La Unión Cívica

El general Mitre y el doctor Bernardo de Irigoyen no concurrieron personalmente, pero enviaron su adhesión por escrito. En cambio estuvieron presentes Vicente Fidel López, Aristóbulo del Valle, Pedro Goyena, Leandro N. Alem y Torcuato de Alvear. Hablaron primero los iniciadores del mitin, Barroetaveña, Manuel Augusto Montes de Oca y Damián M. Torino. Después lo hicieron las personalidades invitadas. Barroetaveña buscó a Alem, a quien rodeaba ya una aureola singular que imponía respeto y hasta temor, porque en lugar del contacto con el gran mundo, prefería estar junto al pueblo de las orillas. Había sido diputado provincial y nacional, intentó levantar desde 1880 la bandera del autonomismo, oponiéndose a la federalización de Buenos Aires. Tenía 46 arios, era abogado, pero había cerrado su estudio y se había refugiado en el de Aristóbulo del Valle; había en él pasta de poeta, de caudillo y de mártir; tribuno fogoso, su aspecto físico le daba singularidad. Su padre, acusado de pertenecer a la mazorca, con Ciriaco Cuitiño, había sido ahorcado en la plaza Independencia.

Aristóbulo del Valle condenó en el mitin del Jardín Florida la violación de los principios del gobierno representativo y del sistema federal y acusó al presidente de intervenir directa y públicamente en la designación de los gobernadores, ministros, senadores y diputados de las provincias. Pedro Goyena recordó que en la Asociación de Mayo, fundada por Echeverría en tiempos de Rosas y que organizó la República después de Caseros, se hallaba Vicente Fidel López, que estaba presente y sostuvo que era necesario reconquistar el derecho electoral. Mitre en su nota de adhesión a los jóvenes dijo: "La misión encomendada a la nueva generación es de lucha y de labor, de fortaleza militante y de paciencia cívica". 

Alem criticó a los que creen que hay que ser prácticos y positivistas y dio que debía hacerse el bien o nada; terminó así: "Si alguna vez necesitáis la ayuda de un hombre joven de largas barbas blancas, pronunciad mi nombre y correré presuroso a ocupar mi puesto con el ardor, la fe y la esperanza de los primeros años".

La reunión terminó aprobando la organización de la Unión Cívica de la juventud, para defender la libertad electoral, la autonomía provincial y el régimen. Municipal y con esas banderas se inició la agitación política en dirección a todas las clases sociales, en especial las de la capital de la República. 

 Como se había señalado a Juárez Celman responsable del desorden económico y financiero, la solución parecía simple: con el presidente o contra el presidente. Para los descontentos, la solución consistía en forzar el retiro de Juárez Celman de la presidencia. Para Leandro N. Alem, Aristóbulo del Valle, Mariano Demaría, que consideraban cerrado el camino del sufragio popular, la solución era la revolución armada, para lo cual contaban con la adhesión de varios jefes militares.

Después del mitin comenzó una actividad febril, se organizó el primer Club en el Barrio de Belgrano, y sguieron los de la Concepción, San Telmo, Balvanera, Socorro, San Nicolás, Piedad, Montserrat, Catedral al Norte, San Cristóbal, Catedral al Sud, San Miguel y San Juan Evangelista (Boca).