Durante el tercer peronismo se desenvolvió un notable movimiento feminista (Nuevo feminismo), que tenía como principales impulsoras a la Unión Feminista Argentina (UFA), fundada por la escritora Griselda Gambaro en 1970 y el Movimiento de Liberación Femenina (MLF), liderado por María Elena Oddone.
En este período se crearían nuevas organizaciones feministas (Muchacha, Movimiento Feminista Popular -MOFEP-, Asociación para la Liberación de la Mujer Argentina -ALMA-, Agrupación de Mujeres Socialistas -AMS-). La mayoría de ellas conformarían en 1974 el Frente de Lucha de la Mujer (FLM), para actuar unitariamente durante el Año Internacional de la Mujer, que la ONU celebró en 1975. El movimiento feminista argentino en esos años centró sus reclamos en la descriminalización del aborto, la recuperación de la patria potestad compartida derogada en 1956 y la promoción de los métodos anticonceptivos.
También durante el tercer peronismo tuvo lugar un excepcional desarrollo del movimiento LGBT, a través del Frente de Liberación Homosexual (FLH). El FLH había surgido en 1971, como una federación de organizaciones LGBT, entre ellas el Grupo Nuestro Mundo, fundada en 1967, dos años antes de los Disturbios de Stonewall, cuando casi no existía ninguna organización LGBT en el mundo y no había ninguna en Íberoamérica.
El FLH estaba liderado por Néstor Perlongher e incluía entre sus miembros a figuras como los escritores Manuel Puig y Blas Matamoro, y el ensayista Juan José Sebreli. Durante el gobierno de Cámpora el FLH lanzó la revista Somos, primera en su tipo en América Latina y participaba en las grandes manifestaciones populares juveniles de la época, acercándose a Montoneros.
En el acto de asunción de Cámpora, el FLH integró la columna de la Tendencia con un cartel que citaba una frase de la Marcha Peronista: "para que reine en el pueblo el amor y la igualdad". Por esa razón los grupos de la derecha peronista, "acusaron" a la Tendencia, de ser "putos y faloperos", hecho que a su vez ocasionó que los militantes de la Tendencia adoptaran una consigna homofóbica ("No somos putos, no somos faloperos, somos soldados de FAR y Montoneros"), que limitó la inserción del incipiente movimiento LGBT argentino, en el proceso de cambio que abrió la presidencia de Cámpora.