumbre los Tonocotés fueron fácilmente sometidos por los españoles. Convivían con grupos de Cacanos, de Lules y otros que hablaban distintas lenguas. Por este motivo, órdenes religiosas y autoridades civiles impulsaron la quichuización y así las lenguas indígenas fueron desapareciendo. Al perder su lengua fueron perdiendo su propia identidad cultural. Esto sumado al proceso permanente de mestizaje, más la disminución por acción de las armas de fuego, el desarraigo, los trabajos agotadores y las pestes, determinó la extinción de los aborígenes de Santiago del Estero, a fines del siglo XIX y primeros años del siglo XX.

Alfarería Tonocotés

Conocían la alfarería y fabricaban diversos utensilios de cerámica como pucos (especie de platos), urnas funerarias, vasijas, jarras, pipas, ocarinas (instrumentos musicales de viento), silbatos, etcétera, decorados de distintas formas y colores. Eran grabados o pintados con motivos geométricos, zoomorfos (forma de animal), ornitomorfos (forma de aves) o antropomorfos (formas de seres humanos) y con coloración rojiza, negro, blanca y ocre. Tanto la decoración como los colores variaban según la cultura a que pertenecían, la ubicación geográfica y la época en que se desarrolló cada cultura. 

Pueblos aborígenes en Santiago del Estero , historia de santiago del estero

Pueblos aborígenes en Santiago del Estero 
Cuando los españoles llegaron a la actual Provincia de Santiago del Estero, a mediados del siglo XVI, existían en dicho territorio numerosas comunidades indígenas. Entre ellas, encontraron a los lules, los vilelas, los tonocotés, los diaguitas, los abipones, los mocovíes, los guaycurúes y los sanavirones. Estaban ubicados principalmente a la vera de los dos principales ríos de la provincia, el Dulce y el Salado.



vasijas de los lules -  vilelas

alfareria Tonocotés , historia de santiago del estero

Guaycurues

El nombre de guaicurúes tuvo su origen en el apelativo ofensivo dado por los guaraníes a una parte de los mbayaes del Paraguay, que después se amplió a todo el conjunto

Conócese con el nombre de Guaycurues una extensa familia lingüística compuesta por una serie de pueblos que habitaron en la inmensidad del Chaco con penetración en el noreste santiagueño.

Aspecto físico

En los primeros tiempos hispánicos los Guaycurues fueron conocidos como los frentones, dada la costumbre que tenían de raparse la parte anterior de la cabeza, dando así la falsa impresión de tener una frente más grande. Los Guaycurues eran de altos y de fuerte complexión, de ojos más bien pequeños y negros, de pelo liso y nariz larga y aguileña.

Forma de vida

A principios del siglo XVII adoptaron el caballo y comenzaron una vida de depredación y pillaje que los llevó a destruir otras poblaciones indígenas, a atacar estancias y ciudades de los españoles. Eran nómades y había entre ellos grupos que se dedicaban a la recolección, a la caza y a la pesca. Recolectaban frutos silvestres y miel, tuna y raíces de plantas.

Los métodos de caza eran diversos se la practicaba en forma individual o colectiva, eran muy preciados el ñandú o avestruz  y el pecarí o chancho del monte. Cazaban con flechas, lanzas y macanas (especie de garrotes). eran monógamos (no así los caciques) al igual que los abipones practicaban el casamiento por compra.

En el arte realizaban piezas de alfarería de carácter utilitario, practicaban el hilado y tejido, usaban como materia prima la lana de oveja y las fibras de chaguar. los muertos eran enterrados con todos sus efectos personales e incluso con alimentos y agua. La religiosidad estaba dominada por las ideas de animismo y la magia, sin embargo es evidente la existencia e idea de un alto Dios.


Abipones

En el área de los Guaycurues y Sanavirones se encontraban también los Abipones, originarios de la costa del río Bermejo . En territorio del Chaco fue fundada en el siglo XVII la primera reducción de estos últimos, que luego en el siglo siguiente fue trasladada a orillas del río Dulce, cerca de la actual Sumampa, con el nombre de Purísima Concepción de la Nueva Reducción de los Abipones.

Los Abipones eran nómades y aguerridos. Se alimentaban de los productos de la caza, la pesca y la recolección, especialmente de algarroba y miel. Comían carne cruda y se emborrachaban con aloja y guarapo. Eran altos y bien formados. Su nombre proviene de avapone, que quiere decir «hombre hediondo», mote asignado por los Chiriguanos, pueblo que sometió a los Matacos (indios chaqueños). Los aliados de los Abipones fueron los Mocovies que originariamente vivían en las fronteras de Tucumán, pero cuando adoptaron el caballo atacaban permanentemente las ciudades. Santiago del Estero sufrió sus desbastadores malones.

Al analizar los primitivos habitantes del territorio Santiagueño, estudiamos las parcialidades más importantes en su denominación genérica, pero debemos tener en cuenta que estaban agrupados en numerosas tribus, difícil de individualizar. Estas tribus eran dirigidas por caciques, hablaban distintas lenguas y tenían costumbres diferentes. Los pueblos de indios con los que se encontraron los españoles en sus primeras incursiones por territorio santiagueño fueron: Conso, Maquijata, Collagasta, Tuama, Manogasta, Soconcho y Salavina. Sin embargo las agrupaciones eran muchas más y los españoles los fueron descubriendo con el transcurso de los años.

Los abipones vivían de la caza, la pesca y la recolección de frutos. Recorrían largas distancias ya que al ser nómadas dependían de lo que la naturaleza le proporcionaba. Habitaban el Gran Chaco, en especial el territorio en la ribera septentrional del río Bermejo hasta el arroyo Malabrigo por el sur. Eran expertos guerreros, que adoptaron rápidamente el caballo llevado por los conquistadores y resistieron la ocupación del Chaco durante siglos. Inicialmente parecen haber habitado la zona del Chaco Boreal próxima a los ríos Paraguay y Pilcomayo por lo que habrían sido en esas épocas confundidos con los payaguás. A finales del siglo XVII, ante la presión conjunta de los conquistadores españoles y de los guaraníes migraron hacia el sur y se asentaron sobre la ribera del río Paraná en la actual provincia argentina de Santa Fe, avanzando también por algunas zonas de Santiago del Estero (este), Córdoba (extremo noreste) e incluso Corrientes (zona aledaña al río Paraná). En 1640 derrotaron a los mataraes y desde entonces dominaron sin grandes dificultades sobre otros indígenas chaqueños.
Como la mayoría de los pampidos, eran de elevadas tallas (1,80 m los varones), nariz aguileña, robustos y atezados.

Alfarería Guaycurú

Abipones con armas y corazas de cuero de jaguar.

Abipones con armas y corazas de cuero de jaguar. 
Formaban sus ejércitos en cuadros, en el centro se colocaban los arqueros y a los costados los lanceros. El jefe de cada escuadra se colocaba al frente de sus hombres. En la ilustración de Dobrizhoffer se observa esta distribución. En el centro el que comanda a los arqueros lleva una flecha en la mano derecha y el arco en la izquierda. A un costado el carcaj que era construido con la misma técnica con la que se hace un canasto tejido con pajas. Los tres llevan además del arma que los identifica, las cornetas con las cuales daban por iniciado el combate.




Sanavirones

Origen y ubicación

Los Sanavirones se ubicaban al sur de los Tonocotés, en la zona baja del río Dulce hasta la laguna de Mar Chiquita. Por el norte llegaban hasta el Salado, en la región del actual departamento Pinto, por el oeste hasta las sierras de Sumampa y por el sur hasta el río Primero, en Córdoba. Su origen era posiblemente húarpido chaqueño, mezclado con grupos brasileños.

Aspecto físico y forma de vida

Eran sedentarios y agricultores como los Tonocotés. Entre ellos fundó probablemente Francisco de Mendoza el fuerte de Medellín. Cultivaban el maíz y frijoles, criaban llamas y avestruces, pescaban, recolectaban el fruto de la algarroba, del mistol y del chañar y cazaban los animales y las aves de la zona.

De estatura mediana, vestían una especie de camisetas y gorros tejidos. Eran buenos alfareros y en la zona que habitaron se encontraron importantes yacimientos arqueológicos con restos de cerámica y petroglifos. Los fragmentos de alfarería nos muestran distintos tipos de decoración pintada de color negro y gris y grabadas con formas geométricas o impresiones hechas con fibras vegetales tejidas. También fueron encontrados gran número de torteros que nos hablan del desarrollo de la tejeduría.

Enterraban a sus muertos en urnas funerarias. Vivían en casas grandes que albergaban a varias familias. Estaban semi-enterradas por la falta de madera para la construcción y para abrigo en el invierno. Se agrupaban en aldeas de hasta 40 chozas rodeadas de arbustos y ramas espinosas para defensa. Sus armas eran el arco, la flecha y la macana. Las puntas de flechas eran de hueso y de piedras triangulares.

Lengua

Su lengua fue poco estudiada. Sin embargo quedan algunos topónimos originados en la misma, como Sumampa (mampa en lengua sanavirona significa «agua que corre» y su, sería la abreviatura de la voz quichua súmaj que quiere decir «lindo»), Cantamampa, etcétera. También se conoce el significado de otras palabras como sacat: «pueblo» y chavara: «cacique».

Situación ante la llegada de los españoles:

Cuando se fundó Santiago del Estero, fueron repartidos en encomiendas entre los vecinos y veinte años después, sucedió lo mismo en la fundación de Córdoba. Como consecuencia del desarraigo y la mestización, desaparecieron  con el correr del tiempo.


Diaguitas

La zona de los Diaguitas histórico tuvo por encuadre geográfico el sudoeste de Salta, Catamarca, oeste de Tucumán, la Rioja, norte de San Juan y en Santiago del Estero las Sierras de Guasayán.

Zona homogénea constituida por sistemas orográficos independientes entre si, lo que posibilitó el asentamiento de numerosas comunidades que ocupaban quebradas y oasis.

Estos sufrieron la expansión y penetración incaica a partir del año 1480 y posteriormente desde 1536 de los españoles. La cultura de los Diaguitas (por naturaleza) fue la que alcanzó mayor desarrollo y complejidad en el territorio Argentino.

Tubo una elevada organización socio-económica, aspecto que llevo a una intensa dinámica a ese pueblo sedentario, agricultor y recolector que practicó además la caza.Una actitud positiva les permitió relaciones y contactos con otros pueblos; el comercio o trueque alcanzó gran importancia.

El elemento común fue su lengua el cacá o cacán, sus creencias los llevaron a adorar el sol, el trueno y el relámpago. Celebraban ritos sobre la fertilidad de los campos y tenían por madre a la pachamama: la tierra misma, a quien ofrecían sacrificios, igualmente a la lluvia por ser factor decisivo en sus vidas.

El culto de los muertos fue importante lo que se testimonia en una elaborada funebría y numerosos cementerios.

En sus vidas cotidianas existían tres actitudes: subsistencia, defensa y comunicación, consecuencia de un largo desarrollo cultural.

Alfarería y armas de los Savarinones



artesania diaguita

Artesania de los Diaguitas



La conquista española

En 1542 Diego de Rojas recibió la orden de acometer la entrada al Tucumán, efectuando este capitán y sus hombres una gran hazaña al conquistar un medio desconocido y hostil y penetrar por primera vez al noroeste argentino. Rojas intentó la fundación de una primera ciudad española al fundar Medellín del Soconcho. Sin embargo no tuvo éxito y prosiguió su avance hacia el sur, siendo muerto en un lugar cercano a los actuales límites de la Provincia de Santiago del Estero con la de Córdoba. Desde la creación del Virreinato del Perú por real cédula del 1 de marzo de 1543, la Gobernación del Tucumán quedó integrada en él, incluyendo el territorio de Santiago del Estero.

El 19 de junio de 1549 el capitán Juan Núñez de Prado, encomendado por el gobernador licenciado La Gasca, emprendió la misión de fundar un pueblo en las recientes conquistadas tierras, con el objeto de preservar el camino a Chile y descubrir in situ las posibilidades de una ruta hacia el Río de la Plata. También se proponía propagar el catolicismo en los nativos. Núñez partió de Potosí a fines de 1549 y levantó una primera ciudad en 1550 llamada El Barco —en homenaje al presidente La Gasca, nacido en Barco de Ávila, España— en el lugar que luego se elevaría Cañete (1560) y San Miguel del Tucumán (1565). Si bien esta primera Barco estaba situada fuera de los límites atribuidos a jurisdicción chilena, el 10 de noviembre de 1550 se produjo un enfrentamiento entre Núñez del Prado y el conquistador proveniente de Chile Francisco de Villagra. El sometimiento de Núñez del Prado por Villagra fue un tácito reconocimiento de la autoridad chilena en esa región, por lo que Núñez, una vez retirado Villagra, trasladó la originaria Barco a las cercanías de la confluencia de los ríos Amblailla y San Carlos, en la actual Provincia de Salta, fundando en junio de 1551, Barco II.

Esta vez hostigado por las tribus diaguitas, y temeroso de nuevos ataques chilenos, en junio de 1552 despobló Barco II y estableció la ciudad de Barco III, a media legua al sur de lo que hoy es la actual capital de Santiago del Estero, la ciudad de origen europeo más antigua existente en el actual territorio argentino.

En Chile, al enterarse Pedro de Valdivia del conflicto entre Villagra y Núñez, y de la mudanza de la ciudad, nombró a Francisco de Aguirre para mandar en Barco. El ideal de Valdivia y Aguirre era el de unir en una sola gobernación la tierra existente entre el océano Atlántico y el océano Pacífico, cuestión que se extralimitaba a la autoridad conferida por La Gasca a Valdivia. No obstante, Aguirre con unos 70 hombres, cruzó la región del Tucumán y saliéndose de su distrito, el 20 de mayo de 1553 expulsó a los hombres de Núñez del Prado, quien estaba ausente en tierras de Famatina, anunciando al día siguiente su autoridad sobre la ciudad.

Independientemente de aquello, Francisco de Aguirre, el 25 de julio de 1553 fundó la ciudad de Santiago del Estero del Nuevo Maestrazgo, por ser el día de Santiago Apóstol bajo cuya advocación se puso la ciudad.

Fundación de la ciudad de Santiago del Estero 

La fundación de la ciudad de Santiago del Estero es uno de los hechos históricos más importantes que ocurrieron durante la conquista y colonización española de la Argentina. Esto se debe a que Santiago del Estero es el primer asentamiento poblacional de Argentina que persistió desde su fundación en 1553 hasta el presente. Además, dicha ciudad fue el punto de partida de las corrientes colonizadoras españolas que fundaron las actuales capitales provinciales del Noroeste Argentino y Córdoba.

Dicha ciudad fue el primer centro colonial y el primer proyecto urbano exitoso de toda la región. Por muchos años fue la única ciudad del actual territorio argentino que subsistió, mientras que otras fueron atacadas y destruidas por los indígenas o bien abandonadas por sus respectivos ocupantes.
Además de ser punto de partida de la conquista militar, también lo fue de la evangelización católica. Fue sede del primer obispado y de allí salieron los sacerdotes que fundaron conventos en otras ciudades. La ciudad fue también sede de los primeros institutos de enseñanza, escuela y Seminario, anteriores a la Universidad de Córdoba.
Los primeros vecinos de Santiago del Estero, quienes se encontraban en la ciudad al momento de su fundación por los conquistadores castellanos, constituyeron las cabezas de las familias criollas más antiguas de la República Argentina.

Importancia de Santiago del Estero en la Conquista y Colonización

Realizada la fundación de Santiago del Estero, sus primeros años fueron de duro batallar, hasta que el valor de sus fundadores la afianzó y llegó a ser en el curso de los años la capital de la Gobernación del Tucumán. Así nació la más antigua de las ciudades argentinas, la cual se convirtió, en la segunda mitad del siglo XVI, en eje de la conquista del centro y norte del país, sellando en su andar de siglos su influencia en la actividad humana, sobre todo, de aquellos años signados por las luchas y las necesidades.
La ubicación central de Santiago del Estero en la red caminera que conectó el Alto Perú con el Atlántico hizo que, al menos durante el primer siglo de la conquista, la mayoría de las expediciones que partieron desde Perú o Chile y pretendieron avanzar hacia el sur o el oeste del Tucumán, o hacia Buenos Aires, se detuvieran en Santiago del Estero a pertrecharse, incluyendo aquellas que condujeron a la fundación del resto de las ciudades de la región.
La fundación de Santiago del Estero es un acontecimiento de singular importancia para la historia de la República Argentina. Este histórico hecho simboliza y representa la piedra angular de la iniciación de la historia posterior a la incaica en la zona del noroeste de lo que hoy integra la Argentina.
Ninguna ciudad como Santiago del Estero, ciudad madre, creadora de todas las demás, que llevó su protección a la Gobernación del Tucumán, participó con sus vecinos y los recursos de su suelo en todos los descubrimientos de la región, desangrándose para conservar lo existente y despoblándose para nutrir con sus hombres las nuevas fundaciones.​ 

Hasta extendió su protección a lejanos y pequeños centros como Santa Fe y el fuerte de Sancti Spiritu, sólo en el siglo XVI partieron desde Santiago del Estero las expediciones que fundaron Londres de la Nueva Inglaterra (1558), Córdoba de Calchaquí (1559), Cañete (1560), Nieva (1561), San Miguel de Tucumán (1565), Talavera de Esteco (1567), Córdoba de la Nueva Andalucía (1573), San Francisco de Álava (1575), Salta del Lerma (1582), Todos los Santos de la Nueva Rioja (1591) y San Salvador de Jujuy (1593).

Busto del capitán Diego de Rojas

Busto del capitán Diego de Rojas
Diego de Rojas, fue un explorador, adelantado y conquistador español de mediados del siglo XVI. Esta exploración fue el primer contacto entre los nativos de lo que ahora es el Noroeste argentino y los europeos. Al llegar la expedición de Rojas a lo que hoy es la provincia de Santiago del Estero, la avanzada se dio con un grupo de indígenas en actitud hostil, con sus rostros pintados de guerra, sus cabezas cubiertas de plumaje y con sus arcos, flechas, mazas y chuzas listas. La tropa española que estaba alertada por sus guías aborígenes, avanzaba lentamente. La infantería con las mechas de sus arcabuces prontas a encender y disparar, y la caballería con las espadas listas. En ese momento el sacerdote de la expedición, fray Francisco Galán, en prudente y conciliatoria actitud, se adelantó junto con su traductor a efectos de entablar un diálogo y reclamar la paz. Desde el bando contrario apareció un aborigen al que le faltaba una pierna, que era llevado en andas por ocho de los suyos. Se trataba del cacique Canamico.Sin embargo, los indígenas de la zona de Maquijata decidieron enfrentar y parar al invasor español, y para ello untaron las puntas de sus flechas con ponzoña. Fue allí donde se produjo un enfrentamiento en el que Rojas fue herido en una pierna con una flecha envenenada. Tras agonizar varios días, falleció en enero de 1544.​
Luego de discusiones tras la muerte de Rojas, se formaron dos bandos. Uno dirigido por Felipe Gutiérrez, que decidió continuar hacia Chile. El otro, conducido por Francisco de Mendoza, optó por continuar hacia el sur.
Rojas fue el primero español en arribar a lo que hoy es la provincia de Santiago del Estero. Su expedición tiene el mérito de haber explorado de punta a punta todo el Tucumán hasta Córdoba. Fue la unión del Perú con el río de la Plata. Esta expedición sirvió para descubrir las naciones indígenas que poblaban el territorio: los calchaquíes, los diaguitas, los tonocotés, los lules y los comechingones.



Fundación de Santiago del Estero , historia de Santiago del Estero
Fundación de Santiago del Estero
En 1548, Pedro de la Gasca creó la Gobernación de Chile fijando sus límites al Norte el paralelo 27º, al Sur el paralelo 41º y 100 leguas de Oeste a Este contadas desde la costa del Océano Pacífico. La ciudad de El Barco (I), fundada por Juan Núñez de Prado en 1550, se encontraba dentro de dicha jurisdicción, por lo que decidió trasladarla (El Barco II) en 1551. Al año siguiente, por orden de la Real Audiencia de Lima, se trasladó nuevamente más hacia el Sur, en el actual territorio de la Provincia de Santiago del Estero (El Barco III). En 1553, Francisco de Aguirre tomó El Barco (III) y usurpó el poder, trasladándola hacia una nueva ubicación y dándole un nuevo nombre.



Pedro de la Gasca, historia de santiago del estero
Pedro de la Gasca
Pedro de la Gasca encomendó y promovió expediciones de conquista y de población en los confines del nuevo virreinato del Perú entre ella estuvieron la de Pedro de Valdivia a Chile y Juan Núñez de Prado con rumbo a Tucumán,



Juan Núñez de Prado y Francisco de Aguirre
Juan Núñez de Prado y Francisco de Aguirre 
Juan Núñez de Prado fue un militar y conquistador español y el primer gobernador colonial del Tucumán entre 1549 y 1553. Fundó la ciudad de El Barco, a la que trasladó en dos oportunidades. 
Francisco de Aguirre fue un militar y conquistador español asignado como teniente de gobernador del Tucumán de 1553 a 1554, a mediados de 1553, resolvió mudar la ciudad de El Barco III, trasladándola a un cuarto de legua hacia el Noroeste, siempre al lado del río Dulce. Borró a la ciudad de Núñez de Prado de todo vestigio y de restos materiales, y hasta el nombre para que no se la recordara. Sostuvo también que el traslado fue para sustraerla de las continuas crecientes del río Dulce y para una mayor seguridad debido a las amenazas de los lules. Ambos bustos los de Juan Núñez de Prado y el de Francisco de Aguirre, por fueron realizados por Roberto Delgado y están en el Centro Cultural del Bicentenario de Santiago del Estero




Gobernación del Tucumán

Entre 1563 el territorio estuvo en disputas entre la Capitanía General de Chile la reivindicaba como propia y la Real Audiencia de Charcas dentro del Virreinato del Perú Aunque la Capitanía General de Chile la reivindicaba como propia, la región en 1563 pasó a depender de la Real Audiencia de Charcas dentro del Virreinato del Perú.  Los tenientes gobernadores dependientes de Chile entre 1553 y 1563 fueron los aiguientes:

  • Francisco de Aguirre (1553-1554)
  • Juan Gregorio Bazán (1554-1556)
  • Rodrigo de Aguirre (1556-1557)
  • Miguel de Ardiles (1557-1558)
  • Juan Pérez de Zurita (1558-1561)
  • Gregorio de Castañeda (1561-1563)

En 1564 se creó la Provincia de Tucumán, Juríes y Diaguitas, siendo su primer gobernador Francisco de Aguirre con asiento en Santiago del Estero. Con la creación de la Gobernación del Tucumán en 1566 y del Obispado en 1570, esta región empezó a cobrar importancia.

La gobernación del Tucumán era a un extenso territorio de 700 000 km² que abarcaba de norte a sur el Departamento de Tarija en Bolivia y las actuales provincias de Jujuy, Salta, Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero, La Rioja y Córdoba. La ciudad de Santiago del Estero fue la primera capital de esta provincia, y en ella se fundó la primera diócesis en actual territorio argentino. Desde ella se fundaron casi todas las ciudades de la Gobernación del Tucumán, por lo que se le da el nombre honorífico de madre de ciudades.
A principios de 1563 el virrey Diego López de Zúñiga y Velasco decidió nombrar como gobernador del Tucumán, Juríes y Diaguitas a Francisco de Aguirre, cortando definitivamente la dependencia de Chile. Una real cédula del 29 de agosto de 1563 del rey Felipe II formalizó la separación de la gobernación de Chile y la traspasó al distrito de la Real Audiencia de Charcas, señalando que:

Habemos acordado apartar la dicha gobernación de Tucumán, Juríes y Diaguitas de la dicha gobernación de Chile e incluirlas en el distrito de la dicha audiencia de Las Charcas.

Por orden de Aguirre, Diego de Villarroel fundó la ciudad de San Miguel de Tucumán y Nueva Tierra de Promisión el 31 de mayo de 1565 en Ibatín. En 1566 estalló una sublevación, Aguirre fue enviado preso a Lima y de camino los sublevados Jerónimo de Holguín, Diego de Heredia y Juan de Berzocana fundaron la villa de Cáceres junto al río Pasaje sin las formalidades previstas. Diego Pacheco ocupó el cargo de gobernador y el 15 de agosto de 1567 formalizó la fundación de la ciudad de Nuestra Señora de Talavera del Esteco sobre la base de la villa de Cáceres. En 1569 Aguirre regresó al Tucumán como primer gobernador nombrado por el rey.
La diócesis del Tucumán fue creada el 14 de mayo de 1570 por la bula Super specula militantis Ecclesiae del papa Pío V con sede en la ciudad de Santiago del Estero. Su primer obispo fue el dominico portugués Francisco de Victoria que se hizo cargo de la diócesis en 1582.
La ciudad de Córdoba de la Nueva Andalucía fue fundada el 6 de julio de 1573 por el gobernador Jerónimo Luis de Cabrera en la tierra de los comechingones, luego de lo cual alcanzó el río Paraná y el 18 de septiembre de 1573 fundó el puerto de San Luis del Paraná en la confluencia con el río Carcarañá. Allí disputó con Juan de Garay por la posesión del lugar, pero el rey otorgó al adelantado Juan Ortiz de Zárate todas las poblaciones que cualquiera otros capitanes hubiesen fundado en espacio de doscientas leguas, desde las márgenes del Río de la Plata, a la banda del sur, hasta la Gobernación del reino de Chile.

El 13 de octubre de 1575 por orden del gobernador Gonzalo de Abreu y Figueroa, Pedro de Zárate fundó San Francisco de la Nueva Provincia de Álava en la actual San Salvador de Jujuy; esta fue destruida el 25 de mayo de 1576 por los indígenas. En 1577 Abreu fundó la ciudad de San Clemente de la Nueva Sevilla en la actual localización de Chicoana, que es donde estuvo ubicada Córdoba de Calchaquí. También duró pocos días, tras pelear contra los calchaquíes. Al sudeste de Rosario de Lerma actual, fundó por segunda vez San Clemente, la que también fue arrasada. Luego la fundó por tercera vez y también fue destruida. Hernando de Lerma fundó la ciudad de San Felipe de Lerma en el Valle de Salta el 16 de abril de 1582. El 20 de mayo de 1591 el gobernador Juan Ramírez de Velasco fundó la ciudad de Todos los Santos de la Nueva Rioja, y al año siguiente fundó Madrid de las Juntas o villa de Nueva Madrid en la confluencia de los ríos Pasaje y Piedras. El 19 de abril de 1593, Francisco de Argañaraz y Murguía fundó la ciudad de San Salvador de Velasco en el Valle de Jujuy.

En 1609 el gobernador Alonso de Rivera fusionó Talavera del Esteco y Madrid de las Juntas en una nueva población llamada Talavera de Madrid (conocida como Esteco), a tres leguas al oeste de la última. En mayo de 1607 fundó en los valles Calchaquíes la ciudad de San Juan de la Rivera de Londres. Entre 1630 y 1635 se produjo la primera sublevación calchaquí, durante la cual se erigió el fuerte del Pantano (a 40 km de Aimogasta en La Rioja), conservado hasta 1730 y redescubierto en 1914. Fernando de Mendoza Mate de Luna fundó San Fernando del Valle de Catamarca en 1683.
Con la fundación de la Real Audiencia de Buenos Aires en el 6 de abril de 1663 el Tucumán fue traspasado a su territorio jurisdiccional, aunque efímeramente ya que el 31 de diciembre de 1671 se ordenó extinguir dicha fundación y retornarla al distrito de Charcas. En septiembre de 1692 un terremoto destruyó la ciudad de Talavera de Madrid, que no volvió a refundarse. En 1699 se trasladó desde Santiago del Estero la sede episcopal, llevándola a Córdoba. En 1700 el gobernador Juan de Zamudio trasladó la sede civil del gobierno desde Santiago del Estero a Salta. Dentro de la gobernación de Tucumán existió desde 1596 a 1624 el corregimiento de indios de Humahuaca, Casabindo y Cochinoca (o del Valle de Omaguaca).

En la jurisdicción de Córdoba fueron creadas las siguientes parroquias durante el período de la gobernación: La Asunción (Ciudad de Córdoba, 1642), Nuestra Señora del Rosario (Villa del Rosario, 1704), Inmaculada Concepción (Villa Ascasubi, 1723), Nuestra Señora del Rosario (Tulumba, 1740), Inmaculada Concepción (Río Cuarto, 1746), San Agustín en Calamuchita (1762), Nuestra Señora del Rosario (Salsacate, 1765), Nuestra Señora del Rosario (Villa María del Río Seco, 1772), Nuestra Señora del Rosario (Cosquín, 1780), Nuestra Señora de la Merced (Alta Gracia, 1781).
La gobernación del Tucumán fue una de las jurisdicciones que fueron puestas bajo el mando de Pedro de Cevallos como virrey provisorio para la guerra con Portugal, las que en 1777 fueron constituidas en el virreinato del Río de la Plata. Al crearse el sistema de intendencias en el Río de la Plata en 1782, la gobernación del Tucumán debió pasar a constituir la intendencia de San Miguel de Tucumán, pero en 1783 se decidió no establecerla y fue dividida entre la intendencia de Salta del Tucumán y la intendencia de Córdoba del Tucumán (que incorporó el corregimiento de Cuyo). Un real decreto del 25 de julio de 1782 mandó restablecer la Real Audiencia de Buenos Aires, quedando el Tucumán en su jurisdicción.

Gobernadores dependientes del virreinato del Perú

  • Francisco de Aguirre (1563-1567)
  • Diego Pacheco (1567-1569)
  • Francisco de Aguirre (1569-1570)
  • Pedro Diego de Arana (1570) Interino
  • Nicolás Carrizo (1570-1571)
  • Jerónimo Luis de Cabrera (1571-1574)
  • Gonzalo de Abreu y Figueroa (1574-1580)
  • Hernando de Lerma (1580-1584)
  • Alonso de Cepeda (1584-1586)
  • Juan Ramírez de Velasco (1586-1593)
  • Fernando de Zárate (1593-1595)
  • Pedro de Mercado de Peñaloza (1595-1600)
  • Francisco Martínez de Leiva (1600-1602)
  • Francisco de Barraza y Cárdenas (1602-1605)
  • Alonso de Ribera (1606-1611)
  • Luis de Quiñones Osorio (1611-1619)
  • Juan Alonso de Vera y Zárate (1619-1627)
  • Felipe de Albornoz (1627-1637)
  • Francisco de Avendaño y Valdivia (1638-1640)
  • Gil de Oscáriz Beaumont y Navarra (1641-1642)
  • Jerónimo Luis de Cabrera y Garay (1642)
  • Miguel de Sesse (1642-1643)
  • Baltasar Pardo de Figueroa (1643-1644)
  • Gutierre de Acosta y Padilla (1644-1649)
  • Francisco Gil de Negrete (1649-1651)
  • Roque Nestares Aguado (1651-1655)
  • Alonso Mercado y Villacorta (1655-1660)
  • Jerónimo Luis de Cabrera y Garay (1660-1662)
  • Lucas de Figueroa y Mendoza (1662-1663)
  • Diego de Trejo (1663)
  • Pedro de Montoya (1663-1664)
  • Alonso de Mercado y Villacorta (1664-1670)
  • Ángel de Peredo (1670-1674)
  • José de Garro (1674-1678)
  • Juan Diez de Andino (1678-1681)
  • Antonio de Vera Mujica (1681)
  • Fernando de Mendoza y Mate de Luna (1681-1686)
  • Tomás Félix de Argandoña (1686-1690)
  • Ignacio Ibáñez del Castrillo (1690-1691)
  • Martín de Jáuregui (1691-1696)
  • Juan de Zamudio (1696-1702)
  • José de la Torre Vela (1702)
  • Gaspar de Barahona (1702-1707)
  • Esteban de Urizar y Arespacochaga (1707-1724)
  • Isidro Ortiz de Haro (1724-1725)
  • Alonso de Alfaro (1725-1726)
  • Baltasar de Abarca y Velasco (1727-1730)
  • Manuel de Arche (1730-1732)
  • Juan de Armaza y Arregui (1732-1735)
  • Matías de Anglés y Gortari (1735-1738)
  • Juan de Santiso y Moscoso (1738-1743)
  • Juan Alonso Espinosa de los Monteros (1743-1749)
  • Juan Victorino Martínez de Tineo (1749-1754)
  • Juan Francisco Pestaña Chamucero (1754-1757)
  • José de Cabrera (1757-1758)
  • Joaquín Espinosa y Dávalos (1758-1764)
  • Juan Manuel Fernández Campero (1764-1769)
  • Gerónimo Luis de Matorras (1769-1775)
  • Francisco Gabino Arias (1775-1776)

Gobernadores dependientes del virreinato del Río de la Plata

  • Francisco Gabino Arias (1776-1777)
  • Antonio de Arriaga (1777-1778)
  • Andrés de Mestre (1778-1782)
Gobernaciones de Tucumán y del Río de la Plata, dentro del gran Virreinato del Perú, en un mapa de 1600

Gobernaciones de Tucumán y del Río de la Plata, dentro del gran Virreinato del Perú, en un mapa de 1600



Fernando de Mendoza y Mate de Luna , historia de santiago del estero
Fernando de Mendoza y Mate de Luna
Fernando de Mendoza y Mate de Luna fue un conquistador español y fundador de la ciudad argentina de San Fernando del Valle de Catamarca, el 5 de julio de 1683. Fue gobernador del Tucumán entre 1681 y 1686. Óleo de Luis Varela Lezana del año 1977.



Fundación de San Fernando del Valle de Catamarca

Fundación de San Fernando del Valle de Catamarca 
El Consejo de Indias expidió en 1679 la Cédula Real por la que se crea la provincia de Catamarca, en respuesta al pedido realizado por los vecinos de la Población del Valle.
En 1683, Fernando de Mendoza Mate de Luna, gobernador de Tucumán, fundó la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca en el lugar que sería su emplazamiento definitivo.



Fundación de Córdoba por jeronimo Luis de Cabrera

Fundación de Córdoba
A la llegada de los conquistadores españoles (siglo XVI), la región serrana de esta provincia estaba habitada por los comechingones, el área pampeana se encontraba habitada por los het o antiguos pampas y el noreste por los sanavirones. Por su parte, en el noroeste se encontraban los olongastas, una parcialidad de los diaguitas, mientras que por las orillas del río Carcarañá se encontraba la etnia epónima, muy influida culturalmente por los guaraníes.
El 6 de julio de 1573 Jerónimo Luis de Cabrera fundó la ciudad de Córdoba de La Nueva Andalucía, a orillas del río Suquía, en un sitio llamado Quizquizacate por los lugareños («Encuentro de los ríos» en idioma sanavirón). El nombre dado por Cabrera a la ciudad es un homenaje a su ciudad natal, la ciudad española de Córdoba en la comunidad de Andalucía. Cabrera buscaba dos objetivos. Uno de ellos era disponer de una salida a «La Mar del Nord», es decir al Océano Atlántico, ya que creyó que la Laguna de Mar Chiquita era una bahía de este océano; y también intentó fundar una ciudad a orillas del río Paraná. El segundo de los objetivos era la fabulosa Ciudad de Los Césares, por esto desobedeció las órdenes del virrey del Perú y fundó la ciudad de Córdoba al sur de la jurisdicción que se le asignara. Dicha desobediencia motivó que Cabrera fuera decapitado en la ciudad de Lima, en Perú el 17 de agosto de 1574.



Real Audiencia de Buenos Aires
Real Audiencia de Buenos Aires
La Real Audiencia de Buenos Aires, oficialmente conocida como Audiencia y Cancillería Real de Buenos Aires, fue el más alto tribunal de apelaciones de la Corona española con sede en la ciudad de Buenos Aires. Funcionó brevemente como audiencia pretorial entre 1663 y 1672 con un distrito que comprendía dentro del virreinato del Perú las gobernaciones del Río de la Plata, Paraguay y Tucumán erigidas en capitanía general. Fue restablecida en el virreinato del Río de la Plata en 1785 como audiencia virreinal teniendo como distrito las intendencias de Buenos Aires, Córdoba del Tucumán, Salta del Tucumán y del Paraguay. Tras la Revolución de Mayo de 1810 funcionó hasta el 23 de enero de 1812, cuando se la reemplazó por una cámara de apelaciones. Su sede estaba en el Cabildo de Buenos Aires.



Luego de la Revolución de Mayo de 1810

Santiago del Estero apoyó la Revolución de Mayo, pero por diversas razones no tuvo la participación que le hubiera correspondido por su población. Luego de la Revolución de Mayo de 1810 y con la consecuente nueva organización territorial de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el director supremo Gervasio Antonio de Posadas dispuso por decreto del 8 de octubre de 1814 que la Gobernación Intendencia de Salta del Tucumán fuera dividida en otras dos. Una de ellas fue la Gobernación Intendencia de Tucumán, con capital en la ciudad de San Miguel de Tucumán y con jurisdicción además sobre los ciudades de San Fernando del Valle de Catamarca y Santiago del Estero ,esto causo una sublevación en el área de Santiago del Estero encabezadas por el teniente coronel Juan Francisco Borges. 

Sublevaciones autonomistas de Borges

Las sublevaciones autonomistas de Borges fueron dos intentos del teniente coronel Juan Francisco Borges, en 1815 y 1816, para lograr la autonomía de la ciudad de Santiago del Estero y su jurisdicción esto tiene antecedentes principales:

  • Causas territoriales
  • Causas económicas
  • Causas políticas

Causas territoriales

Desde la creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776, la ciudad de Santiago del Estero y su jurisdicción formaban parte de la Gobernación Intendencia de Salta del Tucumán. Luego de la Revolución de Mayo de 1810 y con la consecuente nueva organización territorial de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el director supremo Gervasio Antonio de Posadas dispuso el 8 de octubre de 1814 que la Gobernación Intendencia de Salta del Tucumán fuera dividida en otras dos. Una de ellas fue la Gobernación Intendencia de Tucumán, con capital en la ciudad de San Miguel de Tucumán y con jurisdicción además sobre los ciudades de San Fernando del Valle de Catamarca y Santiago del Estero. Esta última, rival histórica de la nueva capital de la intendencia, vio una vez más frustrada su aspiración de ser capital.
Estas modificaciones territoriales en todo el noroeste repercutieron negativamente entre los santiagueños, ya que no fueron consultados y juzgaron estas medidas como arbitrarias. Esto provocó en la población de Santiago del Estero el surgimiento de los anhelos autonomistas.

Causas económicas

En los primeros años posteriores a la Revolución de Mayo, las familias patricias santiagueñas que formaban la élite política y económica local y que dominaban el cabildo, vieron severamente afectados sus intereses. Esto fue a consecuencia de la interrupción del comercio con el Alto Perú por la guerra de independencia y el enrolamiento en el Ejército del Norte de los hombres que formaban parte de la mano de obra en las estancias cercanas a la ciudad de Santiago del Estero con acceso al riego del río Dulce. A diferencia de ellos, los ganaderos de las márgenes del río Salado, alejados de la ciudad y de las funciones de gobierno, fueron incrementando su influencia en razón de la apertura del Puerto de Buenos Aires a la exportación de cueros y a la guerra en el Litoral y la Banda Oriental. Cabe destacar que también existía en ese tiempo un malestar en toda la jurisdicción de Santiago del Estero, fundado en el cobro de los impuestos. Al ser San Miguel de Tucumán la capital de la provincia, allí se centralizaba el cobro de los tributos y la distribución de lo recaudado, que no era equitativo, y eso era uno de los temas reclamados por el cabildo santiagueño. Además se confiscaba el trigo santiagueño siguiendo órdenes de Buenos Aires.

Causas políticas

A nivel nacional, a partir de 1813 comenzaron los conflictos entre las ideas del federalismo, lideradas por el brigadier José Gervasio Artigas en la provincia Oriental, y los partidarios del gobierno centralista y unitario del director supremo en Buenos Aires. En consecuencia, se formó la Liga de los Pueblos Libres, liderada por Artigas, que buscaba exaltar las autonomías provinciales, atender los justos reclamos del interior y potenciar el protagonismo de los gobernantes locales. Estos postulados encontraron simpatizantes en Santiago del Estero y fue el coronel Juan Francisco Borges quien encarnó esos ideales a nivel local.
Los santiagueños querían terminar con su carácter de ciudad subalterna y dejar de depender de San Miguel de Tucumán. Este anhelo era perseguido por Borges y estaba apoyado por los vecinos, el clero y el cabildo de Santiago del Estero. Por otro lado, existían grupos que simpatizaban y respondían al gobierno de Tucumán, entre ellos la pudiente familia Taboada.
En enero de 1815, Pedro Domingo Isnardi, exintegrante del Batallón de Patricios Santiagueños y conocido autonomista, asumió como teniente de gobernador de Santiago del Estero. Sin embargo, el gobernador intendente de Tucumán coronel Bernabé Aráoz, envió secretamente a Santiago del Estero a Juan Bautista Paz, en carácter de juez pesquisidor. A raíz de su informe, Aráoz destituyó en abril a Isnardi enviándolo al Fuerte de Abipones y colocó como jefe militar al comandante Antonio María Taboada (miembro de la familia Taboada, aliados de Aráoz).

En ese mismo mes se produjo la caída del unitario Carlos María de Alvear al frente del directorio supremo. Este suceso fortaleció los sentimientos autonomistas y federalistas en Santiago del Estero. Los vecinos, con el apoyo de las milicias de la ciudad, realizaron un cabildo abierto. Dicha reunión resolvió el envío de un petitorio al director supremo sustituto, Ignacio Álvarez Thomas, pidiendo la restitución de Isnardi y la autonomía de Santiago del Estero, además de sostenerlo en el cargo:

(...) no tuvimos un día más amargo que aquel aciago en que se estableció Tucumán en cabeza de provincia y se nos sometió a este Gobierno bajo el cuál no hemos experimentado otra cosa que vejaciones, insultos y despotismos.​

Álvarez Thomas respondió al cabildo que esperase hasta la reunión del Congreso General del año siguiente en San Miguel de Tucumán, en donde se resolvería la forma de gobierno que conviniera a todos los pueblos.

Primera sublevación

Ante la respuesta de Álvarez Thomas, Isnardi renunció y los aliados de Aráoz (entre ellos los Taboada) lograron que el cabildo eligiera como teniente de gobernador provisorio a Tomás Juan de Taboada, partidario de Aráoz. De esta manera, quedaba reafirmada la dependencia con Tucumán y Aráoz.
Este hecho desató en la madrugada del 4 de septiembre de 1815 una sublevación en Santiago del Estero encabezada por Juan Francisco Borges, quien con 70 partidarios intimó la renuncia a Taboada en su casa y lo destituyó de facto. Luego convocó al pueblo de la ciudad y, en medio del repique de campanas, fue proclamado gobernador provisorio en la plaza principal. Borges declaró a Santiago del Estero como uno de los Pueblos Libres, colocándose en sintonía con las ideas federales de Artigas.
Borges envió cartas informando de lo sucedido a Álvarez Thomas, al general José Rondeau, jefe del Ejército del Norte, y al gobernador tucumano Aráoz. Sin embargo, este último ya estaba al tanto de lo acontecido, ya que Miguel Achával, acompañado de Doroteo Olivera, se dirigieron a Tucumán despachando una nota del depuesto Taboada donde solicitaba un rápido auxilio.

Aráoz reaccionó rápidamente, enviando un contingente de milicias tucumanas liderada por el comandante Juan Francisco Lobo, que en Chauchillas se reforzó con gente armada por Taboada, quien había levantado campamento en Ardiles. El 7 de septiembre Borges se había dirigido hasta Jiménez donde constató la proximidad de sus adversarios. Regresó a Santiago del Estero, donde organizó la resistencia. Logró alistar a 200 hombres, pero estos se encontraban malamente armados con chuzas, cuchillos, palos y piedras. También cavaron una trinchera frente al Cabildo. A las tres de la madrugada del 8 de septiembre, los atacantes tucumanos tomaron la ciudad por asalto chocando con los autonomistas en la plaza principal y combatiendo la dura resistencia que se les opuso. El combate duró poco más de una hora, desde las acequias de la ciudad hasta el centro. Finalmente la ágil caballería tucumana aniquiló la resistencia de los rebeldes. Borges fue herido y los santiagueños dejaron de combatir cuando lo vieron caer, sangrando por las seis heridas que recibió. Sus hombres lo dieron por muerto y se dispersaron.
Cuando volvió en sí, se ocultó en una casa cercana. Sin embargo, fue descubierto tres días después por enviados de Antonio María Taboada. De inmediato esa misma noche, fue arrestado, amarrado y enviado preso a Tucumán. La fuerte contextura que tenía hizo que sanara rápidamente, y en una tarde de noviembre escapó de la prisión domiciliaria en que se hallaba y se asiló en Salta, bajo la protección del gobernador Martín Miguel de Güemes. Al año siguiente regresó a Santiago del Estero.

Aráoz retomó el control político y repuso a Tomás Juan de Taboada como su teniente de gobernador, totalmente afín a los intereses de Tucumán.

Segunda sublevación

En Santiago del Estero la impopularidad de Tomás de Taboada motivó su renuncia al cargo de teniente de gobernador a mediados de 1816. A propuesta de Belgrano, el Congreso de Tucumán nombró el 23 de agosto al sargento Gabino Ibáñez como teniente de gobernador y comandante de armas de Santiago del Estero, quien asumió el cargo repudiado por Borges y sus partidarios.
En la noche del 10 de diciembre de 1816 estalló en Santiago del Estero el segundo movimiento revolucionario. Borges apresó al teniente de gobernador Ibáñez y lo envió a Loreto, donde fue entregado al capitán Florencio Avendaño, comandante de armas de esa localidad. Ibáñez respondía al gobernador Aráoz y sus más íntimos aliados, la familia Taboada. Borges asumió el cargo de gobernador provisorio por decisión popular. Lorenzo Gonzebat fue nombrado como su secretario y el capitán Lorenzo Lugones como jefe de milicias. La primera decisión tomada por Borges fue declarar la autonomía de Santiago del Estero. Luego se dirigió al interior de la provincia para reclutar milicias.

Inmediatamente el gobernador tucumano Aráoz informó al general Manuel Belgrano, argumentando falsamente que aquel levantamiento en Santiago del Estero era contra el Congreso de Tucumán y las Provincias Unidas del Río de la Plata, siendo que Borges solo buscaba cortar los lazos de dependencia con Tucumán.
El Congreso de Tucumán había decretado el 1 de agosto de 1816 fuertes castigos y la pena de muerte a los cabecillas de cualquier rebelión armada en contra de su autoridad. Es por ello que en la sesión del 13 de diciembre se votó por aplicar dicha ley en Santiago del Estero, a pesar de que los diputados santiagueños, Pedro Francisco Uriarte y Pedro León Díaz Gallo trataron de explicar a los demás congresales las verdaderas razones de las sublevación santiagueña.
Belgrano, monarquista y en contra de las ideas republicanas y federales de Artigas y Borges,​ reaccionó enviando por orden del Congreso un escuadrón de 100 húsares al mando del comandante Gregorio Aráoz de Lamadrid y tras ellos 200 infantes, 50 dragones y 2 piezas de artillería, al mando de Juan Bautista Bustos con el objeto de sofocar la sublevación.

Borges se retiró de Santiago del Estero hacia Loreto y luego hacia Santa Lucía. Reunió unos 500 hombres, pero el 27 de diciembre fue localizado y derrotado por Lamadrid y sus húsares en el combate de Pitambalá (en el actual Departamento San Martín),

Combate de Pitambalá

El Combate de Pitambalá fue un enfrentamiento armado que se produjo el 27 de diciembre de 1816 entre fuerzas de las Provincias Unidas del Río de la Plata y las milicias de Juan Francisco Borges, quienes buscaban la autonomía de Santiago del Estero. La batalla tuvo sitio en inmediaciones al pueblo de Pitambalá, actual Departamento San Martín, Provincia de Santiago del Estero.

Las tropas rebeldes santiagueñas resultaron derrotadas por las huestes de Gregorio Aráoz de Lamadrid dejando 30 rebeldes muertos y 80 prisioneros. Borges fue perseguido desde Saló hasta Sabayanta y se refugió en Guaype, en la casa de Leandro Taboada (comandante rural y hermano de los Taboada, aliados de Aráoz); pero este lo entregó a Lamadrid.

Gervasio Antonio Posadas
Gervasio Antonio Posada 
Gervasio Antonio de Posadas como primer Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata entre el 31 de enero de 1814 y el 9 de enero de 1815 por medio de un decreto del 8 de octubre de 1814, dividió la Intendencia de Salta del Tucumán y creó la Gobernación Intendencia del Tucumán, con asiento en San Miguel de Tucumán y cuya jurisdicción integraron, además, Catamarca y Santiago del Estero, esto causo un movimiento autonomista en Santiago del Estero ya que Tucumán era la antigua rival santiagueña , este movimiento se vería reflejado en las sublevaciones de Borges en 1815


Juan Francisco Borges
Juan Francisco Borges
Juan Francisco Borges apoyó las conspiraciones independentistas de Moldes. En 1810, el gobernador de la Intendencia de Salta del Tucumán le dio el mando militar de la ciudad de Santiago del Estero en reemplazo de José Cumulat, aun cuando sabía que formaba parte de los independentistas.
Producida la Revolución de Mayo, la noticia de la misma llegó a Santiago del Estero el 10 de junio de 1810. Borges adhirió inmediatamente a ella y, junto con Cumulat y Lorenzo Lugones, presionó al Cabildo de Santiago del Estero para que reconociera la autoridad de la Primera Junta, lo que recién ocurriría el día 29 de junio.7​
Ya ascendido a teniente coronel, se le encargó la formación de un regimiento. Fue así que creó el Batallón de Patricios Santiagueños, integrado por tres compañías. De su propio capital, armó y equipó a su batallón proveyendo a los soldados de 300 uniformes. Se calcula que invirtió unos $5000 en ese equipamiento. Borges se puso al frente de dicho regimiento, que más tarde se incorporó al Ejército del Norte.
El 2 de julio de 1810 el Cabildo de Santiago del Estero realizó la elección del diputado a la Junta Grande, resultando electo Juan José Lami. Borges se enfrentó al Cabildo sosteniendo que hubo fraude e impugnó la elección ya que no se había hecho mediante un cabildo abierto. El 15 de julio se dirigió a la Junta, pidiendo la anulación de la elección y solicitando armas. Fue el primer reclamo de representatividad de los cuerpos colegiados que se conoce en la historia de la Revolución; la Primera Junta ordenó practicar una nueva elección.





Bernabe Araoz
Bernabé Aráoz 
Bernabé Aráoz fue nombrado en abril de 1814 Gobernador de la provincia de Salta del Tucumán pero meses despues cuando Posadas emite el decreto del  8 de octubre de 1814 que dividió la Intendencia de Salta del Tucumán y creó la Gobernación Intendencia del Tucumán se convirtio en el primer gobernador titular de Tucumán, provincia que incluía a Catamarca y Santiago del Estero estas modificaciónes trajo que en septiembre de 1815 estalló una sublevación autonomista en Santiago del Estero, dirigida por el coronel Juan Francisco Borges, pero las tropas de Aráoz lo vencieron fácilmente.


Los Taboada en Santiago del Estero
Los Taboada en Santiago del Estero
Leandro Taboada formó parte del batallón Patricios Santiagueños reclutado por Juan Francisco Borges en 1810, al paso del ejército libertador por la ciudad norteña. Sin embargo la vida militar no le sedujo, y sin participar en la guerra emancipadora, volvió a su lugar de origen para formar su hogar en Matará. Hacendado y custodio de las fronteras en Matará, fue esposo de Agueda Ibarra, hermana menor del caudillo Juan Felipe Ibarra. Hasta su estancia recurrió el coronel Borges, su antiguo jefe, al huir derrotado por Gregorio Aráoz de Lamadrid en el combate de Pitambalá, en diciembre de 1816. Taboada, en lugar de ocultar al prófugo, lo entregó a sus perseguidores y de allí fue traído Borges para ser fusilado sin proceso, en la chacra de Santo Domingo el 1° de enero de 1817.
Desde 1810 y hasta bien entrada la administración del presidente Nicolás Avellaneda, Santiago del Estero fue sometida a un régimen político personalizado por la familia Taboada, clan que durante casi un cuarto de siglo ejerció una gran influencia sobre todo el Norte y Noroeste argentino. Sobrinos del general Juan Felipe de Ibarra Paz y Figueroa, fundador de la autonomía santiagueña en el año 1820 y el más fiel intérprete del sentimiento federal de sus paisanos.


Gregorio Aráoz de Lamadrid
Gregorio Aráoz de Lamadrid
El Congreso de Tucumán había decretado el 1 de agosto de 1816 el fin de la revolución, el principio del orden, el reconocimiento y obediencia a la autoridad. De esa manera disponía que quienes promovieran la discordia entre los pueblos serían reputados como enemigos y castigados con todo el rigor de las penas hasta la muerte o expatriación, según la gravedad del crimen. En cumplimiento de esas disposiciones, Belgrano ordenó que Borges fuera fusilado sin juicio ni defensa alguna, lo que fue cumplido por Lamadrid el 1 de enero de 1817. A Lorenzo Lugones, Lorenzo Goncebat y Pedro Pablo Montenegro se les perdonó la vida, gracias a la intercesión de los diputados santiagueños en el Congreso de Tucumán, Pedro León Díaz Gallo y Pedro Francisco de Uriarte. Sin embargo, fueron sancionados militarmente: Lugones y Montenegro perdieron el grado de capitán, y el último fue desterrado a Belén por cuatro años. Goncebat fue condenado a servir por seis años como soldado raso del Regimiento nº 2.
Belgrano reconoció como "legión restablecedora del orden" a las tropas de Aráoz de Lamadrid, que derrotaron la insurgencia de Borges y sus hombres. En memoria y gratitud por aquel hecho de armas, el Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón concedió a esos militares, el 4 de febrero de 1817, por haber obtenido la pacificación de Santiago del Estero, un escudo de distinción en paño celeste, que debían llevar sobre el brazo izquierdo con letras de oro, con la inscripción: "honor a los restauradores del orden". Santiago del Estero continuó siendo una tenencia de gobierno dependiente de las autoridades tucumanas hasta que, en abril de 1820, Juan Felipe Ibarra declaró la autonomía creándose la Provincia de Santiago del Estero.


Proceso definitivo de autonomía

Conflictos en el Cabildo

En 1819, Santiago del Estero continuaba dependiente de Tucumán y su gobernador Aráoz. Sin embargo, ni siquiera la dura represión a las sublevaciones de Borges hizo que se destruyeran las fuerzas y sentimientos autonomistas entre los santiagueños. El cabildo de Santiago del Estero se había vuelto un reducto en el que las familias patricias santiagueñas, partidarias de la autonomía, podían alcanzar algunos cargos capitulares en dicha institución.
El 18 de noviembre de 1819, se realizaron las elecciones de los miembros de la junta electoral, encargada a su vez de elegir a los capitulares del cabildo de 1820. Salió triunfante la lista integrada por Pedro F. Carol, Juan Antonio Neirot, Pedro Pablo Gorostiaga, José Domingo Iramaín y Francisco Javier Frías. Existía en ellos el firme propósito de constituir un cabildo con autoridades independientes de Tucumán, y con esto lograr la autonomía por la que tanto luchó Borges.
Advertida esta situación, el teniente de gobernador Gabino Ibáñez anuló las elecciones y mandó un sumario para investigar las reuniones secretas de los posibles autonomistas, sospechando que guardaban armas para la sedición. Además solicitó al alcalde de 1º voto la lista de los cinco electores que seguían a los ganadores, que eran Manuel G. Caballero, Martín de Herrera, Nicolás Durán, Carmen Romero y Manuel Alcorta. Ellos sí le respondían, así que los convocó a las 8 de la mañana del 25 de diciembre de 1819 para que eligieran a los cabildantes del año 1820. Fueron elegidas personas que respondían a Ibáñez. Fue una elección de capitulares hecha por medios fraudulentos y motivó una repulsión general. Los opositores denunciaron que la convocatoria era nula, ya que los miembros de la junta no eran los que el pueblo había elegido y no eran sus legítimos representantes. La situación de Ibáñez se hizo insostenible por la resistencia de sus opositores, y se retiró a Tucumán el 27 de enero de 1820, delegando el gobierno en el cabildo santiagueño.

Batalla de Cepeda y caída del Directorio

Mientras tanto a nivel nacional, el 8 de enero de 1820 se produjo el motín de Arequito, en el que el Ejército del Norte se sublevó contra el directorio supremo. El 1 de febrero se produjo la Batalla de Cepeda, en la que las tropas de los caudillos federales, Estanislao López y Francisco Ramírez, vencieron a las fuerzas del director supremo José Rondeau, quien renunció al cargo. Además se disolvió el Congreso de Tucumán y se anuló la Constitución unitaria de 1819 sancionada por dicho congreso. De esta manera, se produjo la caída de todas las autoridades nacionales, dando inicio al periodo conocido como la Anarquía del Año XX, donde las provincias se gobernaron a sí mismas sin un gobierno central. Con el objetivo de organizar la nueva confederación, Juan Bautista Bustos invitó a todas las provincias a formar un Congreso en Córdoba.

Aráoz y la República de Tucumán

Dado el clima de anarquía que se vivía a nivel nacional, y temiendo otra rebelión autonomista, el gobernador tucumano Bernabé Aráoz envió 100 soldados a Santiago del Estero al mando de Felipe Heredia. Dichas tropas fueron enviadas bajo la excusa de escoltar al general Belgrano, quien gravemente enfermo regresaba a Buenos Aires.
Las fuerzas tucumanas intimaron a cesar a todos los cabildantes santiagueños y ante la presión armada, el 8 de febrero de 1820, se eligieron nuevos cabildantes.14​ De esta manera, comenzaba sus funciones el segundo cabildo elegido ese año.
Ante la caída del directorio, Aráoz ideó la posibilidad de organizar institucionalmente su provincia en lo que llamó la República de Tucumán, con jurisdicción también sobre Santiago del Estero y Catamarca. Aráoz convocó a un Congreso Provincial Constituyente, que debía a su vez fijar la postura y los temas relacionados con la concurrencia al Congreso Nacional convocado por Bustos en Córdoba. Aráoz quería concurrir a ese congreso afianzado por el peso de la amplia jurisdicción que gobernaba.

Conflictos electorales

A principios de marzo de 1820 llegó a Santiago del Estero el jurista Juan Bautista Paz, delegado de Aráoz para organizar el modo y forma de elección de los diputados al congreso provincial de Tucumán. Conociendo el estado de efervescencia del pueblo santiagueño en contra de las autoridades tucumanas, y al efecto de asegurarse la elección de dos representantes afines, en los mismos días arribó un escuadrón de 50 dragones al mando del capitán Juan Francisco Echauri.

Ocuparon la ciudad y ejercieron autoridad militar, con intención evidente de presionar a la ciudadanía, según los deseos de Aráoz. El capitán Echauri, comandante de armas y edecán de Aráoz, asumió en comisión como teniente de gobernador de Santiago del Estero desde el 8 de febrero de 1820. El cabildo santiagueño convocó al pueblo a elecciones y el 20 de marzo se votó los electores, designándose presidente del cuerpo a Pedro I. Trejo.
Con tal estado de ánimos se inició la asamblea electoral. Reunida el 23 de marzo, la elección de los dos diputados fue fuertemente impugnada por los representantes de Silípica, Soconcho y Salavina: Pedro Pablo Gorostiaga, Manuel Alcorta y Francisco Javier Frías respectivamente. Estos hombres partidarios del autonomismo, argumentaron que previamente debían debatir y resolver acerca de la validez de la elección, ya que hubo impugnaciones a las elecciones de los representantes de Capital y Loreto. En contra de esa observación votaron los representantes de Capital, Copo, Guañagasta, Loreto y Matará. Finalmente, la mayoría impuso como diputados al licenciado Juan José Lami y a Santiago de Palacio, nombres de relevancia desde antiguo, en las filas opuestas a los autonomistas. De esta elección se informó al gobernador Aráoz, quien la aprobó inmediatamente.

Esos diputados no llegaron a incorporarse al Congreso proyectado por Aráoz. Los partidarios autonomistas, comprendiendo su escasa fuerza militar y decididos al cambio, llamaron en su auxilio al comandante del Fuerte de Abipones, Juan Felipe Ibarra, para que ejerciera la defensa de la voluntad popular y los derechos que habían sido vulnerados. De esta manera evitaron cometer los errores de Borges, que realizó una revolución solo en el ámbito urbano. La élite santiagueña esta vez sumó a todo el territorio, a los campesinos y al caudillo rural más prestigioso y con poder. Los promotores de la autonomía, las familias Frías y Gallo, invitaron al coronel Lorenzo Lugones a ponerse al frente del movimiento segregacionista. Incluso llegaron a ofrecerle el gobierno del nuevo Estado, a pesar de su corta edad. Por razones extrañas a su voluntad, o por la necesidad urgente de precipitar el movimiento, no pudieron esperarlo ya que se encontraba en Tucumán. Por ello recurrieron a Ibarra, que era el único que contaba con tropas.

Combate en Santo Domingo

Ibarra se puso en marcha con sus soldados hacia la ciudad de Santiago del Estero, acompañado de tropas de refuerzo de Santa Fe enviadas por Estanislao López. El 30 de marzo se reunió el cabildo; Echauri informó de la marcha de las fuerzas de Ibarra y ordenó por bando el reclutamiento forzoso del vecindario. A las 9 de la noche, se intentaba parlamentar, pero Ibarra exigía el abandono inmediato de la plaza y de las municiones por parte de Echauri.

En la madrugada del 31 de marzo de 1820, viernes santo de ese año, el caudillo mandó un ultimátum:

"No puedo ya ser más insensible a los clamores con que me llama ese pueblo en su auxilio por la facciosa opinión que sufre indebidamente de V.S. para cimentar de mucho su esclavitud. Me hallo ya a las inmediaciones de ese pueblo benemérito y si V.S. en el término de dos horas desde el recibo de esta intimación, que desde luego lo hago, no le permite reunir libremente a manifestar su voluntad, cargo con toda mi fuerza al momento".

Por la mañana, no teniendo respuesta favorable, avanzó con sus tropas por el sudeste de la ciudad. Las primeras escaramuzas de Ibarra con Echauri, se libraron en los alrededores del templo de Santo Domingo. Las fuerzas tucumanas subestimaron a las fuerzas gauchas. Las tropas de Ibarra, aunque desorganizadas y empobrecidas de tantos combates en las fronteras, lucharon por su tierra, por la autonomía y la instalación del federalismo en Santiago del Estero. La pelea fue breve y definitoria. Al cabo de unas horas, Echauri se dio a la fuga, y hacia el mediodía Ibarra tomó el control de la ciudad. 

Autonomía de facto

El mismo 31 de marzo se convocó a un cabildo abierto para dar paso a la expresión del pueblo. Fue elegido Pedro Pablo Gorostiaga para presidirlo, y se consideraron depuestas las autoridades anteriores, quedando proclamada por voluntad mayoritaria, la autonomía provincial "de facto". Un nuevo cabildo fue electo, y el comandante Ibarra fue consagrado por unanimidad como gobernador provisorio, quien el 1 de mayo quedaría en propiedad.
Mientras se negociaba la paz con Aráoz, era convocada una nueva asamblea electoral, con carácter revolucionario de legislatura y constituyente.​ El 5 de abril, Ibarra se dirigió al gobierno de Buenos Aires adhiriendo al tratado del Pilar, y prometiendo la concurrencia de diputados al Congreso Federal que se establecería. En la misma fecha, el cabildo enviaba a los gobernadores de Buenos Aires y Córdoba el acta eleccionaria del 31 de marzo, agregando que "a esta operación nos ha animado el constituirnos en las bases del sistema federal que por principios e iniciativas de las demás provincias hemos abrazado".
Solo restaba dar el último paso y declarar la autonomía formal, para que la antigua Tenencia de gobierno de Santiago del Estero se erigiese en Provincia Federal. Con ese fin, y estando elegidos nuevos electores, el 25 de abril se constituyó la asamblea. La integraban hombres de gran figuración política, antiguos compañeros de Borges, formados en los claustros universitarios y religiosos.

Se eligió como presidente al licenciado Manuel Frías, sacerdote y miembro de una relevante familia patriota. Fue su secretario el licenciado Fernando Bravo, representante de Matará. En la mima sesión, se eligió diputado al Congreso Federal convocado por el tratado del Pilar, al coronel y doctor Mateo Saravia, amigo de confianza y asesor de Ibarra.​

El 27 de abril volvió a reunirse la asamblea para proceder a la declaratoria de Autonomía Provincial. Antes de ello, y por renuncia de Bravo, se encomendó la secretaría ad hoc al mariscal Juan José D'Auxion Lavaysse. Este general francés, desterrado luego de la caída de Napoleón Bonaparte, se había casado en Santiago del Estero en 1817, radicándose en Tucumán hasta principios del año 1820.
Lo hizo con un documento político sin igual dentro del derecho público argentino.​ En el acta de la autonomía se destacó que “la sangre que ha corrido en nuestra ciudad, y hasta en la iglesia de Santo Domingo, por causa del tirano el mismo día que el Salvador de los hombres derramó la suya para libertarnos de la tiranía de nuestras pasiones”, refiriéndose al combate en el templo de Santo Domingo, un viernes santo.

En la misma asamblea se nombró una junta para redactar una constitución. Ibarra fue confirmado como gobernador a partir del 1 de mayo de 1820. También se designaron a los nuevos miembros del cabildo ordinario, que quedó integrado por: Antonio María Taboada y Manuel Alcorta, como alcaldes de 1º y 2ª voto, respectivamente; Manuel J. Beltrán, regidor alguacil; Manuel Rueda, alguacil mayor; José Isnardi, regidor defensor; José A. Salvatierra y Juan M. Iramaín, regidores llanos; y Manuel G. Caballero, síndico procurador.
En 1820 también surgieron como entidades soberanas las provincias de La Rioja, Catamarca, San Juan y San Luis. La autonomía santiagueña no fue un suceso aislado, sino que formó parte del período de autonomías provinciales, en el cual las provincias se autogobernaron como estados independientes, y las relaciones entre ellas estuvieron reguladas por una serie de tratados.

Tratado de Vinará

Proclamada la autonomía, el gobernador tucumano Aráoz intentó recuperar Santiago del Estero, pero fue derrotado por Ibarra el 5 de febrero de 1821 en el combate de Los Palmares. Meses más tarde, las fuerzas santiagueñas sufrieron una derrota en la batalla de Rincón de Marlopa, el 3 de abril de 1821.

Por mediación y ayuda del gobernador de la provincia de Córdoba, Juan Bautista Bustos, comenzaron las negociaciones de paz entre Tucumán y Santiago del Estero. Finalmente se firmó el Tratado de Vinará, el 5 de junio de 1821, por el cual Tucumán reconocía la autonomía santiagueña y los derechos de Santiago del Estero a tener un gobierno propio. Bustos participó activamente, pues estaba muy interesado en la paz en el norte argentino para poder organizar la confederación. En esa oportunidad, suscribieron dicho tratado el presbítero Pedro León Diaz Gallo, en representación de Santiago del Estero, Miguel Aráoz por Tucumán, y José Pacheco de Melo, representando a Córdoba, provincia que garantizaba el acuerdo. Con esto se puso fin a la guerra entre Santiago del Estero y Tucumán.

Cabildo de la ciudad de Santiago del Estero

Cabildo de la ciudad de Santiago del Estero
Reconstrucción del antiguo edificio colonial del Cabildo de la ciudad de Santiago del Estero.



motin de arequito
Motín de Arequito
La noche después de la llegada del ejército a la posta de Arequito, el coronel mayor Bustos, jefe interino del estado mayor general, apoyado por los coroneles Alejandro Heredia y José María Paz, dirigió la sublevación general de los cuerpos militares. Esa noche, el 8 de enero de 1820, Bustos dispuso que el servicio de vigilancia estuviera a cargo del 1° Escuadrón del Regimiento de Húsares de Tucumán, al mando del capitán Mariano Mendieta, que le era adicto.
En medio de la noche, los oficiales del Regimiento de Dragones de la Nación comandados por el mayor Giménez arrestaron a su jefe el coronel Cornelio Zelaya e iniciaron la sublevación, entregando la custodia del prisionero al teniente Hilario Basavilbaso del mismo regimiento. Al mismo tiempo era arrestado por el capitán Anselmo Acosta el coronel chileno Manuel Guillermo Pinto, jefe del Batallón N° 10 de Infantería. Parte del Regimiento N° 2 y el 1° Escuadrón del Regimiento de Húsares comandado por Paz, también tomaron las armas, siendo arrestado el coronel graduado Bruno Morón, jefe del N° 2, luego de que intentara ponerse al frente de sus tropas. El mayor Castro asumió la jefatura de la fracción sublevada del regimiento.


Tratado del Pilar .
Tratado del Pilar
El Tratado del Pilar fue un pacto firmado en Pilar el 23 de febrero de 1820, entre Manuel de Sarratea electo como gobernador provisorio de la Provincia de Buenos Aires) y dos de los gobernadores de la Liga Federal: Estanislao López (Provincia de Santa Fe) y Francisco Ramírez (Provincia de Entre Ríos). El pacto se firmó después de la derrota de las tropas unitarias casi en su totalidad porteñas en la Batalla de Cepeda del 1 de febrero de 1820.
Luego de la derrota de Cepeda la provincia de Buenos Aires había caído en un desorden, en consecuencia el 16 de febrero de 1820 se convocó un Cabildo Abierto en el cual se creó una Junta de Representantes, la cual designó a Manuel de Sarratea como gobernador interino de la provincia de Buenos Aires. Este se propuso llegar a un acuerdo con López y Ramírez, firmando el tratado en la localidad bonaerense de Pilar.


Encuentro entre Artigas y Rondeau durante la batalla de Cepeda
Encuentro entre Artigas y Rondeau durante la batalla de Cepeda
La batalla de Cepeda fue una de las tantas batallas que sucedieron durante el período de guerra civil en Argentina, la cual se llevó a cabo el 1 de febrero de 1820 en la cañada del arroyo Cepeda, actual provincia de Buenos Aires, Argentina.
En ella se enfrentaron los bandos de unitarios y federales. Los unitarios estaban bajo el mando de José Rondeau y defendían a la provincia de Buenos Aires. Los federales estaban conformados por la Unión de los Pueblos Libres (Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Misiones Guaraníes) y contaban con el apoyo de la Banda Oriental de Artigas (Actual Uruguay)
Entre otras causas, la batalla de Cepeda surgió a partir del descontento de las provincias del interior con respecto a las decisiones centralizadas por parte del gobierno de Buenos Aires.
Como resultado final, los federales vencieron a los unitarios, tomaron el poder y lograron la renuncia de José Rondeau, director de las Provincias Unidas del Río de La Plata.


Bernabe Araoz y la república de Tucuman
República de Tucumán
La República del Tucumán fue un estado semiindependiente conformado por lo que hoy son las provincias argentinas de Tucumán, Catamarca y Santiago del Estero, que hasta entonces habían formado la Gobernación Intendencia de San Miguel de Tucumán. Se estableció en medio de las luchas entre Buenos Aires y las provincias del recién formado Estado Argentino y duró menos de un año: desde septiembre de 1820 hasta agosto de 1821.
Esta República no era independiente de las demás provincias argentinas, sino que formaba con las demás una sola entidad. El nombre de República no significaba en ese entonces otra cosa que lo que hoy se entiende como "Estado", en su sentido local o nacional, indistintamente. El uso de ese término destacaba que Tucumán había dejado de ser una dependencia de un gobierno central, para formar un Estado Federal con las demás provincias. De hecho, sería la forma en que realmente se constituyó la Argentina a partir de la Constitución Argentina de 1853.


Batalla de Rincón de Marlopa
Batalla de Rincón de Marlopa
En medio de la construcción de la República del Tucumán, liderada por su gobernador Benjamín Aráoz, y la audáz autonomía provincial de Santiago del Estero que instaló a Juan Felipe Ibarra fuertemente resistida por Tucumán, en el punto llamado Rincón de Marlopa se produjo un enfrentamiento armado entre las tropas araoistas lideradas por Abraham González se enfrentaron a uina alianza salteño-santiagueña, las fueras enviadas por Martín Güemes a cuyo frente estaba Alejandro Heredia y las santiagueñas por Ibarra. La derrota de los aliados fue completa, pero fue la base para la firma uno de los Tratados Interprovinciales que regirían a las Provincias Unidas:



Época del Gobernador Juan Felipe Ibarra

Todos los políticos con experiencia de la ciudad creyeron que lo iban a poder controlar, pero Juan Felipe Ibarra terminó siendo su jefe y los sobrevivió a todos.

entonces designó a Eduardo Torres como su secretario y a Pedro Pablo Gorostiaga como ministro tesorero (de Hacienda). También fueron sus secretarios Damián Garro y Pedro J. Reyes. Entre sus primeras medidas de gobierno, solicitó a Buenos Aires la liberación de los diputados santiagueños, presbíteros Pedro León Díaz Gallo y Pedro Francisco de Uriarte, quienes se encontraban presos luego de la disolución del Congreso de Tucumán.           

Mientras tanto el gobernador tucumano Aráoz buscó una alianza con Bustos, gobernador de Córdoba, para deponer a Ibarra, pero falló y al comenzar 1821, empezó a conspirar con el capitán de milicias Celedonio Alderete y el comandante Javier López para que acordaran con Gregorio Iramain deponer al santiagueño. Las conversaciones se realizaron en Ardiles, en el hogar de Juan Nepomuceno Paz, pero fueron descubiertos por Juan Ermenegildo Vargas y denunciados el 16 de enero. Ibarra rápidamente puso fin a la intentona,​ ordenando arrestar y decapitar a todos los sospechosos. Después de esto, Aráoz invadió abiertamente Santiago del Estero con mil hombres, por lo que Ibarra pidió ayuda al coronel mayor Martín Miguel de Güemes. El 5 de febrero de 1821 se produjo el combate de Los Palmares, donde las tropas de Aráoz fueron derrotadas por los santiagueños de Ibarra, ayudados por Alejandro Heredia quien había sido enviado por Güemes con refuerzos de Salta. En consecuencia, obligaron a su rival tucumano a retirarse. Tras esto, casi la mitad del Ejército del Norte, dirigido por Heredia, y las milicias santiagueñas, bajo el mando personal de Ibarra, se unieron e invadieron Tucumán, sumando 3000 combatientes. Sin embargo en la batalla de Rincón de Marlopa, el 3 de abril, fueron vencidos por el coronel Abraham González. El conflicto entre Tucumán y Santiago del Estero finalizó gracias a la mediación del gobernador cordobés Bustos y ambas partes firmaron el Tratado de Vinará, el 5 de junio de 1821, en el que Aráoz reconoció la autonomía de la provincia de Santiago del Estero.Ibarra formó una división que puso al mando del coronel José María Paz, destinada a formar parte de la expedición al Alto Perú que había proyectado Güemes, pero ésta sólo se haría cuatro años más tarde y sería inútil. Más tarde aún, esas mismas tropas participarían en la guerra contra el Imperio de Brasil.

Ibarra había sido designado gobernador por dos años y vencido ese período disolvió la Legislatura. El pueblo se reunió en cabildo abierto y le hizo saber que su mandato había finalizado. Ibarra se presentó en el recinto, tiró el bastón, insultó a los integrantes del cabildo y se retiró hacia el río Salado. Desde allí envió a sus seguidores y desalojó a todos los miembros del cabildo, haciendo sentir su autoridad de un modo absoluto.

El suyo no fue un gobierno "ilustrado": es decir, no fomentó la educación, ni el comercio, ni las instituciones públicas, ni hizo casi obra pública. Se limitó a administrar lo que tenía, defender a la provincia de sus enemigos (sobre todo de los aborígenes chaqueños), mantener los caminos y poco más. Sólo alcanzó a fundar una escuela en la capital.

Conflicto con Rivadavia y los unitarios

El 10 de junio de 1824 se convocó a un Congreso General a reunirse en Buenos Aires. Se eligieron como diputados representando a Santiago del Estero a Pedro Francisco Carol, Félix Ignacio Frías y los presbíteros Pedro León Díaz Gallo y Manuel Vicente Mena, todos destacados juristas y burócratas santiagueños. En febrero de 1826, dicho Congreso nombró como presidente a Bernardino Rivadavia y sancionó una ley que convertía a la ciudad de Buenos Aires en capital de la nación.
En noviembre resolvió duplicar el número de representantes por cada provincia; se sumaron como diputados por Santiago del Estero: Juan Antonio Neirot, Antonio María Taboada, José Francisco Ugarteche y el coronel porteño Manuel Dorrego. Este último se había reunido con Ibarra y fue elegido por él para liderar las posturas federales en el Congreso de mayoría unitaria. De todos modos, se sancionó una constitución unitaria el 28 de diciembre de 1826. Ibarra, al igual que la mayoría de los gobernadores, la rechazó.

El Congreso envió delegados a todas las provincias que se habían manifestado en contra de la forma unitaria de gobierno, a efecto de buscar su aprobación. El 29 de enero de 1827 se apersonó en la residencia del gobernador Ibarra el emisario de Rivadavia, Manuel de Tezanos Pinto, con el objeto de presentarle el texto de la nueva constitución unitaria y solicitarle su aprobación. Ibarra lo hizo esperar un buen rato y luego lo atendió vestido de camisa, calzoncillos y un pañuelo atado a la cabeza. Le explicó que de ninguna manera aceptaba la constitución, tampoco quiso convocar a la Legislatura provincial para que lo tratara y le otorgó al emisario 24 horas para que se retirara de la provincia. Este trato particular de Ibarra se repitió con el recibimiento de los doctores Manuel Castro y Diego Zavaleta, enviados desde Buenos Aires por Rivadavia. Ibarra los recibió vestido de gaucho, con chiripá, botas de potro y vincha roja en la frente.

En 1825, el coronel Gregorio Aráoz de Lamadrid había sido enviado por orden de Rivadavia al interior para reclutar un nuevo contingente de tropas para la guerra de Brasil. En Tucumán ocupó por la fuerza el gobierno (también de tendencia unitaria) y luego invadió Catamarca para colocar a un gobernador unitario. El caudillo y comandante riojano Facundo Quiroga llamó en su ayuda a Ibarra para restituir al gobernador federal en Catamarca y combatir juntos a Lamadrid y los unitarios. Sin embargo, Ibarra no llegó a tiempo con sus tropas para intervenir.​ Quiroga de todos modos atacó a Lamadrid y lo derrotó en la batalla de El Tala, el 27 de octubre de 1826. Creyendo que Lamadrid había muerto en combate, retrocedió hacia San Juan.

Meses más tarde Lamadrid recuperó el poder y mandó un ejército al mando del coronel Francisco Bedoya para que invadiera Santiago del Estero. Bedoya partió de San Miguel de Tucumán el 5 de diciembre de 1826 con 1200​ a 1500​ soldados. El día 31 ocupó Santiago del Estero, pero Ibarra se había retirado hacia el sur acampando en Maco, sin presentar batalla. Ibarra aplicó una estrategia que repetiría varias veces, siempre con éxito: la tierra arrasada. Evacuó la capital y el campo circundante, cerró los accesos de agua a la ciudad, envenenó los pozos de los alrededores, quemó las cosechas y destruyó el forraje, forzando a Bedoya y sus hombres a retirarse el 10 de enero de 1827.

Rivadavia encargó a Lamadrid derrocar a todos los gobernadores federales del norte que se oponían a su mando y no lo reconocían. Para lograrlo, Lamadrid contó con un refuerzo de 200 mercenarios colombianos, al mando del coronel Domingo López Matute, que habían llegado de Salta provenientes del ejército del general Sucre. Además contaba con onzas de oro enviadas desde Buenos Aires para pagarle a dichos mercenarios. Tras incorporar las fuerzas de López Matute a las suyas, el 30 de mayo de 1827, Lamadrid salió de Tucumán e invadió la provincia de Santiago del Estero con una columna de 3000 hombres al mando de José Ignacio Helguero.Ibarra intentó el mismo tipo de defensa pasiva que ya le había dado buenos resultados, por lo que Lamadrid no pudo mantener la posición y se retiró, sin embargo los colombianos sorprendieron su campamento y lo derrotaron, obligándolo a huir hacia Córdoba, desde donde llamó a Quiroga en su auxilio. El caudillo riojano se preparó y volvió a avanzar hacia Tucumán, pasando por Santiago del Estero donde se le sumaron Ibarra y 600 santiagueños. Lamadrid fue atacado por un ejército al mando de Quiroga e Ibarra y fue derrotado nuevamente el 6 de julio en la batalla de Rincón de Valladares.

El breve destierro y el regreso

Caído Rivadavia, apoyó al gobierno de Dorrego en Buenos Aires, al que reconoció carácter nacional. Pero en diciembre de 1828, este fue derrocado y fusilado por el coronel mayor Juan Lavalle (jefe de las fuerzas veteranas que volvían del Brasil y de la Banda Oriental), y poco después el ahora coronel mayor (general) José María Paz invadía Córdoba y derrocaba al general Bustos. Ibarra creyó en las promesas de paz de Paz, pero después de la derrota de las fuerzas riojanas y cuyanas del brigadier Facundo Quiroga en Oncativo, Paz envió a las provincias aliadas de Facundo intervenciones militares que instalaron gobiernos unitarios. En mayo de 1830, fuerzas tucumanas del gobernador, coronel, Javier López y salteñas del gobernador, coronel, Gorriti invadieron Santiago, con permiso de Paz, y ocuparon la capital. Ibarra no quiso llevar a cabo su táctica de tierra arrasada, y perdió todo. Aprendería la lección, pero, mientras tanto, tuvo que huir hacia Santa Fe. Su hermano Francisco Antonio Ibarra logró reunir 3.000 santiagueños en Departamento Loreto donde fue alcanzado y derrotado por el coronel Juan Balmaceda.

En su lugar fue nombrado el coronel Román Deheza, que firmó el pacto que fundaba la Liga del Interior, dirigida por Paz. El gobierno de Román Deheza vio la persecución a los bienes y personas de marcado origen federal como algo legítimo, viéndose que Ibarra ya no estaba en la provincia, así que procedió sin cautela en este punto. Varios grupos santiagueños comenzaron una guerra de guerrillas y terminaron expulsando a Deheza en abril de 1831, casi al mismo tiempo que Paz caía en poder del brigadier Estanislao López (quien, como general en jefe de las fuerzas del Pacto Federal en guerra contra la Liga del Interior, había invadido el este de Córdoba con fuerzas santafesinas y porteñas en febrero de 1831). Ibarra no se apuró a regresar, y dejó gobernar a un hacendado llamado Santiago del Palacio, mientras el diezmado ejército unitario (que había retrocedido de Córdoba a Tucumán al mando del ya coronel mayor Lamadrid) era derrotado cuatro veces por Quiroga (el cual, tras el desastre de Oncativo y el forzado exilio en Buenos Aires, había regresado, con un puñado de presos porteños, a la acción, asolando el sur de Córdoba, reconquistando Cuyo y La Rioja y, posteriormente, avanzando al norte argentino con un nuevo ejército de riojanos, cuyanos y catarmaqueños). En la última y más importante de esas batallas, la de La Ciudadela, del 4 de noviembre de 1831, Ibarra (unido con sus fuerzas santiagueñas a Quiroga) mandó parte de la caballería federal; esta batalla dio fin a la guerra civil por un tiempo.

El regreso de Ibarra

En febrero de 1832, Ibarra fue elegido gobernador con el grado de Brigadier. Intentó forzar la sanción de una constitución nacional (federal, por supuesto), pero el nuevo gobernador porteño, brigadier Juan Manuel de Rosas, convenció a todos los gobernadores federales de postergarla.

Al término de su mandato de dos años se hizo elegir gobernador vitalicio con la "suma del poder público" y disolvió la legislatura. Cuando en 1834 estalló una guerra entre Tucumán y Salta —la cual Ibarra apoyó discretamente— recibió en su provincia al mediador enviado por Buenos Aires, general Facundo Quiroga. Ibarra quiso persuadirlo de no regresar a Buenos Aires por Córdoba, pues le habían llegado comentarios de su posible asesinato, y mientras permaneció en tierras santiagueñas lo protegió con un gran ejército hasta el límite con Córdoba. Pero Quiroga fue a Córdoba y fue asesinado en Barranca Yaco. Indirectamente, este hecho llevó al poder a Rosas en su provincia y a su dominio del interior del país, con lo que Ibarra pasó a ser una dependencia política de Rosas. Durante la guerra contra la Confederación Peruano-Boliviana (liderada por el mariscal Andrés de Santa Cruz), a pesar de su muestra de apoyo a Rosas en el conflicto, Ibarra no envió ningún contingente: el motivo era que el general en jefe del ejército argentino en ese frente era el caudillo y gobernador de Tucumán, coronel mayor Alejandro Heredia, el cual aparte de dominar su provincia, dominaba, indirectamente, las de Catamarca, Salta y Jujuy y era enemigo del caudillo santiagueño. A fines del conflicto en el norte, Ibarra apoyó con tropas a una revolución en Catamarca contra el caudillo tucumano. La situación hubiese terminado en una guerra de no haber sido por el asesinato de Heredia en Lules en 1838.

Otra guerra civil

La paz no fue duradera: tras el asesinato del gobernador tucumano, se iniciaron varias revueltas en todo el país contra Rosas. Tras la expulsión del efímero gobernador santafesino Domingo Cullen (sucesor de Estanislao López), este se refugió en Santiago; allí organizó una alianza de gobernadores que se inició con una invasión a Córdoba. El fracaso de ésta hizo que Ibarra arrestara a Cullen y lo entregara a Rosas, que lo hizo fusilar sin más trámite.

Varios gobernadores del noroeste, que si no eran unitarios estaban dispuestos a aliarse a ellos para enfrentar a Rosas, formaron una alianza en abril de 1840, conocida como la Coalición del Norte. Ibarra fue invitado a unirse a ella e incluso le ofrecieron la dirección política de todo el bloque, pero permaneció fiel a Rosas; principalmente, por aversión a la actitud soberbia de los “doctores” que la dirigían.

De modo que el general Lamadrid (enviado desde Buenos Aires a retirar el armamento utilizado por Heredia en la guerra contra el mariscal Santa Cruz) inició operaciones contra Santiago, una columna de 500 hombres al mando de José Luis de Cano salió de Catamarca y otra de 1.000, mandada por Manuel Solá, partió de Salta, el objetivo era una ofensiva conjunta en contra de la provincia, a las que se les sumaria el avance de las fuerzas de Lamadrid; pero cuando Ibarra se vio amenazado por una invasión simultánea por tres puntos de su provincia, se puso en campaña al frente de 2.500 hombres. A fines de octubre de año, una de sus divisiones mandada por su sobrino, Manuel Ibarra, chocó en las márgenes del río Salado con la columna de Solá, derrotándola y persiguiéndola hasta los límites de Salta. Suerte análoga sufrió la columna catamarqueña, y en cuanto a la columna del general Lamadrid, tampoco pudo llevar a cabo su cometido operativo, tuvo que regresar cuando una división importante, al mando del coronel tucumano Celedonio Gutiérrez, se pasó a las fuerzas de Ibarra.

Pero, combinada con la invasión, estalló una revuelta en la ciudad, de la que resultó la muerte del hermano de Ibarra, Francisco. La revolución fracasó y el gobernador la ahogó en sangre: persiguió física y económicamente a sus opositores, castigándolos con destierros, prisiones y muchas ejecuciones. Aprovechó un fuerte en el medio del monte chaqueño, el Bracho, como campo de concentración, del que nunca nadie pudo escapar; una famosa heroína santiagueña, Agustina Libarona, acompañó voluntariamente a su esposo en el Bracho, hasta que éste murió.

En medio de esta represión, fue nuevamente atacado por fuerzas unitarias venidas desde Catamarca y Salta y el coronel Mariano Acha ocupó la capital. Pero tuvo que evacuarla cuando Ibarra lo cercó en ella.

Participó, bajo el mando del brigadier uruguayo Manuel Oribe, en la batalla de Famaillá (1841) como jefe del ala izquierda del dispositivo federal, y aprovechó para colocar en el gobierno tucumano a Gutiérrez. También ayudó a su cuñado, Saravia, a hacerse elegir gobernador de Salta. Pero eso no le dio poder sobre las provincias vecinas: apenas le garantizó una década de paz.

Sus últimos tiempos

Desde el final de esta guerra hasta la muerte de Ibarra, en realidad no pasó nada en Santiago. No hubo guerras civiles, ni se hicieron obras públicas, ni reformas políticas; el crecimiento económico fue bajo, y no hubo avances en la frontera con el indio. Aunque, igualmente, la acción de este último recrudeció a partir de 1840. Con motivo del bloqueo anglo-francés del Río de la Plata, Ibarra elevó una proclama al pueblo santiagueño fechada el 13 de abril de 1845.

Enfermó de gota hacia 1849, y cuando supo que su muerte estaba cerca hizo su testamento, en el que no sólo nombraba albaceas testamentarios para sus bienes, sino también para el gobierno de su provincia, que colocó bajo la protección de Rosas. Pero este tenía problemas mucho más serios, como el Pronunciamiento de Urquiza que terminaría con su largo gobierno. Murió en la ciudad de Santiago del Estero el 15 de julio de 1851. Tras una corta guerra civil entre sus herederos, uno de ellos, Manuel Taboada, pasó a dominar la política de Santiago por los siguientes veinticuatro años. Pero se alineó con los unitarios. Ibarra fue el primer gobernador de su provincia y fue también el gobernante argentino que más tiempo ocupó un gobierno: treinta y un años, con una interrupción de poco más de un año.

Martín Miguel de Güemes
Martín Miguel de Güemes
Martín Miguel de Güemes en 1820 ya no podía contar con el Ejército del Norte, del que solo quedaba una pequeña división al mando del coronel Alejandro Heredia, que estaba a sus órdenes , y algunas armas en Tucumán. Pero estas estaban en poder del gobernador Bernabé Aráoz, que las estaba usando para tratar de volver a la provincia de Santiago del Estero a la obediencia a su gobierno. A principios de 1821, el gobernador de Santiago del Estero, Juan Felipe Ibarra, pidió auxilio a Güemes, y este invadió Tucumán, más para apoderarse de las armas que necesitaba que por solidaridad. La expedición salteña se componía de 2.000 hombres provenientes de Salta, San Carlos y Rosario de la Frontera, saliendo rumbo a Tucumán en febrero; por la amenaza realista, las milicias de Jujuy no participaron en la acción. Pero el ejército salteño y santiagueño, al mando de Heredia (tucumano) e Ibarra, fue derrotado por el tucumano al mando de Manuel Arias (salteño) y Abraham González en la batalla de Rincón de Marlopa (3 de abril). Otra columna salteña tuvo éxito en expulsar a los partidarios de Aráoz de Catamarca. Aunque el tucumano la recuperó poco después, su República de Tucumán desapareció definitivamente en agosto.


Juan Felipe Ibarra
Juan Felipe Ibarra
Juan Felipe Ibarra fue gobernador de Santiago del Estero desde 1820 hasta 1851, había nacido en Matará (Santiago del Estero) el 1 de Mayo de 1787, hijo del Sargento Mayor Felipe Matías Ibarra y de María Antonia de la Paz y Figueroa.
Se educó en el colegio Monserrat de Córdoba bajo la dirección de su tío Juan Antonio de la Paz. 
A los 19 años se alistó en las milicias a las órdenes del Capitán Alonso Araujo, para la reconquista de Buenos Aires. Combatió bajo las órdenes de Belgrano en la Batalla de Salta y Sipe-Sipe entre otras. Luego fue destinado a la defensa de las fronteras santiagueñas como comandante de Abipones.
De Abipones regresa en 1820 para quedar al frente de sus paisanos, para hacer efectiva la Autonomía Provincial, en aquel año decisivo para el ordenamiento federal de la República, dónde es elegido Gobernador.
Durante su gobierno Santiago logró alcanzar un gran protagonismo político dentro de la Confederación Argentina.
La obra de gobierno de Ibarra se caracteriza por que cubre todos sus aspectos destacándose su preocupación por el quehacer general. También organiza el municipio, eligiendo el primer Intendente a Sebastián Palacios y dicta el 1º Reglamento Policial, en 1832 celebra el tratado de Paz y Amistad con Tucumán.



Manuel Dorrego
Manuel Dorrego
Manuel Dorrego se entusiasmó con los planes de Bolívar para crear una Federación Americana, y solicitó su ayuda para expulsar a los portugueses de la Banda Oriental; los términos que utilizó resultan insólitamente aduladores proviniendo de Dorrego, quien siempre había mostrado una actitud independiente.
En su viaje de regreso se puso en contacto con el caudillo santiagueño Juan Felipe Ibarra, quien lo puso en contacto con los federales del interior y lo hizo elegir diputado por la Provincia de Santiago del Estero al Congreso Nacional en 1824. Allí se mostró contrario a la política centralista del presidente Rivadavia, quien había nacionalizado la aduana y el puerto, como así también federalizado la ciudad de Buenos Aires. Al discutirse la Constitución de 1826 debatió sobre la forma de gobierno y el derecho al sufragio.



Bernardino Rivadavia

Bernardino Rivadavia
En 1826, pese a las dificultades internas y externas (la guerra con el Brasil había sido declarada el 1 de enero de ese año) Rivadavia instó al Congreso a dictar una constitución. El Congreso sancionó la Constitución Argentina de 1826, que proclamaba el sistema representativo, republicano, consolidado en unidad de régimen. El gobierno nacional se organizaba en base al principio de división de poderes. Los gobiernos de provincia estarían a cargo de gobernadores, elegidos por el presidente con acuerdo del Senado, a propuesta en terna de los Consejos de Administración; estos organismos eran elegidos por el pueblo de cada provincia. Esta constitución fue considerada de carácter unitario ya que no solo centralizaba las decisiones políticas en Buenos Aires dejando a las provincias subordinadas a las elecciones que dicha provincia tomara, sin participación en las ganancias aduaneras y con grandes limitaciones a la libre navegación de los ríos interiores. También entregaba a Buenos Aires prerrogativas personales, como el hecho de que las autoridades provinciales y locales fueran elegidas por el Ejecutivo desde Buenos Aires, entre ellas el gobernador. La Rioja, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba, Mendoza, Santiago del Estero, San Luis y Salta rechazaron la constitución pero manifestaron el deseo de seguir la guerra con el Brasil "sin el Congreso ni el presidente".



Facundo Quiroga
Facundo Quiroga 
Cuando Facundo Quiroga supo que Lamadrid había sobrevivido en la batalla de El Tala del 27 de octubre de 1826 y que nuevamente ocupaba el gobierno de Tucumán, además de reponer a Gutiérrez en el de Catamarca y de invadir Santiago del Estero, volvió a salir a campaña: pasando por Santiago del Estero y reuniendo a las suyas las fuerzas de su gobernador, Juan Felipe Ibarra, se dirigió sobre Tucumán. Allí derrotó por completo a Lamadrid en la batalla de Rincón de Valladares, el 6 de julio de 1827.











Gobernación de Román Deheza entre 15 de octubre de 1830 y el 19 de abril de 1831
Gobernación de Román Deheza entre 15 de octubre de 1830 y el 19 de abril de 1831
Por considerarlo inofensivo,José María Paz había dejado de lado a Juan Felipe Ibarra, pero en mayo de 1830, esa provincia fue invadida por el tucumano Javier López. Tras una serie de escaramuzas, López e Ibarra llegaron a una transacción, por la cual fue electo gobernador Manuel Alcorta.
Disconforme con el resultado, en septiembre de 1830, el general Paz envió al coronel Deheza a tomar el mando militar y civil de la provincia, para evitar que Ibarra la recuperase con el apoyo de Estanislao López. Deheza se hizo nombrar gobernador y enseguida comenzó a tener problemas con los caudillejos federales, que lo iban aislando y cercando en la capital de la provincia.
Su gobierno en Santiago fue una sucesión de desastres; Ibarra y el salteño Pablo Latorre lo atacaban por todos lados. Vencían o eran vencidos en pequeñas batallas, pero siempre volvían. Deheza dejó de gobernador delegado a un coronel de apellido Gama y salió a perseguirlos, pero debió regresar con las manos vacías. No obstante, Paz lo ascendió a general. En nombre de la provincia que gobernaba, firmó los tratados que establecían la Liga del Interior.
Cuando Paz cayó prisionero de Estanislao López, había otros dos generales en el ejército unitario. El general Lamadrid estaba más cerca de la capital y tomó el mando del mismo, ordenando la retirada a Tucumán. Deheza se negó a obedecer a Lamadrid - habían sido ascendidos el mismo día, por lo tanto su grado militar era el mismo - y, dejando a Santiago bajo la protección de Javier López, se retiró con su escolta a Tucumán. Ni siquiera pasó a saludar a Lamadrid: siguió de largo a Bolivia.
Poco después, Ibarra entraba sin resistencia a Santiago y Quiroga derrotaba - volvía a derrotar - a Lamadrid en La Ciudadela. Así desaparecía la Liga del Norte y los federales pasaban a controlar toda la Argentina.



Fusilamiento de Dorrego
Fusilamiento de Dorrego
Juan Lavalle se negó a conversar con Manuel Dorrego e inmediatamente ordenó que se lo fusilara por traición, tal como se lo había instigado en la reunión del 30 de noviembre a la que fueron, entre otros, Julián Segundo de Agüero, Salvador María del Carril, los hermanos Florencio y Juan Cruz Varela, Martín Rodríguez, Ignacio Álvarez Thomas y Valentín Alsina


Despues de Ibarra

El Gobierno de Mauro Carranza

En 1851, poco antes de morir, el gobernador Ibarra lo nombró su albacea testamentario y le encargó la administración de la provincia. El caudillo murió el 15 de julio de 1851, y Carranza interpretó que los nombramientos del difunto lo habilitaban a asumir como gobernador titular de la provincia, juró el cargo antes los jefes militares de la misma, y se instaló en la casa de Ibarra, que había funcionado como casa de gobierno. La Sala de Representantes no se reunía desde el año 1835, en que había sido cerrada por Ibarra.

Algunos jefes militares y comerciantes pidieron —y luego exigieron— la inmediata reunión de una legislatura. Hábilmente, otro sobrino de Ibarra, Manuel Taboada, organizó un amplio movimiento en favor de una lista de jóvenes ambiciosos en el interior de la provincia; cuando finalmente se celebraron las elecciones, en la ciudad los resultados fueron parejos, pero en la campaña el resultado fue ampliamente favorable a Taboada y su partido. Carranza anuló las elecciones y se negó a reunir la legislatura.​

Manuel y Antonino Taboada organizaron una montonera en el interior de la provincia y lograron que un oficial de apellido Paz se sublevara en la ciudad. En cuanto esto ocurrió, gran parte de la provincia se alzó contra Carranza. Éste pidió ayuda al gobernador tucumano —todavía era Gutiérrez— pero las fuerzas tucumanas debieron rechazar una invasión unitaria. Carranza delegó el mando en Pío Achával y partió a Tucumán, a conseguir apoyo externo. Taboada ocupó la capital el 5 de octubre, día en que reunió la legislatura cuya elección había anulado Carranza, y se hizo elegir gobernador.Dos combates en los meses de diciembre y enero terminaron con las fuerzas de que disponía Achával, que huyó a Córdoba.

Manuel Taboada

El mismo día que murió Ibarra, el 15 de julio de 1851, fue electo gobernador interino su pariente y socio estratégico Mauro Carranza. Llamó a elecciones para reinstalar la legislatura en la provincia, que no existía desde hacía quince años. Mientras Carranza se dedicaba a organizar su gobierno, Taboada se dedicó a organizar las elecciones: pronto tuvo una lista completa, armada con sus parientes y amigos, con la que derrotó a los partidarios de Carranza en septiembre. El gobernador declaró nulas las elecciones. Taboada y su hermano Antonino, reunieron una montonera de gauchos en el campo, con la cual sitiaron la capital provincial. Carranza huyó a Tucumán, mientras Taboada reunía la legislatura y se hacía nombrar gobernador a principios de octubre de 1851.

Prudentemente, apoyó a Rosas contra el avance del general Justo José de Urquiza en su contra, pero también apoyó en secreto a Urquiza.

El caudillo tucumano, general Celedonio Gutiérrez organizó fuerzas con las que apoyar a Carranza, pero terminaría usándolas para enfrentar la invasión de Juan Crisóstomo Álvarez. De modo que los Taboada derrotaron a los partidarios de Carranza en dos pequeñas batallas. Al llegar la noticia de la batalla de Caseros confiscó todos los bienes de Ibarra, en no tanto por el símbolo o por el dinero en sí, sino porque los herederos del caudillo eran amigos de Carranza.

Se rodeó de su círculo de amigos y parientes, entre los cuales estaba el cura Benjamín Lavaisse y José Benjamín Gorostiaga, que fueron diputados a la convención que sancionó la Constitución Argentina en 1853, Alcorta, Palacio, el hijo del fundador del federalismo santiagueño, Juan Francisco Borges y, sobre todo, Absalón Ibarra, hijo natural del caudillo, criado con los Taboada desde niño.

Viajó a San Nicolás de los Arroyos, donde firmó el Acuerdo de San Nicolás, que llevaría a la sanción de la Constitución. A su regreso apoyó a los unitarios de Tucumán, que habían depuesto a Gutiérrez. Antonino Taboada quiso impedir el regreso del tucumano, pero éste lo derrotó y volvió a ocupar el gobierno. Luego atacó Santiago y ocupó la capital de la provincia, solo para tener que abandonarla, ya que los Taboada habían invadido Tucumán. Ayudados por el cura José María del Campo, los caudillos santiagueños vencieron en Tacanitas a la vanguardia de Gutiérrez, especialmente gracias a que Manuel Taboada mató en duelo personal al coronel Lobo. Finalmente derrotaron a Gutiérrez en Los Laureles y lo expulsaron del país, en diciembre de 1853.

Curiosamente, esta guerra impidió la elección de electores de presidente en las provincias de Santiago y Tucumán. Desde entonces, Taboada se convirtió en el jefe del partido liberal (anteriormente unitario del norte de la Argentina. Extendieron sus alianzas a Salta y otras provincias, pero tuvieron menos éxito.

Su gobierno fundó varias escuelas y mejoró mucho el ejército provincial. Sus principales esfuerzos se concentraron en la frontera con los indios del Chaco, donde fundó fuertes y colonias militares, entre ellos las actuales ciudades de Añatuya y Suncho Corral. El fuerte del Bracho, que también era prisión en la época de Ibarra, siguió teniendo ese uso, a pesar de que logró difundir una efectiva propaganda que destacaba su supuesta transformación en una colonia modelo. El propio don Manuel acompañó varias de las expediciones de exploración al Chaco, sobre todo las orientadas a demostrar la navegabilidad del río Salado. Lo cual era simplemente absurdo, ya que los ríos en el desierto nunca son navegables, sobre todo porque se usan para riego; pero eso no se sabía entonces.

En 1856 hizo dictar una constitución provincial y en noviembre de 1857 dejó el gobierno en manos de Juan Francisco Borges, que fue simplemente un subordinado del caudillo. Estuvo a punto de apoyar a Buenos Aires en la guerra civil de 1859, pero la victoria nacional en la batalla de Cepeda lo evitó. Al año siguiente, los electores santiagueños votaron por la fórmula Mariano Fragueiro

Juan Francisco Borges 

En noviembre de 1857 fue electo gobernador titular, cargo que ocupó desde el día 23. En la práctica, el poder político siguió en manos de su antecesor, Manuel Taboada, y el militar en manos del general Antonino Taboada, hermano de este. Su ministro general fue Ezequiel Paz, miembro de la familia tucumana de ese apellido, de destacados líderes unitarios. Extendió la educación primaria y apoyó al general don Antonino en su defensa de los límites con el Chaco.

Al estallar la guerra entre la Confederación y Buenos Aires, en 1859, se negó a colaborar con el gobierno federal, aunque tampoco ayudó a Buenos Aires. Entregó el gobierno a su sucesor, Pedro Ramón Alcorta, el 26 de diciembre de ese año.


Mauro Carranza
Mauro Carranza
Mauro Carranza, gobernador desde el 16 de Julio de 1851 por la muerte de Juan Felipe Ibarra, actuó como secretario privado de Ibarra del cual era primo y hombre de confianza. 
Fue elegido gobernador provisorio (por la muerte de Ibarra) en comicios rápidos pues de 200 ciudadano de voto calificado que había en la ciudad solo sufragaron 38. El 1 de Octubre de 1851 un movimiento subversivo, encabezado por los Taboada, le obligó a abandonar el poder y el 2 de Octubre delegó el mando a Carlos Achaval.



Manuel Taboada

Manuel Taboada
También fue el autor de la obra de la Iglesia Catedral de Santiago del Estero.Fue preocupación principal de Manuel Taboada hacer de Santiago del Estero un Estado respetable y digno de figurar junto a sus hermanos de la Nación Argentina.



Juan Francisco Borges
Juan Francisco Borges
Juan Francisco Borges fue gobernador de la provincia argentina de Santiago del Estero (1857-1859) pero era gobernado por los Taboada.