Los señores constituyentes reunidos en la ciudad de Santa Fe de la Veracruz se apresuraron a culminar la tarea que iniciaron el 20 de noviembre del año pasado, y en diez sesiones agotadoras, que casi siempre se prolongaron hasta pasada la medianoche, lograron aprobar por mayoría la Constitución que ahora ponen en maños del señor Director. Cabe aclarar que esta fue jurada por todos los miembros del Congreso.
De este modo se cumple el paso más importante para hacer efectivo el programa que después de Caseros trazaran los gobernadores de las provincias de la Confederación en el histórico Acuerdo de San Nicolás, firmado el 31 de mayo del año pasado, con el objeto de organizar la nación y poner fin al caos en que hemos vivido.
Se comenta igualmente que los comisionados que portan el texto de la Constitución han realizado gestiones a través de los agentes diplomáticos extranjeros para hacer entrega de este al gobernador de la provincia de Buenos Aires, señor Lorenzo Torres.
Ha trascendido que el mencionado sujeto no sólo rechazo todo contacto con los comisionados, sino que incluso amenazó con ahorcarlos frente a las trincheras. Ante este despropósito, el general Urquiza se dispone a convocar a los representantes de los barrios y de la campaña de la provincia que no se encuentran sometidos al poder del mencionado Torres, pare que reciban el texto de la Constitución.
El 3 de mayo de 1853 los señores Carril, Gorostiaga y Zapata han llegado para entregar al general Urquiza el texto de la Constitución de la Confederación Argentina transcripto con una cuidada caligrafía por el señor Campillo y que los constituyentes firmaron el día primero del corriente.
Esta actitud abre interrogantes sobre el destino futuro del país y la necesaria unidad y pacificación. No se descarta la posibilidad de que, ante la actitud segregacionista de la provincia de Buenos Aires, el Director disponga la instalación provisoria de la Capital en la ciudad de Paraná y levante el sitio a la ciudad de Buenos Aires, que deberá ser la sede constitucional de la Capital de la Confederación Argentina.
Cabe advertir que estos son rumores y que la cuestión se dilucidara en los próximos dias, pues esta posibilidad enfrenta muchas resistencias. Según allegados a los comisionados, entre los constituyentes surgieron divergencias importantes y el señor Zuviría se opuso al proyecto que se votaba en general, habiendo quedado en minoría, no obstante, lo cual aceptó la opinión mayoritaria y según manifestó a la hora del juramento, quiso ser el primero en prestarlo, con lo cual puede decirse que las diferencias quedaron resueltas en el propio Congreso. La novísima, Constitución de la Confederación, a cuyo texto hemos podido acceder, sigue de cerca el modelo de la Constitución de los Estados Unidos y como es por todos sabido, ha tenido mucho peso el libro Bases y puntos de partida para la organización de la República Argentina derivados de la ley que preside el desarrollo de la civilización en La América del Sur, publicado por el señor Alberdi y ampliamente difundido, puesto que el año pasado tuvo dos ediciones chilenas en Valparaíso y una en Buenos Aires. Puede decirse que, si bien el señor Alberdi permaneció en Chile por razones profesionales, fue el autor que más peso tuvo entre los diputados de Santa Fe.
Sabiendo que el general Urquiza es muy meticuloso en cuanto a la celebración de fechas históricas, fuentes cercanas al Director han hecho saber que este se propone promulgar solemnemente la Constitución el 25 de mayo próximo en San José de Flores y ordenar que se jure en toda la Confederación el 9 de julio.
La Constitución establece que el Poder Ejecutivo será, ejercido por un presidente electo por seis años y que no puede reelegirse, el Legislativo por un Congreso con dos cameras: la de Diputados, en proporción a la población, y la de Senadores, con dos por provincia y dos por la Capital, que duraran nueve altos en sus mandatos.
El Poder Judicial lo encabeza una Corte Suprema de nueve miembros. La Constitución de la Confederación Argentina contiene una declaración de derechos que perfecciona, los textos en que se inspire. Consagra la libre navegación de los ríos y la libertad de cultos. Esto último fue materia de discusión entre los diputados, aunque establece que el presidente debe profesar el culto católico apostólico y romano y que se sostiene este culto.
El deseo de dar fin a la barbarie se pone de manifiesto al abolir expresamente las ejecuciones a lanza y cuchillo, mención específica que para algunos jurisconsultos preguntados por nosotros es sobreabundante.
Pese a la difícil situación que atraviesa el país en este momento, fundamentalmente por la actitud segregacionista de la provincia de Buenos Aires, es de esperar que prime la cordura y este texto sea el instrumento que posibilite un entendimiento entre los argentinos.
Juan B Alberdi al conocer el triunfo de Justo José de Urquiza sobre Rosas, en la batalla de Caseros, envió el libro de su autoria Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina. Urquiza lo tomo en cuenta y lo presento al Congreso constituyente y fue tomado como una de las fuentes del proyecto de Constitución Nacional.
De mantenerse esta provincia en su actual posición irreductible, serán difíciles los primeros años de la Confederación, privada de su provincia más rica, de su Capital y de la casa de la moneda.
El 28 de julio falleció el brigadier general Manuel Guillermo Pinto. Apenas hace unos meses, el 11 de septiembre del año pasado, había asumido la gobernación interina de la provincia de Buenos Aires.
Junto con Adolfo y Valentín Alsina, José Mármol, Carlos Tejedor y Pastor Obligado, ha impulsado la separación de Buenos Aires y el resto de las provincias, en virtud de los privilegios aduaneros y portuarios bonaerenses.
Había comenzado cuando el coronel Hilario Lagos se enfrentó con el gobernador Valentín Alsina y preparó el plan para alejarlo del poder.
El 6 de diciembre del año pasado, cuando Lagos consiguió sitiar a Buenos Aires, el doctor Alsina presento su renuncia y lo sucedió el presidente de la legislatura, brigadier general Manuel Pinto. Fue importante el apoyo de las tropas enviadas por Justo José de Urquiza, al frente del ejercito sitiador, que fortalecieron la toma de Lagos.
El General Manuel Pinto había nacido el 25 de junio de 1783, Fue parte de la reconquista de Buenos Aires cuando ocurrió la invasión inglesa de 1806, así como de la lucha por la independencia y la campana al Alto Perú, en 1830 fue elegido diputado de la Legislatura de Buenos Aires y tres años más tarde asumió su presidencia.
Contra lo que se había supuesto, el general Urquiza prefirió llegar a un convenio amistoso. Pero uno de sus artículos decía que la provincia se reservaba el derecho de aceptar o no la Constitución y Urquiza lo rechazo.
El director de la Confederación envió, entonces, una escuadra para que bloqueara ahora el puerto. Sin embargo, se supo que, mediante un soborno, el gobierno de la ciudad la puso bajo sus órdenes. Por eso Urquiza debió aceptar la mediación de diplomáticos extranjeros y abandonar el sitio el 13 de julio. Gracias a esa superioridad económica, Buenos Aires pasó y salió airosa de esta toma.
Murió Rodríguez Peña la historia lo va a recordar por haber formado parte de la gestación del país. En su juventud participó de las milicias contra las Invasiones Inglesas, Con Juan José Castelli y Manuel Belgrano fue miembro de la logia de la Independencia.
Fue uno de los propietarios de la mítica jabonería Vieytes, donde se reunían en forma clandestina los patriotas. Allí se realizaron reuniones previas a la Revolución de Mayo, con acciones que Rodríguez Peña ayudo a financiar.
Estuvo en el Cabildo abierto del 22, también fue parte de la logia Lautaro y del Segundo Triunvirato. Colaboró con José de San Martín en la organización del Ejercito de los Andes, pero después de la batalla de Chacabuco se autoexilió en Chile.
Finalizó el sitio que tuvo aislada a la ciudad de Buenos Aires del resto del país durante siete meses.
En septiembre último se concretó un experimento que revolucionará la vida de los porteños. El odontólogo de origen vasco-francés Juan Echepareborda realizó el primer ensayo de iluminación eléctrica en su propia vivienda.
Este aficionado al estudio de la electricidad y la mecánica había realizado su primer experimento en 1843 en la Plaza de la Concorde de Paris (Francia). Dos meses después logro iluminar el interior del cuartel del batallón en San Martin.
El diario La Tribuna del 4 de septiembre de 1853. describió así:
"Fue magnifico el efecto que produjo esa luz sobre los muros de las casas. sobre los muebles y sobre los mismos rostros. Semejante a una aurora boreal, la luz eléctrica alumbra los espíritus y deslumbra sin herir ni fatigar los ojos y sería sorprendente el espectáculo que ofrecería la Plaza de la Victoria o alguno de sus frentes iluminados por el admirable aparato del señor Echepareborda. en cuyo elogio debemos decir que. es el primero. entre nosotros. que lleva a cabo esta clase de ensayos. que demandan inteligencia, gastos y una asidua contracción".
La noche del 3 de septiembre de 1853 reunió a un grupo de científicos y les mostró cómo funcionaba. A la noche siguiente, repitió la prueba con otras personas, entre ellos, un periodista del diario La Tribuna, sin embargo, nadie consideró que este tipo de luz derrotaría al gas.
Murió Rodríguez Peña la historia lo va a recordar por haber formado parte de la gestación del país. En su juventud participó de las milicias contra las Invasiones Inglesas, Con Juan José Castelli y Manuel Belgrano fue miembro de la logia de la Independencia.
Fue uno de los propietarios de la mítica jabonería Vieytes, donde se reunían en forma clandestina los patriotas. Allí se realizaron reuniones previas a la Revolución de Mayo, con acciones que Rodríguez Peña ayudo a financiar.
Estuvo en el Cabildo abierto del 22, también fue parte de la logia Lautaro y del Segundo Triunvirato. Colaboró con José de San Martin en la organización del Ejercito de los Andes, pero después de la batalla de Chacabuco se autoexilió en Chile.
El 10 de julio de 1853, el presidente provisorio de la Confederación, Justo José de Urquiza, firmó un tratado comercial con los representantes de Francia y de Gran Bretaña. El artículo 1 establece que la Confederación Argentina, en el ejercicio de sus derechos soberanos, permite la libre navegación de los ríos Paraná, y Uruguay a los buques de todas las naciones. Este tratado viene a poner en práctica los artículos 12 y 26 de la Constitución y la atribución otorgada al Congreso que lo faculta a "reglamentar la libre navegación de los ríos interiores, habilitar los puertos que considere convenientes, y crear y suprimir aduanas" (artículo 64.9).
Murió Rodríguez Peña Fue uno de los socios de la jabonería de Vieytes y miembro de la logia Lautaro. A la avanzada edad de 73 años, dejo este mundo el político, comerciante y militar argentino Nicolás Rodríguez Peña, quien paso los últimos 37 años en Santiago de Chile.
De esta manera se cierra un conflicto que se remonta a 1831. En esa oportunidad, los representantes de las provincias de Santa Fe, Buenos Aires, Corrientes y Entre Ríos se habían reunido para organizar un pacto de unión contra los unitarios.
En las discusiones sostenidas entre los representantes, la más polémicas fue, precisamente, sobre la política comercial. Pedro Ferre, diputado por Corrientes, fue quien sostuvo con mayor vehemencia la posición favorable a la libre navegación de los ríos interiores.
Pero el Pacto Federal firmado por dichas provincias acordó la delegación de las relaciones internacionales en el gobernador de la provincia de Buenos Aires. Y en tal función, el entonces gobernador Juan Manuel de Rosas sostuvo que el Rio de la Plata, el rio Uruguay y el rio Paraná debían ser considerados ríos interiores de la Confederación Argentina y que el único puerto autorizado de importación y exportación era el de Buenos Aires.
Esta política perjudicaba los intereses de las provincias del Litoral, que debían llevar sus producciones al puerto de Buenos Aires para su exportación a la vez que debían adquirir los importados por la misma vía. Pero también se vieron perjudicados los países ubicados aguas arriba de los ríos Paraná y Uruguay y los comerciantes europeos que pretendían comerciar directamente con el Paraguay y el oeste de Brasil.
El punto más álgido de esta discusión fue el bloqueo marítimo impuesto por la armada anglo-francesa que había cerrado el comercio de todos los puertos de la Confederación y de la República Oriental del Uruguay entre 1845 y 1850 con objetivo de presionar al gobierno de Rosas a reconocer la libre navegación de los ríos interiores. La acción anglo-francesa no logró su objetivo y luego de cinco años el bloqueo debió ser levantado.
El presidente Urquiza firmó un tratado con Francia y Gran Bretaña que habilita la libre navegación de los ríos Paraná y Uruguay.
La restablecida Sociedad de Beneficencia logro que volviera a funcionar la Casa de Niños Expósitos, que había sido cerrada por Juan Manuel de Rosas en 1838. La donación más importante, que hizo posible esta obra, fue realizada por Mariquita Sánchez de Thompson: 66 onzas de oro legadas por el general Justo José de Urquiza.
El ministro de Gobierno, Bartolomé Mitre, dijo que la reapertura de la institución es "el más bello monumento de la caridad pública". Las damas de la Sociedad de Beneficencia se comprometieron a velar por el bienestar de las criaturas que se alojen allí.
En septiembre los aficionados a la lectura tuvimos una grata novedad: el lanzamiento de la Revista del Plata, editada por Carlos E. Pellegrini.
Se especializa en notas sobre las actividades agrícolas y ganaderas y también tiene interesantes artículos científicos. Gracias a su buena impresión, presenta planos y mapas muy útiles. La línea editorial es favorable a las nuevas industrias, como los saladeros instalados en la margen del Riachuelo.
Mediante la firma de un acuerdo llamado Tratado de Mesilla, México le vendió a los Estados Unidos una parte de su territorio, de 76.845 km2. E1 24 de junio firmaron el tratado de la Mesilla (así se llama la zona vendida) el presidente estadounidense Franklin Pierce y el mexicano Antonio López de Santa Anna, El propósito es construir un ferrocarril transcontitiental que una el sur con la costa del Pacífico, para ampliar las oportunidades de comercio. Por otra parte, soluciona los problemas fronterizos pendientes.
Estados Unidos aprovechó la particular situación política de México,con la vuelta de Santa Anna al poder. Hicieron la oferta al suponer, con acierto, que el mandatario negociaría porque necesita dinero para reconstruir las fuerzas armadas.
Esta compra supuso la adquisición de un territorio mucho más amplio que abarca la mayor parte de los actuales estados mexicanos de Coahuila, Chihuahua, Sonora, Nuevo León y Tamaulipas, así como parte de la península de Baja California. Sin embargo, la idea no tenía sólo oposición en el pueblo mexicano, sino también entre los senadores contrarios a la esclavitud en los Estados Unidos, que veían esta adquisición como la expansión de los territorios esclavistas del Sur. La adquisición, que fue finalmente acordada fue suficiente para producir la ira del pueblo mexicano, que vio las acciones de Santa Anna como un acto más de traición a la patria. La venta de La Mesilla pondría fin a la carrera política del general Santa Anna.
Según el acuerdo alcanzado el 30 diciembre de 1853 (Tratado de La Mesilla) entre James Gadsden y el presidente Antonio López de Santa Anna, los Estados Unidos pagarían a México $ 10 millones de dólares a cambio de la cesión territorial mexicana. El tratado incluyó una disposición que permitía a los Estados Unidos construir un canal transoceánico a través del Istmo de Tehuantepec, pero Estados Unidos nunca lo utilizó. El objetivo de la compra de La Mesilla era la construcción de la ruta de la línea del ferrocarril transcontinental
Justamente por los problemas fronterizos con los Estados Unidos, Santa Anna pudo retomar el poder de México. Se había exiliado en Colombia tras la estrepitosa derrota que sufrió en la batalla de Cerro Gordo. Ahora regresó por presión de los conservadores. La venta de parte de su país no es la única medida que ya le esta restando adherentes. Se hace llamar "su alteza serenísima" y tomó una serie de medidas dictatoriales que determinan desde los impuestos hasta el color de los uniformes de los empleados públicos. También ordenó la construcción de monumentos en su honor.
El gobierno de Juan Francisco Giró, presidente uruguayo electo por la Asamblea General para el período 1852-1856,1Iegó a su fin antes de tiempo. Giró fue el representante encargado en la misión de 1845, cuando se consiguió finalmente el reconocimiento de la independencia del Uruguay por parte de España. Durante el año de su mandato procuró la integración de blancos y colorados y, con ese fin, Venancio Flores fue nombrado ministro de Guerra y Marina.
Pero la rivalidad entre la Guardia Nacional, fundada por Oribe, y las unidades del ejército, predominantemente coloradas y lideradas por Flores, llevaron la inestabilidad al límite. Ahora, Flores integrará un Triunvirato, junto con los generales Fructuoso Rivera yJuan Antonio Lavalleja.
De acuerdo a tratados del siglo XVIII, Francia era el guardián de los católicos romanos en el Imperio Otomano, mientras que Rusia protegía a los cristianos ortodoxos. Pero los monjes se disputaron la posesión de la basílica de la Natividad y la iglesia del Santo Sepulcro, e hicieron demandas al sultán Abdul Mejid I, quien se inclinó a favor de Francia. Con la excusa de la ineficiencia del sultán para protegerlos santos lugares, el zar Nicolás envió su ejército con el pretexto de que Rusia es la guardiana de la Iglesia ortodoxa. El sultán, enojado, atacó a los rusos cerca del Danubio, pero naves de guerra de Nicolás I destruyeron la flota otomana en la batalla de Sinope, el 30 de noviembre.
Más allá de la cuestión religiosa, Rusia siempre ha buscado la salida al mar y ésta es una manera de conseguirlo.
Un nuevo juego se está imponiendo: la pelota vasca, que en euskera se dice euskal pilota. Es similar al juego infantil denominado frontón, que data aproximadamente del siglo XV. Consiste básicamente en golpear con la mano una pelota contra la pared, intentando mantener el rebote sin que esta se escape fuera de los limites. Es el juego más característico de la comunidad vasca que llegó a nuestro país. Su cuna es la zona norte de España, más exactamente el País Vasco, Navarra, Rioja y, en menor medida, Aragón, Castilla y Leen.
Al deportista de este juego se lo denomina pelotari y requiere la participación de, al menos, dos jugadores que golpean por turnos una pelota contra un muro, hasta conseguir un tanto cuando la pelota pica dos veces contra el piso a cuando lo hace fuera de los limites preestablecidos en la cancha.
Algunos textos permiten establecer su origen en la Francia del siglo XIII y plantean la existencia de dos variantes del juego: palma corta, practicado por la nobleza y el clero, y palma larga, practicado por la población en espacios abiertos. En la actualidad, el deporte se está expandiendo entre la creciente inmigración española y ya se le están animando algunos criollos, lo que esta hacienda florecer las canchas de pelota vasca en varias instituciones porteñas.