Historia

La sedentarización de las poblaciones de esta provincia ocurrió en el territorio hace aproximadamente 2000 años antes del presente, tal cual lo demuestran los hallazgos de ruinas de esas épocas en el sitio de Palo Blanco. Precisamente en esa remota época sucedió que al establecerse poblados en zonas de riego y con acumulación de excedentes agrícolas se produjo un paso desde sociedades pre-estatales a sociedades jerarquizadas y ya estatales, en tal caso las primitivas sociedades estatales de la región pasaron de una fase de jefatura a una de señoríos.

Cultura Arqueológica De Catamarca

Los primeros asentamientos humanos estables y sedentarios en el territorio catamarqueño se remontan a 3.000 años antes de Cristo. sus aspectos más destacados eran los campos de cultivo, las viviendas de piedra y el uso habitual de la cerámica, sin embargo, retrocediendo aún más en el tiempo, entre 7.000 y 12.000 años, grupos de cazadores y recolectores dejaron huellas de su paso por la región: puntas de lanza, elementos para cortar carne y pelar y curtir cueros, entre otros objetos de valor arqueológico. Estas primitivas comunidades nómades encontraron en la región un paisaje diferente del actual; grandes bosques de algarrobo cubrían los valles, además de chañares y otras especies. La abundancia de frutos de la tierra permitía la reproducción y el mantenimiento de mamíferos autóctonos, representados por corzuelas, venados y guanacos. Las corrientes de agua eran generosas y permanentes, y el clima benigno.

Influencias extranjeras

Entre los siglos VII y IX llegaron al territorio grupos pertenecientes a las culturas del altiplano, relacionados con el imperio tiahuanaco, y otros pueblos del norte. Conocían técnicas de regadío y explotación del suelo; sembraban nuevas variedades de maíz y producían grandes rebaños de llamas. En la segunda mitad del siglo XV, la influencia de los incas se extendió hasta abarcar el territorio catamarqueño; todos los reinos o pueblos de la región fueron unificados políticamente y pasaron a formar parte de la administración del imperio incaico. Se constituyeron entonces extensas redes de caminos para acrecentar el intercambio con toda América, se erigieron ciudades y fortalezas, se crearon centros ceramistas, y fueron incrementadas la minería, la metalurgia del bronce y las obras de infraestructura de riego.

Aborígenes

 Los Quilmes

Cuando en 1534 los españoles llegaron a esta región, descubrieron que estaba poblada por diversas tribus aborígenes que, en su conjunto, formaban el pueblo calchaquí (éste, a su vez, bajo la hegemonía de la cultura diaguita, fuertemente vinculada a la incaica). una de estas tribus, o etnias, era la de los Quilmes. Hábiles tejedores, ceramistas y agricultores, acostumbraban comerciar con los pueblos vecinos mediante caravanas de llamas, pero eran poco diestros en el arte de la guerra. cuando los incas se expandieron hacia el sur, no tuvieron otra alternativa que someterse al imperio del Tahuantisuyo.

 El destierro

 Los conquistadores españoles fueron implacables con ellos; luego de derrotarlos y someterlos, los deportaron en masa. Hombres, mujeres y niños tuvieron que caminar más de 1.000 kilómetros hasta una ciudad desconocida para ellos: Buenos Aires. Era el ano 1666. muchos murieron en el camino; otros lograron escapar. Los sobrevivientes fueron encerrados en la reducción de la Exaltación de la Santa Cruz de los Quilmes (en el lugar donde hoy se encuentra la ciudad de Quilmes), de donde sólo salían para trabajar como esclavos en el puerto y en las caleras, y para servir en casas de familia. Trataron de adaptarse a una región muy distinta de la suya, cambiaron las piedras por el adobe, las montañas por la pampa, la libertad por el confinamiento. Y en medio de tantos cambios olvidaron su lengua, el cacán o kakán, y muchas de sus costumbres.

En 1812, en Buenos Aires quedaban sólo tres familias de Quilmes. Los escasos descendientes viven hoy en la zona de los Valles Calchaquíes y tratan de mantener vivas sus tradiciones.

 

La llegada de los españoles

 A mediados del siglo XVI, cuando el capitán español Diego de Almagro buscaba una ruta para llegar a Chile, descubrió la región donde hoy se encuentra Catamarca. Pero fue Juan Pérez de Zurita quien en 1558 fundó en el valle de Quimivil la primera ciudad de la provincia, la llamó San Juan de la Ribera de Londres, en homenaje a María Tudor, reina de Inglaterra y esposa del por entonces rey de España, Felipe II. En 1607 la ciudad fue destruida por los diaguitas (aborígenes que habitaban en la región) y reconstruida poco después por el capitán Gaspar Doncel con el nombre de Londres. veinte anos más tarde, los diaguitas volvieron a atacarla. Nuevamente fue edificada y volvió a ser arrasada por los aborígenes en 1633.

 

Fundación definitiva

 Cincuenta años después, las autoridades españolas dispusieron que se fundara otra ciudad en la región. El 5 de julio de 1683, el  gobernador de Tucumán, Fernando de Mendoza y Mate de Luna, se trasladó hasta el pie del cerro Ambato, sobre el río del valle, acompañado de una comitiva de hidalgos, sacerdotes, artesanos e indios. En el sitio colocó el Árbol de justicia y, al grito de 'Viva el Rey Nuestro Señor" , fundó San Fernando del Valle de Catamarca. San Fernando, porque era el día de ese santo cuando su fundador llegó al lugar; y del Valle, porque el paraje donde hoy se levanta la ciudad capital se encontraba enmarcado por las sierras de Ancasti (voz quichua que quiere decir «nido de águila') y Ambato Tierra del sapo-). La palabra Catamarca', según Samuel Lafone Quevedo, es también un vocablo quichua, que significa fortaleza en la falda (cata es "falda" o "ladera"; y marca equivale a "fortaleza de frontera").

En 1620, en un nicho labrado en piedra se encontró la imagen de una virgen de rostro moreno a la cual veneraban los aborígenes. Un español, don Manuel de Salazar, la llevó a su casa, donde, según cuenta la tradición, protagonizó sucesos milagrosos. La Virgen del Valle o Morenita, como la llaman los catamarqueños recibe todos los 8 de diciembre la visita de numerosos peregrinos del noroeste que acuden a su santuario para rendirle culto. Y todo el año su imagen está presente en el interior de los hogares de la provincia y en los recodos de muchos caminos. En 1754 se fundó el Colegio de San Francisco, una de las primeras instituciones educativas de Catamarca.

Poco tiempo después de su fundación, Catamarca comenzó a ser un importante centro económico y social del noroeste.

Independencia nacional

Luego de  la Revolución de Mayo del 25 de mayo de 1810, Catamarca se adhirió inmediatamente a ella, y los integrantes del cabildo eligieron como representante para la Junta Grande a su comandante de armas Francisco de Acuña, pero dado que su diploma fue rechazado por las autoridades revolucionarias dada su condición de español, fue elegido el criollo José Antonio Olmos de Aguilera, para incorporarse a la Junta de Buenos Aires.

Después de la Declaración de la Independencia, el 9 de julio de 1816, el actual territorio catamarqueño se vio envuelto en guerras civiles y por decreto del 8 de octubre de 1814 el director supremo, Gervasio Antonio de Posadas, dividió la intendencia de Salta del Tucumán y creó la Gobernación de la Intendencia del Tucumán, con asiento en San Miguel de Tucumán y cuya jurisdicción integraron Catamarca y Santiago del Estero.

Hacia 1817, Catamarca, junto con todas las Provincias Unidas del Río de la Plata, se encaminaba hacia una profunda anarquía. El enfrentamiento entre Buenos Aires y el interior, entre unitarios y federales, arrastraba al país al caos y la confusión más absolutos.

En 1820, la situación de desgobierno reinante dio lugar a que el caudillo tucumano Bernabé Aráoz fundara una nación independiente sobre los territorios de Tucumán, Catamarca y Santiago del Estero, a la que llamó República Federal de Tucumán.

Luego de disuelto el Directorio y del Congreso, el gobernador intendente de Tucumán, coronel Bernabé Aráoz, erigió el 22 de marzo de 1820, la República Federal del Tucumán, integrada por los territorios que formaban la gobernación intendencia (Santiago del Estero, Catamarca y Tucumán).​


Autonomía provincial

La República Federal de Tucumán, creada por Aráoz, no contó por mucho tiempo con Catamarca como territorio integrante. El 25 de agosto de 1821 se declaró la autonomía de la provincia disolviéndose la República de Tucumán, y siendo electo como primer gobernador Nicolás Avellaneda y Tula. Entre los catamarqueños que lucharon por la autonomía de la provincia debe señalarse a Eusebio Gregorio Ruzo, Miguel Díaz de la Peña, Francisco Rafael Augier, el coronel Marcos Antonio Figueroa, el lic. Pío Isaac Acuña y su hermano Tadeo Acuña. La sociedad catamarqueña militares, sacerdotes, magistrados, hacendados y comerciantes, convocados por el entonces gobernador intendente Nicolás Avellaneda y Tula, declararon solemnemente que Catamarca y su territorio eran tan libres como todos los demás pueblos que se habían constituido en provincias. De este modo, Catamarca se proclamó autónoma e independiente de sus dominadores tucumanos.

La provincia terminó de unificarse en 1853, cuando se sancionó la Constitución de la Nación Argentina.

En 1888 se inauguró la primera red ferroviaria y poco después se creó el Banco de la Provincia que consolidó la estabilidad económica. 

Por el tratado del 10 de mayo de 1889 con Bolivia, Argentina renunciaba a su reclamo sobre Tarija. Bolivia, en compensación, cedía la puna de Atacama, que se encontraba en poder de Chile luego de la Guerra del Pacífico (1879-1880). Esta maniobra boliviana le otorgaba a la Argentina un territorio que formó parte del Virreinato del Río de la Plata, pero que de hecho estaba en manos de Chile. Como Chile se negara a entregar los territorios cedidos por Bolivia, se decidió someter la cuestión al arbitraje del diplomático estadounidense William Insco Buchanan que en 1899 otorgó a la Argentina el 75 % del territorio en disputa y el resto a Chile.

Por la Ley N.º 3906 del 9 de enero de 1900 se organizó el Territorio Nacional de los Andes, y por decreto del 12 de mayo del mismo año, el Poder Ejecutivo Nacional dividió al Territorio de Los Andes en tres departamentos administrativos:

  • el departamento de Susques (o departamento del Norte), que limitaba al este con la provincia de Jujuy, y cuya cabecera era el poblado de Susques;
  • el departamento de Pastos Grandes (o departamento del Centro), lindante con la provincia de Salta, y
  • el departamento de Antofagasta de la Sierra (o departamento del Sur).

En 1943 al disgregarse el antiguo Territorio de Los Andes, se incorporó a la provincia el departamento de Antofagasta de la Sierra, que representó casi la tercera parte de la actual superficie de Catamarca.
El 16 de octubre de 1943, luego de disgregarse el Territorio Nacional de los Andes, Catamarca tomó posesión de Antofagasta de la Sierra y el 26 de enero de 1944, mediante el decreto provincial n.º 107 declaró su anexión a la provincia.
En 1990 el asesinato de una joven estudiante de escuela secundaria, María Soledad Morales, conmocionó a la población catamarqueña por sus implicancias políticas. La provincia fue intervenida y el peronismo cayó del poder.

Durante los años 2009, 2010 y 2011 tuvo lugar en territorio catamarqueño el Rally Dakar, la competencia de Rally más importante del mundo en el que participan corredores de distintas nacionalidades.


Sitio arqueológico del Shincal

Sitio arqueológico del Shincal 
El sitio arqueológico del Shincal de Quimivil se encuentra ubicado en el Departamento Belén. Está situado al N.O. de la población actual de Londres y se accede por la quebrada del Río Quimivil. Hoy existe un camino de acceso que parte de la Ruta Nac. N°40 y llega hasta el pie de la muralla. Las ruinas de Shincal tienen una extensión aproximada de un kilómetro cuadrado, sobre terreno desigual. En la zona sur se levantan tres pequeñas lomas aisladas con construcciones en sus faldas. La parte principal de las ruinas consta de una serie de recintos rectangulares cuyas paredes de piedra alcanzan más de dos metros de altura, alineadas de N-S. Se observa la presencia de parapetos. Los elementos encontrados corresponden a la Cultura Belén con influencia Inca.

 



Cerámica de la  Cultura de La Aguada

Cerámica de la  Cultura de La Aguada 
La Cultura de La Aguada se desarrolló en la región fronteriza entre las provincias argentinas de Catamarca y La Rioja, entre el 600 y 900 de nuestra era ubicándose dentro de las culturas del período agroalfarero medio. Su influencia, sin embargo, se hizo sentir en distintas partes del noroeste de la Argentina. La cultura de La Aguada, corresponde al período Medio o de Integración cultural en el noroeste argentino y es considerada como el momento culminante del arte precolombino de la región.



Fundación de San Fernando del Valle de Catamarca

Fundación de San Fernando del Valle de Catamarca 
El Consejo de Indias expidió en 1679 la Cédula Real por la que se crea la provincia de Catamarca, en respuesta al pedido realizado por los vecinos de la Población del Valle.
En 1683, Fernando de Mendoza Mate de Luna, gobernador de Tucumán, fundó la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca en el lugar que sería su emplazamiento definitivo.



Bernabé Aráoz

Bernabé Aráoz 
Bernabé Aráoz era un jefe astuto, poco dado a enfrentar los conflictos que pudiera evitar, pero decidido cuando no se le daba opción. Como otros caudillos de su época, tenía más apoyo en el campo que en la ciudad. Su segundo gobierno fue muy bueno, considerando los problemas que tenía que enfrentar.
Un congreso elegido especialmente promulgó una Constitución para la República de Tucumán, una respuesta regional al problema del país anarquizado. Esta República no era independiente de las demás provincias, sino que formaba con las demás una sola entidad. El nombre de república no significaba (en ese entonces) más que "estado", en su sentido local o nacional, indistintamente. Sólo significaba que Tucumán dejaba de ser una dependencia de un gobierno central, para formar más un Estado Federal con las demás provincias. De hecho, sería la forma en que realmente se constituyó la Nación a partir de 1852.  Santiago del Estero se negó a apoyar a Aráoz; y en marzo de 1820, bajo la dirección del coronel Juan Felipe Ibarra, estalló una revolución que nombró a este gobernador. Aráoz intentó aplastar esa revuelta, pero no sólo fracasó, sino que se ganó la enemistad del gobernador de Salta, Güemes. Este culpó a Aráoz por lo que calificó como la escasa ayuda prestada por Tucumán a la Guerra de la Independencia.