Fuerte en el desastre, Belgrano no decayó en su moral y sirvió nuevamente de conductor animoso de los dispersos y vencidos.
Pezuela despachó fuerzas en su persecución; Zelaya protegió la retirada en constantes y encarnizados combates.
El 16 de noviembre los patriotas llegaron a Potosí y Pezuela despachó contra ellos una columna de 800 hombres con artillería al mando de Ramírez. Los patriotas sumaban unos 700 hombres, pero no eran suficientes para , resistir ni se encontraban con bastante moral para hacerlo.
Belgrano entonces resolvió emprender la retirada hacia Jujuy y propuso un armisticio a Pezuela y ordenó la destrucción de la Casa de Moneda, proyecto que no se cumplió. A fines de diciembre llegó a Jujuy y se puso de inmediato a organizar un nuevo ejército. La noticia del desastre movió al gobierno de Buenos Aires a formar una expedición de auxilio con el batallón número 7 de infantería, 250 granaderos a caballo y cien artilleros con varias piezas. El coronel José de San Martín fue designado jefe de la expedición con el empleo de mayor general del ejército auxiliar del Perú. Las tropas se pusieron en marcha el 9 de diciembre y San Martín salió de Buenos Aires entre el 18 y el 20 del mismo mes.
Manuel Belgrano