El 22 de enero el gobierno oriental cierra los puertos de la República del Uruguay al comercio con el Estado de Buenos Aires el motivo es por haber permitido el Estado de Buenos Aires que una expedición armada se embarcara hacia Montevideo a fin de crear un clima revolucionario.

El 16 de febrero son derrotadas en Pigüé son derrotadas las fuerzas de Calfucurá.

Se lamentan dos muertes: la de Felipe Senillosa, en esta ciudad, y lel 11 de mayo el científico francés Aimée Bompland, en Corrientes.

Se termina de construir el nuevo edificio de la Aduana.

El 26 de agosto nace en Gualeguay (Entre Ríos) José Sixto Alvarez, quien se hará célebre con el seudónimo literario de "Fray Mocho".

El 30 de setiembre se nombra una comisión especial, integrada por el general Juan Gregorio de Las Heras, el doctor Gabriel Ocampo y Mariano Sarratea, para traer a Buenos Aires los restos del general Juan Lavalle que se hallan en la Catedral de Potosí (Bolivia).

El  17 de octubre  la Municipalidad inaugura en Buenos Aires un asilo de mendigos, con el auspicio de varias sociedades filantrópicas 

El 1 de diciembre el poeta y narrador, José Mármol, integrante de la generación romántica de 1837 y autor de la novela Amalia, es nombrado director de la Biblioteca Nacional.

La importación de kerosene alcanza una cantidad algo superior a los 20 millones de litros anuales y trabajase activamente para encontrar el combustible en nuestro suelo. En este sentido se destaca la labor que cumple la Compañía Jujeña de Kerosene.

No satisfecho con los ámbitos que abarca su pasión ciudadana, Sarmiento  introduce las primeras semillas de eucaliptos, encargándose personalmente de su distribución entre los hacendados de la campaña bonaerense.

Se desata una epidemia de fiebre amarilla que cobra 400 víctimas, y la zona de Belgrano comienza a tener características de pueblo de veraneo.

Marcos Sastre da a conocer “El Tempe Argentino” y se inaugura la Primera Exposición Industrial Argentina.

Los reñideros de gallos están de moda en todo el país. El gobernador de Córdoba, Benigno Ocampo, fallece mientras se hallaba en un reñidero de esa ciudad.

En otra gallera, a su vez, se origina el escándalo del año. Su protagonista es el General Nazario Benavidez, representante del gobierno confederado, quien se encuentra en la ciudad de San Juan, donde comete varios desacatos contra el gobernador de esa provincia, Manuel Gómez Rufino. Se lo acusa de estar preparando una conspiración en complicidad con el General Vicente Angel Peñaloza (El Chacho), que acaba de invadir el territorio sanjuanino al mando de sus montoneros. Un grupo de oficiales detiene a Benavidez mientras asiste a una riña y lo encarcela. Sus partidarios tratan de liberarlo en una operación comando y en esas circunstancias Benavidez es muerto de un tiro de Rémington por el Comandante José Domingo Rodríguez. Buenos Aires aplaude esta muerte y ello da lugar a distintos enfrentamientos que ponen de relieve el profundo encono que mueve todavía a los argentinos.

El tránsito hacia la unidad y organización del país es cada día más difícil. Se agrega a esto una situación económica grave. Se juega mucho y se especula más aún. El aumento de la producción y de la exportación ha traído mas dinero. Pero converge a muy pocas manos, y casi todas ellas son bonaerenses. Hay negociados de tierras y créditos.

Se amasan grandes fortunas, mientras la mayor parte de la población sufre los embates de la desvalorización del papel moneda que provoca la emisión constante. El gobierno pone en venta tierras públicas al precio de 16.000 pesos plata la legua de 1.600 cuadras cuadradas, con pagos a largo plazo. Pero hay maniobras sucias. Terratenientes y comerciantes obtienen dinero prestado por el Banco y la Casa de la Moneda al 7 % de interés y lo colocan en hipoteca al 18 %.

Cuando no consiguen clientes urbanos parten en misión “financista” hacia la campaña. Les resulta “fácil” operar con un dinero tan “fácilmente” obtenido. Los arrendatarios y medieros necesitan levantar la cosecha o concluir la esquila. Los pulperos (personajes que están en todos los asuntos), hacen también lo suyo, aunque en medida menor: prestan dinero a “real por peso”, o lo que es lo mismo, al 12 % mensual.