En 1943 asumió el general Arturo Rawson, pero tres días después fue a su vez destituido por el general Pedro Pablo Ramírez.
Varios historiadores vinculan a Perón al GOU, siglas de una logia militar que podrían corresponder a Grupo Obra de Unificación o Grupo de Oficiales Unidos, o al ATE (Asociación de Tenientes del Ejército), integrados por oficiales del Ejército de mediana y baja graduación. Se le atribuye a este o estos grupos haber tenido una gran influencia en el golpe y el gobierno militar. Sin embargo, varios historiadores de importancia, como Rogelio García Lupo y Robert Potash han sostenido que el GOU nunca existió como tal o que si hubiera existido tuvo escaso poder.
El historiador Roberto Ferrero sostiene que el dúo Farrell-Perón intentaba conformar un polo «nacionalista popular» que llevara hacia una salida democrática del régimen, confrontando con el sector «nacionalista elitista» no democrático que había sostenido a Ramírez como Presidente.
Perón no ocupó ningún cargo del gobierno de Rawson ni inicialmente en el de Ramirez. El 27 de octubre de 1943, asumió como Jefe del Departamento Nacional de Trabajo, en ese entonces un pequeño organismo del Estado de escasa importancia política.
Perón se desempeñó como secretario privado del general Edelmiro Farrell quien había quedado a cargo del Ministerio de Guerra desde el 4 de junio de 1943. Pocos días después del golpe, la CGT N.º 2 conducida por el sector socialista de Francisco Pérez Leirós y Ángel Borlenghi y los comunistas, se entrevistaron con el ministro del Interior de la dictadura para ofrecerle el apoyo sindical mediante una marcha a la Casa Rosada. El gobierno rechazó el ofrecimiento y poco después disolvió la CGT N.º 2, encarcelando a varios de sus dirigentes.
En agosto de 1943 el movimiento obrero intentó un nuevo acercamiento con la dictadura militar, esta vez a raíz de una iniciativa del poderoso sindicato Unión Ferroviaria de la CGT N.º 1, al tomar conocimiento que uno de sus dirigentes, era hermano del teniente coronel Domingo Mercante. Esas conversaciones prosperaron y poco a poco a ellas se fueron sumando otros dirigentes sindicales y a petición de Mercante, el coronel Juan D. Perón. Hasta ese momento los sindicatos habían desempeñado un papel menor en la vida política del país y estaban conducidos por cuatro corrientes: socialismo, sindicalismo revolucionario, comunismo y anarquismo. Los dos principales sindicatos eran la Unión Ferroviaria, liderada por José Domenech y la Confederación de Empleados de Comercio, liderada por Ángel Borlenghi.
En las primeras reuniones, caracterizadas por la desconfianza, los sindicalistas propusieron a Mercante y a Perón realizar una alianza que se instalara en el pequeño Departamento Nacional de Trabajo, para desde allí impulsar la sanción y sobre todo la aplicación efectiva de las leyes laborales reclamadas largamente por el movimiento obrero, así como el fortalecimiento de los sindicatos y del propio Departamento de Trabajo. El poder y la influencia creciente de Perón provino de su alianza con un sector del sindicalismo argentino, principalmente con las corrientes sindicales socialista y sindicalista revolucionaria.
En 1944 creó la Dirección Nacional de Salud, dependiente del Ministerio del Interior, que pasó a administrar el Fondo de Ayuda Federal destinado a compensar los desequilibrios de las jurisdicciones en materia sanitaria, y por medio de las Delegaciones Regionales ejerció influencia sobre la salud pública de las provincias y gobernaciones del país. Mediante la resolución 30 655/44 por el cual se impulsó la atención médica gratuita en las fábricas con responsabilidad de la empresa, se apoyaron políticas para que los sindicatos desarrollaran el seguro social como complementario de la acción estatal y se crearon servicios hospitalarios bajo control de los gremios de la industria azucarera, ferroviarios y vidrio, entre otros.
A partir de esa alianza y secundado por Mercante, Perón maniobró dentro del gobierno para que se lo designara al frente del Departamento Nacional del Trabajo que era poco influyente entonces, hecho que sucede el 27 de octubre de 1943. Perón designó a los líderes sindicales en los principales cargos del Departamento y desde allí pusieron en marcha el plan sindical, adoptando inicialmente una política de presión sobre las empresas para que resolvieran los conflictos laborales por medio de convenios colectivos de trabajo. La vertiginosa actividad del Departamento de Trabajo y el creciente apoyo a su gestión por parte de dirigentes sindicales de todas las corrientes (socialistas, sindicalistas revolucionarios, comunistas y anarquistas), y a su vez incorporando a otros socialistas como José Domenech (ferroviario), David Diskin (empleados de comercio), Alcides Montiel (cervecero) y Lucio Bonilla (textil); sindicalistas revolucionarios provenientes de la USA, como Luis Gay (telefónico) y Modesto Orozo (telefónico); e incluso a algunos comunistas como René Stordeur (gráficos) y Aurelio Hernández (sanidad) y hasta trotskistas como Ángel Perelman (metalúrgico).
El 27 de noviembre de 1943, un decreto —redactado por José Figuerola y Juan Atilio Bramuglia— creó la Secretaría de Trabajo de la Nación; el mismo decreto nombraba a Perón secretario de Trabajo.
El nuevo organismo incorporaba en su organigrama las funciones del Departamento de Trabajo y a otras reparticiones, tales como la Caja Nacional de Jubilaciones y Pensiones, la Dirección Nacional de Salud Pública y Asistencia Social, la Junta Nacional para Combatir la Desocupación, la Cámara de Alquileres, entre otras. Dependía directamente del Presidente, de modo que tenía todas las atribuciones de un ministerio; su función consistía en centralizar toda la acción social del Estado y fiscalizar el cumplimiento de las leyes laborales, para lo cual contaba con delegaciones regionales en todo el país. Se transfirieron a la Secretaría, además, los servicios y facultades de carácter conciliatorio y arbitral, así como las funciones de policía del trabajo, los servicios de higiene industrial, los de inspección de asociaciones mutualistas y los relacionados con el trabajo marítimo, fluvial y portuario.
Como reflejo de la jerarquización administrativa de la nueva Secretaría, Perón trasladó las oficinas del antiguo Departamento ―que estaban en un pequeño edificio en Perú esquina Victoria, actual Hipólito Yrigoyen― a la sede del Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires.
A fines de 1943, el sindicalista socialista José Domenech, secretario general de la poderosa Unión Ferroviaria, le propuso a Perón participar personalmente de las asambleas obreras. La primera asamblea sindical a la que asistió fue el 9 de diciembre de 1943 en la ciudad de Rosario donde Domenech lo presentó como «el Primer Trabajador de la Argentina». La presentación de Domenech tendría consecuencias históricas ya que ese título sería uno de los argumentos para que, dos años después, se aceptara la afiliación de Perón al nuevo Partido Laborista y aparecería también como uno de los versos más destacados de la Marcha Peronista.
Luego de la remoción de la presidencia de facto de Ramirez , con la asunción de Farrell a la primera magistratura dio mas poder a Perón que se convertiría en vicepresidente, ministro de guerra y mantenía su cargo en la secretaría de trabajo y previsión social.
El terremoto de San Juan en 1944, destruyó miles de viviendas, edificios públicos, obras comunales, históricas y la economía de gran parte de la población, que representaban el patrimonio acumulado en varias generaciones, sin contar la pérdida de miles de humanos.
La situación creada a la provincia por el sismo se hizo grave por su economía de monocultivo.
Había que enfrentar la obra de reconstruir los centros de actividad de la ciudad y la vivienda para gran parte de su población, cuando en su mayoría ésta carecía de los recursos para resolver por sí misma su problema habitacional. Mientras el Estado empezaba a organizar la ayuda y sacar los escombros, se lanzó una gran campaña de ayuda. El día después del terremoto, Perón -flamante secretario de Trabajo- en cadena nacional anuncia una gran colecta para ayudar a las víctimas. Se produjo una gran movilización para recaudarlos; la gente hacía fila para dejar dinero o cosas; también se organizaron actividades para juntar fondos: carreras de bicis, el hipódromo pone un día de donación, etcétera.
A partir de 1944, Argentina pudo volver a poner en marcha a una ciudad de más de 80 000 habitantes. Las principales actuaciones en materia de vivienda fueron las del Consejo de Reconstrucción de San Juan, el Banco Hipotecario Nacional y el Instituto Provincial de la Vivienda. El presidente Ramírez dijo “vamos a construir un lugar modelo, una ciudad jardín, antisísmica, segura de los embates de futuros terremotos” el entonces secretario de trabajo Perón contactó a un grupo de arquitectos y el grupo presenta una utopía técnica, vieron en San Juan la posibilidad de una experiencia modelo que respondiera a necesidades de la población, que transformara el paisaje y la manera de actuar del Estado. Planearon reconstruir la ciudad y también una nueva forma de vida, repensando su estructura productiva, para hacerla más equitativa. Fue el primer proyecto de viviendas colectivas masivas que hace el Estado argentino, los primeros barrios permanentes fueron construidos en 1949/50, se logró terminar varios edificios, y se impuso la línea municipal, se construyó un dique, la ampliación del hospital y el final del centro cívico.3 Los proyectos para crear un centro urbano exnovo pero con las intenciones de mantener en su estructura original la ciudad vieja (pero levantada esta vez con una técnica antisísmica), se montó un nuevo centro cívico, mientras que el centro fue convertido en área peatonal en un radio de cuatro manzanas.
El mito ubica el primer encuentro de Eva (de 24 años) con Perón (de 48 años de edad y viudo desde 1938) el 22 de enero de 1944, en un acto realizado en el estadio Luna Park por la Secretaría de Trabajo y Previsión.5 Ese acto se habría realizado con el fin de condecorar a las actrices que más fondos habían recaudado en la colecta de solidaridad con las víctimas del terremoto que asoló la ciudad de San Juan.6970A partir de las iniciativas de Perón se generó una gran movilización de solidaridad con el pueblo sanjuanino, no solo a partir de los aportes estatales sino también de los recursos obtenidos en todo el país por gente de diversos sectores. Una semana después del terremoto, el 22 de enero, en el estadio Luna Park de la Ciudad de Buenos Aires, Perón impulsó un acto multitudinario en solidaridad con las víctimas del terremoto y allí hubo un encuentro público con Evita, quien convocada por la Secretaría de Trabajo y Previsión había participado junto a varios artistas de la ayuda a los damnificados. El propio Perón reconoció tiempo después al periodista Tomás Eloy Martínez que Eva había sido “la más activa” dentro de ese grupo de artistas, y que de inmediato le llamó la atención.
Ese día se encontraban en el Luna Park sobresalientes de la sociedad argentina de la época, como es el caso del locutor y presentador Roberto Galán, quien los presentó. En un momento de la noche Evita se acercó a Galán y le dijo: "Galancito, por favor, anunciame que quiero declamar una poesía", ya que este era el presentador del evento, quien la llevaría cerca de Perón.
Así lo recordaba Perón:
“Eva entró en mi vida como el destino. Fue un trágico terremoto que sacudió la provincia de San Juan, en la cordillera, y destruyó casi enteramente la ciudad, el que me hizo encontrar mi mujer. En aquella época yo era ministro de Trabajo y Asistencia Social. La tragedia de San Juan era una calamidad nacional (…). Para socorrer a la población movilicé al país entero; llamé a hombres y mujeres a fin de que todos tendiesen la mano a aquella pobre gente de aquella provincia remota (…). Entre los tantos que en aquellos días pasaron por mi despacho, había una joven dama de aspecto frágil, pero de voz resuelta, con los cabellos rubios y largos cayéndoles a la espalda, los ojos encendidos como por la fiebre. Dijo llamarse Eva Duarte, ser una actriz de teatro y de la radio y querer concurrir, a toda costa, a la obra de socorro para la infeliz población de San Juan”.
En febrero, Perón y Eva ya estaban viviendo juntos y él se mudó a un departamento contiguo al de ella en la calle Posadas.
Mientras tanto, Eva siguió desarrollando su carrera artística. Ese año trabajó en tres programas radiales diarios: Hacia un futuro mejor (10:30), donde difundía las conquistas sociales y laborales que conseguía la Secretaría de Trabajo; el radioteatro Tempestad (18:00) y Reina de reyes (20:30). También actuó en la película La cabalgata del circo, con Hugo del Carril y Libertad Lamarque.
Los sectores más conservadores del Ejército y la Marina destacaban el hecho que para ellos inmoral de que Perón tuviera una relación pública de pareja con una actriz sin estar casados.
En octubre de 1945 con el nombramiento de Oscar Nicolini en el Correo produjo la crisis política en la que se produciría la histórica movilización obrera del 17 de octubre.
Esto era debido a que Nicolini era amigo de la madre de Eva Duarte esto causo un intento de golpe de estado encabezado por Avalos el 8 de octubre y que desembocaria en el histórico 17 de octubre una vez liberado Perón se casaron el 22 de octubre de 1945 en Junín.
En febrero de 1944 el dúo Farrell-Perón desplazó a Ramírez de la presidencia, y fue designado Perón para el estratégico cargo de ministro de Guerra el 24 de febrero de 1944 y al día siguiente Farrel en la Presidencia de la Nación, primero interinamente y definitivamente a partir del 9 de marzo.
Como Secretario de Trabajo Perón realizó una obra notable, haciendo aprobar las leyes laborales que habían sido reclamadas históricamente por el movimiento obrero argentino (generalización de la indemnización por despido que existía desde 1934 para empleados de comercio, jubilaciones para empleados de comercio, Estatuto del Peón de Campo, creación de la justicia laboral, aguinaldo, dando más eficacia a la policía de trabajo ya existente para garantizar su aplicación e impulsando por primera vez la negociación colectiva, que se generalizó como regulación básica de la relación entre el capital y el trabajo. También dejó sin efecto el decreto-ley de asociaciones sindicales sancionado por Ramírez en las primeras semanas de la revolución, que era criticado por todo el movimiento obrero.
De la mano con esta actividad Perón, Mercante y el grupo inicial de sindicalistas que concretaron la alianza (los socialistas Borlenghi y Bramuglia, principalmente), comenzaron a organizar una nueva corriente sindical que iría asumiendo una identidad laborista-nacionalista
Durante 1944 Farrell impulsó decididamente las reformas laborales que proponía la Secretaría de Trabajo. Ese año el gobierno convocó a sindicatos y empleadores a negociar convenios colectivos, un proceso que no tenía precedentes en el país. Ese año se firmaron 123 convenios colectivos que alcanzaban a más de 1 400 000 obreros y empleados y al año siguiente se firmarían otros 347 convenios que cubrirían a 2 186 868 trabajadores.
La Secretaría de Trabajo y Previsión comenzó a hacer realidad el programa histórico del sindicalismo argentino: se sancionó el Decreto 33.302/43 extendiendo a todos los trabajadores las indemnizaciones por despido que ya tenían los empleados de comercio; se sancionó el Estatuto del Periodista; se creó el Hospital Policlínico para trabajadores ferroviarios; se prohibieron las agencias privadas de colocaciones y se crearon Escuelas Técnicas orientadas a obreros. El 8 de julio de 1944 Perón fue designado Vicepresidente de la Nación, manteniendo los cargos de ministro de Guerra y secretario de Trabajo.
El 18 de noviembre de 1944 se anunció la promulgación del Estatuto del Peón de Campo (Decreto-Ley n.º 28.194) sancionado el mes anterior, modernizando la situación semifeudal en que aún se encontraban los trabajadores rurales, alarmando a los grandes estancieros (latifundistas) que controlaban las exportaciones argentinas. El 30 de noviembre se establecieron los tribunales de trabajo, resistidos por el sector patronal y los grupos conservadores.
Esta normativa fijó por primera vez, para todo el territorio de la república, condiciones de trabajo humanitarias para los asalariados rurales no transitorios, entre ellas: salarios mínimos, descanso dominical, vacaciones pagas, estabilidad, condiciones de higiene y alojamiento. Este decreto fue ratificado por la ley 12.921 y reglamentado por el decreto 34.147 del año 1949. De esta forma se fortaleció el poder de negociación de los sindicatos rurales, estableció el Estatuto del Tambero-Mediero, respaldó públicamente y se comprometió a mantener la rebaja obligatoria del precio de los arrendamientos y la suspensión de los desalojos, y trasladó al Consejo Agrario Nacional al ámbito de la STyP, desde donde se llevaron adelante algunas expropiaciones. Perón sostendrá “la tierra no debe ser un bien de renta, sino un bien de trabajo”.
El 4 de diciembre se aprobó el régimen de jubilaciones para empleados de comercio que fue seguido por la manifestación sindical de apoyo a Perón, la primera en su apoyo y en la que habló en un acto público, organizada por el socialista Ángel Borlenghi, secretario general del sindicato, reuniendo una enorme multitud estimada en 200.000 personas.
Paralelamente aumentaba la sindicalización de los trabajadores: mientras que en 1941 había 356 sindicatos con 441.412 miembros, en 1945 esa cantidad había aumentado a 969 sindicatos con 528.523 miembros,50 en su mayoría "nuevos" trabajadores, étnicamente distintos de los inmigrantes de las décadas anteriores, provenientes de la migración masiva que estaba sucediendo desde el interior del país y países limítrofes a las ciudades, especialmente al Gran Buenos Aires. Se los empezó a llamar despectivamente "morochos", "grasas", "negros", "negras"y "cabecitas negras" por las clases medias y altas, y también por algunos de los trabajadores industriales "viejos", descendientes de la inmigración europea.
La Secretaría de Trabajo con el apoyo de un sector cada vez más importante de sindicalismo estaba reconformando masivamente la cultura que sostenía las relaciones laborales, caracterizada hasta ese momento por el predominio del paternalismo característico de la estancia. Un exponente del sector patronal opuesto a las reformas laborales "peronistas" sostenía por entonces que lo más grave de las mismas era que los trabajadores habían «comenzado a mirar a los ojos» a sus empleadores.
En ese contexto de transformación cultural referido al lugar de los trabajadores en la sociedad, la clase obrera se ampliaba constantemente debido a la industrialización acelerada del país. Esta gran transformación socio-económica fue la base del nacionalismo laborista que tomó forma entre la segunda mitad de 1944 y la primera mitad de 1945 y que adoptaría el nombre de peronismo.
Jugó un rol central en la sanción del decreto-ley 1740/45 fijando el régimen de vacaciones para los obreros industriales y la creación de la Justicia Nacional del Trabajo. Por decreto N.º 33.302 del 20 de diciembre de 1945 se crea el "Instituto Nacional de Remuneraciones", se otorga un aumento salarial y se instituye, por primera vez, el sueldo anual complementario o aguinaldo. Perón representaba a la línea de mayor apertura ante los problemas sociales. A través de la Secretaría de Trabajo y Previsión, creada por iniciativa de Perón, produjo cambios fundamentales tendientes a establecer una relación más fuerte con el movimiento obrero, se sancionaron una serie de reformas en la legislación laboral como el Estatuto del Peón, que estableció un salario mínimo y procuró mejorar las condiciones de alimentación, vivienda y trabajo de los trabajadores rurales. El establecimiento del seguro social y la jubilación que benefició a 2 millones de personas. La creación de Tribunales de Trabajo, cuyas sentencias, en líneas generales, resultaron favorables a las demandas obreras.
La fijación de mejoras salariales y el establecimiento del aguinaldo para todos los trabajadores.El reconocimiento de la asociaciones profesionales, con lo cual el sindicalismo obtuvo una mejora sustancial de su posición en el plano jurídico. También otorga nuevos derechos como indemnizaciones, vacaciones pagas, licencias, prevención de accidentes de trabajo, capacitación técnica, etc. Asimismo, entre los años 1936 a 1940 los sindicatos habían firmado solo 46 convenios colectivos de trabajo, y tan solo entre los años 1944 y 1945 rubricaron más de 700. El 2 de octubre del 45 se dicta la Ley de Asociaciones Profesionales. Los sindicatos son declarados entidades de bien público. Los trabajadores obtienen así el reconocimiento de sus derechos, se les da apoyo legal y cuentan con el estado como respaldo.
Periódico del sindicato ferroviario apoyando a Perón. El coronel Perón estableció una alianza con un amplio grupo de sindicatos de diversas tendencias que se organizó como corriente laborista-nacionalista influyendo notablemente en el curso de la Revolución del 43.
El año 1945 fue uno de los años más importantes de la Historia argentina, el mismo se inició con la obvia intención de Farrell y Perón de preparar el ambiente para declarar la guerra a Alemania y Japón el lado argentino, el rol de Perón en la decisión de declarar la guerra debe ser señalado. El 26 de enero de 1944, el gobierno argentino rompía las relaciones diplomáticas con Alemania y Japón —Italia estaba ocupada por los aliados—: «Declárase el estado de guerra entre la República Argentina y el Imperio del Japón», y recién en el artículo 3 se le declaraba la guerra a Alemania.
El 20 de marzo, el encargado de negocios británico Alfred Noble se reunió con él para subrayar la necesidad de dar aquel paso. Pero existía oposición dentro del Ejército y la opinión pública se encontraba dividida en torno a declarar la guerra o no, sin embargo tomó medidas tendientes a mejorar su imagen: cese total del intercambio comercial con los países del Eje, cierre de publicaciones pronazis, intervención de empresas alemanas, arresto de un número importante de espías nazis o sospechosos de serlo.
Ya en octubre del año anterior Argentina había solicitado una reunión a la Unión Panamericana para considerar un rumbo de acción común. Seguidamente, la alianza de Perón con los sindicatos, fue desplazando al sector nacionalista de derecha que estaba instalado en el gobierno desde el golpe de 1943: el Ministro de Relaciones Exteriores Orlando L. Peluffo, el interventor de Corrientes David Uriburu, y sobre todo el General Sanguinetti, desplazado del crucial cargo de interventor de la provincia de Buenos Aires que, luego de un breve interregno, fue asumido por Juan Atilio Bramuglia, el abogado socialista de la Unión Ferroviaria, integrante del sector sindical que inició el acercamiento del movimiento obrero a Perón.
En febrero Perón realizó un viaje secreto a Estados Unidos para convenir la declaración de guerra, el cese del bloqueo, el reconocimiento al gobierno argentino y la adhesión de este a la Conferencia Interamericana de Chapultepec prevista para el 21 de febrero.
Poco después renunció el nacionalista de derecha Rómulo Etcheverry Boneo al Ministerio de Educación y fue reemplazado por Antonio J. Benítez, un hombre del grupo de Farrel-Perón.
El 27 de marzo, al mismo tiempo que la mayor parte de los países latinoamericanos, Argentina le declaró la guerra a Alemania y Japón y una semana después firmó el Acta de Chapultepecquedando habilitada a participar en la Conferencia de San Francisco que fundó las Naciones Unidas el 26 de junio de 1945, integrando el grupo de los 51 países fundadores.
Simultáneamente el gobierno comenzó un giro para la realización de elecciones. El 4 de enero el Ministro del Interior, Almirante Tessaire, anunció la legalización del Partido Comunista. Se prohibieron los diarios pro-nazis Cabildo y El Pampero, y se ordenó el cese de los interventores universitarios para volver al sistema reformista de autonomía universitaria, a la vez que se restituía a los profesores cesados.
Otra de las características principales del año 1945 en la Argentina sería la radicalización de la situación política entre peronismo y antiperonismo, impulsada en gran medida por Estados Unidos, por medio de su embajador, Spruille Braden. En adelante la población argentina quedaría dividida en dos bandos frontalmente enfrentados: los partidarios de Perón que eran mayoría en la clase obrera y los no peronistas, que eran mayoritarios en la clase media(sobre todo porteña) y la clase alta.
Otra característica principal del año 1945 en la Argentina sería la radicalización de la situación política entre peronismo y antiperonismo, impulsada en gran medida por Estados Unidos, por medio de su embajador, Spruille Braden, que llegó a Buenos Aires el 19 de mayo de 1945 y se convirtió en el principal organizador del antiperonismo el nuevo embajador norteamericano que se desempeñaría en el puesto hasta noviembre del mismo año.
Braden era uno de los dueños de la empresa minera Braden Copper Company de Chile, partidario de la política imperialista dura del «Gran Garrote»; tenía una posición abiertamente antisindical y se oponía a la industrialización de la Argentina.
Con anterioridad había desempeñado un papel relevante en la Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay, preservando los intereses de la Standard Oil y en Cuba (1942) operando para que rompiera relaciones con España, con posterioridad se desempeñó como Subsecretario de Asuntos Latinoamericanos de Estados Unidos y comenzó a trabajar como lobbista pagado de la United Fruit Company impulsando el golpe de Estado contra Jacobo Arbenz en Guatemala en 1954.
Según el embajador británico, Braden tenía «la idea fija de que había sido elegido por la Providencia para derrocar al régimen Farrell-Perón» y desde un primer momento, Braden comenzó públicamente a organizar y coordinar a la oposición, exacerbando el conflicto interno. En la Bolsa de Comercio y la Cámara Argentina de Comercio lanzan Manifiesto del Comercio y la Industria junto con 321 organizaciones patronales, criticando la política laboral del Secretario de Trabajo, ya que estaba creando «un clima de recelos, de provocación y de rebeldía, que estimula el resentimiento, y un permanente espíritu de hostilidad y reivindicación».
En adelante la población argentina quedaría dividida en dos bandos frontalmente enfrentados: los partidarios de Perón que eran mayoría en la clase obrera y los no peronistas, que eran mayoritarios en la clase media (sobre todo porteña) y la clase alta.
La oposición apareció unida por primera vez con una manifestación de más de 200 000 personas, [cita requerida] la Marcha por la Constitución y la Libertad, que se dirigió del Congreso a la Recoleta, la manifestación estaba mayoritariamente integrada por personas de clase media y alta. Cincuenta personalidades de la oposición encabezaban la marcha, entre ellos los radicales José P. Tamborini, Enrique Mosca, Ernesto Sammartino y Gabriel Oddone, el socialista Nicolás Repetto, los radicales antipersonalistas José M. Cantilo y Diógenes Taboada, el conservador (PDN) Laureano Landaburu, los demócratas cristianos (Unión Demócrata Cristiana) Manuel Ordóñez y Rodolfo Martínez, el comunista Luis Reissig, el demócrata progresista Juan José Díaz Arana, el rector de la UBA Horacio Rivarola. Entre los concurrentes estaban el Secretario de la Corte Suprema de Justicia Ramón Tulio A. Méndez, así como jueces de distintos fueros. La presencia de un secretario, no comprometía a los integrantes de la Corte Suprema, pero sirvió para integrar las acusaciones del futuro juicio político.
El movimiento sindical, en el que aún no predominaba el apoyo abierto a Perón, reaccionó rápidamente en defensa de la política laboral y el 12 de julio la CGT organizó un multitudinario acto bajo el lema «Contra la reacción capitalista».
Según el historiador radical Félix Luna esa fue la primera vez que los trabajadores comenzaron a identificarse como «peronistas».
El antiperonismo adoptó la bandera de la democracia y criticó duramente las que llamaba actitudes antidemocráticas del peronismo; este por su parte tomó como bandera la justicia social y criticaba duramente el desprecio por los trabajadores de sus adversarios. El movimiento estudiantil expresaba su oposición con la consigna «no a la dictadura de las alpargatas» y el movimiento sindical respondía con «alpargatas sí, libros no».
Las manifestaciones obreras que apoyaban las leyes laborales que iba promoviendo Perón, contestaban "alpargatas sí, libros no".
El 19 de septiembre de 1945 la oposición apareció unida en una enorme manifestación de más de 200.000 personas, denominada la Marcha de la Constitución y la Libertad, que se dirigió del Congreso al barrio de la Recoleta, encabezada por cincuenta personalidades de la oposición, entre ellos los radicales José P. Tamborini, Enrique Mosca, Ernesto Sammartino y Gabriel Oddone, el socialista Nicolás Repetto, los radicales antipersonalistas José M. Cantilo y Diógenes Taboada, el conservador (PDN) Laureano Landaburu, los demócratas cristianos Manuel Ordóñez y Rodolfo Martínez, el filocomunista Luis Reissig, el demócrata progresista Juan José Díaz Arana, el rector de la UBA Horacio Rivarola.
Se ha dicho que la manifestación estaba mayoritariamente integrada por personas de clase media y alta, lo que resulta históricamente indiscutible, pero ello no invalida el significado histórico de su amplitud social y su pluralidad política. La marcha impactó de lleno en el poder de Farrell-Perón y desencadenó una sucesión de planteos militares contra la permanencia de Perón en el gobierno que se concretaron el 8 de octubre cuando ante una votación adversa de los oficiales de Campo de Mayo, que estaba al mando del general Eduardo J. Ávalos (uno de los líderes del GOU), con apoyo del radicalismo a través de Amadeo Sabattini, Perón presentó la renuncia a todos sus cargos. El 11 de octubre Estados Unidos le pidió a Gran Bretaña que dejara de comprar bienes argentinos durante dos semanas para producir la caída del gobierno.
El 12 de octubre Perón fue detenido y llevado a la Isla Martín García. En ese momento los líderes del movimiento opositor tuvieron el país y el gobierno a su disposición. «Perón era un cadáver político» y el gobierno, presidido formalmente por Farrell, estaba en realidad en manos del general Ávalos quien asumió como Ministro de Guerra en reemplazo de Perón y sólo pretendía entregar el poder a los civiles lo antes posible.
Perón fue reemplazado en la vicepresidencia por el Ministro de Obras Públicas, el General Juan Pistarini quien mantuvo los dos cargos y el Jefe de la Marina el Contralmirante Héctor Vernengo Lima asumió el ministerio de Marina. La tensión llegó a un punto tal que el líder radical Amadeo Sabattini fue abucheado por nazi en la Casa Radical, un gigantesco acto civil atacó el Círculo Militar (12 de octubre) y un comando paramilitar llegó a planear el asesinato de Perón.
La Casa Radical de la calle Tucumán en Buenos Aires, se había convertido en el centro de deliberaciones de la oposición. Pero los días pasaron sin que se tomara ninguna resolución llegando muchas veces impulsar el revanchismo patronal. El día martes 16 de octubre era día de pago:
Al ir a cobrar la quincena, los obreros se encontraron con que el salario del feriado 12 de octubre no se pagaba, a pesar del decreto firmado días antes por Perón. Panaderos y textiles fueron los más afectados por la reacción patronal. -¡Vayan a reclamarle a Perón!- era la sarcástica respuesta.
Organizaciones como la Federación Universitaria de Buenos Aires, la Federación Universitaria Argentina y el Colegio de Abogados, en algunos casos participaron en actividades golpistas y terroristas.
Eduardo Ávalos y otros oficiales, que habían apoyado y colaborado con Perón en la mayor parte del período, comenzaron poco a poco a tener diferencias con él (entonces Ministro de Guerra y Secretario de Trabajo), debido a sus maniobras políticas y a diversas actitudes que a su juicio no iban acorde con la tradición militar. Culminando este proceso de diferenciación en los agitados días de octubre. El 8 de octubre de 1945, siendo general de brigada y comandante de Campo de Mayo, rango y cargo que combinados lo convertían en el militar en funciones más influyente de aquel momento, sublevó las tropas a su mando, reclamando y obteniendo en primer lugar la renuncia y más tarde la detención de Perón. Tras estos hechos asume como Ministro de Guerra, quedando virtualmente a cargo del país, ya que el presidente Edelmiro Farrell había perdido todo poder. En este cargo Ávalos, se movió con lentitud y poca eficacia para consolidar su propio poder. Dando amplio margen de maniobra a Perón, quién desde su lugar de prisión en la Isla Martín García, preparaba su retorno. Reorganizando el gobierno, el nuevo Ministro de Guerra le ofreció la presidencia al radical Amadeo Sabattini quien no aceptó, proponiéndole entonces que el procurador de la Corte Suprema, Juan Álvarez, formara un gabinete civil. Mientras esto ocurría, la sociedad argentina se polarizaba: amplios sectores de la sociedad pedían que la presidencia se entregue a la Corte Suprema y luego un rápido llamado a elecciones, mientras que otros sectores, junto con los militares, querían que Farrell continúe como presidente y lograr un paso a elecciones más ordenado, para evitar un final humillante de la Revolución del '43. Ante las presiones de los distintos sectores Ávalos se movió dubitativamente.
El miércoles 17 de octubre se produjo una masiva movilización entre 300 000 manifestantes (Félix Luna) y 500 000 personas de trabajadores y sectores muy humildes que ocuparon la Plaza de Mayo exigiendo la libertad de Perón. En la misma jugaron un papel decisivo los dirigentes sindicales, los metalúrgicos Ángel Perelman y Patricio Montes de Oca, o Cipriano Reyes del gremio de la carne, dirigentes de base de la CGT que iban recorriendo las fábricas incitando a los trabajadores a abandonar el trabajo para marchar coreando consignas en favor de Perón por las calles principales hacia el centro de la Capital Federal y activistas como la escritora uruguaya Blanca Luz Brum.
Previamente en la madrugada del día 17 comenzó una movilización de los trabajadores de La Boca, Barracas, Parque Patricios y de los barrios populares del oeste de Capital Federal así como de las zonas industriales de sus alrededores. Fue muy importante el número de trabajadores que salió de Berisso, localidad cercana a La Plata La acción estaba apenas coordinada por algunos dirigentes gremiales que habían estado agitando los días anteriores y la principal fuerza de impulso provenía de esas mismas columnas que mientras marchaban retroalimentaban el movimiento.
El presidente Edelmiro J. Farrell mantuvo una actitud prescindente. Los sectores más antiperonistas del gobierno, como el almirante Vernengo Lima propusieron abrir fuego contra los manifestantes. El nuevo hombre fuerte del gobierno militar, el general Eduardo Ávalos, se mantuvo pasivo esperanzado en que la manifestación se disolviera sola, y se negó a movilizar las tropas. Finalmente, ante la contundencia de la presión popular, negociaron con Perón y pactaron las condiciones: Perón hablaría a los manifestantes para tranquilizarlos, no haría referencia a su detención y obtendría que se retiraran y por otra parte el gabinete renunciaría en su totalidad y Ávalos solicitaría su retiro; Perón también se retiraría y no volvería a detentar ningún cargo pero a cambio exigía que el gobierno debía convocar a elecciones libres para los primeros meses de 1946.
A las 23:10 Perón salió a un balcón de la Casa de Gobierno y habló a los trabajadores mientras celebraban el triunfo. Anunció su retiro del Ejército, celebró la "fiesta de la democracia" y antes de pedir que volvieran pacíficamente a sus casas con cuidado de no dañar a las mujeres presentes dijo:
Muchas veces he asistido a reuniones de trabajadores. Siempre he sentido una enorme satisfacción: pero desde hoy, sentiré un verdadero orgullo de argentino, porque interpreto este movimiento colectivo como el renacimiento de una conciencia de trabajadores, que es lo único que puede hacer grande e inmortal a la Patria... Y recuerden trabajadores, únanse y sean más hermanos que nunca. Sobre la hermandad de los que trabajan ha de levantarse nuestra hermosa Patria, en la unidad de todos los argentinos.
Juan D. Perón, 17 de octubre de 1945
Cinco días después Perón se casaba con Evita y su amigo Mercante asumía la conducción de la Secretaría de Trabajo y Previsión, finalmente sería electo presidente en las elecciones del 24 de febrero de 1946.
Blanca Luz Brum a partir de 1943 se relacionó con los sectores sindicales que dieron origen al peronismo en Argentina, se desempeñó como la encargada de prensa de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social a cargo de Juan Domingo Perón. Desempeñó un papel destacado como organizadora y agitadora en la movilización obrera del 17 de octubre de 1945, que liberó a Perón de su detención dispuesta por un golpe de Estado militar y abrió el camino a su triunfo electoral al año siguiente. Cipriano Reyes y un importante el número de trabajadores salió de Berisso, localidad cercana a La Plata donde había importantes frigoríficos, en la que estuvo muy activo a favor de la movilización el dirigente gremial Cipriano Reyes. También la secretaria de Domingo Mercante, Isabel Ernst, tuvo un rol importante como nexo entre Perón y los dirigentes sindicales.
Tras un corto lapso de descanso, durante el cual contrajo matrimonio con Eva Duarte en Junín, el 22 de octubre, Perón comenzó su campaña política. El sector de la Unión Cívica Radical que le apoyaba formó la UCR Junta Renovadora, a la cual se sumaron el Partido Laborista y el Partido Independiente; organización radical FORJA se disolvió para sumarse al movimiento peronista.
Un rol activo en la campaña cumplirá la Sociedad Rural Argentina (SRA) contando con el respaldo activo del Embajador norteamericano en Argentina, Spruille Braden. Durante la campaña se produjeron dos hechos que afectaron profundamente el resultado, por un lado el descubrimiento de un importante cheque entregado por una organización patronal como contribución a la campaña de la Unión Democrática. El segundo fue el involucramiento en cuestiones internas del Departamento de Estado de Estados Unidos -a instancias del embajador Braden- en la campaña electoral a favor de la fórmula Tamburini-Mosca.
Al mismo tiempo salió a la luz que Raúl Lamuraglia un hombre de negocios había financiado la campaña de la Unión Democrática, a través de millonarios cheques de Bank of New York que habían tenido como destino sostener el Comité Nacional de la Unión Cívica Radical y a sus candidatos José P. Tamborini y Enrique Mosca. Posteriormente en 1951 el empresario aportaría recursos para apoyar el golpe de Estado fallido del general benjamín Menéndez, contra Perón y en 1955 financiaría el Bombardeo de Plaza de Mayo.
En 1945, la embajada de Estados Unidos dirigida por Spruille Braden promovió la unificación de la opocición en un frente antiperonista, que incluyó a los partidos Comunista, Socialista, Unión Cívica Radical, Demócrata Progresista, Conservador, la Federación Universitaria Argentina (FUA), la Sociedad Rural (terratenientes), la Unión Industrial (grandes empresas), la Bolsa de Comercio, y los sindicatos opositores. Durante su breve gestión como embajador, y valiéndose de un excelente dominio del idioma castellano, Braden actuó como un líder político de la oposición, en una evidente violación del principio de no intervención en los asuntos internos de un país extranjero. Braden propició en 1946, pocos días antes de las elecciones, la publicación de un informe denominado "El Libro Azul", acusando al gobierno militar como al anterior ―la presidencia de Castillo― de colaborar con las potencias del Eje, de acuerdo a documentos recopilados por el Departamento de Estado estadounidense.
Como respuesta los partidos políticos que sostenían la candidatura presidencial de Perón, publicaron un libro de respuesta que se tituló "El Libro Azul y Blanco" que instaló hábilmente la consigna Braden o Perón.
En medio de la campaña electoral de 1946 sectores ligados a la Sociedad Rural Argentina, la sección local de la Unión Cívica Radical y el Partido Liberal de Corrientes planearon un atentado contra su vida en Corrientes, el día 3 de febrero de 1946 este grupo ante la marcha de Perón por las calles de Goya se posicionaron sobre los techos con armas. Desde un vehículo en el que viajaban los liberales Bernabé Marambio Ballesteros, Gerardo Speroni, Juan Reynoldi y Ovidio Robar, dispararon con armas de fuego a la gente que desde el puerto enterada de la noticia marchaba hacia el centro para repudiar el intento de asesinato.
La Unión Democrática apoyó el Libro azul y la inmediata ocupación de Argentina por fuerzas militares lideradas por Estados Unidos; adicionalmente exigió la inhabilitación legal de Perón para ser candidato. Esto sin embargo, no sucedió y solo sirvió para destruir las posibilidades de triunfo de la Unión Democrática. Perón a su vez publicó el Libro Azul y Blanco y haciendo público un eslogan que establecía una disyuntiva contundente, "Braden o Perón", que tuvo una fuerte influencia en la opinión pública al momento de votar.
El apoyo popular, organizado por el Partido Laborista y la UCR Junta Renovadora, le dio la presidencia a Perón con el 52.84% de votos en las elecciones del 24 de febrero de 1946, siendo derrotado únicamente en Córdoba, Corrientes, San Juan y San Luis. Perón se impuso con un 52.84% de los votos mientras que Tamborini se colocó en segundo lugar con el 42.87% de los votos, diez puntos por debajo del peronismo. El resultado del Colegio Electoral Perón recibió 299 votos electorales contra solo 66 de Tamborini. La Unión Democrática colapsó al momento de su derrota y nunca volvió a unirse, mientras que los partidos aliados de Perón se unificaron en el Partido Peronista a finales de ese año.
A diferencia de las elecciones celebradas durante la década infame, las elecciones de febrero de 1946 fueron reconocidas como absolutamente limpias por los propios dirigentes y diarios opositores.
Algunos medios opositores se negaron a publicar el resultado, una vez realizado el comicio presidencial el diario La Prensa no dio a conocer la noticia de que Perón había resultado elegido presidente. Tardó más de un mes en imprimir la novedad, de modo indirecto, publicando una cita del New York Times que daba por hecho que Perón había ganado las elecciones presidenciales. Al transmitirse el poder, el diario realizó la crónica del hecho sin mencionar ninguna vez a Perón.