Marcelino Ugarte fue electo gobernador de la provincia de Buenos Aires en 1902; pero antes había sido ministro de hacienda del gobierno de Bernardo de Irigoyen y en tal carácter fue el organizador y promotor del nuevo Banco de la Provincia, que había cerrado sus puertas en 1890, durante la crisis financiera de aquel año.
Volvió a sus propósitos en 1903, siendo gobernador de la provincia, con mayoría en ambas cámaras para resolver la cuestión.
La renovación presidencial en 1904 postergó la tramitación del proyecto, pero no cesó en su empeño y encontró en los directores del Banco de Comercio Hispanoamericano, hombres que comprendieron las posibilidades de la empresa que propiciaba el gobernador. La idea primitiva de éste, en 1898, consistía en transformar los acreedores del Banco en accionistas de un Banco mixto; en 1905 se prefirió que la provincia pagase a los acreedores y, cuando canceló su deuda al Banco y se hizo cargo de la que el Banco tenía con los depositantes, la provincia se adueñó de todo el activo y quedó en condiciones de negociar la instalación del instituto. En diciembre de 1905 se convinieron las bases para la reorganización del Banco de la Provincia acordadas entre el gobierno provincial y el directorio del Banco de Comercio Hispanoamericano.
El 19 de junio de 1906 el Banco de la Provincia de Buenos Aires, con la incorporación del Banco de Comercio Hispanoamericano, reabrió sus puertas. Su desarrollo fue notable y se convirtió en pocos años en una institución financiera poderosa que se vinculó estrechamente al desarrollo de la industria, del comercio, de la agricultura y la ganadería de la provincia.. El Banco de la Provincia fue banco de depósitos y descuentos, banco hipotecario, recaudador de rentas, oficina de crédito, tesorería de la Provincia y su agente para el servicio de los empréstitos en el extranjero.