Su característica nacional era el uso del tembetá, guarro que. ponían a los niños en el labio inferior al llegar a la pubertad.
Sus aldeas, levantadas a orillas de los ríos estaban protegidas con empalizadas de troncos de palmera. Eran muy laboriosos: cazaban, pescaban, recolectaban y criaban animales domésticos; durante la noche, o en las horas más calurosas, descansaban tranquilos en sus hamacas, que colgaban de dos estacas salientes de sus viviendas.
El cultivo del suelo que habitaban no resultaba sencillo. Para poder sembrar tenía que cortar árboles y malezas; esto lo hacía quemando unos y otras, en la época de seguía y con la ceniza abonaban la tierra.
Cultivaba mandioca, batata y maíz. Eran sedentarios construían casas comunales, donde vivía familias emparentadas; hilaban el algodón dominaban la alfarería.
La labor de las mujeres consistía en sembrar zapallos, o maíz cuando era tiempo, también ellas levantaban la cosecha. La yerba mate, a la cual eran muy afectos, no había necesidad de sembrarla, pues crecía en abundancia en los bosques.
Como en casi todos los pueblos indígenas, las mujeres también trabajaban el barro con cierta habilidad, como lo prueban las piezas de cerámica guaraní que han llegado hasta nosotros. Un taparrabo de plumas, la tanga, era la única prenda que usaban las mujeres guaraníes; más tarde la reemplazaron por una camisa de algodón: el tipoy. Los hombres andaban desnudos y se adornaban con plumas los brazos, los tobillos y la cabeza; todos se pintaban la cara. Solamente los jefes tenían varias mujeres ya que, como en los otros grupos, era necesario poder mantenerlas.
El tubichá era el cacique que gobernaba las parcialidades; su cargo era hereditario y muy respetado. Creían en un dios, Tubá, que maduraba los frutos y provocaba la lluvia, pero no le rendían culto. Practicaban la antropofagia, esto es la costumbre de comer seres humanos, no como alimento, sino con un sentido ritual, y sólo la llevaban a cabo con sus enemigos más valientes.
Jufe indio del litoral argentino con su mujer, según un dibujo de Catlin.
Grupos guaraníes
Se reseñan, a continuación, los grupos de guaraníes que poblaban diferentes zonas del territorio argentino, en tiempos del descubrimiento y la conquista. Los guaraníes de las islas o chandules, que fueron dados en encomienda por Juan de Garay, en 1582, a algunos vecinos de Buenos Aires, vivían en las islas más orientales y meridionales del delta del Paraná.
Los guaraníes del Carcarañá habitaban las islas que forma el Paraná en su desembocadura, al norte y al sur de la misma.
Los guaraníes del norte de la provincia de Corrientes vivían en torno al lugar que los conquistadores llamaron Santa Ana; ellos desalojaron a los cáingangs de su antiguo territorio y los hicieron alejarse de las riberas del río y refugiarse tierra adentro. Al fundarse la ciudad de Corrientes, la importancia de este núcleo guaraní creció por el agregado de otros núcleos, llevados por los españoles desde Paraguay.
Los guaraníes del litoral de Misiones quizá fueron cáingangs, grupo que todavía hoy ocupa la parte meridional de la República Federativa de Brasil; los jesuitas tuvieron un estrecho contacto con ellos, y J. B. Ambrosetti les dedicó una monografía.
Los chiriguanos llegaron hasta Bolivia, procedentes de Paraguay. En tierra argentina ocupaban una pequeña parte del Chaco salteño, en la zona de Orán; allí se superpusieron a los chances, pueblo arawak al que sojuzgaron y guaranizaron. Por hallarse al pie de los Andes y por la convivencia con los arawak, que habían ocupado antes el territorio, se distinguieron culturalmente más que los otros guaraníes; la cerámica chiriguana muestra la influencia ejercida por las culturas andinas. Los chiriguanos se llamaban a sí mismos ava, o sea, hombres; pero sus vecinos y enemigos los llamaban chiriguanos, que significa «sucios de estiércol».
Migraciones. El historiador Enrique de Gandía menciona varias migraciones guaraníes a través del Chaco, hasta la cordillera altoperuana que dio origen al pueblo chiriguano; la primera tuvo forzosamente que ser anterior a 1471, año en que comenzó a reinar el inca Túpac Yupanqui; la segunda tuvo efecto entre 1513 y 1518, y originó la población guarayú, que se estableció en las proximidades de Santa Cruz de la Sierra; la tercera se llevó a cabo entre 1518 y 1521; y la cuarta tuvo lugar entre 1521 y 1526, por sugerencia de los náufragos de Díaz de Solís, y fue su jefe Alejo García.
Estos aborígenes tuvieron gran influencia sobre los otros pueblos nativos y sobre la población blanca, durante todo el período hispánico e incluso en la actualidad; la lengua guaraní se ha conservado viva en parte de Corrientes, en Misiones, en Chaco y, especiamente, en el Paraguay, país donde, junto con el castellano, es lengua oficial y donde la toponimia y numerosos nombres de la flora y la fauna tienen origen guaraní. Intérpretes tomados por los españoles en el sur de Brasil y otros de toda la faja de tierra a ambos márgenes del litoral, hicieron que se interesasen especialmente por esa lengua; a eso se agregó la acción catequística de los jesuitas durante todo el siglo XVII y la primera mitad del XVIII, en lengua guaraní.
En la historia colonial americana, la encomienda era un pueblo de indios que el rey entregaba a un conquistador o colonizador para que se beneficie de sus servicios. .La imagen es muestra un codice en donde se describe el régimen de la encomienda.