Antes de la llegada de los españoles durante muchísimo tiempo, los pueblos originarios fueron los habitantes exclusivos del territorio que hoy comprende nuestro país en general y la provincia de Santa Fe en particular. La región se caracterizaba por el intenso tránsito de pueblos que intercambiaban productos. Pero las relaciones entre ellos no siempre eran pacíficas y, en ocasiones, algunos grupos se atacaban con flechas, boleadores, machetes, etc.
La diversidad geográfica de la región dio lugar a grupos humanos con culturas y formas de vida muy diferentes. Sin embargo, algunas características en común eran la práctica de la caza, la pesca y la recolección. Compartían también el carácter belicoso y el hecho de organizarse sin sistema de escritura.
Para facilitar el estudio de estas culturas, se suelen identificar tres grupos que habitaron el territorio actual de Santa Fé:
Los pueblos del río.
En la ribera del río Paraná se asentaron varios pueblos, como quiloazas, caracaes, chanaes, mbeguás, mocoretás. Estos pueblos recorrían el Paraná en canoas y fueron hábiles pescadores con redes. También fueron intrépidos cazadores de nutrias, carpinchos y ciervos de los pantanos, entre otros animales. Dentro de este grupo, los timbúes incorporaron la agricultura y cultivaban maíz y calabazas.
Los habitantes de esta zona solían construir sus viviendas sobre médanos de arena, que llamaban "cerritos", para protegerse de las inundaciones que producían las crecidas del río. Hacían las paredes con juncos y el techo de paja, a dos aguas. La vida de estos pueblos cambió aproximadamente en el año 1200, cuando los guaraníes llegaron a las costas del Paraná. Los chanáes integraban el Grupo del Litoral. Cuyo hábitat se ubicaba en las zonas costeras del río Paraná.
Son mencionados de sur a norte: chanás y beguás, timbúes y caracaráes, corondas, quiloazas, calchines, mepenes y mocoretáes. Ocupaban un extenso sector y básicamente su cultura era similar. Se reconoce la existencia de gentilicios dobles: chaná - baguáes, chaná- timbúes, beguá - chanáes. Se cree que llegaron a esta región remontando el río Uruguay. Los restos arqueológicos hallados parecen confirmarlo.
Los pueblos de la llanura Pampeana.
El sur de la provincia de Santa Fe estuvo habitado por un grupo de pueblos conocidos con el nombre de querandíes, que significa "hombres de grasa". Fueron llamados así por sus vecinos guaraníes debido al aroma que emanaba de sus cuerpos, porque se alimentaban principalmente de carne y habitaban toldos construidos con cuero de animales. Estas comunidades tuvieron como principal actividad económica y de subsistencia la caza de guanacos, ñandúes, ciervos del monte, zorros y armadillos y la recolección de frutos, vegetales, semillas, entre otras especies.
Los animales que cazaban con arco y flechas o con boleadoras eran explotados al máximo: la carne se usaba como comestible, el cuero se empleaba como materia para confeccionar las viviendas (toldos) y la ropa, y los huesos, para realizar anzuelos, armas u utensillos.
Pese a que conformaban una comunidad numerosa, estaban organizados en pequeños grupos para trasladarse más fácilmente de acuerdo con el ciclo de las estaciones y de las migraciones de los animales que cazaban.
Los pueblos de la llanura Chaqueña.
El norte santafesino estaba habitado por Tobas, mocovíes y abipones , en su conjunto los españoles a estos grupos se los unificó bajo el nombre de guaycurúes. En general, se distinguieron por ser hábiles cazadores y recolectores. Estas actividades los obligaron a llevar una vida móvil, desplazándose de acuerdo con las estaciones y las migraciones de las presas de caza.
Por los constantes traslados, sus viviendas eran desmontables: unas chozas muy rudimentarias construidas con paja, ramas y juncos. Asimismo, fabricaron una serie de utensillos, tanto para resolver problemas de la vida cotidiana como para la guerra, por ejemplo, arcos, flechas, boleadoras, lanzas de madera y hasta garrotes.
A principios de noviembre de 1526 llegó al Puerto de los Patos en la isla (actualmente brasileña) de Santa Catalina, donde se encontró con dos náufragos del viaje de Juan Díaz de Solís que le informaron de las supuestas fabulosas riquezas de un Rey Blanco, y de un lugar denominado Sierra de la Plata. Al escuchar estos relatos Gaboto decide por su cuenta, sin consultar a España, abandonar el viaje a Molucas. En febrero de 1527 partió hacia el sur, hasta la desembocadura del entonces denominado río de Solís, que ya se comenzaba a nombrar con su actual nombre, Río de la Plata. Lo remontó hasta una isla que llamó de San Gabriel por haber llegado a ella el 18 de marzo de 1527, día del santo. En el transcurso de la expedición se había encontrado con el grumete Francisco del Puerto, único sobreviviente de la expedición de Juan Díaz de Solís, quien se ofreció para señalarle el camino hacia la ambicionada Sierra de la Plata, que en realidad quedaba en la aún no conquistada región del Perú y Alto Perú. Decide entonces dejar en mayo a las naves Trinidad y Santa María con treinta hombres al mando de Antón de Grajeda para que construyera un fuerte más seguro en lo que se llamaría "San Salvador", también en la Banda Oriental. El veneciano parte con cerca de 160 hombres en la San Gabriel y la goleta Santa Catalina, navegando por el río Paraná de las Palmas hasta la desembocadura del río Carcarañá.
Fundación de Sancti Spiritus
En la margen izquierda del río Carcarañá, sobre una barranca saliente de seis metros de alto, en el ángulo que forma este río con el Coronda, cerca del río Paraná, se detuvieron el 27 de mayo, e iniciaron la construcción del fuerte que se terminó el 9 de junio, fiesta de la Pascua de Pentecostés, lo que explicaría el nombre de «Sancti Spíritus» que le dieron ya que en latín Sancti Spiritus se traduce al español como Espíritu Santo y esto porque según el cristianismo ese día era la efeméride de la Pascua de Pentecostés en la cual según La Tradición el Espíritu Santo iluminó a los apóstoles de Cristo. De modo que en tal fecha allí levantaron además 20 casas, convirtiéndose en la primera población europea del actual territorio argentino. Sancti Spiritus es uno de los escasos poblados que figuran en los primeros mapas de América del Sur, entre ellos el de Diego Gutiérrez fechado en 1562.
Los guaranízados carcarañáes colaboraron tanto en la construcción del poblado como en la siembra de trigo y cebada, que resultaron así las primeras realizadas en Sudamérica.
El clérigo Francisco García construyó una pequeña capilla, donde daba misa los domingos, lunes y viernes. Esta capillita fue pues, la primera que hubo en el Río de la Plata y fue allí donde se formaron los primeros matrimonios entre indígenas y europeos. Los trabajos de construcción del fuerte quedaron terminados el 9 de junio de 1527, fiesta católica de la Pascua de Pentecostés, lo que explica el nombre, en latín, de Sancti Spiritu (Espíritu Santo) con que lo designó Gaboto.
El fuerte levantado sobre la barranca era rectangular, orientada en el sentido norte-sur, con un largo de por lo menos 47 m y un ancho de 10 m. Estaba rodeado por un foso de tres metros de ancho por cuarenta de largo, formando un semicírculo con una empalizada de palos a pique. Tenía dos torreones uno de ellos ubicado hacia el lado del Carcarañá (ambos estaban artillados con versos y lombardas) y en su interior una casa de tapias de madera y techo de paja que servía de cuartel general.1 Gaboto se hizo construir en el fuerte una pieza adornada por cueros con dibujos en relieve (es decir, al estilo gadamesí o guadamecil).
Construyeron además un bergantín, y el 23 de diciembre, después de nombrar a Gregorio Caro capitán del fuerte y dejarle treinta hombres para defenderlo, Gaboto partió aguas arriba por el río Paraná. Llegó a una isla que designó Año Nuevo y allí resolvió regresar al río Carcarañá por temor a los nativos a quienes les habían quemado sus chozas y muerto a varios de ellos. Ésta fue la primera matanza de originarios en esa parte de América. Prosiguió su viaje hasta la boca del río Paraguay donde dobló a la derecha por el Paraná, llegando en febrero de 1528 hasta un caserío guaraní, cuyo jefe se llamaba «Yaguarón». A ese lugar lo denominó Santa Ana, y debió ser el solar de la actual ciudad argentina de Itatí en la provincia de Corrientes. Comenzó luego a remontar el río Paraguay, adelantándose con su bergantín hasta la boca del río Bermejo, donde encontraron a la tribu agaces quienes les tendieron una celada, y dieron muerte a un grupo de hombres. Temeroso de males mayores inició en abril de 1528 el regreso a Sancti Spiritu.
Mientras tanto, en febrero de ese año llegaba al Río de la Plata la expedición de Diego García de Moguer. Navegando en abril por el Paraná, encontró de improviso el fuerte Sancti Spiritu. Sorprendido e indignado, ordenó al capitán Caro que abandonase el lugar, ya que esa era conquista que solo a él le pertenecía por haber sido designado por España para explorar esas tierras. Pero vencido por los ruegos de Caro y su gente para que fuese en auxilio de Gaboto, García siguió aguas arriba y entre lo que hoy día son las localidades de Goya y Bella Vista se encontró con el piloto veneciano, quien más astuto y más fuerte lo obligó a cooperar en la búsqueda de la Sierra de la Plata.
A todo esto, en Sancti Spiritu, los españoles descuidaron la defensa del fuerte, y si bien en principio los invasores se habían entendido bien con los indígenas de la zona, Gaboto los había maltratado, y había convencido a sus hombres de que cuanto mayores fueran los castigos que les infligieran a los salvajes, mayor respeto les impondría. Esto solo sirvió para despertar el odio de los originarios, quienes un día de septiembre de 1529, antes del amanecer, tomaron por asalto la fortaleza. No bien se dieron cuenta los conquistadores de la situación, comenzaron a correr hacia los bergantines, con la intención de salvarse, lográndolo solo algunos de ellos.
Sebastián Gaboto y Diego García de Moguer se encontraban en ese tiempo en el asentamiento de San Salvador, preparando hombres y embarcaciones y no sabían nada de lo que se estaba desarrollando en Sancti Spiritu, hasta que vieron llegar a Gregorio Caro con los sobrevivientes y la terrible noticia de la destrucción del fuerte. Inmediatamente Gaboto y García se dirigieron al fuerte intentando rescatar a sus hombres. En los alrededores de Sancti Spiritu hallaron algunos cadáveres completamente mutilados; los bergantines desfondados y hundidos, los almacenes saqueados e incendiados. Gaboto decidió entonces volver a España, donde se le inició proceso y se lo condenó a cuatro años de destierro en Orán (Argelia). Solo cumplió dos porque Carlos I lo restituiría en su cargo de piloto mayor. Sus relatos sobre la Sierra del Plata despertaron la codicia de otros viajeros por explorar la región. Entre otros restos, dos cañones quedaron como testigos de la primera fortaleza que se levantó en tierra argentina.
Pueblo y fuerte de Buena Esperanza
El adelantado Pedro de Mendoza fundó el pueblo y fuerte de Buena Esperanza a finales del mes de septiembre de 1536, que estaría ubicado a unas cuatro millas o bien 6,5 km más al sur del anteriormente citado fuerte Corpus Christi (por lo tanto cerca de la parte meridional de la actual localidad de Puerto Gaboto de San Jerónimo y ya en la jurisdicción del vecino departamento santafesino de San Lorenzo).
Cuando finalmente en diciembre de 1536 los querandíes consiguieron vulnerar las defensas del primer poblado de Buenos Aires, penetrar en él e incendiarlo, provocaron la destrucción total del mismo y el adelantado con algunos españoles supervivientes consiguieron escapar de la matanza y se dirigieron al norte para refugiarse en tierra de timbúes, a unas cuantas leguas al sur de donde fuera fundado un fuerte años atrás por Sebastián Gaboto en 1527 y refundado por Juan de Ayolas en 1536 en la confluencia con el río Carcarañá —según Ulrico Schmidl, un expedicionario bávaro-germánico del adelantado, hicieron unas 84 leguas o bien unos 468 km de navegación hacia el norte (lo que nos pondría en la actual ciudad de Santa Fe, que dista de Buenos Aires unos 469 km)— y muy probablemente se refugiarían en este pueblo y fuerte de Buena Esperanza.
Finalmente el fuerte vecino del norte, el ya citado Corpus Christi, fue destruido y también lo sería, poco tiempo después, este efímero pueblo y fuerte de Buena Esperanza hacia el mes de septiembre de 1539.
Expedición de Garay por el río Paraná
El 3 de abril de 1573 Martín Suárez de Toledo, como gobernador interino del Río de la Plata y del Paraguay, le encargó a Garay una expedición por el río Paraná que tenía como finalidad fundar una urbe que facilitara a la ciudad de Asunción la salida al mar y la comunicación con la metrópoli.37De esta forma, se organizó una expedición integrada por 80 mancebos de la tierra,38 en un bergantín, embarcaciones menores y caballos, con 75 nativos guaraníes y 9 españoles. Se componía de dos grupos, uno por el Paraná que mandaba el propio Juan de Garay y otro por tierra a cargo de Francisco de Sierra que recorrería la margen izquierda del río, evitando así los bosques del Chaco y llevando las carretas, el ganado, los caballos y otros elementos necesarios para la fundación.
Garay salió de Asunción el 14 de abril de 1573 aunque el que iba por tierra lo hizo meses antes. Además, el gobernador Suárez de Toledo le había encargado la escolta de la carabela San Cristóbal de la Buenaventura capitaneada por Ruy Díaz de Melgarejo y su segundo el capitán Espinosa en donde llevaría preso a España a Felipe de Cáceres que había sido depuesto por el obispo Pedro Fernández de la Torre que también viajaba para formular oficialmente la acusación ante la Corte.39
Los dos grupos se encontraron en un lugar llamado «La Punta del Yeso», justo enfrente de la actual Cayastá, avanzando juntos por el río San Javier, entonces llamado río de la Quiloazas.
Garay decidió desembarcar muy pronto y eligió la orilla sudoeste del río (donde hoy se encuentran las ruinas de Santa Fe la Vieja, a 5 km de Cayastá) construyendo un pequeño asentamiento allí. Desde ese lugar partió una pequeña expedición de exploración para encontrar un lugar más apropiado. Durante estas exploraciones de búsqueda coincidió con Jerónimo Luis de Cabrera que también estaba explorando el Paraná e intentando erigir una ciudad para apoyar la recién fundada Córdoba. Como resultado de este encuentro Juan de Garay decidió dar la categoría de ciudad al pequeño asentamiento, al cual regresó el 30 de septiembre.
Fundador de la ciudad de Santa Fe en su primera ubicación
El 15 de noviembre de 1573, Juan de Garay fundó oficialmente la ciudad de Santa Fe en su primer emplazamiento , los miembros del cabildo de la nueva ciudad fueron designados por el propio Garay. Entre las opciones de Suárez de Toledo para la ubicación de la urbe estuvo, incluso, la de hacerla en Banda Oriental, ya sea a orilla de los ríos San Juan o San Salvador, o de lo contrario en la isla San Gabriel.
El 23 de junio de 1576 la ciudad pasaría a llamarse «Santa Fe de Luyando» por orden del gobernador interino del Río de la Plata y del Paraguay, Diego Ortiz de Zárate y Mendieta, un primo de Garay. Fue así que el nombre fue cambiando hasta retornar al original de «Santa Fe de la Vera Cruz» pero esta vez en el nuevo emplazamiento. Respecto a esta primera ubicación de la ciudad, solo duraría unos 80 años, por lo que se la conoce como «Santa Fe la Vieja», ya que luego se la mudaría unos kilómetros hacia el sur por motivos de seguridad, a causa de los ataques de los guaycurúes. El traslado duró diez años, ya que comenzó el 5 de octubre de 1650 y terminó hacia diciembre de 1660.
La Cédula Real del 16 de diciembre de 1617 dividió la región que se había atribuido al gobierno de Pedro de Mendoza, en dos: la Gobernación del Río de la Plata, con las Ciudades de Buenos Aires, Santa Fe, San Juan de Vera de las Corrientes y Concepción de Buena Esperanza y la Gobernación del Paraguay o del Guayrá, con las de Asunción del Paraguay, Guayrá, Villa Rica del Espíritu Santo y Santiago de Jerez.
Creado el Virreinato del Río de la Plata el 12 de agosto de 1776, con el dictado de la Real Ordenanza de Intendentes, del 28 de enero de 1782, Santa Fe quedó comprendida dentro de la Gobernación Intendencia de Buenos Aires como una tenencia de gobierno. Bajo su dependencia se hallaban en territorio santafesino los pagos de Coronda, Rosario y de los Arroyos, la reducción de San Javier y el fuerte de Rincón. En territorio entrerriano: la Bajada y Nogoyá.
Después de la Revolución del 25 de mayo de 1810, el régimen de las Gobernaciones Intendencias se mantuvo y Santa Fe continuó dependiendo de Buenos Aires hasta el 26 de abril de 1815 cuando designó su propio gobernador.
El 5 de junio de 1810 llegó a Santa Fe el enviado de la Primera Junta de Buenos Aires, coronel José Espínola, entregando al teniente de gobernador Prudencio de Gastañaduy la comunicación de la instalación de la Junta tras la Revolución de Mayo, y pidiendo el nombramiento de un diputado. Se fijó la fecha del 9 de junio para celebrar un cabildo abierto para nombrar a éste, pero una disputa entre los partidarios de Juan Francisco Tarragona y de Francisco Candioti lo impidió. El 19 de junio, Mariano Moreno ordenó al teniente de gobernador Gastañaduy que viajara a Buenos Aires, quedando en su lugar provisoriamente el alcalde de primer voto Pedro Tomás de Larrechea y como comandante militar Melchor de Echagüe y Andía. El 10 de agosto de 1810 la Junta nombró como nuevo teniente de gobernador al coronel Manuel Ruiz.
El 22 de septiembre Manuel Belgrano recibió la orden de realizar una expedición militar al Paraguay, por lo que se le extendió autoridad sobre la jurisdicción de Santa Fe. Incorporó a la expedición el 1 de octubre a la Compañía de Blandengues de Santa Fe, compuesta por 40 soldados y 60 reclutas, y ordenó que se formara una segunda compañía con otros 100 hombres al mando del capitán Agustín Martín Dacosta.2 El 16 de octubre las fuerzas cruzaron a la Bajada (actual Paraná y entonces dependiente de Santa Fe).
El 18 de diciembre se reunió el cabildo abierto, que nombró diputado a Tarragona.
El 10 de febrero de 1811 se crearon las juntas provinciales, instalada por Ruiz en Santa Fe el 23 de julio de 1811, Estuvo constituida por: José Ignacio Echagüe y Francisco Alsogaray. El 14 de febrero de 1812 asumió como teniente de gobernador el teniente coronel Juan Antonio Pereira, quien por orden del Primer Triunvirato disolvió la junta provincial.
Belgrano y la bandera
El 7 de febrero de 1812 Belgrano volvió a Rosario con un numeroso contingente militar pero esta vez para quedarse por unas semanas hasta concluir la construcción de dos baterías de cañones con las que se aspiraba repeler el paso de las escuadras enemigas. La de la isla fue denominada “Independencia”, y la de tierra firme “Libertad”. Los vecinos colaboraron en tal cometido, con donaciones de materiales y con mano de obra.
El 27 de febrero de 1812 Belgrano estableció las baterías Libertad e Independencia a orillas del río Paraná, en Rosario e hizo jurar ese día por primera vez la bandera nacional a sus soldados.
El 5 de diciembre de 1812 asumió como teniente de gobernador el coronel Antonio Luis Beruti.
San Martín y el convento de San Lorenzo
El Combate de San Lorenzo fue un enfrentamiento armado que ocurrió el 3 de febrero de 1813, junto al convento de San Carlos Borromeo situado en la localidad de San Lorenzo de la actual provincia de Santa Fe, en el que las fuerzas patriotas rioplatenses a cargo del coronel José de San Martín que sorprendieron y vencieron a las tropas realistas de la Milicia urbana de Montevideo la que vía fluvial aprovisionaban la ciudad de Montevideo que estaba en estado de Sitio desde 1812 y duraria hasta 1814, este fue el único combate en territorio argentino que libraron tanto el Regimiento de Granaderos a Caballo como su creador, el entonces coronel José de San Martín.
En junio de 1813 se hizo cargo de la tenencia de gobierno Luciano Montes de Oca hasta febrero de 1814, cuando le siguió brevemente el coronel Ignacio Álvarez Thomas y el 9 de mayo Eustaquio Díaz Vélez.
Autonomía provincial
El 20 de marzo de 1815 las fuerzas artiguistas comandadas por Manuel Francisco Artigas, Eusebio Hereñú y la flotilla fluvial de Luis Lanché desembarcaron en Santa Fe; tres días después, Díaz Vélez abandonó la ciudad.
El 2 de abril — mientras el gobierno central de Carlos María de Alvear caía por la rebelión de Álvarez Thomas (a la sazón al mando de un ejército enviado hacia Santa Fe para combatir a José Gervasio Artigas) — el jefe de la milicia local, Francisco Candioti, se hizo cargo pacíficamente del gobierno por nombramiento del cabildo, iniciando así la era de Santa Fe como provincia autónoma. El 26 de abril de 1815, la elección de Candioti fue ratificada por una elección popular. Esta etapa fue corta, ya que Candioti estaba enfermo y el 25 de junio lo suplantó interinamente Pedro Tomás de Larrechea, falleciendo Candioti el 27 de agosto.
Durante el interinato de Larrechea llegó desde Buenos Aires a Santa Fe al frente de un Ejército de Observación de 3.000 hombres el general Juan José Viamonte, quien influyó para que el 2 de septiembre de 1815 el Cabildo santafesino restableciera la dependencia del gobierno de Buenos Aires, nombrando a Francisco Tarragona como teniente de gobernador.
Sin embargo, luego de la sublevación de Añapiré del 2 de marzo de 1816, los caudillos Mariano Vera y Estanislao López pusieron sitio a la ciudad, capitulando Viamonte el 21 de marzo. Depusieron al teniente de gobernador y proclamaron la soberanía de la provincia y su ingreso a la Liga de los Pueblos Libres, de Artigas. El 9 de abril de 1816 fue firmado el Pacto de Santo Tomé, entre las fuerzas artiguistas y el general Eustoquio Díaz Vélez. El 10 de mayo de 1816, Vera fue elegido gobernador y designó a López como comandante de armas.
Belgrano y la bandera en las barrancas de Rosario
El 27 de febrero de 1812 Belgrano estableció las baterías Libertad e Independencia a orillas del río Paraná, en Rosario e hizo jurar ese día por primera vez la bandera nacional a sus soldados.
Combate de San Lorenzo
El 3 de febrero de 1813 en las costas del Convento de San Lorenzo, el general José de San Martín libró su único combate en territorio argentino, que casi le cuesta la vida
En el año 1816, Estanislao López apareció como jefe del primer escuadrón de Blandengues de Santa Fe con el cargo de teniente durante la revolución por la que su provincia se separó de la de Buenos Aires. Bajo el mando del comandante Mariano Vera, tuvo una actuación destacada obligando a rendirse al ejército porteño de reconocimiento a las órdenes del general Juan José Viamonte. Luego de este hecho fue ascendido a capitán y fue nombrado jefe de la frontera norte de Santa Fe.
Poco después, el comandante Vera, con la decisiva ayuda del capitán López, rechazó de Santa Fe a un nuevo ejército porteño a las órdenes del general Eustoquio Díaz Vélez. Fue nombrado teniente coronel y comandante de armas de la provincia, y al año siguiente emprendió una victoriosa expedición contra los indios chaqueños en el norte de su provincia. Cuando, el 15 de julio de 1818, el gobernador Vera fue depuesto por la oposición de sus propios aliados, la ciudad quedó indefensa. En esas circunstancias, López entró el 23 de julio a la capital provincial y asumió como gobernador de hecho; unas semanas más tarde fue reconocido como titular por el cabildo local.
Durante el gobierno de Vera, el Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón había dejado en paz a Santa Fe. Pero cuando asumió López, organizó una invasión a la provincia. En septiembre de ese año inició el ataque en dos frentes: desde Córdoba, al mando del coronel Juan Bautista Bustos, y desde el sur un poderoso ejército, al mando de general Juan Ramón Balcarce.
La estrategia de López era adecuada a su inferioridad numérica y de armamento: desgastar al enemigo con ataques continuos de tropas que huían enseguida. Su táctica de batalla consistía en usar parejas de jinetes, con armas de fuego: uno de ellos disparaba sus armas a pie, mientras el otro le sostenía el caballo; enseguida cargaban con sus lanzas.
López atacó primero a Bustos en Fraile Muerto (actual Bell Ville, provincia de Córdoba), dejándolo sin caballos. Y enseguida retrocedió hacia su provincia. Allí Balcarce, a pesar de la resistencia impuesta por las guerrillas dejadas por López, avanzó y ocupó sucesivamente Rosario, San Lorenzo y Coronda. López consciente de ello intentó defender la línea de defensa del Río Salado, pero fue desbordado en el Combate del Paso de Aguirre por las disciplinadas fuerzas invasoras. López huyó al norte y Balcarce ocupó sin resistencia una desierta Santa Fe, enviando su caballería en persecución de los santafesinos, quienes la derrotaron en el Combate de Monte Aguiar. Luego de esto, López comenzó una guerra de recursos obligando a Balcarce a encerrarse en la capital provincial. Luego de tantas vicisitudes, Balcarce fue obligado a retroceder haciendo continuas marchas y contramarchas, destruyendo sus caballos y hombres, y obligándolo finalmente a retirarse a San Nicolás de los Arroyos.
Pero Pueyrredón no se dio por vencido: envió a Viamonte a un segundo ataque y reforzó a Bustos. Una vez más, López atacó primero a Bustos, a quien enfrentó en la batalla de La Herradura, que fue un empate. Luego atacó y venció a las fuerzas de Viamonte en el Combate de Barrancas y luego lo sitió en la villa de Rosario. Estando allí se enteró de que el general José de San Martín se quejaba de que su campaña al Perú podía verse detenida si obligaban al Ejército de los Andes a retroceder hasta Santa Fe, como pretendía Pueyrredón. Alarmado, le entregó la carta a Viamonte, urgiéndolo a iniciar negociaciones de paz, para que no se perdiera la guerra exterior por una interior.
De modo que firmó con el Directorio el armisticio de San Lorenzo el 12 de abril de 1819, con el que consiguió un breve respiro, aunque sin resolver la cuestión de fondo. Mientras tanto, López hizo sancionar la constitución provincial de Santa Fe, la primera del país. Poco después se sancionaba la constitución unitaria, que fue rechazada por las provincias federales.
Cepeda y el Tratado del Pilar
El nuevo director supremo, José Rondeau, decidió continuar con la estrategia de Pueyrredón, y pidió ayuda a las fuerzas de Portugal, que ocupaban la Banda Oriental, para aplastar las provincias federales de Corrientes y Entre Ríos, aunque felizmente el gobernador portugués no quiso comprometerse.
Nominalmente, López era un subordinado de Artigas. Artigas le ordenó atacar Buenos Aires, enviando en su ayuda al caudillo Francisco Ramírez, de Entre Ríos. Con él venía también Carlos María de Alvear, el exgobernante unitario, pero que pensaba usar a los federales para recuperar al poder en Buenos Aires. Y también José Miguel Carrera, que intentaba regresar a Chile a tomar nuevamente el gobierno, y Pedro Campbell, un marino irlandés que mandaba las fuerzas correntinas.
Como de costumbre, Rondeau llamó en su auxilio al Ejército del Norte, pero este se negó a seguir la guerra civil en el motín de Arequito y regresó a Córdoba. De modo que el Director quedó solo frente a los federales, que lo derrotaron en la batalla de Cepeda, el 1.º de febrero de 1820.
Luego de la batalla de Cepeda, del 1 de febrero de 1820, el caudillo santafesino Estanislao López y el entrerriano Francisco Ramírez llegaron a Buenos Aires para exigir la disolución del gobierno nacional y el fin del centralismo porteño. La victoria permitió a los estados provinciales que formaban las Provincias Unidas del Río de la Plata separarse del gobierno central, asumiendo cada una la "Autonomía Provincial", En los días siguientes desapareció el Directorio y el Congreso, y la provincia de Buenos Aires reconoció su igualdad con las demás
Poco después el 23 de febrero de 1820 se firmó el Tratado del Pilar entre Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos. Pero la noticia de la derrota de Artigas en la batalla de Tacuarembó condicionó su texto, que dejaba sin la esperada ayuda al caudillo oriental. Con este tratado se estableció fugazmente la paz entre los federales y Buenos Aires, y López regresó a su provincia.
Buenos Aires quedó sumida en la anarquía y a mediados de año estaban de regreso varios de los partidarios del Directorio, (en el futuro llamados unitarios) además de que la ex capital no había cumplido el Tratado del Pilar. López invadió nuevamente Buenos Aires y derrotó al gobernador Miguel Estanislao Soler en la batalla de Cañada de la Cruz. Pero los porteños reaccionaron eficazmente, conducidos por Manuel Dorrego; este contraatacó y derrotó a Alvear y Carrera en San Nicolás, y a López en Pavón. Pero el santafesino reaccionó y lo derrotó completamente en la sangrienta Batalla de Gamonal.
El 20 de septiembre fue elegido gobernador de Buenos Aires Martín Rodríguez, quien finalmente logró restablecer el orden en su provincia, Martín Rodríguez logró establecer un acuerdo de paz. López aceptó la mediación de Juan Bautista Bustos, gobernador de Córdoba, con el fin de firmar un nuevo tratado de paz con Buenos Aires.
Finalmente, Rodríguez decidió tratar de concluir la guerra con la provincia de Santa Fe, para lograr restablecer la paz y seguridad en la campaña. Estanislao López aceptó las negociaciones, para lo cual tuvo que renunciar a la alianza con el caudillo chileno Carreras.
Tratado de Benegas
Los representantes de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba se reunieron en la estancia de Tiburcio Benegas, mediante el cual se establecía el fin de la guerra y la reunión de un congreso en Córdoba. López pretendía que Buenos Aires le reconociera una recompensa monetaria por las pérdidas ocasionadas a su provincia en la guerra, pero Martín Rodríguez no podía comprometerse a pagarla. fue entonces cuando. Juan Manuel de Rosas fue quien accedió a cumplir con esa obligación, Para la firma de este tratado no se había invitado a Ramírez, lo que trajo como consecuencia el posterior enfrentamiento de Santa Fe y Entre Ríos.
Ante las exigencias de Santa Fe de recibir una compensación económica por los gastos de la guerra — rechazada por Martín Rodríguez — la provincia de Buenos Aires se comprometió a entregar 25 000 cabezas de ganado como indemnización, siendo garantía de las mismas el coronel Rosas. El tratado fue firmado en la estancia de Benegas el 24 de noviembre de 1820.
El mismo disponía:
El final de la primera guerra civil con Buenos Aires
La firma del Tratado de Benegas, del 24 de noviembre de 1820 trajo la paz con Buenos Aires, ademas López consiguió una indemnización por las invasiones porteñas que su provincia había sufrido, que el coronel Juan Manuel de Rosas se encargó de pagar puntualmente. El garante del nuevo tratado era su antiguo enemigo el gobernador cordobés Bustos, .
El nuevo tratado dejaba de lado a Ramírez, que decidió atacar Buenos Aires. Comenzó su ataque en abril de 1821, atacando simultáneamente la ciudad de Santa Fe y Coronda; pero el coronel Lucio Norberto Mansilla traicionó a Ramírez y lo dejó solo frente a los porteños y santafesinos en Coronda. Allí logró vencer en dos batallas, para ser finalmente derrotado por el gobernador López. De allí, Ramírez marchó a atacar a Bustos, pero fue nuevamente derrotado en dos nuevas batallas. Mientras escapaba fue alcanzado y muerto por una partida de soldados de López en las proximidades de Villa María del Río Seco (norte de Córdoba). Su cabeza le sería enviada a López, que la hizo embalsamar y la exhibió durante un tiempo en una jaula de hierro. Así terminaba la “guerra de los siete años”, un largo período de sufrimiento para Santa Fe. Luego de la derrota y ejecución del caudillo entrerriano Francisco Ramírez en 1821 y ante la amenaza de una invasión luso-brasilera Lopez en representación de Santa Fé firmo el tratado del Cuarilatero
Tratado del Cuadrilátero
El 7 de abril de 1822 se celebraba el Tratado del Cuadrilátero. Este acuerdo fue suscripto por cuatro provincias, tal su nombre: Corrientes, Entre Ríos, Buenos Aires y Santa Fe. Las deliberaciones se celebraron en la ciudad capital de esta última provincia y el pacto determinaba que, entre otras cosas, la paz para las provincias firmantes, ayuda mutua en caso de agresión española, portuguesa o cualquier otra potencia extranjera, libre navegación de los ríos.
El Tratado constaba de dos partes: una, con diecisiete artículos públicos y otra, con cuatro artículos secretos. De su lectura se puede inferir que las tres provincias litoraleñas eran absorbidas por el centralismo porteño.
Con la firma de este tratado se dio por terminada la posibilidad para que las provincias puedan tener su propia autonomía interna sin estar supeditadas a una autoridad superior. El Congreso que se había convocado para celebrarlo en la ciudad de Córdoba, organizado por el gobernador de esa provincia, Bustos, quedaba pues, frustrado.
Con la muerte de Francisco “Pancho” Ramírez y la destitución del entrerriano Ricardo López Jordán, asumió el nuevo gobierno el porteño Lucio Mansilla, que como era lógico, se adhirió a la política centralista llevada adelante por Bernardino Rivadavia.
Las diferencias entre las provincias del Litoral y el Interior, además del distanciamiento del gobernador de Córdoba Bustos como también la responsabilidad histórica del gobierno de Martín Rodríguez que provocó la disolución del mencionado Congreso, son aspectos que surgen nítidos de la lectura del Artículo 13 del Tratado. Con el Tratado de Cuadrilátero se suponía que finalizarían los enfrentamientos violentos entre patriotas y se declaraba la libertad de comercio entre las provincias y la unión ante el ataque de una nación extranjera.
En ese momento ejercía la primera magistratura de la provincia de Corrientes quien fuera su primer Gobernador Constitucional: don Juan José Fernández Blanco. Fue uno de los más impulsores del tratado mencionado. Prueba de ello fue que designó a Juan Nepomuceno Goytia y a don Nicolás Atienza como representantes de su provincia, quienes portaron el claro y contundente mandato de que se consolidaba definitivamente el retorno al territorio de Corriente de los departamentos de Esquina y Curuzú Cuatiá que habían sido anexados a la provincia de Entre Ríos cuando Francisco “Pancho” Ramírez proclamó la denominada República Entrerriana, haciéndose llamar el Supremo, transformando a Corrientes en un departamento junto al territorio de Misiones.
Años de paz
Durante los años siguientes, López gobernó su provincia en paz, asegurado por el Tratado del Cuadrilátero. Durante esos años estuvieron a su servicio como ministros los futuros gobernadores Domingo Cullen y Pascual Echagüe. La provincia logró mejorar rápidamente su economía ganadera y comercial. Cuando el general San Martín regresaba de su expedición al Perú, temiendo ser arrestado por el gobierno porteño por haberse negado a defenderlo de los caudillos federales en 1820, López le escribió
"Estaré en el Desmochado con mi provincia en masa para llevarlo en andas hasta la Plaza de la Victoria." Apoyó la Guerra del Brasil, y dirigió la campaña sobre las Misiones Orientales; pero ante la negativa de Fructuoso Rivera de sometérsele, dejó que este la concluyera exitosamente. Tras el fracaso del Congreso General de 1824, por la infame paz que pactó el ministro del presidente Bernardino Rivadavia con el Imperio del Brasil, se reunió en Santa Fe una Convención Nacional de representantes de las provincias, que nombró a López jefe del ejército federal y a Dorrego (nuevamente gobernador de Buenos Aires, ahora en el bando federal, encargado de las relaciones exteriores).
Otra vez la guerra
En diciembre de 1828, el general unitario Juan Lavalle derrocó e hizo fusilar al gobernador Dorrego. Lavalle luego de fusilar a Dorrego avanzo hacia Santa Fé, sin embargo, no logró consolidarse en la provincia. ya que Juan Manuel de Rosas, que se había refugiado en Santa Fe, organizó la resistencia de los federales, conjuntamente con el caudillo santafecino Estanislao López. Sabedor de esto, Lavalle avanzó sobre Santa Fe con su ejército de veteranos, pero estos se veían impotentes ante la pericia y astucia de sus enemigos. Las milicias de gauchos obtenían en las vastas llanuras la ventaja de destruir un ejército regular, sin aceptar combates, dueña de los recursos que no podían usar las fuerzas unitarias. Cuenta el historiador Adolfo Saldías que el ejército de Lavalle fue atraído a un campo de hierba venenosa llamada mío-mío, donde éste acampó. Al día siguiente sus fuerzas habían perdido 600 caballos
En respuesta, López y Rosas se aliaron y lo derrotaron en la batalla de Puente de Márquez. A continuación, Rosas sitió a Lavalle en Buenos Aires y lo obligó a renunciar; a fines de año, Rosas asumió el gobierno y la representación nacional.
En 1830, la amenaza de José María Paz como líder de la Liga Unitaria hizo que las provincias del litoral suscribieran, el 4 de enero de 1831, el Pacto Federal. Este era una alianza militar, pero sería también la base para las relaciones interprovinciales durante dos décadas. López y Rosas atacaron a Paz en Córdoba: en el sur, los porteños derrotaron a los unitarios en la batalla de Fraile Muerto, mientras en el norte, López atacaba continuamente sin presentar batalla. Paz intentó forzarlo a una batalla abierta, y cuando estaba inspeccionando el frente fue tomado prisionero por las fuerzas de López.
La guerra terminó casi sin combatir: Córdoba pasó a ser gobernada por los hermanos Reynafé, aliados de López, y Facundo Quiroga terminaría con la Liga Unitaria en la batalla de La Ciudadela. Las provincias quedaron bajo la hegemonía de López, Quiroga y Rosas. Con apoyo de López, el gobierno de Entre Ríos fue asumido por Pascual Echagüe.
La derrota de Paz dio a López su oportunidad política para intentar cumplir el llamado a una Comisión Representativa, como decía el Pacto Federal, para establecer una Constitución Nacional; pero tanto de Rosas como Quiroga se opusieron decididamente a ello. López logró ubicar gobernadores aliados en las provincias de Entre Ríos, Córdoba y Santiago del Estero, pero éstos se identificaron progresivamente con Rosas. De modo que López fue pasando a un segundo plano en la política nacional.
Últimos años de López
Los años venideros fueron pacíficos para López, aunque debió combatir contra los indígenas del norte de su provincia y con los ranqueles del sudoeste.
En 1833, con la toma de las islas Malvinas, Santa Fe rechazó mediante un comunicado la usurpación. Aún en sus tiempos de decadencia, el brigadier general López se mantuvo como una de las grandes figuras del Federalismo y la Confederación Argentina. Se convirtió en bandera de los federales que no quisieron someterse a Rosas, pero le faltaron recursos para hacerle frente.
En 1834, ante un conflicto desatado entre las provincias de Salta y Tucumán, el gobernador de Buenos Aires, Manuel Vicente Maza (quien respondía políticamente a Rosas), encomendó a Quiroga una gestión mediadora. Tras un éxito parcial, Quiroga emprendió el regreso y fue asesinado el 16 de febrero de 1835 en Barranca Yaco, provincia de Córdoba, por Santos Pérez, un sicario al servicio de los hermanos Reinafé, hombres fuertes de Córdoba, ligados a López. Quiroga se había opuesto tenazmente a los deseos de Estanislao López de imponer a José Vicente Reinafé como gobernador de Córdoba.
Al producirse el bloqueo francés al Río de la Plata en 1838, López comisionó a Domingo Cullen, su ministro, ante Rosas, para obtener un acercamiento entre este y el jefe de la flota francesa. Pero el enviado intentó pactar con el jefe de la escuadra bloqueadora, quitando a Rosas las relaciones exteriores.
Estanislao López, el patriarca de la federación, murió en Santa Fe en junio de 1838. El luto por su muerte duró un mes y Santa Fe fue escenario del mayor cortejo fúnebre de su historia.
Tratado del Cuadrilátero
El Tratado del Cuadrilátero o Tratado Cuadrilátero fue un pacto firmado el 25 de enero de 1822 entre representantes de las provincias argentinas de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes. El tratado buscaba ser un pacto ofensivo-defensivo entre las provincias firmantes ante un ataque luso-brasileño desde la Banda Oriental, lo cual era visto como muy probable. También quería establecer la paz luego de la derrota del caudillo entrerriano Francisco Ramírez.
El pacto establecía:
La alianza de Buenos Aires con las provincias del Litoral, asegurada mediante subsidios a los gobiernos, le dio oportunidad a Buenos Aires de neutralizar al gobernador cordobés Juan Bautista Bustos, quien esperaba una organización del País con un congreso que estableciera ya desde 1825 una Constitución Nacional.
Tras la muerte de López fue su secretario y mano derecha, Domingo Cullen el elegido como gobernador. Sin embargo, al ser Cullen un potencial rival del gobernador bonaerense y encargado de las relaciones exteriores de la Confederación, Juan Manuel de Rosas, este buscó y consiguió su captura y fusilamiento tras la negociación de Cullen con las fuerzas francesas que bloqueaban el puerto de Buenos Aires y por ende significaban una crisis para la economía exportadora de Santa Fe.
De esta forma Cullen había desafiado la autoridad que Rosas deseaba significar, tras el derrocamiento, Rosas nombró al pro-rosista Juan Pablo López como gobernador. Este nuevo gobernador se mantuvo en el poder, alternándose con Pascual Echagüe, hasta la invasión de la provincia por el Ejército Grande de Justo José de Urquiza, en diciembre de 1851 y durante su mandato se adoptó una nueva Constitución Nacional, el 1 de mayo de 1853.
Luego de la Organización Nacional, la provincia vivió una era de paz, sólo alterada por fuertes contiendas electorales entre las dos corrientes políticas: la federal seguidora de Urquiza y la nacional o liberal seguidora de Bartolomé Mitre.
Una ley del 26 de octubre de 1883, durante el gobierno del presbítero Manuel Zaballa, amplió a 9 el número de departamentos, subdividiendo los 4 originales. El departamento La Capital se dividió en: La Capital y Las Colonias; el departamento Rosario se dividió en: Rosario, San Lorenzo y General López; el departamento San Jerónimo se dividió en: San Jerónimo e Iriondo; el departamento San José (hoy Garay) se dividió en: San José y San Javier.
Por la Ley Nacional N° 1.894 del 13 de noviembre de 1886, se aprobó el Convenio de Límites Interprovincial, firmado el 15 de setiembre de ese año en Buenos Aires, entre las provincias de Santa Fe y de Santiago del Estero que delimitó completamente las fronteras entre ambas y extendió el territorio de Santa Fe hasta el paralelo de 28°S, a expensas del Territorio Nacional del Chaco.
Una ley del 31 de diciembre de 1890 elevó a 18 el número de departamentos:
Siglo XX
El 30 de octubre de 1907 se creó el Departamento 9 de Julio con partes de los de Vera y San Cristóbal.
La hegemonía política de los conservadores fue retada por la formación de nuevos partidos políticos: la Unión Cívica Radical y el Partido Demócrata Progresista, surgido desde la Liga del Sur, comandada por el rosarino Lisandro de la Torre. Asimismo fue de gran importancia nacional, en 1912, la creación de la Federación Agraria Argentina, a partir del Grito de Alcorta, por el pueblo santafesino de Alcorta, que reunió a los chacareros (productores agrícolas pequeños y medianos).
Con la reforma de la ley electoral en 1912 (Ley Sáenz Peña), Santa Fe fue la primera en aplicarla en sus elecciones de 1912, que dieron el triunfo por primera vez a la UCR, la cual gobernó hasta el golpe de 1930. En 1932 llegó al gobierno el PDP, con Luciano Molinas como gobernador.
Durante la era peronista, Santa Fe se convirtió en un baluarte muy importante.[cita requerida] En la década de 1960, con el peronismo proscripto, la provincia fue gobernada por la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI) (1958-1962) y la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP) (1963-1966), ambas divisiones del radicalismo.
En 1969, Santa Fe y Rosario fueron importantes en las protestas conocidas como Rosariazo, "Mendozazo", junto al legendario Cordobazo (ya que su punto más álgido se dio en la ciudad de Córdoba), dejando rastros en la memoria colectiva de la ciudad.
La ley nacional 22067 del 5 de septiembre de 1979, dispuso que el límite este se apoye en el canal de navegación del río Paraná, debido a ello, numerosas islas pasaron a la jurisdicción de Santa Fe, entre ellas: isla de los Pájaros, isla Pelada, isla Larga, isla La Paciencia, etc. Como consecuencia de la construcción del Puente Rosario-Victoria y sucesivos dragados, esa línea de navegación se ha modificado con el transcurso del tiempo. A causa de esa modificación existen diferencias sobre la jurisdicción de algunas islas, principalmente dos ubicadas frente a las localidades santafesinas de Capitán Bermúdez y de Granadero Baigorria, pero administradas por Entre Ríos, en donde Santa Fe sostiene que el límite corre por el Canal Destilería y Entre Ríos, por el cauce principal del Río Paraná. También existe la disputa sobre la isla "El Banquito", situada frente al puerto de Rosario.
Siglo XXI
Tras la recuperación de la democracia, en 1983, la provincia fue gobernada por el peronismo. No obstante que en las elecciones del año 2003 el candidato más votado fue el socialista Hermes Juan Binner, no llegó al poder por ley electoral llamada Ley de lemas. Esta ley permitía que varios candidatos de un mismo partido se presentaran al mismo tiempo y luego llegaba al poder el candidato más votado dentro del partido (lema) que sumó más votos en el total general. Fue derogada en el año 2004 por el gobernador Jorge Obeid.
Ya sin la Ley de Lemas, en las elecciones del 2 de septiembre de 2007, Binner, como representante del Frente Progresista Cívico y Social, obtuvo la gobernación con el 48,6 % de los votos (856 641 votos) venciendo al candidato oficialista Rafael Bielsa (Frente para la Victoria) que obtuvo el 38,79 % de los votos (683 659 votos). Binner es el primer gobernador socialista de la historia argentina y es el primero que pertenece a un partido diferente al Partido Justicialista, luego de 24 años de gobierno consecutivos en Santa Fe.
En las elecciones provinciales del 24 de julio de 2011 el FPCyS (Frente Progresista Cívico y Social)logró, por escaso margen, retener la gobernación, siendo elegido gobernador el socialista Antonio Bonfatti, ministro de Gobierno de Hermes Binner. Sin embargo, por primera vez desde que se reformó la Constitución, quien ganó la elección ejecutiva perdió el control de la cámara de diputados. Así el gobernador enfrenta un poder legislativo mayoritariamente opositor