Casas de los Omahuacas
Sus casas eran de piedra, de forma rectangular con techos de barro y paja no tenían ventanas y sólo un pasadizo delgado. Se han descubierto casas desocupadas cerca de las cosechas, sin embargo, las más conocidas eran las que estaban ensambladas. Hay varias pucaras, gran parte de las cuales son tardías. En cuanto a los restos arqueológicos, el más crítico fue el de Tilcara, en la margen izquierda del Río Grande, en una ladera donde, a más de 2.500 metros sobre el nivel del mar, se fabricó la fortaleza, que contenía casas, corrales para las bengalas, santuario y cementerio.
Artesanías
En alfareria realizaban vasijas de gran calidad de colores con una base roja y detalles oscuros. A pesar de que las formas eran predominantemente ‘pequeñas’ (pequeñas , ollitas, ollas), crearon sustanciales cántaros redondos moldeados y las supuestas ‘tumbas’ con recuerdos de la cultura Tihuanaco, con abundantes adornos geométricos. En Tilcara, la generación tiene un impacto Inca impresionante. Los Omahuacas eran dotados metalúrgicos, que trabajaban con cobre, estaño, plata y oro. Echaron el bronce, con el que fabricaron armas y diferentes instrumentos. Tuvieron una mejora decente en el negocio material. Se han encontrado instrumentos melódicos, por ejemplo, vientos de madera, cornetas y anillos.
nador de Tucumán, Juan Pérez de Zurita, siguiendo órdenes del Conde de Nieva , virrey del Perú, en las tierras altas de la orilla norte del río Xibi Xibi (que los españoles llamaron río Chico, por comparación con el río Grande, que se encuentra a 1,5 km al norte), a 1,5 km al oeste de la actual plaza Belgrano, ―al mando de una expedición de 30 soldados españoles― fundó una ciudad a la que bautizó Nieva (en honor al nombre del virrey). Actualmente en ese sitio se encuentra el barrio Ciudad de Nieva. Debido al maltrato recibido, los indios en 1563 se levantaron al mando del cacique Juan Calchaquí, y la destruyeron.
En 1563, el rey Felipe II de España expidió una Real Cédula determinando los límites jurisdiccionales de la Real Audiencia de Charcas dentro del Virreinato del Perú, incluyendo dentro de ellos a la Gobernación del Tucumán. De este modo se la separó de Chile, separación que se completó en 1564 con el nombramiento de un gobernador para la «Provincia del Tucumán, Diaguitas y Juríes», con residencia en Santiago del Estero. El actual territorio jujeño quedó incluido en la nueva gobernación.
el segundo intento de fundación fue el 13 de octubre de 1575, en la confluencia de los ríos Grande y Xibi Xibi, en el lugar conocido como Punta Diamante (a unas siete cuadras al este de la plaza Belgrano, donde actualmente se encuentra el Cementerio El Salvador), el español Pedro de Zárate ―que había sido uno de los pobladores de la destruida Nieva― fundó la aldea de San Francisco en la Nueva Provincia de Álava (en honor a la provincia de Álava, en el País Vasco), en inmediaciones del actual Cementerio del Salvador. Este poblado tuvo una efímera existencia: fue atacado e incendiado por los indígenas siete meses después de su fundación.
La resistencia de los omahuaca u omaguacas estuvo comprendida con la de los diaguitas de modo que en la llamada Guerra Calchaquí participaban los pueblos aborígenes de Jujuy destacándose en ellos los jefes Kipildor (Quipildor) y Viltipoco, fue precisamente en esta provincia que los españoles cerraron el cerco a los «calchaquíes»
Finalmente por fin, el lunes 19 de abril de 1593 (día posterior a la Pascua), a dos cuadras al norte del río Xibi Xibi (en donde actualmente está ubicada la plaza Belgrano), Francisco Argañaraz, al mando de cuarenta soldados, fundó la ciudad de San Salvador de Velazco en el Valle de Jujuy.
Realizaron el ritual de costumbre: Argañaraz desenvainó la espada, dio en el aire tajos y reveses, arrancó pasto del lugar, y lanzó varias piedras y en nombre del rey Felipe de España tomó posesión de la tierra, que era «fértil y abundosa» y mandó erguir el rollo, mientras el capellán hacia la señal de la cruz sobre todo el valle y las tierras que lo circundaban. Los soldados dispararon los arcabuces, y tiraron varios petardos, y agitaron el estandarte del rey Felipe. Esta vez se inició el cierre del cerco en torno a los jujuyes. A lo largo del siglo siguiente, los jujuyes y omaguacas fueron sometidos, y los españoles fueron ganando las regiones de la Puna, la quebrada de Humahuaca y lo que se dio en llamar Ramal.
A lo largo del siglo XVII la población asentada en la ciudad, pueblos, estancias, haciendas y chacras fue creciendo lentamente. Según el primer censo (1779) había 14694 personas. De ellas el 14 % vivía en la ciudad donde españoles, negros, mulatos y mestizos eran mayoría, mientras que en el área rural predominaban los indígenas. Los esclavos negros provenían de Buenos Aires y se los destinaba a tareas domésticas o artesanales. Sus uniones con indígenas o españoles (mestizaje) dieron lugar a las castas afromestizas.
La región formó parte del Virreinato del Perú hasta 1776, en que la corona española creó el Virreinato del Río de la Plata. A fines del siglo XVIII hubo una sublevación importante en la zona selvática del Chaco (al sureste de Jujuy). Los indios atacaron la ciudad de Jujuy pero fueron contenidos por el comandante español Gregorio de Zegada el 3 de marzo de 1781, en las colinas de Zapla, a 10 km al sureste de la población.
Al subdividirse administrativamente el Virreinato del Río de la Plata, conforme a la Real Ordenanza de Intendentes del 28 de enero de 1782, la actual Provincia de Jujuy quedó ubicada dentro de la Gobernación Intendencia de San Miguel de Tucumán. Un año y medio después, la Real Cédula del 5 de agosto de 1783, suprimió la Gobernación Intendencia del Tucumán, con lo cual Jujuy junto con Catamarca, Santiago del Estero, Salta, Tucumán y la Puna de Atacama, pasó a integrar la nueva Gobernación Intendencia de Salta del Tucumán, con sede gubernativa en la ciudad de Salta.
Diego López de Zúñiga y Velasco
Diego López de Zúñiga y Velasco fue el V conde de Nieva ordenó a Pérez de Zurita la fundación dela ciudad de Nieva el 20 de agosto de 1561 (en honor al virrey-conde de Nieva Diego López de Zúñiga y Velasco). Esta sería la primera Jujuy, que fue trasladada en 1562 y finalmente destruida por los aborígenes en 1563.
Desde 1810, al comenzar la Guerra de la Independencia Argentina, Jujuy fue uno de los principales baluartes, encontrándose muchas veces en pleno frente de tal guerra.
El 19 de mayo de 1812 llegó a Jujuy el nuevo jefe del Ejército del Norte, el abogado y general Manuel Belgrano.6Ante el inminente ataque español, al amanecer del 23 de agosto de 1812, toda la ciudadanía jujeña abandonó el pueblo con destino a San Miguel de Tucumán, hecho que luego se conoció como Éxodo Jujeño.
El éxodo
El ejército español continuaba su avance hacia el sur, con cerca de 3000 soldados, comandados por Tristán. Como respuesta, el 29 de julio de 1812 Belgrano dictó un bando dirigido a todo el pueblo de Jujuy, disponiendo la retirada. La orden especificaba que la retirada debía dejar solo campo raso frente al enemigo, de modo de no facilitarle casa, alimento, ganado, mercancías ni cosa alguna que le fuera utilizable. Los cultivos fueron cosechados o quemados, las casas destruidas, y los productos comerciales enviados a Tucumán. El rigor de la medida debió respaldarse con la amenaza de fusilar a quienes no cumplieran la orden.
La población acató sin mayores actos la medida a partir de los primeros días de agosto, demorándose algo más los vecinos pudientes, que requirieron de Belgrano carretas para transportar sus bienes.
Del éxodo participaron aproximadamente 1500 personas de un total de 2500 a 3500 con que contaba la ciudad y jurisdicción de Jujuy. El pueblo jujeño, al igual que el del resto del antiguo Virreinato del Río de la Plata, estaba muy dividido entre los que apoyaban a los patriotas partidarios de la Revolución de Mayo y los que se mantenían leales a la continuidad del sistema virreinal.
Siguiendo las órdenes de Belgrano, los habitantes de Jujuy, a los que se sumaron algunos refugiados procedentes de Tarija y Chichas, abandonaron sus hogares y arrasaron con todo lo que dejaban atrás, a fin que las fuerzas realistas no pudiesen aprovechar ninguno de sus bienes y dejándolos sin víveres para sus tropas. La población efectuó un largo trayecto de 360 km hasta Tucumán, paralelo a la actual Ruta Nacional 34, tomando por el camino de las Postas.
Los 200 hombres de las fuerzas irregulares al mando de Díaz Vélez, encargados antes de observar la frontera noroeste para cuidar de los movimientos de Tristán, quedaron a la retaguardia. La marcha cubriría 50 km diarios —el quíntuple de lo recomendable— para buscar cobijo hacia el oeste. La retaguardia del éxodo partió de Humahuaca el 21 de agosto, y el 23 de agosto ya se encontraba en las adyacencias de la ciudad de Jujuy. Los realistas ocuparon también Humahuaca.
Díaz Vélez, con su Regimiento de los Patriotas Decididos tuvo como misión “retardar la marcha del enemigo mediante ataques de flanco que no comprometan su tropa”. El 26 de agosto volvió a ser atacado, con el refuerzo de dos piezas de artillería y sus efectivos rechazó esta intentona realista, luego de tres horas de combate.
El ejército patriota finalmente comenzó también su retirada ese 23 de agosto, en horas de la tarde; se arreó el ganado y se prendió fuego a las cosechas para desguarnecer al enemigo. Belgrano fue el último en dejar la ciudad deshabitada, dejando la tierra arrasada. El 28 de agosto Pío Tristán ocupó la ciudad de Salta y formó un gobierno adicto, algo que le había costado integrar en Jujuy debido al escaso apoyo recibido. Los realistas pretendieron bajar por la Quebrada del Toro para cortar la retirada de los rioplatenses. El brigadier Tristán envió sus avanzadas a hostilizar a los que se retiraban, dirigidos por el coronel Agustín Huici. Éste alcanzó a la columna sobre el río de las Piedras, entablándose el combate de Las Piedras el 3 de septiembre de 1812. La rápida reacción de Díaz Vélez logró allí una victoria, cayendo en poder de los independentistas el mismo Huici.
El éxodo se detiene y presenta batalla
El éxito obtenido en el combate de Las Piedras por Díaz Vélez alentó a Belgrano a detener la marcha, Belgrano se había apercibido que retirándose hasta Córdoba en espera de la ofensiva de los realistas, éstos podrían fácilmente esquivar las defensas en Córdoba y avanzar directamente sobre Buenos Aires.
De modo que, invitado por los tucumanos —y contando con la colaboración de la poderosa familia Aráoz, emparentada con su segundo, Díaz Vélez, y con el joven teniente Gregorio Aráoz de Lamadrid— y desobedeciendo las órdenes impartidas desde Buenos Aires de retirarse hasta la ciudad de Córdoba, se trasladó hacia San Miguel de Tucumán, donde esperó al ejército de Tristán.
Comunicó esta decisión al Triunvirato, pero Rivadavia le contestó ordenándole nuevamente seguir viaje hacia Córdoba. Cuando esa orden llegó, Belgrano ya había derrotado a Tristán en la batalla de Tucumán —la más importante en la Guerra de Independencia de la Argentina— y había obligado a las tropas realistas a retroceder hacia el norte. De ese modo, los independentistas recuperaron el control de esa región, control que se hizo completo con una segunda victoria en la batalla de Salta.
Por otro lado, la victoria de Tucumán causó la caída del Primer Triunvirato y su reemplazo por el Segundo Triunvirato, que apoyó más decididamente al Ejército del Norte sin descuidar a Montevideo. Con el retorno del pueblo jujeño a la ciudad de Jujuy, el nuevo cabildo comenzó a sesionar nuevamente el 4 de marzo de 1813. Como símbolo patrio, la misma bandera fue donada por el general Belgrano al Cabildo de Jujuy el 25 de mayo de 1813, como premio y homenaje a ese pueblo que lo acompañó en el éxodo del 23 de agosto de 1812, y que posibilitó los triunfos de Las Piedras, Tucumán y Salta. Su tela es de raso, consta de tres paños y lleva pintado el escudo de la Asamblea del Año XIII. Su confección y pintado se realizó en la ciudad de San Salvador de Jujuy.
Éxodo Jujeño
El Éxodo Jujeño fue la retirada hacia Tucumán que, cumpliendo parcialmente la orden de evacuación hasta Córdoba impartida por el Primer Triunvirato de las Provincias Unidas del Río de la Plata, emprendió —el 23 de agosto de 1812— el Ejército del Norte, comandado por el general Manuel Belgrano, y la población de San Salvador de Jujuy —que abandonó completamente la ciudad y sus campos— como respuesta estratégica ante el avance del Ejército Realista proveniente desde el Alto Perú y cuya retaguardia fue protegida por el mayor general Eustoquio Díaz Vélez, resistiendo el acoso enemigo.12 El rigor de la medida debió respaldarse con la amenaza de fusilar a quienes no cumplieran la orden.
Eustaquio Antonio Díaz Vélez
Díaz Vélez participó en la organización del Éxodo Jujeño y creó un cuerpo de caballería denominado los «Patriotas Decididos» integrado por voluntarios y gauchos jujeños, puneños y tarijeños. Recibió el apoyo de estos granaderos irregulares quienes aportaron sus propias armas y cabalgaduras a la tropa. Al mando de los Patriotas Decididos, tuvo a su cargo la retaguardia del éxodo.
Bendición de la Bandera Argentina
Bendición de la Bandera Argentina por el canónigo Juan Ignacio Gorriti en la Catedral de San Salvador de Jujuy, sostenida por Manuel Belgrano.
El 18 de noviembre de 1834, Jujuy y su zona de influencia proclamaron la autonomía provincial, separándose de la provincia de Salta, con mucho retraso en relación a las demás provincias argentinas del siglo XIX. El teniente gobernador, coronel José María Fascio llamó a cabildo abierto y consultó a la multitud
y ante la respuesta afirmativa, quedó proclamada la autonomía provincial y Fascio fue nombrado gobernador provisorio. Fascio era un militar español, que había combatido en el bando realista. El 2 de diciembre de 1834 la Legislatura de Salta reconoció la autonomía de Jujuy.9 Fascio invadió Salta y el 13 de diciembre logró triunfar en la Batalla de Castañares, asegurando la autonomía. El 27 de diciembre fue nombrado gobernador propietario, renunciando el 25 de febrero de 1835.
El 29 de noviembre de 1835 fue sancionada la segunda constitución provincial, siendo gobernador el coronel Fermín de la Quintana. En 1836 la mayor parte de la provincia fue invadida por las tropas de la Confederación Perú-Boliviana.
El 17 de diciembre de 1836 se produjo el reconocimiento oficial de la autonomía jujeña por parte de la Confederación Argentina. En 1839 fue promulgado el Estatuto Provincial para el Régimen y Administración de la Provincia de Jujuy, nueva constitución provincial. El 28 de enero de 1851 fue sancionado el Estatuto Provisorio para la dirección y administración de la Provincia de Jujuy, en reemplazo del estatuto de 1839. El 9 de julio de 1855 fue sancionada una Constitución de acuerdo con la Constitución Nacional de 1853. Siendo reformada el 8 de enero de 1856, el 10 de marzo de 1866 y el 12 de septiembre de 1893.
En 1876 una rebelión indígena en demanda de tierras en los departamentos de Rinconada, Cochinoca y Yavi fue brutalmente reprimida por el gobierno provincial tras ser derrotados los rebeldes en la batalla de Quera.
En 1900 rectificaciones de los límites internacionales hicieron que las pequeñas poblaciones de Esmoraca y Estarca quedaran dentro de territorio boliviano.
Por el tratado del 10 de mayo de 1889 con Bolivia, Argentina renunció a su reclamo sobre Tarija y parte del Chaco Boreal, y Bolivia en compensación, le cedió la Puna de Atacama, que se encontraba en poder de Chile luego de la guerra del Pacífico (1879-1880).
Esta acción boliviana le otorgaba a la Argentina un territorio que formó parte del Virreinato del Río de la Plata, pero que de hecho estaba en manos de Chile, buscando forzar una guerra entre Chile y Argentina. Como Chile se negara a entregar los territorios cedidos por Bolivia, se decidió someter la cuestión al arbitraje del diplomático estadounidense William Insco Buchanan, que en 1899 otorgó a la Argentina el 75% del territorio en disputa y el resto a Chile.
Por la Ley N° 3906 del 9 de enero de 1900 se organizó el Territorio Nacional de los Andes. Por decreto del 12 de mayo de 1900 el Poder Ejecutivo Nacional dividió al Territorio de los Andes en tres departamentos administrativos, siendo el más septentrional el de "Susques o del Norte", que limitaba al este con la provincia de Jujuy y al norte con Bolivia, cuya cabecera sería el poblado de Susques.
El 28 de febrero de 1935 fue sancionada una nueva constitución provincial, reformada el 23 de abril de 1949 y anulada la reforma luego de la Revolución Libertadora en 1956. En 1943 fue disuelta la Gobernación de los Andes y Jujuy recibió el departamento Susques, junto con territorios anteriormente cedidos por Bolivia a causa de la rectificación limítrofe:
Art. 1º- El territorio nacional de Los Andes se dividirá en tres fracciones que comprenderán: 1ª) Departamento de Susques o del Norte que pasará a jurisdicción de la Provincia de Jujuy (...)
Art.2º- La zona situada al norte de Los Andes, sobre el paralelo 23º que culmina en el cerro Branqui, que fuera cedida a la Nación en virtud del protocolo Carrillo y que Jujuy siempre alegó derechos de posesión, pasará a integrar el territorio de dicha provincia,(...)
El 13 de octubre de 1943 la provincia de Jujuy tomó posesión del departamento de Susques, y al día siguiente lo hizo del área al norte del paralelo 23° Sur en donde se halla la localidad de Rosario de Susques.11
El 22 de octubre de 1986 fue sancionada la constitución actualmente vigente.